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INTERNACIONAL

Atentado contra Trump: quién es Ryan Wesley Routh y por qué se habla de la pista ucraniana

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El hombre, identificado como Ryan Wesley Routh, tiene 58 años, es originario de Carolina del Norte y techador de profesión. En 2016 votó por Trump. Tiene un largo historial con la policía.El domingo habría intentado asesinar al ex presidente mientras éste jugaba al golf en Florida.

En las redes sociales se presenta como un firme defensor de la causa ucraniana. “Estoy dispuesto a luchar y morir por Ucrania”, escribió en redes sociales poco después de la invasión rusa en 2022.

Sin formación militar, viajó a Ucrania e intentó reclutar a voluntarios para luchar contra el ejército ruso.

La pista ucraniana

Este último dato es relevante porque Ucrania aora temen que Rusia intente difundir desinformación culpando a Kiev por el aparente intento de asesinato del ex presidente estadounidense, dijo en Telegram el jefe del Centro para Combatir la Desinformación del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, Andriy Kovalenko.

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Rafael Barros, agente especial del Servicio Secreto de los Estados Unidos, habló sobre lo sucedido en una conferencia de prensa.

«Rusia está utilizando otro atentado contra la vida de Trump contra Ucrania en los medios de comunicación. Los medios de comunicación llamaron la atención sobre el hecho de que (Ryan])Routh; apoyó a Ucrania…

«Además, está asociado con una organización que participaba en el suministro de armas a Ucrania y Taiwán. Este incidente ya se está convirtiendo en un tema de propaganda rusa.

«En el futuro, el enemigo lanzará una serie de teorías de conspiración sobre la ‘senda ucraniana’. Por supuesto, todo esto es mentira, pero la confrontación informativa es un componente de la guerra», afirma.

Un largo historial con la policía

El hombre tiene un largo historial con la policía estadounidense que se remonta a los años 90 por posesión de estupefacientes, conducción sin permiso y problemas fiscales. En 2002, se atrincheró en una tienda con un arma automática.

Según fuentes de CBS, Ryan Routh fue acusado y condenado por numerosos delitos graves en el condado de Guilford en Carolina del Norte entre 2002 y 2010.

Otros delitos incluyen portar un arma oculta, resistirse al arresto por parte de un oficial de policía, posesión de propiedad robada y atropellar y darse a la fuga con un vehículo de motor.

Ryan W. Routh está siendo interrogado por el FBI “por intento de asesinato”. Foto: Reuters

Actualmente está siendo interrogado por el FBI “por intento de asesinato”, la policía busca aclarar su perfil político bastante confuso en estos momentos. Paradójicamente, Routh parece haber apoyado a Trump en 2016 antes de votar a Biden en 2020.

Detenido gracias a la identificación de su auto

Mientras Donald Trump se encontraba en su club de golf en West Palm Beach, en el Estado de Florida, los servicios secretos abrieron fuego contra un arbusto, a unos 400 o 500 metros de Donald Trump. Un agente había visto que desde ese arbusto salía un cañón de rifle.

El individuo se dio a la fuga y los agentes encontraron entre la maleza, un fusil de asalto AK-47, dos mochilas y material de grabación de video.

Por suerte, pudimos localizarlo gracias al testimonio de una persona que lo vio salir del arbusto y meterse en un coche. “Vi a un hombre salir corriendo de los arbustos. Saltó a un Nissan negro y tomé una foto de un vehículo y la placa”, dijo el testigo, según explicó el sheriff del condado de Palm Beach, Ric Bradshaw, en una rueda de prensa. Poco después de la identificación de su auto, Routh fue detenido en la autopista.

Es la segunda vez que Donald Trump es víctima de un intento de asesinato. Hace dos meses, fue disparado en la oreja durante un mitin en la localidad de Butler, en Pensilvania, uno de los estados clave de las elecciones de noviembre.

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INTERNACIONAL

Un pan por persona, poco arroz y ni rastros de aceite y café: la crisis económica y social se agudiza en Cuba

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«Hay que decir la verdad, como dura que sea: esto está mal», dice la cubana Linorka Montenegro, al salir de una bodega distribuidora de alimentos subsidiados en una bulliciosa calle de la Habana Vieja.

La profunda crisis que enfrenta la isla comunista asfixia la capacidad del gobierno para abastecer los alimentos subvencionados que la población recibe desde hace seis décadas. Ahora el pan es más pequeño, el arroz llega a cuentagotas, y productos como el aceite o el café brillan por su ausencia.

La semana pasada, un barco esperaba sin poder bajar su valiosa carga de trigo en el puerto de La Habana por falta de «financiamiento» para saldar la mercancía, reveló a la televisión estatal el ministerio de Industria Alimentaria.

La isla necesita 3.000 toneladas mensuales de trigo para mantener la producción del pan racionado, pero en julio y agosto solo pudo adquirir 1.000 toneladas y en septiembre contaba con 600, según la dependencia.

Como resultado, esta cartera anunció que reduciría de manera temporal el tamaño del pan subsidiado de 80 a 60 gramos.

«Siete panes»

Rosalía Terrero, una mujer de 57 años que trabaja en una de estas bodegas lo vive en carne propia: «A mí me tocan siete panes» al día, uno por cada integrante de la familia. «Mis nietos prácticamente se los comen todos», comenta resignada al salir de un expendio en Centro Habana.

Lamenta que las personas de la tercera edad sean las que más lo sufren con pensiones muy bajas «porque les dan uno solo, es muy chiquito, no les llena» el estómago, señala.

La situación no mejora para otros productos esenciales. Barcos llenos de arroz y sal también se encontraban a principios de septiembre detenidos en los puertos de La Habana y Santiago de Cuba (este), esperando el pago.

La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, advirtió entonces que este mes no habría, «como no hubo en agosto, aceite ni café». Foto AFP

La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, advirtió entonces que este mes no habría, «como no hubo en agosto, aceite ni café».

Mientras, Linorka Montenegro, de 55 años, con cuatro hijos y cinco nietos, acude a recoger lo poco que ha llegado. Recibió cinco libras de arroz y dos de azúcar, solo una parte de la ración mensual que le toca a través de la libreta de abastecimiento, con la que cada cubano accede a una canasta reducida de productos subsidiados.

«El frío (refrigerador) mío está vacío, no hay nada», confiesa tras hacer la fila.

Cuba atraviesa su peor crisis desde la década de 1990, marcada por la escasez además de medicamentos y combustibles, junto con apagones constantes. Todo esto, en medio de una inflación disparada, depreciación de la moneda, una fuerte caída de la producción agrícola y mayor desigualdad social.

La población ahora está obligada a pagar precios mucho más altos para obtener estos alimentos en tiendas privadas, autorizadas apenas hace tres años, o en establecimientos estatales que solo aceptan moneda extranjera, mientras el salario promedio es de 5.000 pesos, equivalentes a unos 42 dólares.

El canciller Bruno Rodríguez atribuyó esta situación en gran medida al embargo estadounidense vigente desde 1962 y lo contabilizó en pérdidas en un año por más de 5.000 millones de dólares para su país.

«El bloqueo se evidencia como nunca antes en carencias que enfrenta la población», dijo la semana pasada Rodríguez, admitiendo también las dificultades del gobierno.

La población ahora está obligada a pagar precios mucho más altos para obtener estos alimentos en tiendas privadas. Foto AFPLa población ahora está obligada a pagar precios mucho más altos para obtener estos alimentos en tiendas privadas. Foto AFP

«Es verdad que los últimos meses no hemos cumplido puntualmente la distribución» de alimentos, dijo el jefe de la diplomacia, que ubicó el costo anual de esta comida subsidiada en aproximadamente 1.600 millones de dólares, «equivalente a cuatro meses de bloqueo», señaló.

Emilio Cedeño, un zapatero jubilado de 88 años, es otro de los que sufre la crisis. «Los americanos no dejan entrar nada aquí (…) y nosotros somos los que pagamos las consecuencias», se queja tras conseguir su pan diario y de su familia.

Washington permite desde 2000 la exportación de alimentos a la isla, pero Cuba debe pagar por adelantado y al contando, condiciones que cumple con dificultad.

Esta depresión se desató con el endurecimiento del embargo durante la administración del Donald Trump (2017-2021), una política que su sucesor Joe Biden mantuvo en gran parte, pero también es resultado de las debilidades estructurales de la economía planificada de la isla.

El canciller reconoce equivocaciones del gobierno, pero considera que «esos errores son involuntarios» y «duelen», mientras el embargo de Washington «es deliberado» y «un plan» que provoca «dolor y daño humanitario», señala.

Ante estas penurias «el cubano se mantiene bravo desde que se levanta hasta que se acuesta» porque hay quienes se van a la cama «sin comer nada, con agua con azúcar si la tienen«, sostiene Rosalía Terrero, antes de volver a la bodega casi vacía donde trabaja.

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