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POLITICA

El PBI cayó 3,4% en los primeros seis meses del año: el Gobierno espera un crecimiento del 5% en 2025

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El Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina registró una caída del 1,7% en el segundo trimestre de 2024, acumulando una contracción del 3,4% en el primer semestre del año, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). Este descenso marca el tercer trimestre consecutivo de baja, reflejando un contexto económico complicado, con sectores clave en retroceso y una demanda interna debilitada.

En términos interanuales, la caída del PBI se atribuye principalmente a una reducción del 22,5% en las importaciones y un aumento del 31,4% en las exportaciones. En cuanto a la demanda interna, el consumo privado y público también registraron bajas, con un descenso del 4,1% y 1,1%, respectivamente. La Formación Bruta de Capital Fijo, indicador clave de la inversión, presentó una caída significativa del 9,1% en el trimestre.

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Entre los sectores más afectados, la construcción cayó un 22,2%, la industria manufacturera un 17,4%, y el comercio mayorista y minorista un 15,7%. En contraste, el sector de la agricultura mostró un crecimiento notable del 81,2%, destacándose como uno de los pocos sectores en alza. Sin embargo, la debilidad de otros sectores clave profundizó la recesión económica.

El informe del INDEC también señala que la actividad económica en general sigue en baja, con la industria manufacturera acumulando una contracción del 14,6% en lo que va del año y la construcción registrando una caída del 30,9% en los primeros siete meses de 2024 en comparación con el mismo período de 2023.

A pesar de este panorama, el Gobierno proyecta un crecimiento del 5% del PBI para 2025, según el proyecto de Presupuesto presentado por el presidente Javier Milei en el Congreso.

POLITICA

La diplomacia silenciosa de Omán

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Cabe destacar que el sultanato ha ganado un reconocimiento significativo en el escenario internacional debido a su papel como mediador en los conflictos regionales. A diferencia de otros países del golfo, como Kuwait o Qatar, Omán ha mantenido una postura neutral, evitando alinearse con bloques rivales. Esta posición le ha permitido actuar como un interlocutor confiable entre naciones en conflicto.

Omán es uno de los mejores ejemplos a nivel mundial de lo que se conoce como diplomacia silenciosa, un tipo de diplomacia donde las negociaciones se llevan a cabo discretamente, sin la exposición pública que podría generar presiones externas. Este enfoque ha sido clave en facilitar diálogos cruciales, como el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las potencias mundiales. Gracias a su política exterior de no intervención, Omán ha contribuido de manera decisiva a la paz y estabilidad regionales, consolidándose como un actor clave en la mediación de conflictos.

Ubicado estratégicamente en la península arábiga, con costas sobre el mar Arábigo y el estrecho de Ormuz, Omán ha tenido una posición histórica clave en las rutas comerciales entre Asia, África y el golfo Pérsico. Esta localización geográfica ha permitido que Omán desarrolle una larga tradición de comercio y diplomacia, interactuando con diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de los tiempos. Desde el siglo XVII, Omán fue un importante imperio marítimo, controlando territorios en la costa este de África y el golfo, lo que le permitió cultivar relaciones diplomáticas diversas.

El liderazgo del sultán Qaboos bin Said, quien gobernó Omán desde 1970 hasta su fallecimiento en 2020, fue fundamental para la modernización del país y el desarrollo de una política exterior basada en la neutralidad y la mediación. Bajo su mandato, Omán se transformó de un país relativamente aislado a una nación activa en la escena internacional. Qaboos supo aprovechar la ubicación estratégica de Omán para mantener relaciones diplomáticas con potencias occidentales, países árabes e Irán, contribuyendo así a la estabilidad regional mediante la diplomacia silenciosa. Esta tradición diplomática ha dejado un legado profundo en la política exterior del sultanato, que sigue siendo reconocida por su enfoque pacífico y neutral en los asuntos internacionales.


El sultán Qaboos bin Said.

Omán ha jugado un papel clave como mediador en diversos conflictos regionales, consolidándose como un pacificador confiable en Oriente Medio. Un ejemplo destacado es su intervención en las negociaciones que llevaron al acuerdo nuclear con Irán en 2015. Omán sirvió de canal de comunicación entre Irán y Estados Unidos, facilitando diálogos secretos que allanaron el camino para las conversaciones oficiales. La neutralidad de Omán, junto con su capacidad para mantener relaciones equilibradas con Irán y evitar alinearse abiertamente con bloques rivales, lo convirtieron en el mediador ideal en este escenario geopolítico tan complejo.

Otro ejemplo es su papel en las conversaciones entre Arabia Saudita y Yemen durante el conflicto que ha devastado a este último país. Omán ha mantenido una política de no intervención en la guerra civil yemení, ofreciendo su territorio como espacio para las negociaciones entre las partes enfrentadas. Esta postura ha permitido a Omán mantener relaciones cordiales tanto con Arabia Saudita, que lidera la coalición árabe en el conflicto, como con los hutíes, apoyados por Irán, consolidándose como un interlocutor confiable y neutral.

Este enfoque diplomático ha sido posible gracias a las relaciones históricas de Omán con los principales actores de la región, como Irán, con quien mantiene fuertes lazos culturales y diplomáticos; Estados Unidos, un aliado clave con quien ha mantenido una colaboración discreta pero constante; y Arabia Saudita, con quien comparte intereses comunes en la estabilidad regional. La capacidad de Omán para navegar en una región marcada por tensiones ha sido fundamental para su rol de mediador en los conflictos regionales.


Badr bin Hamad Al Busaidi.

Los discursos de las autoridades omaníes se han enfocado en mantener su papel como mediador. Un ejemplo de ello fue el discurso del ministro de Relaciones Exteriores de Omán, Badr bin Hamad Al Busaidi, en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2023, donde afirmó que el país sigue comprometido con el diálogo como principio fundamental para la resolución de conflictos. La neutralidad y el enfoque pacificador de Omán, hoy bajo el mando del sultan Haitham bin Tariq Al Said, han sido esenciales para promover la paz, tanto a nivel regional como internacional. Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, también ha reconocido el papel de Omán, describiéndolo como un mediador confiable, destacando su intervención en los esfuerzos de paz en Yemen, apreciados por la comunidad internacional.

Esto demuestra que Omán es un actor confiable en la escena internacional, siempre comprometido con la paz. En el futuro, su rol como mediador podría expandirse más allá de los conflictos regionales, participando en negociaciones internacionales de mayor escala, siempre y cuando logre mantener su credibilidad y neutralidad. Su contribución a las iniciativas globales de paz lo perfila como un país con un potencial aún mayor en la diplomacia internacional, gracias a su enfoque pragmático y discreto en la resolución de conflictos. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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