Los ruidos desde España llegaron esta semana a Casa Rosada. Roberto Bosh, a cargo de la embajada argentina en España, enfrenta una crisis política en el Gobierno Nacional, luego que se conocieran conflictos laborales y decisiones controvertidas tomadas desde la capital de España.

Según dio a conocer Letra P esta semana, los problemas principales se originaron en la residencia oficial, donde empleados locales han denunciado a la esposa del embajador por maltratos constantes. Esta situación ha llevado a la renuncia de personal clave y ha dado lugar a demandas contra el Estado argentino.

Bosh, quien fue el número dos de Ricardo Alfonsín durante el gobierno del Frente de Todos, ha sido criticado por la administración libertaria, que lo considera uno de los peores embajadores desde la restauración de la democracia. A cargo de la sede diplomática en Madrid, cerca del Presidente Milei aún recuerdan que fue él quien comunicó al gobierno español que la visita de libertario a Europa para asistir a un congreso del partido de ultraderecha Vox era de carácter privado, lo que generó un conflicto bilateral aún sin resolver.

Pero las señales de alerta no sólo llegaron por ese frente. Uno de los casos más notorios es la renuncia de la cocinera Sonia Santos Guerrero, quien había estado en la embajada desde 2015 sin problemas con embajadores anteriores. Sin embargo, tras la llegada de Bosh y su esposa, decidió dejar su puesto, denunciando haber sido víctima de maltratos. Esta renuncia marcó el comienzo de una serie de conflictos laborales que hoy siguen por canales judiciales.

Otra renuncia significativa fue la de Carmen, encargada de la limpieza durante más de 20 años. Se alega que fue contratada como falsa autónoma, y ha iniciado una demanda que podría costarle a Argentina cerca de 100 mil euros. La embajada no se presentó a la conciliación laboral, complicando aún más la situación.

Aparte de los conflictos laborales, la embajada ha visto un aumento excesivo de su personal local, mayoritariamente contratado por vínculos políticos, según fuentes cercanas a estas contrataciones.

A pesar del cambio de gobierno en Argentina con la llegada de Javier Milei, quien implementa recortes severos en el gasto público, la dotación de personal de la embajada ha crecido a 33 personas, muchas de ellas vinculadas al kirchnerismo.

Un caso controvertido es el del ultracristinista Carlos Bettini, embajador durante 12 años, quien renunció tras un acuerdo con Bosh que le permitió cobrar su sueldo durante tres meses sin presentarse en la embajada. Este pacto incluía la permanencia de varios empleados cercanos a Bettini, como Angie Vaca Narvaja y Alejandra de Vicenti, ambas asociadas al kirchnerismo en Madrid.

En el ámbito del comercio exterior, la gestión de Bosh ha sido criticada debido a la disminución de las exportaciones argentinas hacia España. Durante el primer semestre de 2024, estas cayeron un 9,2% en comparación con el mismo período del año anterior. Empresarios argentinos en España también han expresado su descontento, denunciando la falta de apoyo de la embajada.

La percepción de Bosh entre los diplomáticos en Madrid es negativa; lo describen como “una persona soberbia y poco carismática” que evita participar en eventos diplomáticos organizados por otras embajadas. Estas tensiones han deteriorado aún más las relaciones entre Argentina y España, especialmente en el contexto de la polémica sobre el carácter oficial del viaje de Javier Milei en 2024.

La crisis en la embajada argentina no solo perjudica la imagen del país en el extranjero, sino que también genera un alto costo económico, superando los 270 mil euros mensuales en salarios y gastos administrativos, en el marco del ajuste “más grande de la historia de la humanidad”, como lo ha señalado Milei respecto a las medidas que está implementando en Argentina.