Cristina Elisabet Kirchner abrió el despacho que tiene en el Instituto Patria y se reencontró con su antiguo funcionario. Lo miró fijo y luego de abrazarlo, le soltó: «Fuiste el mejor Jefe de Gabinete que tuve».

El siempre poblado bigote de Aníbal Domingo Fernández no pudo ocultar su sonrisa de oreja a oreja y tras la emoción, se ubicó en una silla, de la que no se movió por 3 horas. Quien llevó al ex poli-funcionario kirchnerista de regreso al redil fue Gustavo Menéndez, jefe político del distrito de Merlo y uno de los hombres de confianza de la ex Presidenta y de su hijo Máximo. La cercanía entre Menéndez y Aníbal F. es porque ambos son interventores del PJ de Jujuy. Y el merlense fue uno de los que empujó a CFK para que juegue por la presidencial del PJ nacional.

“Son dos personas que se quieren”, dijo uno de los habitantes del búnker K que supieron del encuentro entre Cristina y Aníbal, donde la exmandataria propinó el piropo sobre su «jefe de Gabinete preferido», lo que significa un claro demérito para Alberto Fernández, Juan Manuel Abal Medina y el inefable Jorge «Coqui» Capitanich.

En la cita de reconciliación, CFK le reconoció que había sido leal y «uno de los grandes amigos de Néstor», en otro obvio dardo al devaluado Alberto F.

Cristina está en una etapa de desenojos políticos similar al que encaró en 2019, cuando indultó a Alberto Fernández y lo postuló para encabezar la fórmula del Frente de Todos. Pero esa táctica aún no alcanza a su hijo putativo Axel Kicillof. «No puede haber una cumbre entre Cristina y Axel, una cumbre es entre gente importante y que son pares», desdeñó en las últimas horas una de las espadas políticas cristinistas.

Es que la ex jefa de Estado está en modo «Jefa de La Cámpora más que nunca», según reconoció, resignado, uno de los más importantes intendentes del conurbano que bregaba por una pax entre Cristina y Kicillof. Ese dirigente escuchó, en el despacho de Máximo Kirchner en el Congreso, que Cristina siempre fue «el escudo de Axel» y que ella impuso la candidatura del economista de TNT en la provincia de Buenos Aires, cuando era diputado por la Ciudad de Buenos Aires.

«Nunca un gobernador tuvo un flujo de fondos como el que recibió Kicillof en los cuatro años de gobierno del Frente de Todos. Y no fue por Alberto Ángel Fernández, precisamente, sino por Cristina que lo exigió», es una de las espinas que tiene clavada la ex Presidenta, fogoneada en ese ímpetu por su hijo. Rencor, mi viejo rencor…

En todo el camino de unir las piezas desordenadas del peronismo quien está jugando un papel relevante es la Iglesia argentina, que reporta sin dobleces al Papa Francisco. Los nombres y los datos son claros: el viernes último, el obispo de Avellaneda-Lanús, Marcelo Maxi Margni, se reunió con Kicillof para hablar de la agenda social. Margni es titular de Cáritas de la provincia de Buenos Aires y es amigo de monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes y presidente de Cáritas nacional, quien habla en sus sermones de la necesidad de derribar muros y construir puentes.

Todo esto es monitoreado por monseñor Oscar Ojea, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, quien habló con Kicillof para que se calmen las aguas en el campamento peronista.

Cristina Kirchner tuvo su visita, varios días atrás, al padre «Tano» Angelotti en La Matanza, quien no dejó de conversar con otros referentes del peronismo tras el barullo que significó el paso de la ex Presidenta por ese populoso distrito.

Otro cura «villero» con rol en esta tenida es el Padre Pepe Di Paola. El hombre de paso relevante en la difícil Villa La Cárcova abogó por un encuentro en la provincia de Córdoba, donde se proyectó una película del padre Mugica. Allí, algunos quieren que no todas las opciones sean de un peronismo anti K (como del schiarettismo) y que haya instancias de diálogo superadoras.

Pero quien acapara miradas es un cura que tiene un rol destacado en la Pastoral Social y que tiene una silla muy política en el Consejo Económico y Social de la Ciudad de Buenos Aires, que preside el radical Claudio Presman y donde también tallan los gremialistas Víctor Santa María y Gerardo Martínez. Se trata del padre Carlos Accaputo, un curtido sacerdote que tuvo un rol relevante en la reciente visita de la CGT al Papa en Roma.

También fue clave en la jugada de la conducción de la CGT de apoyo a Axel Kicillof: el viaje en auto juntos entre Héctor Daer y Carlos Accaputo terminó de amasar algunos de los sucesos de las últimas semanas peronistas. Recen por mí…

En tanto, en la última semana se aceitaron conversaciones entre el PRO y la Libertad Avanza con miras a las elecciones parlamentarias del año próximo. En ambas fuerzas reconocen que ir separados en la pelea electoral por venir no solo sería un error político, sino que esa actitud sería condenado por sus votantes.

Los interlocutores del lado del histórico partido porteño son Cristian Ritondo, Jorge Macri y Diego Santilli -además de Mauricio Macri- mientras que Karina Milei y Santiago Caputo son los que tienen la manija en el libertarismo. No debe desdeñarse allí el rol de la ministra Sandra Pettovello, quien habla fluidamente con el ex presidente Macri.

En el macrismo porteño ya se habla de María Eugenia Vidal y Waldo Wolff como los postulantes por CABA mientras que Santilli es el nombre para PBA. Nadie debería descartar que Mauricio Macri compita por la Senaduría, más con la pelea a cielo abierto que mantiene con la hoy ministra Patricia Bullrich.

Mientras le prenden velas a que las encuestas muestren una mejora en la performance de Jorge Macri y su gestión en la Ciudad, en el macrismo se conforman con poco y es que alguien del «triángulo de hierro» mileísta se haga presente en la reunión de los lunes, donde van los diputados del PRO y de las fuerzas aliadas.

Es que esa cita en la Casa Rosada no cuenta con funcionarios que tomen decisiones y no posen solo para las fotos, como el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, o los leales Lisandro Catalán y José Rolandi. Las fuerzas del cielo…