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POLITICA

El fuerte cruce entre Juan Grabois y el youtuber libertario Fran Fijap por la toma de universidades: “Dejate de joder”

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El dirigente social Juan Grabois se cruzó en duros términos con el youtuber libertario Franco Antunes, también conocido como Fran Fijap, a raíz del conflicto desatado en torno al financiamiento de las universidades públicas y las tomas que continúan en distintas casas de estudios de todo el país. Mientras que el referente de MTE le recriminó al influencer que la violencia se genera como resultado de las declaraciones de algunos funcionarios, este le recordó el ataque que recibió durante la marcha en rechazo al veto presidencial.

El intercambio ocurrió el miércoles por la noche en el marco de un debate televisivo organizado en la señal TN entre jóvenes representantes de distintas agrupaciones estudiantiles, divididos entre quienes estaban a favor y en contra de continuar con las medidas de fuerza en los establecimientos educativos.

En determinado momento, Grabois tomó la palabra y habló sobre los hechos de violencia ocurridos en las últimas horas entre alumnos de las universidades. “El joven piensa que lo querían matar”, planteó en referencia a Fijap y siguió: “Yo pienso que nadie lo quería matar, como tampoco creo que a mí me querían matar (por el escrache en Ezeiza). Pienso que hay mucha bronca”.

La discusión entre Grabois y pasajeros en Ezeiza

Grabois, en Ezeiza

“Pero si [Patricia] Bullrich sale a decir que están preparando bombas molotov, y [Guillermo] Francos a decir que así empiezan los actos guerrilleros, lógicamente, del otro lado hay gente que empieza con una paranoia, creyendo que el de al lado le quiere meter un facazo”, consideró el exprecandidato a presidente de Unión por la Patria.

Enseguida, Fijap lo interrumpió: “Pueden buscar en los videos y ver cuando todos gritaban ‘hay que matarlo, hay que matarlo, es de Milei’”. “La violencia la generó tu gobierno, que liberó violadores en la pandemia. ¡Dejate de joder, es gravísimo! No fueron unos dichos”, le respondió alzando la voz.

Calmado, Grabois le contestó: “Entiendo que estás haciendo carrera y necesitás hacerte conocido, me parece una aspiración válida, pero no me interrumpas, porque es una forma de generar violencia”. “Yo no quiero estar en el Estado”, aseguró el influencer y arremetió: “Estás mintiendo. Sos un mentiroso. Te hacés el intelectual, pero estuviste en un gobierno de corruptos y ladrones”.

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Se fue escoltado: un tuitero libertario insultó por redes, fue al Congreso y terminó agredido

No poder sostener un debate sin insultar ni adjetivar demuestra una debilidad intelectual muy grande, no te hace bien a vos en tu carrera. Estás mezclando a los violadores de la pandemia con el conflicto universitario, no tiene ni ton ni son”, marcó Grabois y añadió: “Sé cuál es tu rol, pero la honestidad intelectual es muy importante. La pobreza existe desde hace mucho tiempo”.

“La realidad es que hubo un aumento del 12% en la pobreza”, insistió Grabois. “Existen problemas previos que se están agravando. Si yo vengo acá en 6 meses y veo que la pobreza bajó 12 puntos, voy a estar muy contento y agradecido con el trabajo que hizo el Gobierno”, aseguró.

En cambio, Fijap marcó todo lo contrario: “La pobreza está bajando y vos vas a ser libertario. Milei va a sacar a la Argentina adelante y vamos a ser potencia. El tema es que están los golpistas de tu parte que viven generando quilombo”.

POLITICA

De los trabajadores y los oprimidos a la lucha de los célibes involuntarios

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Parece mentira. Podría serlo. Quizá resulta una de tantas exageraciones de sociología inmediata. O de una operación de marketing para explicar lo inexplicable (suele ocurrir). ¿Una broma? Tal vez. ¿Un hecho rigurosamente incierto? Es probable. Como fuera, cada vez suena más fuerte el término “incels” para clasificar a un nuevo sujeto social y político de germinación perenne en los últimos años. Como alguna vez lo fue el trabajador (en el caso del peronismo), los oprimidos (en el caso de la izquierda), ahora se revelan los “incels” como una comunidad capaz de definir elecciones, agruparse digitalmente y de captar la atención de politólogos, foros sociológicos, antropólogos y, por supuesto, facciones políticas.

Con fascinación algo morbosa, algunas interpretaciones hablan de que los “incels” agrupan a trabajadores y oprimidos de toda clase social bajo una misma carencia o necesidad bastante extendida a nivel global. ¿Cuál? Pues… cómo decirlo… que no consiguen mantener relaciones sexuales. Un hecho absolutamente “extraordinario” puesto como antónimo directo de “poco convencional”. Una rareza social. El acrónimo “incels”, acuñado por una mujer canadiense en 1997, quiere decir “Involuntary Celibate” (Célibes Involuntarios). En efecto, quienes sufren esa privación lograron convertirse en el siglo XXl en una subjetivación social lo suficientemente potente como para elevar sus reclamos al nivel de la atención pública. Y como dice la famosa frase “donde hay una necesidad hay un derecho”, los “incels” alzaron su voz y consiguieron cierta relevancia en las bases de algunos partidos políticos como el ideario libertario. Aunque, hay que decirlo, ya son observados con interés por la vulgaridad de ese movimiento que hizo de la jactancia sexual algo doctrinario en los últimos tiempos. Ni en sus momentos más afiebrados J.G. Ballard hubiera imaginado una ficción distópica de este calibre. ¿Qué diría Ernesto Laclau en su teoría de los puntos de equivalencia, donde todos los reclamos pueden ser considerados iguales? No sabemos. Pero, el politólogo e investigador en la Universidad de Lisboa, Andrés Malamud, abordó la “lucha contra la opresión” de los “incels” en una entrevista:

“Muchos varones jóvenes heterosexuales se sentían cancelables. Pasaron a ser material descartable. Macho violador. Esto se ve en todos lados: en estudios en Corea del Sur hasta los Estados Unidos, pasando por Europa y América latina. Estos chicos aparecen sobre todo después de la cuarentena y la rebelión empieza en el mundo digital. Surgen tribus urbanas, los ‘incels’, los involuntariamente célibes, los chicos a los que las chicas no les dan bola: “virgos” diríamos hoy… Toda esa gente se rebela contra ese mundo que considera feminista y feminizado. El feminismo se transforma en el enemigo. Y tienen influencers que son profundamente misóginos, violentos y agresivos. Milei encarna muy bien ese espíritu y representa bien a esta gente”.

Por fuera de lo hilarante del tema, los “incels” suelen destacarse por el vómito diario de expresiones misóginas, hostilidades y la apología de la violencia hacia las mujeres en las redes sociales. Tienden a deshumanizar y responsabilizar a las mujeres y a los Estados por su fracaso por la falta de interacciones sexo-afectivas. Aunque, en verdad, el ente algorítmico de las redes sociales, que nadie sabe bien a qué ideología responde, sobre todo el de Tik Tok, promueve contenidos de modelos masculinos como los “sigma” (que se consideran demasiado inteligentes para el resto del mundo, especialmente para las mujeres) o los Alfa Male (el varón que se realiza a sí mismo solo a través del dinero) y el “hombre de alto valor”, que alimenta la fantasía de lo que se supone que las mujeres buscan. Todas estas categorías, muy típicas de la producción arbitraria cultural norteamericana, de alguna manera pueden desembocar en el movimiento “incels”. Consultada, una alta fuente de la Universidad de Ciencias Sociales de la UBA, recordó un posteo irónico sobre el tema: “Soy libertario, el único derecho que me tiene que garantizar el Estado es el de tener novia”.

Pero los “incels” no nacieron de un repollo. Las políticas de género aparecen siempre mencionadas en singular. Direccionadas solo a las mujeres, porque son las que sufren la violencia de género. No obstante, los “hombres cis”, señalados como privilegiados históricos, quedaron apartados de la discusión, mientras observaban cómo los códigos de la galantería eran insurreccionales, quedaban expuestos al señalamiento constante y a muchos prejuicios. El contexto empezó a aplastar y despersonalizar a un espectro amplio de varones jóvenes (y no tanto). Los que saben del tema no descartan que el uso y estatización de estas cuestiones ahondaron la frustración, el resentimiento, la posterior reivindicación y el reclamo. Tesis, antítesis y síntesis: o sea, un duro revanchismo de los “incels” contra el Estado y sus políticas de género. Hace poco, una conspicua usuaria de la red social X, autodefinida como “Kircha” y exempleada del Ministerio de la Mujer, escribió una crónica personal en la que detalló cómo había logrado humillar a un militante libertario de 28 años luego de montar una especie de performance afectiva para engañarlo. Y escribió: “Para sorpresa de nadie, claro: los incels son más que un estereotipo. Son el símbolo de una generación que está padeciendo recesión sexual, que no sabe cómo empezar una conversación para c…”. La persona aludida, profundamente dolida, decidió abandonar las redes sociales donde, hay que decirlo, ya había abusado previamente de su comportamiento insensible y agresivo.

El desprecio, la degradación y el microabuso de poder son múltiples formas de violencia desde tiempos inmemoriales. Y, cabe aclarar, no tienen género ni edad. Estas conductas solo expanden más sufrimiento humano en todos las direcciones: mujeres tradicionales o progresistas, varones cis o no cis, incels o no incels.

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