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SOCIEDAD

Así lo cuenta el cine

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Los conflictos educativos están muy presentes en el cine. “El suplente”, película de 2022 de Diego Lerman, cuenta cómo la situación social atraviesa la tarea del docente en una escuela secundaria del conurbano. Un profesor de literatura llega por un tiempo al colegio. Al principio sólo ve apatía. Luego su trabajo se ve atravesado por el narcotráfico que es fuente de preocupación en la zona -en especial para Dilan, amenazado- pero también de fábulas para sus estudiantes. Y plantea, además, los usos no curriculares de saberes como la literatura.

Respecto de la desigualdad en la educación llama la atención por su potencia “Una flor en el barro”, filme del año pasado dirigido por Nicolás Tuozzo con los protagónicos de Nicolás Francella como el maestro Francisco Cardoso y de Lola Carelli en el rol de Sofía, una niña con un don especial para las matemáticas en una escuela de un barrio popular. El docente intentará que las condiciones sociales de la alumna no impidan su crecimiento intelectual, una carrera que tropieza con todos los obstáculos.

Pero no sólo en Argentina se cuecen habas. “Sala de profesores”, película alemana con dirección de İlker Çatak, narra la experiencia de una profesora novel en un colegio secundario. Allí se produce una serie de robos y todas las miradas caen sobre un joven de origen inmigrante. La profesora tiene otras sospechas y no duda en enfrentarse a los prejuicios.

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SOCIEDAD

“Necesitamos empatía del Gobierno”: los productores piden una baja urgente de las retenciones ante el temor a quebrantos

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Las lluvias de octubre y noviembre último, sin duda, transformaron las perspectivas para la campaña 2024/2025, tanto en los cultivos de trigo como en los de soja y maíz. Sin embargo, a pesar de que el clima favoreció la producción, la caída de los precios internacionales empeoraron aún más los márgenes de los productores, que dependen de rendimientos “excelentes” para tener alguna rentabilidad. En muchos casos, especialmente para quienes trabajan tierras arrendadas, los resultados pueden ser negativos.

Así lo advirtieron varios productores que dialogaron con LA NACION. Señalaron que, si no hay una muy buena cosecha, tendrán que reducir sus unidades productivas o reestructurar sus empresas. En este contexto, el consenso entre los productores es claro: es urgente que el Gobierno implemente un plan de reducción de retenciones y la reducción de la presión fiscal.

Gustavo Sutter Schneider, productor de la zona de Rosario, señaló: “Los productores vamos a tener algo de rentabilidad o un quebranto pequeño siempre y cuando el clima acompañe y logremos una excelente cosecha”. Según Sutter Schneider, para alcanzar ese escenario es indispensable obtener rindes excepcionales, con alrededor de 10.000 kilos de maíz y 4000 kilos de soja por hectárea. De lo contrario, el margen de rentabilidad sería nulo o negativo, llevando a muchos productores a pérdidas.

“En mi caso, los márgenes son tan acotados que, si no tengo una buena cosecha, tendré que reestructurar mi empresa y evaluar si podré seguir alquilando la misma cantidad de tierras o si tendré que disminuir. Posiblemente tenga que achicarme”, alertó. Para el productor, no es posible sostener la producción sin una reducción de las retenciones y un alivio en la carga fiscal. “El Gobierno logra superávit a costa del sector agropecuario, pero eso significa la pérdida de productores y unidades productivas”.

Subrayó que los costos de comercialización, fletes, servicios y gastos fijos siguen en aumento, lo que agrava aún más la situación. “Si no hay una baja en las retenciones, no será una situación agradable”, afirmó. Actualmente los derechos de exportación a la soja alcanzan el 33%; para el maíz y el trigo el 12% y para el girasol el 7%.

Hernán Siniza: «Necesitamos empatía del Gobierno y un plan de reducción» de las retenciones

Sobre la evolución de los cultivos en la zona agrícola núcleo, el productor destacó que la implantación de los maíces de primera ha sido normal y su estado es “muy bueno”. Sin embargo, el rendimiento dependerá de lo que ocurra con las lluvias en las próximas semanas. “Lo que pase de aquí en adelante será definitorio para tener una cosecha muy buena o aceptable”, explicó. Por su parte, la soja de primera siembra está prácticamente sembrada en su totalidad, mientras que la implantación de la de segunda avanza.

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La situación no es distinta para Jorge Perrota, productor en el norte bonaerense, principalmente en Pergamino. “Los precios de los granos están a la baja, mientras que los costos en general han subido mucho. Aunque algunos insumos como los fertilizantes muestran una tendencia a la baja, los sueldos, los impuestos y los combustibles siguen aumentando”, explicó Perrota. A esto se suma la ausencia de un programa del Gobierno para reducir las retenciones. “Es lamentable porque las decisiones tecnológicas se están tomando ahora, y hoy los márgenes son muy ajustados”, dijo.

Hay más de un 40% de chances de lluvias normales sobre gran parte de la región pampeana para diciembre, enero y febrero Collage

El productor expresó que la rentabilidad total sobre el capital invertido, incluida la tierra, oscila entre el 1% y el 3% en campos arrendados, siempre que se logren cosechas excelentes. Esto implica rindes de 9000 a 10.000 kilos por hectárea para maíz, 3500 a 4000 kilos para soja, y 4000 a 5000 kilos para trigo.

En este marco, agregó que las napas bajas en el suelo representan un desafío importante para los cultivos, particularmente el maíz. “Las napas están muy abajo, lo que es una limitante grave porque dependemos exclusivamente de la lluvia. Campos que antes tenían las napas a un metro y medio ahora las tienen a cuatro. Otros que las tenían a tres metros ahora las tienen a seis, y en muchas zonas están a nueve metros”, alertó Perrota.

Respecto al clima, precisó que las lluvias recientes han sido justas, pero necesarias. “Hasta ahora la situación climática es buena. Los maíces tempranos están en muy buenas condiciones, y hay suficiente humedad para sembrar soja de segunda y maíces tardíos o de segunda sobre arveja”, indicó. Subrayó la importancia de que las lluvias sigan siendo frecuentes. “La tan temida Niña viene retrasada, pero seguimos dependiendo del clima porque estamos sin napas”, contó.

En la región de Colón, Hernán Siniza enfrenta una situación similar. Con márgenes ajustados y costos crecientes, ve difícil alcanzar rentabilidad este año. “En el contexto internacional, los precios están bajos, y encima tenemos que pagar retenciones. Necesitamos empatía del Gobierno y un plan de reducción”, dijo. Zinisi explicó que logra sobrellevar la situación combinando su actividad productiva con la prestación de servicios. “Saco de un lado y tapo el agujero del otro”, resumió.

La soja tributa 33% de retenciones

Lucas Drivet, subgerente de la Cooperativa Agrícola Limitada La Unión de Alfonso, advirtió sobre la compleja situación que atraviesan los productores. La combinación de alta presión fiscal, tasas de interés elevadas, ajustes en los precios de la energía y un tipo de cambio atrasado está afectando gravemente a los productores. “El incremento de los costos en pesos ha provocado que los ingresos de los productores se reduzcan considerablemente en términos relativos. Además, los precios internacionales de los granos, como soja, maíz, trigo y sorgo, han caído un 19% en dólares en promedio interanual, lo que significa que lo que vende el productor vale casi un 20% menos, mientras sus costos siguen subiendo”, afirma.

En este contexto, detalla que muchos de los productores no están pudiendo pagar las deudas que tienen con la cooperativa. “Más del 60% de los productores tuvieron que refinanciar insumos debido a las pérdidas de la campaña 2022/23 causadas por la sequía. Aunque este año estamos registrando récords de acopio de la campaña 2023/2024, la baja de los precios internacionales sigue limitando la capacidad de los productores para afrontar sus obligaciones contraídas”, explicó.

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Por otro lado, si bien Drivet explica que los insumos generalmente se ajustan a la baja cuando los precios internacionales de los granos caen, los productores que ya sembraron no se ven beneficiados por esa caída. Por ejemplo, quienes sembraron trigo lo hicieron con costos de urea de US$610 por t, costando hoy la urea US$540 por tn. “Para el trigo con un rendimiento de 50 quintales y un precio de US$195, considerando un alquiler de 16 quintales, el retorno es apenas del 2%. Es difícil lograr ese rendimiento”, subraya. Además, en el caso de la soja de primera, se requieren rendimientos de entre 37 y 38 quintales, con alquileres de hasta 17 quintales en algunas zonas, y para maíz de 80 quintales “Por eso la situación se complica cada vez más. Los productores que no se cubrieron con precios futuros enfrentan márgenes cada vez más ajustados, lo que hace muy difícil que puedan afrontar los altos costos de insumos y alquileres”, sostuvo.

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