Está en el Bellas Artes, no en el sector del museo sino en el espacio de la Asociación Amigos. Es un local, pero si bien funciona como tienda, es algo más: una exhibición artística. Es deco, aunque no solamente: entre muebles, lámparas y adornos hay, además, cuadernos, joyas, prendas de ropa de diseño. Hay curaduría y también creación.

Es que La Cûpula Concept Store –que presenta esta cápsula llamada Constelación– es un híbrido desde su mismísima concepción.

El emprendimiento de Anita Gil surgió a partir de la transformación e integración de sus intereses, inicialmente como periodista, luego como productora y fotógrafa especializada en interiorismo, hasta llegar a ser artista y curadora de objetos de diseño.

La Cûpula Concept Store es un peculiar espacio nómade que esta vez hace pie hasta el 18 de diciembre en la Asociación Amigos de Bellas Artes donde se puede contemplar la muestra y también comprar las piezas exhibidas que llevan firmas de los más interesantes, como Leticia Churba, Julián Bedel, Inés Bonadeo, Vero Santesteban, Ricardo Paz, entre otros talentosos creadores.

Hay hallazgos -actuales y de otras épocas-, algunos objetos fueron concebidos especialmente para esta oportunidad y hay un delicado ensamble de propuestas independientes diversas que, en esta constelación donde entran en sintonía unas con otras, adquieren un nuevo significado.

El criterio de curaduría de objetos de diseño que aplica Anita Gil no tiene que ver con un tema transversal, ni con una determinada época o corriente estilística, tampoco con la procedencia o características de las personas que concibieron esos elementos. El denominador común es un intangible que ella subraya como una filosofía ética y estética: la puesta en valor del tiempo de búsqueda y contemplación, el elogio a la serenidad y el silencio.

No hay una visual unificada pero sí cierta oda al minimalismo que se advierte en una paleta mayormente de tonos suaves, en texturas que se alejan de la perfección del pulido, que recorren las rugosidades y los pliegues y en formas que no van por lo estridente, tienden a las líneas redondeadas y orgánicas.

“Me gustan los huecos donde uno puede ver o no ver, jugar con lo cóncavo y lo convexo y entender el no mostrarlo todo como forma de lo bello”, dice acerca de su mirada curatorial en la que la apreciación del trabajo manual y creativo es eje. “Mis ganas de reivindicar el oficio, ya sea con madera, papel o textil, me llevó a convocar a distintas personas que les venía siguiendo el rastro para hacer esto juntos”, cuenta Anita al referirse al proceso creativo conjunto que encaró con algunos de los autores que exponen en Constelación.

Martín Bustamante es uno de ellos, con quien encararon la serie Antagónica, de utilitarios en madera y bronce. Junto a Still diseñó textiles con encajes paraguayos. Y en conjunto con Dolores Trull le dieron vida a MAAMM, con piezas hechas en bronce y en alpaca en distintos acabados, con perlas y trabajadas con la técnica de cera perdida para darle un aspecto más orgánico. Con Identidad Argentina trabajaron en telar manual unos mats de meditación de cien por ciento algodón y lana con costura sashiko También se asoció a Ceci Carozza, con quien llenó de luz una de sus esculturas de papel y la convirtió en lámpara.

Por otra parte, Anita seleccionó objetos que pertenecen a otras colecciones y se integraban perfectamente: algunas fragancias de Fueguia, el mobiliario de Mariano Ruffo y Taller posible, las joyas de Gabriela Horvat, prendas de Le Bonne, Manto y De Arrieta, cerámicas de Huella, los cuadernos de Parnthesis, el calzado de Jejo Rapetti, las obras de Vero Gardet, los libros de Malena Higashi y adornos de Papel Diamante.

Y el broche de oro: los hallazgos de clásicos emblemáticos como Alberto Churba, Rogelio Polesello, Eduardo Cebrejas, etc.

La experiencia Constelación –en su reunión de arte, diseño y artesanía- se propone entonces como híbrido entre galería de arte y tienda de museo. Se puede visitar hasta el 18 de diciembre de 12 a 20 en Av. Figueroa Alcorta 2270. “Tanto en mi arte como la Cûpula son mi manera de habitar este mundo”, concluye Anita Gil.