A fines de octubre, Valentina Cervantes (24) confirmó su separación del futbolista Enzo Fernández (23) tras seis años de amor y dos hijos, Olivia (4) y Benjamín (1). “Siempre vamos a ser familia y nos vamos a apoyar en todo. Yo sé la persona y el excelente padre que es Enzo, y el corazón que tiene, y con eso me basta. No quieran crear guerras donde no las hay”, fueron sus palabras en Instagram para echar por tierra los rumores de crisis previas o posibles infidelidades. Enseguida, ella hizo las valijas y, después de vivir tres años en Europa, regresó a la Argentina con ganas de reinventarse, volver a trabajar y dar vuelta la página sin rencor. “Necesito asentarme. Mis cosas están viniendo desde Londres. Tengo algunos muebles míos, como un maquillador, que Enzo no va a usar, el árbol de Navidad y las cosas de decoración que usaba con los chicos en Halloween y Pascua”, cuenta Valentina a ¡HOLA! Argentina después de una producción de fotos en el Hotel Emperador,. Si bien ya está instalada en un departamento en el Chateau Libertador, durante un tiempo vivió en la casa de su abuela, donde dormía en un colchón en el piso junto a su hija mayor, mientras el bebé usaba la cama matrimonial con Isabel, su niñera, que viajó desde Inglaterra. “No me agarro de nada material, me da lo mismo si duermo en una mansión o en un monoambiente. En eso, por suerte, nunca cambié”, dice la modelo e influencer, que sorprende por su entereza y calidez al hablar, y su empuje para rearmarse.

–¿Cómo se conocieron con Enzo?

–Nos conocíamos del barrio, los dos somos de San Martín, y por amigos en común. Enzo tenía 16 y yo, 17. La familia de él iba de vacaciones a Mar del Tuyú, ese verano yo también fui con mi mamá, y ahí lo terminé de conocer. Ese mismo año, en 2018, nos pusimos de novios. Enseguida, a los cuatro meses, nos fuimos a vivir juntos a un monoambiente en Villa Urquiza que le dio su representante.

–Alguna vez contaste que esos primeros años fueron difíciles, de mucho sacrificio…

–Cuando nos conocimos yo trabajaba en un local de empanadas y estudiaba Derecho; él estaba en las inferiores de River y después jugó en el equipo de reserva. Cuando nos mudamos juntos, cambié de trabajo a un call center cerca del Obelisco. Yo en ese momento ganaba más de lo que le daba su representante, gastábamos todo mi sueldo, no me quedaba nada para ahorrar. Y a los nueve meses quedé embarazada de Olivia, yo tenía 19 años. Seguí trabajando y estudiando, y el último examen que rendí fue en marzo de 2020, antes de la cuarentena y del nacimiento de Oli, que fue el 7 de mayo de 2020. Después, a Enzo lo llamaron de Defensa y Justicia y nos fuimos a vivir a Florencio Varela, y me fue imposible seguir con la carrera [llegó a completar dos años], tampoco podíamos pagarle a una niñera. Cuando volvió a River nos mudamos a Ezeiza y trabajé hasta que Oli tuvo un año y dos meses.

–¿Tenías a alguien de tu familia que te ayudara?

–Mi familia siempre estuvo para mí, hasta el día de hoy, no me puedo quejar. Pero tampoco estábamos cerca, de Ezeiza a San Martín hay bastante distancia y ellos también tienen su vida. Mi papá es camionero y hace viajes largos, y tengo otros dos hermanos más chicos que yo.

–En 2022 se mudaron a Portugal para que Enzo jugara en el Benfica. ¿Sufriste el desarraigo?

–Creo que lo que me ayudó mucho fue viajar con mi hija. Estar pendiente de ella me sirvió para mantenerme ocupada. Con el tiempo conocí gente, lugares y me acostumbré al idioma, pero sólo estuvimos ocho meses. Me hice amiga de Celeste, la mujer de Nico Otamendi [eran compañeros de equipo con Enzo] y ella me ayudó un montón a establecerme. –En 2023, después del Mundial, se fueron a Londres cuando a él lo contrató el Chelsea…

–Ahí sí fue más complicado, me acuerdo de que los primeros meses estaba al borde del llanto, no sabía qué hacer, las distancias eran muy largas y me tenía que acostumbrar al clima. Nos costó a los dos.

–Y allí nació tu segundo hijo, Benjamín.

–Cuando llegué a Londres estaba embarazada y no lo sabía. Después me enteré y empecé a pensar cómo iba a hacer con el idioma, porque si bien entiendo inglés, no sé de términos médicos. Por suerte me adapté, iba sola a hacerme las ecografías y la obstetra hablaba un inglés muy cerrado, a veces teníamos que usar el traductor para entendernos. Fue raro, pero salió todo bien.

–¿Cómo hacías con los dos chicos?

–En ese momento, Oli tenía 3 años y yo pensaba: “Ay, tendría que haber esperado un poco más”. Era complicado porque ella era chica todavía. Por eso, a los cuatro meses de Benja decidí contratar a una niñera para que me ayudara. No era que no podía más, obvio que hay un montón de mujeres que se las arreglan, pero yo estaba sola con ellos las 24 horas del día y no podía llamar a mi mamá o a una amiga para decirle “cuidámelos un rato”.

–¿Por qué decidiste volver a la Argentina ni bien se separaron?

–Enzo me ofreció quedarme en la misma casa donde vivíamos y me dijo que él se iba a alquilar otro lugar, pero le dije me volvía a la Argentina por mi familia. Porque yo lo di todo en esa relación y no me arrepiento de nada, pero todo lo que hice fue por él y por la familia que formamos. Entonces le dije: “Está todo bien, pero ahora voy a empezar a hacer las cosas por mí, ya no tengo que hacerlas por vos porque hoy no te interesa”.

–¿Te tomó por sorpresa su planteo de separarse?

–No me lo esperaba, estaba todo bien y de golpe un día me dijo que no quería estar más conmigo. Hay cosas que todavía tengo que procesar, pero ya está, le dije que estaba bien, que lo aceptaba. A él le puede pasar que se enamore de otra persona o lo que le está pasando ahora… Si él no puede dar el ciento por ciento, está bien la decisión que tomó, yo no puedo hacer más nada.

–¿Qué fue lo primero que hiciste, llamaste a alguien para hablar?

–Al día siguiente me levanté como si nada. Yo sé que hay gente que tarda un montón de meses en hacer el duelo, pero para mí no hay duelo. Tampoco le pedí explicaciones. Sólo quiero que nos llevemos bien, principalmente por nuestros hijos.

–¿Tampoco le planteaste seguir juntos por ellos?

–No, nunca pongo a los chicos en el medio porque primero hay una pareja. El día de mañana no me quedaría con un hombre por mis hijos, o tampoco quisiera que Enzo se quedara por ellos si es infeliz.

–¿Seguís enamorada?

–Creo que el amor sigue estando porque es muy difícil que se vaya tan rápido. Pero es verdad que van pasando los días y el amor de pareja se va diluyendo.

–Se te ve muy entera…

–No dependo de un hombre ni de nadie para ser feliz. Con la compañía de mis hijos siempre voy a ser feliz porque creo que es lo que me completa, y la fuerza que saco es por ellos.

–¿Te tomaste cinco minutos para llorar?

–Me los he tomado, pero literal fueron cinco minutos. Hoy ya no lloro.

–¿Imaginás una reconciliación?

–Hoy estamos en caminos diferentes.

–¿Estás abierta a volver a enamorarte?

–Sí, apuesto a volver a enamorarme y a formar otra familia. Puedo salir de acá y conocer a otra persona, nunca se sabe. Soy joven y tendría un millón de hijos.

–¿Pensás qué les vas a decir a Oli y a Benja cuando te pregunten por el papá?

–Son muy chiquitos, aunque les explique, están en una edad en la que no lo van a entender, pero con Oli sí pudimos hablar un poco. Pienso en cuando sea el Día del Padre o su cumpleaños y Enzo no esté. Para mí es algo nuevo ver cómo va a reaccionar. Y es también cumplir un poco el rol de papá y mamá a la vez.

–Ni bien llegaste al país empezaste a trabajar como influencer.

–Llegué y el mismo día me llamaron de Multitalent, no tuve ni tiempo de pensarlo. Me gustó lo que me propusieron y estoy contenta. Hacía un montón que no trabajaba. Igual, yo nunca sentí que dependía de nadie; si fuera así me tendría que haber quedado en Londres. Si tuviera que trabajar en una panadería, también lo haría. Afuera siempre me valí por mí misma, y es lo que me hizo tomar la decisión de volver. ¿No me querés? Chau.

–¿Te gustaría retomar tu carrera de Derecho?

–Me gustaría, más adelante, pero hoy en día, además de mis hijos, el trabajo en redes sociales demanda un montón de tiempo, aunque no parezca. Empecé a tener muchos seguidores sin hacer nada, pero lo vi como una posibilidad de trabajo y estoy muy contenta.

–La gente empatizó con vos por tu forma de hablar de la separación, sin resentimiento.

–Lo sentí y me lo hacen sentir siempre en la calle. Tampoco quiero que se arme un River-Boca, no soy peleadora, si me enojo no me lleva a ningún lado.

–¿Tenés buena relación con la familia de Enzo?

–Sí, me llevo muy bien. Los hermanos me re ayudan, si necesito algo los llamo y si les tengo que dejar a mis hijos los cuidan, igual que los papás de Enzo. Cuando tuve mis primeros eventos y todavía no estaba la niñera, su mamá se quedó con los nenes.

–¿Sos una mamá obsesiva?

–Soy re pesada. [Se ríe]. Me gusta hacer todo con mis hijos, los llevo al colegio, a sus actividades. ¡Necesito urgente ponerme a buscarles colegio acá! Todas las mañanas nos levantamos bien, ponemos música y bailamos. Trato de que sean felices.

–¿Y ellos cómo son?

–Oli es más parecida a Enzo, encima es taurina, con ella chocamos mucho. Es más fría, más distante, parece una niña inglesa. Por momentos es re alegre, y por momentos le agarra el chifle y se enoja. Benja todavía es muy chiquito, pero es más dulce. Por suerte, los dos son buenos y trato de que sean buenas personas. Es muy difícil criar hijos cuando tenés todo, porque capaz se van del otro lado, y yo siempre digo que no quiero que me pase eso. Cuando voy a la juguetería con Oli le digo que puede elegir sólo un juguete, y si es muy caro le digo que no.

–¿Cómo tomaste los rumores que dicen que Enzo estaría con Nicki Nicole?

–No me lo tomo mal porque las relaciones que sean de él y que construya a partir de que nosotros estamos separados pasan a ser un tema suyo, no mío. No me molestaría y de hecho respetaría a la persona que él elija tener a su lado.

Producción: Ximena Puig

Agradecimientos: Hotel Emperador, Juanma Cativa (peinado), Juicy Makeup (maquillaje), Multitalent, @adot.azevedo, @antolin, @solangem.smode, @carmensteffensargentina