Leandro Paredes vivió una noche especial en la Roma: el técnico, Claudio Ranieri, lo reemplazó a los 16 minutos del segundo tiempo del partido ante el Eintrach Frankfurt, cuando el equipo ganaba 1 a 0 por la Europa League. Allí, el volante campeón del mundo reaccionó con un fuerte desahogo: se quitó los guantes, los tiró, apenas saludó a Bryan Cristante, quien ingresó en su lugar, y pateó una botellita de agua. Esta bronca en plena indefinición de su futuro por el interés de Boca.

Al salir del estadio, fue interceptado por periodistas de Corriere dello Sport. Lo grabaron y le preguntaron qué pasaría con su futuro. Y Lea apenas miró y siguió de largo. No quiso contestar con una respuesta que sentencie si continuará en la Roma hasta el final de la temporada, como marca su contrato.

Ya en la conferencia de prensa, el entrenador relativizó la actitud de Paredes al no terminar el partido. «Él no se decepcionó, quería seguir jugando, es lindo, esto también es lindo, en fin, no tiene nada que ver». Entonces, el periodista que le preguntaba le recordó que desde Argentina volvieron a surgir informaciones sobre un pase a Boca. «Sinceramente no me importa. Estaré muy feliz si se queda. Él sabe cuánto lo respeto. Me entristecería si lo dejo ir porque perdería a un campeón mundial, un chico increíble, incluso cuando no jugaba. Se entrena como un campeón del mundo a mil millas por hora. También entiendo las necesidades de cada familia, de cada niño. Pero él no me dijo nada», afirmó

Olé tiene confirmados los contactos entre Paredes y Juan Román Riquelme, presidente de Boca. Aunque la principal traba hasta el momento es que el jugador pretende que le firmen un contrato por un monto de dinero que es superior al que el club le acepta pagar. Hasta marzo tendría chances de incorporar, porque se le abre un cupo al Xeneize por la salida de Benítez.