INTERNACIONAL
La otra guerra que planeó Hitler: bombardear Londres con billetes falsos para provocar un colapso económico

Hacía dos semanas que el ejército alemán avanzaba sin remedio en territorio polaco. Exactamente el 18 de septiembre de 1939, apenas clareaba la mañana, se realizó una reunión en Berlín cuyo contenido se ocultó durante 50 años. En el Ministerio de Economía del Reich, se reunieron capos del espionaje y de las finanzas. Faltaban los perros de la guerra pues, bien visto, esta vez no eran necesarios. Esta otra variante de la guerra de Hitler se desarrollaría en otro escenario, sin tropas ni armas de fuego, sin sangre. Sería brutal, como la ofensiva en el campo de batalla de metal, sangre y ruido, pero con instrumentos más sutiles.
Guerra de billetes
En aquella reunión, se puso sobre el tapete una idea muy sencilla: que el Reichbank (banco del Reich) imprimiera millones de billetes de banco británicos falsos, los descargara en las calles de Gran Bretaña y luego esperara que la economía de la isla se derrumbara. El marco alemán prevalecería en toda Europa y en el mundo (ya se ocuparían del dólar estadounidense) mientras que la gran masa de libras esterlinas falsas provocaría una inflación tal que esa moneda perdería poco a poco su valor. (El efecto de esta táctica, es decir de imprimir a mansalva el dinero de papel, no ya falso, y obtener a cambio una alta inflación, se utilizaría ya terminada la guerra, en otras geografías, por inescrupulosos para perjuicio de su propios ciudadanos).
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No era una idea nueva. Planes similares también se extendieron por los escritorios de Franklin D. Roosevelt, presidente de los Estados Unidos, y Winston Churchill, primer ministro británico. Ciento cincuenta años antes, los ingleses habían falsificado la moneda de la revolución francesa para avivar la inflación ya creada por los revolucionarios. Y Federico el Grande de Prusia, también falsificó dinero para socavar a sus enemigos del siglo XVIII. Pero todos estos esquemas habían sido tramados en una era preindustrial. Ahora se suponía que todo sería más fácil. Solamente había que designar al criminal que ayudaría a este “esfuerzo de guerra”. Un billete de 10 libras esterlinas falsificado.
El inescrupuloso Arthur Nebe
El encargado de hacerlo fue Arthur Nebe, jefe de la Policía Criminal de las Schutzstaffel o SS, que conocía como la palma de su mano el submundo de la delincuencia de su país, asesinos, ladrones, falsificadores, secuestradores de chicos, violadores y policías. Nebe era un hombre malintencionado; nadie que lo hubiera cruzado en la vida había salido indemne. Nebe fue el hombre que convirtió a Adolf Hitler en jefe supremo de las fuerzas armadas. ¿Cómo lo hizo? Denunció que la esposa del ministro de Guerra Werner von Blomberg era una exprostituta. Von Blomberg renunció herido en su honor. Nebe no tenía lealtad hacia nadie. (Se le atribuye la muerte de 46.000 judíos en Bielorrusia; fue colgado por las propias SS en 1945 por participar un año antes de la Operación Valquiria, es decir el complot -fallido- para matar a Hitler).
Nebe, en su período de fiel nazi, ayudó a adaptar la camioneta de gas móvil, utilizada para matar a pacientes mentales. Probó su método en Europa del Este para eliminar a la mayor cantidad de judíos, comunistas, gitanos y disidentes. Los furgones de gas eran camiones herméticamente cerrados, con el tubo de escape del motor dirigido hacia el interior. Cumplía así con el deseo del Jefe de Seguridad del Reich, Heinrich Himmler, quien decía no soportar los fusilamientos porque cansaban demasiado a sus hombres.
El superior inmediato de Nebe era Reinhard Heydrich, protegido de Himmler, el líder de las SS, que estaba muy entusiasmado con el plan de falsificar libras esterlinas. La única objeción al plan de falsificación provino de Walther Funk, un experiodista financiero que era el ministro de Economía de Hitler y jefe del Reichsbank. No quería que usaran la imprenta del banco central.
A pesar del intenso secreto, la noticia del plan de falsificación pronto llegó a Londres, por medio de un diplomático británico destacado en Atenas.
Un plan monumental
Los alemanes decidieron imprimir 30 mil millones de billetes de banco falsos de 1 libra, y 2 mil millones de otros valores. La transferencia de estos billetes a países extranjeros se efectuaría a través de las valijas diplomáticas del Ministerio de Marina. Se distribuirían las falsificaciones, además de Gran Bretaña, por todos los países del Cercano Oriente, norte de África, en las Colonias Británicas y en América del Sur. Pensaban los nazis que destruida la confianza en la libra esterlina, el marco alemán podrá invadir el mercado mundial.
Los comienzos de este plan monumental de falsificación fueron torpes porque los matones y malandras incompetentes reclutados por Nebe, no tenían idea de cómo hacer la falsificación. Nebe salió del medio y le dieron el encargo al mayor Bernhard Krueger, un ingeniero textil de las SS, muy meticuloso, que dirigía una línea de producción de prisioneros judíos en el campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín. Pensó cómo combinar el papel, la impresión y el diseño de los billetes británicos, y buscó falsificadores en campos de exterminio como Auschwitz (previamente autorizado por Himmler).

Las cajas con billetes falsos rescatados del fondo de un lago después de la guerra.
Auschwitz era un campo de exterminio. Sachsenhausen fue al inicio un campo para prisioneros comunistas y socialdemócratas que lo construyeron con sus propias manos en la línea del tren suburbano al norte de Berlín; luego se convirtió en un campo de trabajos forzados donde los prisioneros terminaban muertos por extenuación, por la brutal disciplina de las SS y un lugar donde se realizaban ejecuciones masivas de prisioneros de guerra rusos.
A mediados de 1942, se pintaron las ventanas enrejadas del Bloque 19, y el edificio en sí fue cercado por una red de alambre de púas. Bernhard Krueger convocó al maestro impresor August Petrich, que había trabajado en los primeros intentos fallidos por falsificar libras esterlinas, y a 38 prisioneros más.
Operación Bernhard
No había artesanos entre los judíos reclutados. Eran comerciantes, corredores de bolsa, hombres de negocios y del mercado de valores, médicos y abogados. Krueger informó al impresor Petrich que su trabajo sería capacitarlos, enseñarles impresión y grabado. ¿Cuánto tiempo tenía? El aprendizaje habitual era de tres años, pero el nazi solamente les dio 6 meses. Petrich dijo: “No nos engañemos. Es una tarea muy difícil, y nos costará muchas canas. Puede que salga bien, puede que no”. La “Operación Bernhard” estaba en marcha.
Petrich dudaba que pudiera tener éxito con impresores que no tenían experiencia en el trabajo con tintas de alta calidad. Los pocos que conocían de imprenta habían fabricado billetes de lotería baratos, anuncios de tiendas, calendarios, material de oficina, tarjetas de visita y nada más.
Las SS planeaban mantener la operación en secreto matando a los 39 cuando terminaran el trabajo. Los prisioneros trabajaron sabiendo que estaban marcados para la muerte. Desde el principio, se preguntaron si debían estirar su trabajo y arriesgarse a ser ejecutados por sabotaje, o actuar de manera eficiente y así acelerar sus propias muertes. Por otra parte, con el paso de los días, Krueger, dejó de aparecer. Los prisioneros especularon que el mayor habría pensado que manteniendo la operación en marcha evitaría ser enviado al frente ruso.
El trabajo empezaba a las 07.00 y finalizaba a las 16.00. La hora del almuerzo era de 12.00 a 13.00. De 1942 a 1945, los alemanes falsificaron 132 millones de libras, lo que equivalía aproximadamente al 15 por ciento de todos los billetes genuinos en circulación y lo suficiente como para generar sospechas en toda Inglaterra. Krueger lo había logrado. El plan marchaba perfectamente, pero Alemania estaba perdiendo la guerra en el campo de batalla, sobre todo después del sitio de Stalingrado.
El final del plan
En 1943, la Luftwaffe (fuerza aérea) estaba casi destruida, así que en lugar de perseguir su objetivo original de arrojar las falsificaciones sobre territorio inglés, las SS utilizaron lo billetes apócrifos para financiar su propio servicio de espionaje. Al final de la guerra, las autoridades aliadas de ocupación incautaron más de 25 millones de libras esterlinas en moneda falsa. Rescate, en 1959, de las cajas con billetes falsificados que los nazis tiraron al lago Toplitz.
Tras la evacuación del campo de Sachsenhausen, el equipo de falsificadores fue trasladado a Redl-Zipf, en Austria, un campo subsidiario del campo de concentración de Mauthausen-Gusen. A principios de mayo de 1945 , se ordenó al equipo que se trasladara de nuevo, esta vez al campo de Ebensee am Traunsee, un municipio de Austria, donde los matarían a todos. Las SS solo tenían un camión para sus prisioneros, por lo que el traslado requirió varios viajes de ida y vuelta. Algunos guardias huyeron cuando los prisioneros se rebelaron y se negaron a ser trasladados a túneles donde los volarían por los aires con explosivos. Los falsificadores se dispersaron entre los prisioneros de Ebensee. Ninguno de los 39 prisioneros judíos que participaron de la falsificación fue asesinado.
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Al finalizar la guerra, el mayor Bernhard Krüger fue detenido por los británicos Luego de dos años en la cárcel, los británicos lo entregaron a los franceses y estos lo mantuvieron prisionero durante un año. Fue liberado en 1948 sin que le hicieran acusación alguna. Murió en 1989.
Se cree que la mayoría de los billetes producidos en Sachsenhausen terminó en el fondo del lago Toplitz, cerca de Ebensee, de donde fueron recuperados por buzos en 1959, pero siguieron apareciendo ejemplares en circulación en Gran Bretaña durante muchos años, lo que provocó que el Banco de Inglaterra retirara de circulación todos los billetes superiores a £5 y no reintrodujera los de 10 libras hasta 1960, los de 20 hasta 1970 y finalmente los de 50 en 1980.
Segunda Guerra Mundial, Billetes
INTERNACIONAL
Punto por Punto: en qué consiste el plan de Trump para poner fin a la guerra en Gaza

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que Israel y el grupo terrorista Hamas llegaron a un acuerdo para un intercambio de rehenes por prisioneros, en el marco de la primera fase de un plan global para la finalización de la guerra en Gaza.
El plan, estructurado en 20 puntos, establece los pasos a seguir en la zona de Medio Oriente. El primer punto del esquema establece que Gaza debe convertirse en “una zona desradicalizada y libre de terrorismo para que no represente una amenaza para sus vecinos”. La segunda cláusula agrega que el enclave “será reconstruido para beneficio de su población, que ha sufrido más que suficiente”.
El tercer apartado fija la condición de que, si ambas partes aceptan, “la guerra terminará inmediatamente”. Israel deberá retirarse a la línea acordada para preparar la liberación de los cautivos, mientras se congelan las operaciones militares. El cuarto punto impone un plazo estricto: “Dentro de las 72 horas de que Israel acepte públicamente este acuerdo, todos los rehenes, vivos y muertos, serán devueltos”.

El quinto punto establece el componente recíproco: tras la liberación de los rehenes, Israel pondrá en libertad a “250 prisioneros condenados a cadena perpetua, además de 1.700 gazatíes detenidos después del 7 de octubre de 2023, incluidas todas las mujeres y niños”.
También se estipula que, por cada rehén fallecido que se devuelva, Israel entregará “los restos de 15 gazatíes”.
El sexto punto aborda el tratamiento de los combatientes de Hamas. Quienes se comprometan a la “coexistencia pacífica y a entregar sus armas” recibirán amnistía, y quienes deseen salir de Gaza contarán con un pasaje seguro hacia otros países.
El séptimo compromiso abre la puerta a la asistencia humanitaria: “Al aceptarse este acuerdo, la ayuda ingresará inmediatamente en Gaza”, con volúmenes mínimos iguales a los pactados en el acuerdo del 19 de enero de 2025, incluyendo reparación de infraestructuras esenciales.
Según el octavo apartado, la distribución de esa ayuda quedará en manos de la ONU, la Cruz Roja y otras instituciones neutrales. El cruce de Rafah se abrirá en ambas direcciones bajo el mismo mecanismo del acuerdo de enero.
El noveno punto crea un gobierno provisional: Gaza quedará bajo la administración de un “comité tecnocrático palestino, apolítico, con supervisión internacional de una ´Junta de Paz´, encabezado por Donald Trump y figuras como Tony Blair”, encargado de la financiación de la reconstrucción hasta que la Autoridad Palestina pueda asumir el control.
El décimo punto introduce un “plan económico de Trump para reconstruir y revitalizar Gaza”, a cargo de expertos en desarrollo urbano del Medio Oriente. El undécimo crea una “zona económica especial con tarifas preferenciales y acceso negociado con países participantes”. El duodécimo apartado garantiza que “nadie será forzado a salir de Gaza”, aunque quienes deseen emigrar pueden hacerlo con derecho de retorno.
El punto trece excluye al grupo terrorista Hamas del futuro político del enclave: “Hamas y otras facciones acuerdan no tener ningún papel en el gobierno de Gaza, directa o indirectamente”. Todo el arsenal militar será destruido bajo supervisión internacional, con un programa de recompra de armas y reintegración financiado por donantes externos. El decimocuarto punto asegura la participación de actores regionales en la vigilancia del cumplimiento de las obligaciones para garantizar que “la nueva Gaza no represente una amenaza”.

El decimoquinto establece una Fuerza Internacional de Estabilización, que “se desplegará de inmediato en Gaza” para entrenar a la policía local y cooperar con Egipto e Israel en el control fronterizo. El decimosexto compromete a Israel a no ocupar ni anexar el territorio, con una retirada progresiva en función de la desmilitarización, conservando solo un perímetro de seguridad transitorio.
El decimoséptimo apartado prevé medidas de ayuda y reconstrucción en zonas “libres de terrorismo” bajo control internacional en caso de que Hamas dilate o rechace el plan.
El decimoctavo punto impulsa “un proceso de diálogo interreligioso basado en la tolerancia y la coexistencia”. El decimonoveno sugiere que “al avanzar la reconstrucción y cumplirse el programa de reforma de la Autoridad Palestina”, podrían darse condiciones para avanzar hacia “la autodeterminación y el Estado palestino”.
El vigésimo y último punto establece que Estados Unidos “abrirá un diálogo entre Israel y los palestinos para acordar un horizonte político de coexistencia pacífica y próspera”.
(Con información de AFP y EFE)
Domestic,Politics,North America,Government / Politics
INTERNACIONAL
A dizzying ride on the Hill: Lawmakers debate in circles as shutdown enters week two

NEWYou can now listen to Fox News articles!
It must be something about October and two-year intervals in Congress.
Congress was paralyzed for more than three weeks without a leader two years ago this October as the House unceremoniously ousted former Speaker Kevin McCarthy, R-Calif.
And Congress is paralyzed again this October – unable to find the votes to re-open the government.
«There’s nothing for us to negotiate,» said House Speaker Mike Johnson, R-La. «We did the job to keep the government open. And now it’s on the Senate Democrats.»
OMINOUS RED AND ORANGE SKIES HAD CAPITOL HILL TAKE NOTICE AS SHUTDOWN LOOMED
But Democrats say that’s the problem. There haven’t been negotiations. Save for a brief White House meeting last week between President Trump and the top four bipartisan, bicameral Congressional leaders a day before the shutdown.
«The Majority Leader in the Senate, John Thune, R-S.D., talks about, ‘we’ll have conversations.’ We need more than conversations. We need a real negotiation,» said Sen. Mark Kelly, D-Ariz., on Fox.
So there are no talks. And the sides are seemingly talking past each other.
It seems as though Congress is positively heading nowhere as shutdown negotiations drag on. (Elizabeth Frantz/Reuters)
So, they’ve turned to handicapping.
Sen. John Kennedy, R-La., gamed out that the shutdown would run another week.
«It won’t end until everybody in the Senate takes their ego out back and shoots it. And then it’ll end,» predicted Kennedy.
It always is, and always will be about the math.
Senate Republicans can conjure up the votes of 55 senators to break a filibuster on the House-passed bill to fund the government. But they need 60 yeas. And Republicans are determined to stick to their playbook.
«I can tell you there’s more than five Democrats in the Senate who know that (Senate Minority Leader) Chuck Schumer, D-N.Y. has led them into a box canyon with this Schumer shutdown,» said Sen. Tom Cotton, R-Ark., on Fox. «But the consequences will start to pile up.»
REPORTER’S NOTEBOOK: SENATE REVOTES TODAY ON ENDING GOVERNMENT SHUTDOWN
White House spokeswoman Karoline Leavitt wouldn’t directly answer a question about what would trigger federal firings. But Leavitt made clear that jobs hung in the balance.
«We don’t want to see people laid off. But unfortunately, if this shutdown continues, layoffs are going to be an unfortunate consequence of that,» said Leavitt.
Democrats excoriated the Trump Administration for hinting it would cut programs and jobs in agencies important to Democrats.
«Americans really hate bullies. And this kind of bullying from the White House is going to backlash because they understand that an authoritarian president uses grants to New York for infrastructure, laying off workers, deliberately inflicting pain,» predicted Sen. Richard Blumenthal, D-Conn. «Don’t inflict unnecessary pain and then boast about it.»
Some Republicans practically reveled in the White House approach.
«All’s fair in love and war. I think that there’s a price to pay for the Democrats shutting this down,» said Sen. Roger Marshall, R-Kan. «These will be part of the consequences.»

Sen. Peter Welch, D-Vt., argued that the shutdown is «collective punishment» and undercuts Republicans equally harshly. (Tierney L. Cross/Getty Images)
But one Democrat argued that the Trump administration’s gambit would also undercut Republicans and voters who supported the president. Even in blue states.
«There’s a lot of folks in Vermont, there’s lot of folk in Illinois who voted for President Trump. So this sort of collective punishment,» said Sen. Peter Welch, D-Vt., on Fox. «I think it’s a really bad idea.»
But the president is coy about when the shutdown could trigger federal layoffs.
«It could,» said the president. «At some point it will.»
Transportation Secretary Sean Duffy noted that his department saw «a slight uptick» in aviation safety employees who were calling out sick during the shutdown – since they weren’t being paid.
«They’re thinking about how am I going to get a paycheck? How do I make a car payment,» said Duffy.
WHITE HOUSE ESCALATES SHUTDOWN CONSEQUENCES AS DEMOCRATS SHOW NO SIGNS OF BUDGING: ‘KAMIKAZE ATTACK’
But if you squint, you can see a few signs of bipartisanship.
Johnson is discussing Obamacare subsidies with one prominent Democrat.
«I had I think a fruitful discussion, with Sen. Patty Murray, D-Wash., about two days ago, a day or so ago,» said Johnson on efforts to address looming Obamacare premium spikes. «Whatever the conference committee comes up with, I will put on the floor. I’m ready to go.»
But Schumer is skeptical about the Speaker’s promises.
«Delay has always been Speaker Johnson’s MO. Speaker Johnson has survived by kicking the can down the road,» said Schumer. «When Johnson says later, they know he means never.»

Senate Majority Leader John Thune, R-S.D., insists Democrats are «playing a losing game.» (Alex Brandon/AP Photo)
Tension is building as the shutdown barrels into its second week as lawmakers spin in circles.
«I realize that my Democrat colleagues are facing pressure from members of their far left base. But they’re playing a losing game here,» said Thune.
But each side is now engaged in a game of parliamentary chicken. Republicans won’t budge from their demand that Senate Democrats approve their funding plan. And Democrats won’t relent from their insistence that the sides shore up Obamacare subsidies.
«I’m not going to vote to reopen the government until I see a way that we can do that,» said Sen. Chris Coons, D-Del.
Even some Republicans worry about Obamacare price spikes.
«There are some folks in what is the new part of the Republican Party, which is blue-collar workers,» said Rep. Jeff Van Drew, R-N.J., on Fox Business. «We have to be careful how we do this. We just shouldn’t cut it. We should make sure we use a scalpel and not a sledgehammer.»
SHUTDOWN IGNITES STRATEGIST DEBATE: WILL TRUMP AND GOP PAY THE POLITICAL PRICE IN 2026?
But even if bipartisan senators were to forge a deal, the plan may slam into a brick wall in the House.
«Republicans have spent most of their careers being against Obamacare. Why would they expand it and add a subsidy on top of a subsidy?» asked House Appropriations Committee Chairman Tom Cole, R-Okla.
A debate is now raging over which side will cave. Or which party faces political consequences.
Naturally, Republicans believe Democrats will pay a price.
«Their radical base just wants to see them up here fighting Donald Trump, not over any particular issues,» said House Majority Leader Steve Scalise, R-La.
But Democrats don’t see a political downside.
«Are you concerned in any way about the political ramifications that voters might blame your side down the road?» yours truly asked House Minority Leader Hakeem Jeffries, D-N.Y.
«The American people are crystal clear on who shut down the government. Crystal clear,» replied Jeffries.

House Minority Leader Hakeem Jeffries, D-N.Y., suggested Americans are «crystal clear» on who shoulders the blame for the shutdown. (Kevin Lamarque/Reuters)
However, some lawmakers doubt that voters care about who «shut down the government.»
«My constituents don’t care about the finger pointing. They just want us to govern,» said Rep. Madeleine Dean, D-Pa.
As the impasse deepens, the Senate shifted from parliamentary posturing to ecumenical intercession.
«On this third day of the government shutdown, inspire them to work for your glory in all they think, say, and sow,» prayed Senate Chaplain Barry Black during his invocation of the Senate last week.
HERE’S WHAT TRUMP WANTS TO DO TO RESHAPE THE FEDERAL GOVERNMENT DURING THE SHUTDOWN
And then there are the sideshows. The White House sent out a meme portraying Budget Director Russ Vought as the Grim Reaper. And the president trolled Jeffries with an AI-generated social media video, casting Jeffries in a sombrero and a mustache with mariachi music playing in the background.
At the same time, Republicans warned about grave shutdown consequences.
«Real pain is being endured by real people,» said Johnson.
But in the next breath, the Speaker defended the president making light of circumstances, describing the trolling as «entertainment.»
«That’s what President Trump does. And people are having fun with this,» said Johnson.
I didn’t let that go.
«On one hand, you say this is very serious. That people have jobs on the line. On the other hand, you say, ‘oh, this is just fun and games and they’re trolling.’ Which is it?» I inquired.
«What they’re trying to have fun with, trying to make light of, is to point out the absurdity of the Democrats’ position,» answered Johnson.

House Speaker Mike Johnson, R-La., defended President Trump’s making light of current circumstances as «entertainment.» (Kevin Dietsch/Getty Images)
So we don’t know if or when Vought will drop the anvil on federal workers. But one senator who caucuses with the Democrats and voted for the GOP plan, signaled his support could wane if Republicans overplay their hand.
«If they start firing thousands of people or clawing back other kinds of programs, I think, it could hurt their chances of getting this resolved,» said Sen. Angus King, I-Maine.’
The Senate has now blocked the House-approved spending package on six separate occasions. The sides are having casual conversations. But nothing has happened.
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It’s as though Congress is on a merry-go-round to nowhere, just going around and around. Everyone’s getting dizzy. And just wants to dismount.
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INTERNACIONAL
Europa, entre la guerra de Ucrania, el acoso ruso y la crisis política en Francia, que amenaza al euro

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