ECONOMIA
Luis Caputo desarma su propio manual y rompe el cepo sin cumplir ninguna de las condiciones anunciadas

Si algo dejó en claro Toto Caputo con su discurso del viernes es que el fin del cepo es una medida muy alejada del lema TMAP («todo marcha acorde a lo planeado») que los militantes libertarios se dedicaron a promover en los últimos días. Más bien al contrario, esta medida -que supone una devaluación potencial de 30%– ocurre de una forma bien diferente a la que había sido anunciada muchas veces tanto por el ministro como por el propio Javier Milei.
El presidente había dicho en foros internacionales que la condición para levantar los controles cambiarios era que se llegara a una inflación que coincidiera con el crawling peg más la inflación internacional. En aquel momento, esa cifra se ubicaba en torno de 1,5%. Y se suponía que el «ancla cambiaria» de 1% iba a ayudar a frenar los precios.
Sin embargo, muy lejos de la proyección oficial, el mismo día en que se anunció el levantamiento del cepo se conoció el IPC de marzo, con un impactante 3,7% -y bajas probabilidades de una caída drástica, según las primeras estimaciones de abril-.
La otra condición era que se eliminaran pasivos monetarios que pudieran «cargar las balas» de quienes fomentaban una corrida. Esto, según los especialistas, implicaría la eliminación de las LEFI -Letras Fiscales de Liquidez-, que son los títulos que sustituyeron a los antiguos pasivos remunerados del BCRA. Y, aunque se redujeron, todavía hay en poder de los bancos $6 billones.
La herramienta con la cual se conseguiría esa segunda condición era el «ancla monetaria». Consistía en mantener congelada la base monetaria amplia -el dinero circulante más los encajes en el BCRA, los títulos del Tesoro y depósitos fiscales- en $47 billones.
Y la proyección era que el cepo sería levantado cuando el dinero transaccional coincidiera con la base amplia. Los economistas calculaban que eso podría ocurrir cerca de fin de año, siempre que el crédito siguiera expandiéndose -de manera que los bancos trasladaran dinero desde el sector público al privado-.
Lo cierto es que falta para que llegue ese momento, sobre todo si la suba de tasas de interés hace las empresas vean un costo mayor en la toma de crédito. De hecho, la financiación en dólares, que había vivido un boom con el blanqueo de capitales, está en fase de amesetamiento.
Y la tercera condición era la fiscal. Era la única que sí se había cumplido, pero nunca se disiparon del todo los temores respecto de la sustentabilidad de esos números, dado que en los últimos reportes hubo un aumento del gasto público -un 5,2% anual en la medición de marzo-. Es decir, se depende de que la economía crezca a una tasa alta, para que la recaudación de impuestos compense por ese gasto creciente.
Chau cepo: al final, no sobraron los dólares
En definitiva, nadie se animaría a decir que se llegó a ese punto que había prometido Caputo, en que la moneda escasa iba a ser el peso y la abundante iba a ser el dólar.
¿Cómo se explica, entonces, que se levante el cepo si todavía se estaba lejos de llegar a las condiciones que el propio gobierno había fijado? En términos simples, porque la economía no solamente tenía «problemas de stock» -falta de reservas- sino también «problemas de flujo» -a este tipo de cambio, salen más divisas de las que entran y la economía entra en déficit de cuenta corriente-.
Para el mercado, la señal es evidente: todo se explica por la sangría de reservas que vive el Banco Central, que se da incluso en la época del año en la que suele ingresar la mayor cantidad de divisas por la exportación de la cosecha gruesa. Al ritmo en que venía la situación de abril, se podría llegar a una pérdida de más de u$s2.000 millones todos los meses.
Para algunos economistas, la decisión de levantar el cepo es un reflejo del «desacople» entre el crawling peg y los precios -es decir, el dólar ya no funciona como ancla inflacionaria-. Otros buscan la explicación en el fin del efecto del blanqueo, que había anestesiado al mercado durante el segundo semestre del año pasado, pero que ahora nuevamente dejó en evidencia la debilidad de un Banco Central con reservas negativas por más de u$s8.000 millones.
Y no falta quienes achaquen al propio Caputo la mayor incertidumbre en el mercado, dado que después de haber defendido su esquema cambiario como inamovible, sin saltos devaluatorios, de pronto cambió su discurso y dejó entrever que habría un cambio.
Detrás del fin del cepo: el manual del FMI
Pero, sobre todo, lo que los analistas tenían claro era que el Fondo Monetario Internacional no estaría dispuesto a repetir el error de 2018 y violentar sus propios estatutos, al dar una gran suma a un gobierno para que se destinara a pulsear con el mercado para sostener un dólar barato.
En el staff técnico del FMI hay una aversión a tolerar los déficit de cuenta corriente -y Argentina lleva 10 meses continuos en rojo-, por lo que era previsible que se pidiera una nueva política cambiaria. Esa sensación, que ya estaba instalada el año pasado, se intensificó luego de que por el «efecto Trump» se produjera una caída en los precios de materias primas y una devaluación de monedas en la región.
En definitiva, tanto el mercado local como el FMI estaba viendo una pérdida de competitividad ya insostenible. Y eso se reflejaba en el mercado de futuros, donde los inversores estaban dispuestos a pagar tasas muy altas para cubrirse de una devaluación.
En los últimos días hubo dudas respecto del sistema de bandas, sobre todo porque el último antecedente -en 2018, con Guido Sandleris al frente del BCRA-, los resultados fueron irregulares. Al principio funcionó, y el dólar se recostó sobre el piso de la banda, pero luego «voló» hasta el techo, lo cual obligó a modificar el formato del esquema. Y, finalmente, se abandonó cuando el macrismo tuvo su revés electoral.
Por qué el techo del dólar es $1.400
La mayoría de los economistas ortodoxos reclamaban pasar a un esquema de flotación pura. Pero todos saben que si hay alguien reticente a ese sistema es el propio Toto Caputo, que en un comentado informe de su consultora Anker insinuaba que, dada la naturaleza de la economía argentina, era difícil garantizar la estabilidad aun cuando se hiciera un ajuste fiscal y monetario. Su explicación es que la demanda de dinero en Argentina es muy difícil prever.
Con el sistema de bandas -y además con dólares de libre disponibilidad en el BCRA-, el riesgo de volatilidad se atenúa. En el peor de los casos, si el dólar llegara de inmediato hasta el techo, implicaría una suba de casi 30% respecto del tipo de cambio oficial -o de 5% si se toma como referencia el «contado con liquidación»-.
En el mejor de los casos, si se produjera el shock de confianza que espera el equipo económico, el tipo de cambio convergería a un valor intermedio entre el oficial y el CCL.
Los funcionarios no explicaron por qué se eligió la cifra de $1.400 como techo de la banda. Pero el mercado de futuros puede dar alguna pista al respecto: es el valor al que se negocian los contratos para octubre, el mes de las elecciones legislativas. Eso podría inducir a pensar que no habría una presión para que el tipo de cambio estuviera presionando ese precio máximo en los próximos meses.
Adiós cepo: ¿cómo reaccionará el mercado?
Como siempre, la última palabra la tendrá el mercado. Y por más que, en la conferencia de prensa, Caputo haya minimizado la importancia de lo que pueda ocurrir el lunes, lo cierto es que todos los ojos están puestos en la apertura del mercado.
Tanto es así que hubo comerciantes que, tras escuchar los anuncios, automáticamente suspendieron las ventas, a la espera de ver la cotización del dólar para saber cuál será su costo de reposición.
De manera que eso hace pensar en un inevitable «pass through» para buena parte de la economía que se maneja con productos o insumos importados.
Caputo manifestó su optimismo respecto de que, ya con el cepo eliminado, se abrirán las puertas de las inversiones externas directas y eso impulsará el crecimiento de la economía -además de aportar más dólares al BCRA-. Sin embargo, todavía hay dudas respecto de cómo afectará el nuevo esquema en otros sectores.
Las importaciones, fundamentales para la provisión de insumos de la industria, que están en el entorno de u$s6.000 millones, podrían sufrir un freno en el caso de que se produzca un rebote cambiario fuerte.
En cambio, no está asegurado que los exportadores agrícolas respondan con un mayor volumen de ventas, dado que se elimina el esquema «blend» -que les permitía liquidar un 20% en el «contado con liquidación»-. En este momento, los empresarios del campo -quienes ya se habían mostrado poco conmovidos por la rebaja de las retenciones- están haciendo los números para decidir si pisan el acelerador.
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ECONOMIA
Las prepagas acordaron moderar los aumentos tras reunión con el Gobierno

Las prepagas se comprometieron ante el Gobierno a moderar los aumentos de cuotas previstos para mayo. El acuerdo surgió tras una reunión celebrada en el Ministerio de Salud, en la que participaron representantes de OSDE, Swiss Medical, Galeno, Medicus, Sancor Salud, Hospital Italiano, Accord Salud, Omint y Hominis.
Del lado del Gobierno estuvieron presentes la viceministra de Salud, Cecilia Loccisano; el jefe de Gabinete de la cartera, Roberto Olivieri; y, por parte de la Superintendencia de Servicios de Salud, el gerente general, Claudio Stivelman, junto a Juan José Picón, gerente del sistema. Los funcionarios consultaron a las prepagas por qué los aumentos comunicados a los afiliados rondaban el 3,7%, cuando el IPC de salud marcó solo un 1,8%.
Los datos oficiales relevados indican que las subas anunciadas por las empresas del sector oscilaron entre el 3,5% y el 3,9%. En este marco, el Ministerio de Salud expresó reparos sobre los criterios de actualización aplicados, y cuestionó que se incluyan rubros como vestimenta o educación, que no deberían incidir en los costos reales del servicio médico.
Ajustes bajo revisión y promesa de corrección
Las prepagas darían marcha atrás parcialmente con los incrementos y que, en algunos casos, se comunicarían correcciones para acercar los aumentos a un 2,5%. Los cambios se harían públicos durante la próxima semana.
También se discutió cómo abordar futuras actualizaciones en uno de los rubros que más afecta el presupuesto de la clase media. En este punto, los representantes del sector privado destacaron la actual estabilidad cambiaria como un factor favorable para contener los costos.
Además, solicitaron al Gobierno mantener bajo control los precios de medicamentos, alimentos y servicios públicos, al considerar que estos insumos tienen un impacto directo sobre los costos del sistema sanitario. Si esos precios se estabilizan, argumentaron, los valores de las prepagas también podrían mantenerse dentro de márgenes razonables.
Los aumentos que habían anunciado las prepagas para mayo
Las empresas de medicina prepaga anunciaron esta semana nuevos aumentos para mayo. Los incrementos oscilan entre un 3,5% y un 3,9% y se sumarán a las subas de entre el 2,2% y el 2,8% del mes de abril.
Desde Omint, informaron a sus afiliados que la cuota de mayo tendría un incremento del 3,9%, aunque aclararon que «este cálculo es aún estimado, dado que a la fecha de envío de esta comunicación, contamos no con la información de los aportes reales».
Las facturas de Galeno tendrían una suba del 3,5% para el próximo mes, mientras que las de la medicina prepaga del Hospital Británico un 3,7%.
«Te escribimos para comunicarte que la cuota de mayo de 2025 tendrá un incremento del 3,7% respecto a la cuota de abril de 2025», indicó Swiss Medical en un comunicado. «Si tu plan contempla el pago de copagos, los mismos se verán incrementados en el mismo porcentaje indicado para la cuota», explicaron también.
Fallos contra los aumentos de las prepagas
Los amparos contra los aumentos dispuestos por las empresas de medicina prepagas a partir del DNU 70/2023 continúan y se ratifica la tendencia de los fallos a favor de los reclamos de los afiliados.
En este caso, la Cámara Federal de La Plata revocó una sentencia de primera instancia e hizo lugar a una acción de una afiliada contra los aumentos dispuestos por OSMECON SALUD.
En primer lugar, el fallo resaltó la «creciente cantidad de litigios derivados de los incrementos en las mensualidades del servicio de medicina prepaga que fueron consecuencia de los cambios normativos operados por el DNU 70/2023«.
A la hora de resolver sobre el fondo de la cuestión, el tribunal consideró que no pueden declararse abstractos los planteos realizados por los afiliados.
La resolución advirtió que el caso constituye un supuesto que podría reiterarse y por ello «exige un pronunciamiento que oriente decisiones futuras».
La Cámara remitió al precedente «Ramirez» dictado en octubre de 2024. Los fallos de distintos tribunales pusieron freno a los aumentos desmedidos, fijando como tope el índice de precios al consumidor.
«El objeto discutido en esta causa compromete derechos de jerarquía constitucional: la salud, la vida, como también, la protección de las personas usuarias y consumidoras», remarcó la Cámara.
Asimismo, «con idéntico rango, el derecho a asegurar una tutela judicial efectiva a aquellas personas -con énfasis en las que se encuentren en situación de vulnerabilidad- que concurran a los tribunales en defensa de aquellos».
«El actuar de la empresa demandada, en cuanto al modo de disponer los aumentos no es razonable y contradice -además- las normas de protección de los usuarios y consumidores», insistió la Cámara.
Los jueces recordaron que el Poder Ejecutivo ha desarrollado «un accionar mudable» respecto a la regulación de la medicina prepaga. «Pero es claro que se opuso judicialmente a los incrementos que habían nacido del decreto de necesidad y urgencia que dictó».
El fallo resaltó que la actividad de las empresas de medicina prepaga está sujeta al control estatal pues ellas inciden no solo en asuntos comerciales, sino que su tarea vincula a cuestiones de salud pública. «Esta circunstancia es singularmente relevante y refuerza la conclusión alcanzada respecto de la irrazonabilidad de los aumentos», enfatizó.
«Ese deber de regulación y fiscalización de la asistencia de salud -sea prestada por personas públicas o privadas- es sostenido también por la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos», explicaron los jueces Carlos Vallefín y Roberto Lemos Arias.
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ECONOMIA
Furor por el carry trade: cuál es el problema detrás de la maniobra predilecta de la City

Una de las incógnitas que el mercado no termina de desentrañar es qué ocurrirá con las tasas de interés en la «fase 3» del plan económico de Javier Milei. A juzgar por las reacciones iniciales del mercado, todo indica que la tónica será un mayor retorno por la tasa en pesos. Sin embargo, también hay señales del gobierno en el sentido opuesto.
Por ejemplo, Felipe Núñez, uno de los ideólogos del plan de «las tres anclas», opinó que «con la recapitalización del BCRA y el nuevo esquema cambiario, es de esperar que las tasas reales y nominales compriman fuertemente».
No es lo que se ha visto en las primeras jornadas, sobre todo porque el propio gobierno convalidó subas de tasas en la primera licitación de deuda en pesos. Al mismo tiempo, se verificó el desplome sobre la curva del dólar futuro, lo cual recrea las condiciones para un nuevo carry trade, dado que las tasas en pesos volverán a tener un atractivo incluso si tuvieran una caída nominal.
Por lo pronto, no quedó muy claro qué fue lo que celebró el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, quien al informar sobre el resultado de la licitación dijo que se trataba de «un día histórico para Argentina». Ese día, se logró un «rolleo» de 75,71% de los vencimientos por $6,6 billones. Lo que implica, mirando la parte del vaso vacía, que se inyectaron pesos al mercado $1,6 billón.
Podría interpretarse que fue una buena noticia el hecho de que nadie demandara los bonos «dólar linked», a diferencia de lo ocurrido tres semanas atrás, cuando hubo una demanda de $1 billón por esa cobertura. Pero, en realidad, esa situación era algo que se daba por descontado luego de anunciarse el final del cepo y del agotado «crawling peg».
El regreso del punto Anker
¿Fue, entonces, una buena noticia que haya quedado un 24,29% de los vencimientos sin renovar? No sería la primera vez que en el gobierno se toma esa situación como una noticia positiva, porque se lo interpreta como un aumento genuino de la demanda de dinero. Es decir, que al recuperarse la actividad económica, los bancos vuelven a transferir al sector privado recursos que antes no tenían dónde alojar y terminaba fondeando al Tesoro.
La primera vez que se expuso esa situación como un hecho positivo fue en septiembre del año pasado, cuando los funcionarios explicaron que se estaba llegando al «punto Anker» en el que la economía se remonetizaba después de haber repudiado al peso hasta hacer que la base monetaria se desplomara a menos de un 5% del PBI.
«Estamos logrando que los bancos vuelvan a trabajar de bancos», afirmaba entonces Toto Caputo. Sin embargo, no siempre se mantuvo esa actitud: cuando hace dos meses empezó a quedar en evidencia el nerviosismo del mercado por la situación cambiaria y se produjo un éxodo desde las letras del Tesoro hacia las coberturas del mercado de futuros del dólar, Caputo no dudó en dar un volantazo: concentró el menú de bonos en letras de vencimiento corto y subió las tasas de interés para que el «rolleo» estuviera cerca del 100%.
Pero claro, ya sin cepo, la renovación se torna naturalmente más complicada. «Parte de esto puede venir explicado por la caída de la demanda cautiva de los bancos que implicó la suba de los encajes efectivos a principios de abril en relación con la no renovación de las bonificaciones para la cartera PYME y el endurecimiento de las condiciones de liquidez vía cierre de pases activos«, argumentó un reporte de la consultora Outlier.
¿Inevitable un crédito más caro?
Lo cierto es que cada vez que el Tesoro deja vencer parte de la deuda se inyectan pesos a la economía. Según ha explicado el propio gobierno, esos fondos provienen de los depósitos que, gracias al superávit fiscal, había guardados en el Banco Central. Por ende, se argumenta, el incremento de la liquidez no implica una expansión de la base monetaria en su sentido amplio.
El propio Javier Milei, en su comentada entrevista de cuatro horas con Alejandro Fantino, planteó que la falta de pesos era un problema para la economía. «Si tuviéramos menos dinero del que circula hoy, ya estaríamos en una economía de trueque«, graficó el presidente, quien sostuvo que no hay otro destino para la moneda nacional que la revaluación.
Dado que se recapitaliza al BCRA y que además habrá una mayor expansión monetaria en Estados Unidos y que la economía argentina crecerá a una tasa anual del 5,5%, el tipo de cambio tenderá a caer sobre el piso de la banda, pronosticó Milei.
En definitiva, ratificó la promesa que había realizado Caputo, en el sentido de que el dólar pasaría a ser la moneda abundante y el peso la moneda escasa. Esa situación sólo puede implicar tasas más altas, y de hecho es lo que está esperando el mercado.
El primer efecto se vio el mismo lunes en las remuneraciones a los ahorristas de plazo fijo, con el Banco Nación tomando la delantera: llevó la tasa nominal anual desde el 29,5% hasta el 37%. Y la decisión se interpretó no sólo como una respuesta al nuevo esquema cambiario, sino también al sorpresivo repunte inflacionario después del 3,7% que dejó el IPC de marzo.
Esto llevó a que los analistas pronosticaran un inevitable aumento del spread con la tasa activa. En otras palabras, que el crédito de los bancos a las empresas se hará más caro, no sólo porque sube la remuneración del plazo fijo, sino porque además ahora el Banco Central ya no marcará una tasa de referencia sino que dejará que sea el propio mercado el que la fije. Y, también, el propio hecho del levantamiento del cepo hace que los «clientes cautivos» que tenían las colocaciones en pesos ahora piden un mayor premio para no ir al dólar.
Como esto implica mayor volatilidad, la previsión es que se viene un encarecimiento de la financiación bancaria
La disyuntiva del carry trade
¿Qué hace Caputo ante esa situación? Podría pensarse que, al estabilizarse la situación cambiaria, buscaría una compresión de las tasas, tanto para bajar el costo de su fondeo como para sacarle presión al costo del crédito privado.
Sin embargo, no fue eso lo que ocurrió. Más bien al contrario, con el 3,75% de tasa efectiva mensual que se pagó por las Lecap más cortas, en el mercado se empezó a hablar sobre la posibilidad de un rearme del carry trade.
Sigue siendo una tasa baja en términos reales, si se considera el último dato de la inflación -3,7% en marzo y pronósticos de IPC similares en los próximos meses-, pero puede tornarse un rendimiento atractivo si se consolida la estabilización del dólar ahora flotante en torno a los $1.200.
El tema implica una disyuntiva para el Gobierno: una tasa más alta puede volver a convertirse en un garante de la estabilidad cambiaria -detalle no desdeñable al entrar en los meses preelectorales- pero, en la parte negativa, puede encarecer el costo de la deuda pública y además restarle fuerza a la recuperación de la actividad productiva.
Por lo pronto, los analistas del mercado dan como inevitable una suba, porque va en línea con la aspiración histórica del Fondo Monetario Internacional sobre las tasas positivas.
Un reporte de la gestora de fondos SBS afirmaba que en el contexto de relajamiento de las restricciones cambiarias, «esto implicará una mayor tasa de incremento de los stocks de deuda en pesos del Tesoro».
Por su parte, la consultora Analytica pronostica que «el crédito se encarecerá, ya sea por suba de los encajes bancarios o por un aumento de la tasa de interés».
La lupa en el plazo fijo
Mientras en el mercado de capitales se debate respecto de si el Gobierno tiene el objetivo de rearmar el carry trade, la lupa está puesta también en la reacción de los miles de pequeños ahorristas que tienen sus pesos depositados a plazo fijo.
Por más que el gobierno esté celebrando que las reservas del BCRA hayan subido a u$s36.799 millones luego de que se acreditara la asistencia del FMI, en el mercado quedó flotando la advertencia de veteranos de las finanzas, como Miguel Kiguel, quien dijo que el objetivo más importante no es que los pesos circulantes estén respaldados por las reservas, sino que se evite una corrida bancaria.
Hablando en plata, el potencial de corrida asciende a u$s100.000 millones depositados en plazos fijos en pesos. Es una masa que supera cualquier refuerzo de las reservas, y que para mantenerse en su lugar necesita una combinación de tasa atractiva y confianza en el gobierno.
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ECONOMIA
La City prevé cómo sigue el dólar tras la primera semana sin cepo

Pasó la primera semana sin el cepo cambiario. El Gobierno anunció el viernes pasado los cambios económicos de la fase 3 del plan de Luis Caputo, entre los que se incluyen el esquema de bandas del dólar.
Este miércoles, que fue el tercer día de vigencia de la liberación del cepo cambiario para particulares y el último de esta semana corta por los feriados de Semana Santa, el dólar operó con fuertes bajas en las cotizaciones.
El dólar oficial retrocedió 4,3%, y el tipo de cambio minorista perfora los $1.200 en el Banco Nación, luego del salto devaluatorio del lunes con el que debutó el nuevo esquema de flotación entre bandas.
Al mismo tiempo, las cotizaciones paralelas siguen en caída y la brecha. En las operaciones del mercado mayorista del dólar, donde participan principalmente los importadores y exportadores, se vende a $1.155, lo que implica una merma de $51, o un 4,3%.
La gran incógnita ahora es si habrá cambios bruscos en las próximas semanas o si se mantendrá con estos valores.
La City calcula cómo seguirá el dólar tras la primera semana sin cepo
Pilar Tavella, directora de Research Macro & Estrategia en Balanz, sostuvo que «la reacción inicial del dólar oficial estuvo en línea con lo que el mercado venía anticipando en los últimos días, algo que ya se reflejaba en los contratos de Rofex».
«En los próximos días podríamos ver cierta volatilidad mientras el mercado se ajusta a la implementación del nuevo esquema cambiario y a la dinámica de las bandas. Esperamos que el tipo de cambio oficial se mantenga entre los $1.200 y $1.300 pesos, con baja probabilidad de que testee el techo de la banda en esta primera etapa», auguró.
Por su parte, el analista Gustavo Ber estimó que el dólar oficial «a partir de las mayores liquidaciones del campo y una reactivación del carry-trade afloje por debajo de $1.200, posiblemente hacia la zona de $ 1.150, nivel cercano que tenían previamente los exportadores».
Con respecto a los dólares paralelos, prevé que «la brecha del CCL y el blue debería ubicarse no más allá del 5%, en torno a los $1.250, e incluso menos en el caso del MEP a partir de eventuales arbitrajes de ahorristas». Y vaticinó que «de achicar el oficial hacia los $1.150, dichas referencias se podrían desinflar hacia los $ 1.200».
Los analistas de PPI plantearon que «no esperamos que el tipo de cambio oficial alcance el límite superior de la banda en el corto plazo, principalmente porque está por comenzar el período estacional de mayor liquidación de la cosecha gruesa, que históricamente se concentra entre mediados de abril y julio».
El economista Federico Glustein cree que el precio que alcanzó el dólar oficial en la primera jornada tras la salida del cepo y la implementación de la banda de flotación «es mejor al esperado y puede seguir oscilando entre $1.150 y $1.230, estando más cerca del piso que del techo».
Ramírez proyectó también que el tipo de cambio oficial estaría «en el corto plazo más cerca del piso de la banda que del techo, ya que Milei en una entrevista dijo que a fin de junio van a volver a subir las retenciones, lo que le pone cierta premura a las liquidaciones del agro».
«Se espera que en el corto plazo, en este segundo trimestre que es el más alentador en términos de dólares por la cosecha, más los recursos que vienen del FMI y de los organismos internacionales y del campo, vamos a empezar a ver un BCRA que empieza a comprar dólares, y el tipo de cambio va a tender a la banda inferior, y le va a permitir comprar reservas. No veo saltos abruptos en el tipo de cambio en el corto plazo».
En cambio, la economista Natalia Motyl evaluó que «con una base monetaria todavía elevada en términos reales —producto del rezago de la emisión pasada— y una oferta de dólares que recién comienza a reactivarse, es esperable que el mercado presione hacia la parte superior de la banda de flotación».
«También es cierto que en la medida en que ingresen divisas desde organismos internacionales, el Tesoro de Estados Unidos, y otros flujos de financiamiento externo, podría comenzar a moderarse esta presión cambiaria», añadió.
Motyl resaltó que «por ahora, la autoridad monetaria ha mostrado intención de evitar saltos bruscos; la señal de que no se tolerarán movimientos disruptivos de corto plazo indican que, si bien habrá una devaluación paulatina, no se permitirá una corrida cambiaria repentina».
En ese marco, la economista estimó que «hacia finales de abril el tipo de cambio se mantendrá oscilando en torno a los $1.300, con chances de converger hacia los $1.400 hacia mediados del próximo mes, si las condiciones macro y políticas se mantienen constantes».
Javier Milei ratificó cuándo intervendrá el Banco Central
Luego de la salida del cepo cambiario, Javier Milei volvió a recalcar que el Banco Central únicamente intervendrá cuando el dólar cotice a $1.000, el piso de la banda acordado para la tercera etapa de su programa económico.
«No se va a intervenir hasta que toque el piso de la banda. Esto es, hasta $1.000 no se compra. Ciao!», resaltó el presidente Milei en su cuenta de la red social X.
El lunes 14 de abril, se puso en funcionamiento el sistema de flotación entre bandas de $1.000 como piso y $1.400 como techo, que habilita la compra y venta de divisas por parte del Banco Central, respectivamente.
Dentro de esa banda, el Central «podrá considerar la compra de dólares en función de sus objetivos macroeconómicos y de acumulación de reservas internacionales (RIN), así como la venta de dólares para morigerar volatilidad inusual«. «En ningún caso la intervención será esterilizada», recalcó la autoridad monetaria.
Con respecto al piso de la banda ($1.000 – 1% mensual), cada vez que el dólar opere en el MLC en el valor inferior de la banda, el BCRA «adquirirá dólares para defender el valor en la misma y, en el proceso, acumular reservas internacionales». Y agregaron: «La emisión de pesos resultante de las compras de divisas por parte del BCRA no será esterilizada, facilitando la remonetización económica que pueda resultar de aumentos en la demanda real de dinero».
Si el precio del Mercado Libre de Cambios supere el techo de la banda ($1.400 + 1% mensual), podrá vender dólares «para defender el valor en la misma y, en el proceso, eliminar pasivos monetarios». «Las ventas de divisas por parte del BCRA permitirán absorber rápidamente sobrantes de liquidez que pueden resultar de reducciones en la demanda real de dinero», manifestaron.
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