ECONOMIA
La actividad económica volvió a crecer y Caputo lo celebró: «El nivel más alto desde junio del 2022»

La actividad económica sumó su décimo mes consecutivo en alza y anotó su cuarta mejora interanual en febrero. Así se desprende del Estimador Mensual de actividad económica (EMAE) difundido este martes por el INDEC.
La noticia fue celebrada en redes por el ministro Luis Caputo, en un mensaje que fue compartido por el presidente Javier Milei.
Creció la actividad económica en febrero y lo celebró el Gobierno
En febrero de 2025, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) registró una suba de 5,7% en la comparación interanual (ia) y de 0,8% respecto a enero en la medición desestacionalizada (s.e.). Así, en los primeros dos meses del año acumula una mejora del 6,2% frente al mismo período de 2024.
«Importante«, escribió en sus redes el ministro de Economía Luis Caputo. Y destacó que es el «nivel más alto en la serie desestacionalizada desde junio 2022». «Tendencia-ciclo creciendo por onceavo mes consecutivo», agregó.
El mensaje de Luis Caputo sobre el dato del EMAE
Según informó INDEC, con relación a igual mes de 2024, once de los sectores de actividad que conforman el EMAE registraron subas en febrero, entre los que se destacan Intermediación financiera (30,2% ia) y Pesca (28,3% ia).
La actividad de Intermediación financiera (30,2% ia), a su vez, fue la de mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE, seguida por Comercio mayorista, minorista y reparaciones (7,4% ia) e Industria manufacturera (5,0% ia).
Por su parte, cuatro sectores de actividad registraron caídas en la comparación interanual, entre los que se destacan Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales (-2,6% ia) y Hoteles y restaurantes (-1,4% ia).
Estas actividades, junto con Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria (-1,2% ia), le restan 0,17 puntos porcentuales al crecimiento interanual del EMAE.
«La actividad económica volvió a crecer en febrero, manteniendo un ritmo de expansión por encima del 5%. Y tras la unificación del mercado de cambios y la eliminación de restricciones a los movimientos de capitales, incluso podría acelerar para cerrar el 2025 con una expansión del PBI más cerca del 6%», analizó Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.
«Este crecimiento en términos generales se está dando de la mano de un reacomodamiento de la estructura económica, a medida que cambian los incentivos por la baja de la inflación, las reformas y las desregulaciones. Algunos sectores están bien posicionados para canalizar capitales, crecer y absorber empleo, mientras que obviamente en otros se están desnudando los problemas de competitividad», subrayó.
Y agregó: «La clave en esta transición es acelerar la implementación de las reformas que aumenten la productividad y bajen los costos no salariales, como las privatizaciones, la reforma impositiva y la laboral. Y aquí es clave el Congreso, lo que les da más valor a las elecciones de medio término».
El FMI mantuvo la proyección de crecimiento para Argentina en 2025
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ratificó su pronóstico de crecimiento de 5,5% para la Argentina en 2025, a partir de los buenos datos que se observaron en los primeros meses del año.
«Aún tenemos ese pronóstico básicamente por los datos positivos que vimos. Pese al ajuste fiscal hubo un aumento en la confianza y eso nos permite sostener el pronóstico», señaló Petya Koeva Brooks, integrante del cuerpo de jefes de Economía del FMI.
No obstante, alertó que los riesgos para que se concrete esta expansión han aumentado por el riesgo que conlleva mayores «restricciones financieras» a partir de la actual coyuntura global y por los «efectos en los precios».
El cuerpo de economistas jefes del FMI ofreció este martes una conferencia de prensa en el marco de la Asamblea Anual de Primavera del organismo. Advirtió que la economía global enfrentará una desaceleración significativa en 2025 a raíz del endurecimiento de las políticas comerciales de Estados Unidos.
La rueda de prensa hizo foco en la situación global, que sufrió un fuerte cambio de rumbo tras las medidas arancelarias impuestas por Donald Trump.
En ese marco, el organismo aseguró que la incertidumbre generada por la política arancelaria de Donald Trump provocará una ralentización de la economía mundial e instó a que se logre una estabilización para evitar un impacto mayor. El organismo ajustó a la baja a 2,8% el potencial crecimiento global.
Según el informe de Perspectivas Económicas Globales (WEO, en inglés), las nuevas medidas arancelarias impuestas por Washington y las contramedidas implementadas por sus socios comerciales constituyen un shock negativo relevante para el crecimiento económico mundial, especialmente para los países emergentes y en desarrollo, incluyendo América Latina.
«Todos los países se verán afectados a la baja por la incertidumbre que recorta inversiones y producción«, señaló Pierre Olivier Gourinchas.
En ese marco, apuntó que algunas economías emergentes podrían verse beneficiadas por un nuevo ordenamiento del comercio internacional. Como objetivos para reencauzar la economía, el FMI instró a «restablecer la estabilidad de las relaciones comerciales» porque «la economía mundial necesita previsibilidad».
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ECONOMIA
Los colchones se siguen llenando de dólares: ahorristas compraron más de u$s100 millones por día

Cada vez que surge en el debate público la cuestión de si el dólar está atrasado o si el gobierno «pisa» el tipo de cambio, los funcionarios suelen responder a los críticos con un desafío: que si alguien cree que el dólar está demasiado barato y que su precio no se podrá sostener, entonces que actúe en consecuencia y compre billetes verdes.
Es algo que todavía no ocurre entre los grandes inversores, que siguen apostando a las altas tasas de interés en pesos del «carry trade». Sin embargo, desde el levantamiento del cepo cambiario se está viendo otra vez un fenómeno que no se recordaba desde los tiempos de Martín Guzmán: la compra masiva de dólares por parte de los pequeños ahorristas en los bancos.
El balance cambiario de mayo, que acaba de publicar el Banco Central es bien elocuente al respecto. En un mes, las «personas humanas» -es decir, no se cuentan las empresas ni fondos de inversión- fueron responsables de egresos netos por u$s3.846 millones.
Esta demanda de dólares por parte de pequeños ahorristas implica un 71% más que la registrada en abril -cuando se levantó el cepo cambiario- y es casi siete veces mayor a la que se había producido en marzo.
El turismo no tiene temporada baja
Parte de esta compra de dólares no llama la atención, porque corresponde a un rubro que ya desde el año pasado viene registrando un crecimiento explosivo: el turismo y las compras con tarjeta en el exterior. Incluye a quienes no viajan pero, desde Argentina, hacen importaciones vía courier, aprovechando la regulación más laxa que dispuso el gobierno.
Por este rubro, salieron u$s770 millones. Es una cifra muy elevada si se considera que mayo es considerado un mes de baja temporada turística. Y confirma los temores de quienes creen que este año puede haber una salida cercana a u$s10.000 millones por este concepto, lo que superaría el récord de 2017.
Las recientes imágenes de hinchas de Boca y River colmando la capacidad hotelera de Miami para asistir al mundial de clubes es elocuente respecto de la buena salud del turismo emisivo. Y se espera todavía un pico de demanda de dólares coincidiendo con el período de vacaciones invernales.
Como siempre, el Banco Central hace hincapié en recordar que la mayor parte de este gasto – estiman un 70%- es realizado con dólares propios de los viajeros, y que por lo tanto no implican un sacrificio de las reservas.
Nuevo boom de compradores de dólares
Pero lo que más llama la atención, porque esto sí es una novedad que surgió tras el fin del cepo cambiario, es la masiva compra de dólares en los bancos. En el mes, los argentinos se llevaron u$s1.954 millones netos, que fueron directamente a engrosar los dólares del colchón.
En realidad, las compras totales fueron de u$s2.262 millones, pero eso se netea porque hubo gente que vendió por u$s308 millones.
El informe del BCRA calcula que un millón de individuos compraron billetes verdes. Esto da un promedio para mayo de u$s2.262 comprados por persona. Si se considera que el mes tuvo 20 jornadas hábiles, son u$s113 por día.
Para ver cifras similares hay que retrotraerse al año 2020, cuando pese al cepo cambiario regía un «cupo» de u$s200 por persona que se podía comprar al cambio oficial. Rápidamente esa demanda supuso una sangría de dólares para el BCRA, que puso tantas condicionalidades que terminó por impedir la compra prácticamente a toda la población.
Volvió la «fuga de capitales»
Pero la compra de billetes verdes no es la única novedad importante en el balance cambiario de mayo. Además, está el rubro «activos externos en divisas», que supuso la salida neta de otros u$s1.526 millones.
Se trata, básicamente, de transferencia de divisas al exterior. Puede tratarse de dólares que estaban depositados en el sistema bancario argentino y que se utilizaron para compras de activos en el exterior o para la cancelación de deudas.
Hace apenas dos meses, este rubro apenas representaba una salida de u$s25 millones.
Lo que estas cifras están indicando es que regresó la formación de activos externos por parte de los pequeños ahorristas, eso que popularmente se conoce como «fuga de capitales». En total, el resultado neto de esa «fuga» fue de u$s3.226 millones, un 60% más que el mes pasado.
El tema promete ser otra vez protagonista de los debates políticos, sobre todo porque el kirchnerismo tiene una posición tomada respecto de que debe restringirse el uso de divisas que no vayan prioritariamente al sector público o la importación de insumos. Y critica que el déficit de cuenta corriente sea financiado por la toma de dólares del mercado de capitales -eso que Cristina Kirchner llama «dólares alquilados»-.
Un consuelo de corto plazo
De todas formas, el gobierno tiene algunos motivos de festejo en el último balance cambiario: el rojo de la cuenta corriente se redujo a u$s149 millones, un déficit modesto en comparación con el promedio de u$s1.000 millones que se registraba en el primer trimestre.
Era, naturalmente, algo que ya estaba previsto en todos los análisis, dado que mayo suele ser un mes de altos ingresos de divisas por la exportación de la cosecha agrícola. Ese incremento estacional estuvo, además, incentivado por el alivio tributario al campo, que tenía una baja temporaria en las retenciones a la exportación.
Como ese beneficio rigió también durante junio, la expectativa es que en el próximo informe haya un aporte todavía más grande por parte de la exportación agrícola.
De todas formas, esta situación no disipa las preocupaciones de quienes siguen de cerca el deterioro de la cuenta corriente: ya hay economistas que están previendo que en el segundo semestre habrá meses en los que la balanza comercial dará un saldo negativo.
Lo cierto es que mientras las exportaciones que caen al 7,4% anual, las importaciones suben un 29,4%. Y, contradiciendo el discurso oficial, no es el rubro de bienes de capital el que lidera las importaciones, sino el de productos para consumo final y automóviles.
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ECONOMIA
Concluyó la misión del FMI y el Gobierno espera por otro desembolso de u$s2.000 millones

Desde el organismo señalaron que «las conversaciones continúan siendo constructivas» y que seguirá trabajando en la revisión «en los próximos días»
27/06/2025 – 19:12hs
La misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI), liderada por Bikas Joshi, concluyó su visita a Buenos Aires como parte de la primera revisión del acuerdo de facilidades extendidas (EFF, por sus siglas en inglés). Según confirmaron voceros del organismo multilateral, las reuniones con las autoridades locales fueron «constructivas», aunque aún no se anunció la fecha del próximo paso formal: la reunión del directorio.
«Las conversaciones con las autoridades argentinas continúan siendo constructivas», señalaron desde el FMI en un breve comunicado. «En el marco de dicha revisión, continuaremos trabajando en los próximos días y brindaremos más información sobre los próximos pasos a su debido tiempo«, agregaron.
El país espera que, tras esta evaluación, el organismo libere un nuevo desembolso por u$s2.000 millones. Este giro se sumaría a los u$s12.000 millones ya enviados, como parte de los u$s15.000 millones comprometidos para el primer año del programa. A fin de 2025 está previsto un tercer tramo por u$s1.000 millones, dentro de un esquema total que contempla cuatro años y medio de desembolsos y diez años de repago.
Misión del FMI: qué metas cumplió Argentina y cuáles no
Según fuentes oficiales, Argentina estaría cumpliendo con la mayoría de los compromisos asumidos, en particular las metas fiscales y de emisión monetaria. Sin embargo, el frente cambiario genera más dudas, ya que el Banco Central no logró avanzar en la acumulación de reservas tal como estaba previsto en el arranque del programa.
Con corte al 13 de junio, la revisión contempla el cumplimiento de tres variables clave: resultado fiscal, emisión monetaria y acumulación de reservas. Si bien en las dos primeras áreas el desempeño fue sólido, el BCRA no pudo sumar divisas debido al esquema de bandas cambiarias que rige desde abril. Como el tipo de cambio no llegó al umbral de $1.100, la autoridad monetaria no tuvo margen para comprar dólares.
Desde el equipo económico buscan compensar ese desvío contabilizando las divisas adquiridas por el Tesoro Nacional. La meta semestral de acumulación era de u$s5.000 millones, pero en el Gobierno y el propio FMI ya reconocen que el foco está puesto en la meta anual.
Esto abre la posibilidad de que se otorgue un «waiver» (perdón técnico por el incumplimiento) sin mayores consecuencias, una opción que el organismo evitó comentar en su última conferencia quincenal.
Ajuste sostenido y cambios en el gasto
Un informe reciente de la consultora ACM detalló que el Gobierno logró un amplio sobrecumplimiento de la meta fiscal del programa EFF. A fines de mayo, el piso fijado para el resultado primario acumulado era de $6,07 billones, mientras que el resultado efectivo alcanzó los $6,9 billones, lo que implica un excedente superior a $800.000 millones.
«La diferencia con el año pasado es el tipo de ajuste», explicó el reporte. «En 2024, la reducción real del gasto previsional fue el eje principal. En cambio, en 2025 el gasto previsional comenzó a traccionar el gasto primario junto con las transferencias a provincias, en un esquema donde todavía persisten recortes en subsidios y programas sociales».
A pesar de que el BCRA no compró divisas desde la implementación del sistema de bandas, en las últimas semanas se registró una aceleración en la liquidación de exportaciones agroindustriales. Durante junio, el ingreso de dólares por ventas del campo ya supera los u$s5.200 millones, lo que permitió cierta estabilidad cambiaria, aunque el tipo de cambio aún no toca el piso que habilitaría intervenciones oficiales.
Esta dinámica podría cambiar en los próximos días, justo antes de que venza el régimen temporario de reducción de retenciones. El mercado espera un ingreso adicional de divisas previo al 1 de julio, cuando el poroto de soja volverá a tributar una alícuota del 33%.
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ECONOMIA
Dólar y déficit: lo que al FMI le preocupa de la economía de Milei pero ventila en público

En pleno debate sobre si es grave o si no hay que prestarle importancia al déficit de la cuenta corriente -es decir, que la salida de dólares sea crónicamente mayor a la entrada de divisas-, todos han dejado saber su opinión, menos uno de los jugadores de más peso: el Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, hay señales suficientes como para saber que el organismo encendió luces amarillas ante un desbalance que se agrava a toda velocidad. De hecho, los pronósticos en el mercado se están revisando todo el tiempo al alza, y del 0,5% del PBI que se pronosticaba a comienzos de año, ya se está hablando sobre un rojo de cuenta corriente de casi 3% hacia fin de año.
Al mismo tiempo que una misión técnica del FMI revisaba en Buenos Aires los números de la economía argentina, otras misiones hacían lo mismo en otros países latinoamericanos. ¿Qué elogio el FMI, por ejemplo, en Brasil? Su flexibilidad cambiaria, que le permitió al país ser resiliente ante la incertidumbre global. En otras palabras, el haber devaluado el real cuando el contexto externo agravó el desbalance de las cuentas externas.
Esa ha sido, históricamente, la postura del FMI: dejar que el tipo de cambio sea la variable de ajuste, para que refleje la verdadera competitividad de la economía. Desde ese punto de vista, una de las peores cosas que pueden ocurrir es un déficit grande y prolongado de la cuenta corriente.
Y, en el caso concreto de Argentina, esa recomendación ha estado presente en todos los acuerdos con el organismo. Un estudio realizado por la consultora PxQ que dirige Emmanuel Álvarez Agis demostró que, un año después de la firma de los programas, la mayoría de las metas habían fracasado: la inflación era más alta, no se había logrado recortar subsidios y hasta el déficit fiscal se mantenía sin cambios. Pero lo que sí se lograba era la corrección de la balanza de pagos.
Tomando en cuenta esos antecedentes, ¿puede suponerse que en abril del año próximo el déficit de la cuenta corriente se haya corregido? Esto implicaría un salto devaluatorio posterior a las elecciones legislativas de octubre, y la factibilidad de que eso ocurra es precisamente el tema que más se analiza en las empresas, bancos y consultoras.
¿Un dólar a $1.345?: la remota posibilidad de una devaluación
Desde ya, se descuenta que, en plena campaña electoral, el organismo que dirige Kristalina Georgieva extremará la cautela a la hora de hacer recomendaciones sobre la política cambiaria.
Y esto ocurre por varios motivos: primero, porque sugerir que hay que devaluar supondría enfrentarse a Javier Milei, que acusa de «econochantas» a quienes hablan de un atraso cambiario. Pero, además, porque una insinuación sobre problemas cambiarios también implicaría una admisión de que el nuevo sistema de bandas no es en rigor una «flotación limpia», y eso también sería contradictorio con el discurso oficial.
Ni siquiera la confesada intervención del Banco Central en el mercado de futuros del dólar -que, indirectamente, topea al tipo de cambio- puede ser objeto de crítica sin que eso suponga un conflicto, dado que el viceministro de economía, José Luis Daza, dijo que esa operatoria del BCRA fue para corregir una anomalía del mercado y que había sido previamente consensuada con el FMI.
Sin embargo, por más que el FMI cuide la diplomacia al hablar de Argentina, hay señales incuestionables: antes de que se levantara el cepo, había calculado en un documento oficial que Argentina necesitaba un ajuste cambiario en torno del 20%. Suponía el certificado de defunción para el esquema del «crawling peg» al 1% mensual.
Pero a dos meses de la adopción del sistema de flotación entre bandas, aquella corrección cambiaria se produjo en mucho menor medida. De hecho, si se hubiese devaluado en la medida en que el FMI recomendaba en ese entonces, hoy el dólar oficial mayorista tendría que cotizar en torno de $1.345. Es decir, un 13% por encima del nivel actual.
Déficit, pero no por «motivos buenos»
El gobierno defiende la tesis -que el FMI comparte- de que una suba acentuada de las importaciones es el componente inevitable de una economía que se recupera a una alta velocidad y necesita insumos del exterior. De hecho, hay consenso sobre la regla del «tres a uno», que implica que por cada punto que suba el PBI argentino, las importaciones deben crecer un 3%.
Así lo dio a entender este viernes el propio Luis Caputo, quien dijo que es «razonable y hasta sano para la economía»
«El déficit de cuenta corriente es entendible desde un aumento de importaciones de bienes de capital y consistente con la inversión necesaria para una economía que está creciendo arriba del 5%», coincidió Pablo Quirno, secretario de Finanzas.
Pero esa justificación tiene un punto débil: la suba de las importaciones -que ya están en un nivel mensual de u$s6.500 millones- no está liderada por los insumos para la industria sino por la compra de bienes de consumo finales y de automóviles.
Los datos del INDEC marcan que el rubro «bienes de capital» crece un 69%, mientras que los productos de consumo lo hacen al 75% anual, y los autos a un 160%. Si se suman estos últimos dos rubros, explican un 21% del total importado -hace un año apenas llegaban al 14%-.
Y luego está el explosivo rubro de turismo, que no solamente se vio impulsado por el retraso cambiario sino además por la eliminación del impuesto PAIS, que abarató el costo financiero para quienes usan la tarjeta de crédito en el exterior.
De continuar con la tendencia mostrada hasta ahora, ese rubro podría implicar en el año una salida de u$s10.000 millones, superando incluso el récord histórico de 2017.
¿El FMI cree el argumento de Milei?
Pero el punto fundamental en la relación entre el gobierno y el FMI es si habrá acuerdo en uno de los argumentos que el presidente Milei defiende con más pasión: que cuando hay superávit fiscal, el déficit de cuenta corriente deja de ser una señal preocupante, y que ya no es el preludio de una crisis devaluatoria.
Afirmó el presidente: «Debería quedar claro que pensar una estrategia liderado por las exportaciones tampoco tiene sentido, ya que implica exportar ahorro y por ende menos inversión (a pesar de los llorones del déficit de cuenta corriente, el cual sólo es malo si es fruto del desequilibrio fiscal y no de la decisión privada».
El tono de ese artículo hizo recordar al de inicio de año, cuando publicó otro mensaje en el que se quejó sobre «el disco rayado del atraso cambiario».
En ambos casos, Milei dedicó sus críticas a los «econochantas» del mercado argentino. Pero, aunque no lo haya dicho, muchos de sus argumentos estaban también pensados para refutar posturas históricas del FMI.
¿Qué ocurrirá ahora? Hay señales que permiten ver que aunque los funcionarios pasen y los gobiernos en Washington cambien, al FMI le cuesta alterar sus posturas clásicas. Y, sobre todo, se el país que incurre en el déficit de cuenta corriente acaba de recibir u$s12.000 millones del propio Fondo, y tiene otros u$s8.000 programados.
Lo cierto es que en el FMI no creen que un superávit fiscal sea, de por sí, una condición suficiente como para evitar una crisis cambiaria. Hay documentos al respecto, que estudiaron casos en la región.
Por ejemplo, el ex director del FMI para el hemisferio occidental, Alejandro Werner, hizo referencia a lo ocurrido en Chile durante los años ’80, que a pesar de que la economía gozaba de equilibrio fiscal, aun así no pudo evitar la turbulencia cambiaria, por la persistencia de un déficit de cuenta corriente.
Lo más curioso del caso argentino es que esa opinión ha sido compartida por el mismísimo Toto Caputo: en un recordado informe de la consultora Anker publicado antes de las elecciones de 2023, el entonces consultor y ahora ministro se mostraba escéptico sobre la conveniencia de un sistema de flotación pura. Y ponía como ejemplo la segunda mitad de la gestión macrista, en la que, pese a acumular reservas en el BCRA y realizar un fuerte ajuste fiscal, igualmente hubo un repudio de la población hacia el peso.
«El programa con el FMI entre 2018 y 2019, a pesar de apuntalar el problema central del déficit fiscal, de terminar con el financiamiento monetario al Tesoro, de no haber emitido pesos desde junio 2018 y de haber mantenido constante el circulante en poder del público hasta casi el final del mandato, debió soportar los dos años de mayor inflación de la gestión«, recordaba Caputo, desde la perspectiva de quien fue víctima directa de esa situación, al no lograr controlar al dólar en su breve gestión como presidente del BCRA.
iprofesional, diario, noticias, periodismo, argentina, buenos aires, economía, finanzas,
impuestos, legales, negocios, tecnología, comex, management, marketing, empleos, autos, vinos, life and style,
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