POLITICA
La democracia del que grita más fuerte

Javier Milei ejercita la misericordia estratégica. A Mauricio Macri lo perdonó en el mismo instante que recibió, el jueves, un chat de felicitación por el triunfo libertario en las elecciones porteñas del domingo pasado. Volvió a hablar del “afecto” que le tiene y hasta aventuró que “todavía tiene cosas para hacer”. A Jorge Macri, en cambio, lo acusa de las peores aberraciones y jura hacerle una oposición implacable en el gobierno de la ciudad.
Sabe el Presidente que los primos Macri decidieron juntos desafiarlo con unos comicios anticipados que lo forzaron a jugar a su vocero, Manuel Adorni, en una batalla por cargos menores. Pero, consumado el resultado, Milei direcciona su furia de acuerdo con necesidades objetivas. Acepta a Mauricio porque su claudicación facilita el tránsito hacia un acuerdo electoral en Buenos Aires que asoma indispensable para superar al kirchnerismo. Desprecia a Jorge porque ansía conquistar la fortaleza porteña en 2027 y no piensa regalarle oxígeno para que se levante de la lona.
Así administra Milei un éxito que lo dejó afónico tres días de tanto gritar y celebrar. Los dirigentes del Pro empezaron a caer como fichas de dominó, dispuestos a aceptar las condiciones del ganador. Cristian Ritondo asumió el reto de negociar una rendición sin humillación. Mauricio Macri lo validó desde España, mientras veía cómo las fichas se montaban una sobre la otra. Milei lo presionó un poco más cuando le reprochó en público no haberlo llamado después del escrutinio. “Su tiempo pasó”, “está grande y hay cosas que no entiende”, “su partido está obsoleto”, dijo sobre el expresidente. Al final entró el mensaje esperado. Esa misma noche, Milei invitó a Ritondo a cenar en Olivos.
Fue una victoria casi tan grande como la de las urnas. La urgencia del partido amarillo por sumarse a la boleta violeta constituye una refutación de todo aquello que el Pro, su líder y sus candidatos dijeron durante la campaña. ¿No era que enfrentaban a Milei en rechazo a sus conductas poco republicanas?, ¿que consideraban inaceptable su desprecio al disenso?, ¿que avaló una trampa electoral al difundir un video falso en plena veda electoral?, ¿que los había “decepcionado profundamente” con un pacto espurio con el kirchnerismo para impedir una ley de ficha limpia? ¿Cuántas lágrimas lloró Silvia Lospennato aquel día, en el que –se dijo– pensó en dejar la política para siempre?
Milei vive las consecuencias del batacazo porteño como una reivindicación moral. Ve a sus críticos de ayer retratados como profesionales que disputan ferozmente por cargos y no por valores. Es una de las características de lo que llama “la casta política”, un concepto vital para la constitución de su personaje público. Él puede permitirse pasar del odio al amor, ida y vuelta, porque “en campaña se dice cualquier cosa”. Pero no deja que esos deslices lo definan.
Incrementa de ese modo una ventaja decisiva sobre sus potenciales rivales. Tiene todo lo que la mayoría de ellos carece: unas ideas que parece defender con la vida, una iniciativa arrolladora y un pragmatismo táctico que aplica como alumno perfecto de sus guionistas políticos.
“El León” parece un camello: más que el rey de la selva, él manda en el desierto. Sus opositores no consiguen salir de una lógica aritmética. Hacen sumas y restas, pero no se plantean cómo conectar con una sociedad que rompió el sistema anterior y todavía no termina de asimilar el actual.
Esto último quedó en claro en las elecciones porteñas, pero la dinámica se constata en todas las contiendas anteriores. El récord de ausentismo exhibe que hay porciones enormes de la población que no quiere ni oír hablar de la política. No acuden al llamado de Milei, que planteó la campaña de Adorni como un ampuloso duelo de vida o muerte, ni al de aquellos que claman por ponerle un límite al proceso libertario, que describen como poco menos que demoníaco.
Milei hizo en público un análisis superficial del fenómeno. Dijo que cuando la gente está bien no va a votar. La caída de participación ya había sido alarmante en todo 2023, cuando el caos económico y moral del gobierno de Alberto Fernández abrió la puerta al triunfo de La Libertad Avanza.
Detrás de esa explicación de compromiso, al Gobierno encargó estudios para entender mejor el mensaje de los que no se expresan. Temen que la indiferencia sea el germen de una reacción contra las políticas de ajuste y el cambio de régimen económico en marcha en la Argentina.
Creen, sin embargo, que la inflación a la baja y el dólar estable previenen contra cualquier cisne negro electoral. Un alto abstencionismo crónico podría incluso configurar un futuro a la medida de Milei.
La Libertad Avanza no aspira a ser un proyecto de mayorías. Le alcanza con ser una primera minoría sólida, intensa y con una identidad muy marcada. Es más que suficiente para extraer gobernabilidad de un sistema roto, sin alternativas.
La apuesta medular de Santiago Caputo, que es quien programa la conducta política de Milei, no es simplemente la polarización con Cristina Kirchner, como se suele interpretar. La clave del plan es la fragmentación extrema. En ese esquema resulta vital la subsistencia de la expresidenta como una jugadora importante.
Ella achicó al peronismo hasta convertirlo en un partido del conurbano, sectario y con una oferta anclada en el pasado. Su popularidad decrece irremediablemente, sin opciones aparentes de pelear por volver al poder nacional. Pero ningún líder se anima a competir sin la base de votantes que ella parece retener. Es el tapón perfecto.
Axel Kicillof se plantó, pero quedó en una encerrona. Para hacer creíble su independencia primero debe resignarse a competir contra ella y La Cámpora, lo que lo empujaría a una derrota casi segura en la provincia que gobierna frente a la alianza de derecha que pergeña Milei. Después, le tocaría elaborar en esas condiciones una propuesta a la sociedad en la que se distinga cuál es la diferencia que lo separa de su antigua mentora.
Al igual que el peronismo, el Pro también se achicó hasta quedar como presa fácil de los libertarios. Macri interpretó en 2023 que Milei le abría la puerta para reconfigurar una alianza de derecha. Algo así como un repechaje después de la derrota de Juntos por el Cambio. Los amarillos se desprendieron de los radicales, de Elisa Carrió y otras “almas bellas” a las que se consideraron un lastre. No oyeron el estruendo que traía el viento: los Milei y Santiago Caputo no quisieron nunca un cogobierno, una coalición ni nada que implicase compartir el poder.
El asesinato de Juntos por el Cambio dejó a Jorge Macri desguarnecido en la ciudad. Sus colegas de Santa Fe (Maximiliano Pullaro), Jujuy (Carlos Sadir) y San Luis (Claudio Poggi) eludieron ese error y salvaron la ropa en sus elecciones locales.
Al desprenderse del centro y la pata progresista, el Pro se encorsetó en la defensa del ajuste fiscal y la lucha contra el kirchnerismo. Pero, ¿quién representa hoy mejor esas ideas que Milei?
Redujo las diferencias con lo que ofrecía el Gobierno a una cuestión de formas, en busca de un momento soñado en el que Milei, al fin, se domesticara. Acumularon frustraciones a lo largo de un año y medio: el relativismo moral que implicó la designación de Ariel Lijo en la Corte, el ataque sistemático a los que piensan distinto, el realineamiento de la diplomacia en contra del multilateralismo, el rechazo a la igualdad de género y la diversidad sexual, la negación del cambio climático o la apelación a destruir el Estado. El apoyo clave que el Pro le dio a los libertarios en el Congreso no desencadenó ninguna contrapartida generosa.
La derrota porteña parece cerrar la ilusión de un acuerdo orgánico entre distintos. La noche electoral Adorni prometió “tabula rasa”, pero lo que hay sobre la mesa es un contrato de adhesión escrito en letra escarlata. Nadie en el Pro se engaña. Habrá algunas concesiones distritales en la elección bonaerense de septiembre. En octubre, para diputados y senadores nacionales, Milei exige que todo el que quiera estar en el barco oficialista adhiera a la sigla La Libertad Avanza. No hay indicios de que haya dejado de pensar que los del Pro son los “amarillos fracasados”, como dijo hace dos semanas.
La idea de los Macri de adelantar las elecciones porteñas se sostenía en preservar la “utilidad del Pro”. La traducción era: si a Milei no termina de irle bien, hay que dejar en pie un partido de ideas promercado que pueda reemplazarlo. La Casa Rosada cree que frustró para siempre ese sueño. El camino es el que vio Patricia Bullrich desde el día uno: “Nuestros destinos están atados”.
El radicalismo también se domestica ante el hombre que jugaba a tirar dardos sobre una foto de Raúl Alfonsín. La mayoría de la dirigencia bonaerense pide aceptar las condiciones del Gobierno para defender las porciones de poder que le quedan en la Legislatura y los municipios que administran. Por momentos la política se resigna a la estrategia del parásito.
Otra vez festeja Milei: “¿No era que peleaban por valores?”, ironiza uno de los armadores libertarios, a quien no para de sonarle el teléfono. Juegan con la casta como gato maula con el mísero ratón.
Con adversarios jibarizados, desprestigiados y sin ideas, el Presidente puede ilusionarse con reinar en el país de la indiferencia. Se instala la democracia del que más grita, y ahí no hay quien le gane. “No me psicopateen porque me puedo poner más psicópata”, dijo el lunes en una entrevista para responder a quienes lo acusaban por el video falso que circuló en redes para perjudicar a Macri.
El grito da gobernabilidad cuando del otro lado hay vacío. El 30% que sacó Adorni entre el 53% de los porteños habilitados para votar se asimiló en la Casa Rosada a un cheque en blanco.
En los días sucesivos Milei limitó por decreto el derecho a huelga, sin más reacción que bufido por parte de los popes sindicales, cuyo descrédito no encuentra piso. Anunció una relajación de controles para captar los dólares que los argentinos tienen fuera del sistema, que pareció la promesa de crear un paraíso fiscal para quienes no tienen la sofisticación de moverse en refugios del Caribe. “Si tenés cinco palos verdes y querés ir con los crocantes, te vas y te lo gastas, no pasa nada”, dijo el viernes. En la misma nota, con un conductor amigo, justificó sus formas por momentos violentas porque “del otro lado están los orcos, está (José) López con los bolsos y la carabina”. Siempre hay gente que llega tarde.
Otro gusto que se dio Milei fue confirmar el nuevo régimen para los periodistas acreditados en la Casa Rosada. Es una maraña kafkiana de regulaciones que deja en manos del funcionario la posibilidad de sancionar a quienes incomoden al Gobierno. Qué eslogan se perdió Adorni: “Tus preguntas, mi decisión”. La motosierra de Federico Sturzenegger se rindió a la burocracia de la empleada de Gasalla.
El desprecio al periodismo tuvo un capítulo más oscuro en la marcha de los jubilados del miércoles cuando la Gendarmería detuvo con violencia inusitada a fotógrafos que retrataban los sucesos. El Presidente mantuvo su campaña de “odio” a los críticos, complementada por la indulgencia hacia quienes difunden falsedades en nombre de la revolución libertaria. Todo pelota.
Acaba de dar un paso de gigante en la cruzada de blindar el plan económico a fuerza de votos. Su ascenso atolondrado al poder en 2023 le impidió captar de antemano el instrumento de representación de la derecha, como hizo por ejemplo Donald Trump con el Partido Republicano previo a su primera presidencia. La absorción en curso del Pro y parte del radicalismo busca completar la tarea pendiente.
La hiperactividad y la centralidad de Milei acalla cualquier señal de alarma sobre el futuro. La sustentabilidad del modelo de dólar barato, sueldos pisados y aliento al consumo con ahorros es alimento para futurólogos. El Gobierno vende presente y pide confianza a cambio de estabilidad. Sin eufemismos. Cuando le preguntaron a Luis Caputo cómo podía estar seguro un ciudadano que use plata no declarada de que en el futuro no será perseguido por el Estado, respondió, entre risas: “La forma más directa es votando bien”.
POLITICA
Javier Milei llegó a Rosario para encabezar el cierre de campaña de La Libertad Avanza

El presidente Javier Milei llegó este jueves a la ciudad santafesina de Rosario, donde La Libertad Avanza (LLA) cierra su campaña nacional con un acto en las escalinatas del Parque España. El lugar no es casual, los violetas hicieron allí sus últimos cierres electorales, previos a los comicios de 2023 y antes de las legislativas de 2021.
A partir de las 19, está previsto que Milei encabece el acto de cierre, acompañado por gran parte de su Gabinete y junto a las cabezas de listas de LLA de los 24 distritos que competirán este domingo en las urnas.
Según pudo saber , está pautado que la ministra de Seguridad y principal postulante a senadora por la Ciudad, Patricia Bullrich, tome la palabra previo al discurso final de Milei.
A lo largo del encuentro, el mandatario apuntalará la candidatura de Agustín Pellegrini, postulante libertario que encabezará la nómina de diputados en Santa Fe y que enfrentará al oficialismo provincial de Maximiliano Pullaro, encarnado por su vice Gisela Scaglia.
Sin embargo, las encuestas no son favorables para el elegido de Milei. Según pudo saber , los últimos sondes lo ubican en Rosario, detrás de Gisela Scaglia, representante de Provincias Unidas, y Caren Tepp, de Fuerza Patria.
En medio de un amplio operativo de seguridad, Milei llegó a Rosario, pasadas las 17.30, acompañado por gran parte de su Gabinete, que luego se dirigirá rumbo al Parque España.
“En 2021 nos reunimos por primera vez, cuando todo era apenas una idea, una convicción y un sueño compartido. Hoy, cuatro años después, volvemos al mismo lugar, pero con una fuerza que se hizo movimiento, y un movimiento que se convirtió en historia”, destacó Diez en la red X.
En simultáneo, Pullaro y Scaglia cerrarán la campaña de Provincias Unidas en el Bioceres Arena, de aquella ciudad.
Mientras tanto, sindicatos y movimientos convocaron hoy a una jornada de protesta en a la Plaza Guernica, a solo 200 metros del Parque de España, donde se realizará el evento libertario.
Desde los gremios del transporte nucleados en la Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT) seccional Rosario; sindicatos locales (COAD y ATE); y organizaciones sociales (La Corriente Clasista y Combativa, el Movimiento Evita y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular), impulsarán distintas movilizaciones en repudio a Milei, a quien días atrás declararon simbólicamente como “persona no grata”.
A fines de evitar un escenario de alta tensión, el intendente de Rosario, Pablo Javkin envió una clara advertencia. “No traigan problemas que ya superamos en Rosario”, reclamó el jefe comunal en las horas previas al desembarco de Milei.
“Me parece que todo acto de expresión democrático es bueno que suceda, por quienes manifiestan su apoyo al presidente, como quienes anunciaron una manifestación de rechazo. Pero lo único que espero es que haya respeto”, había pedido antes.
“Que no nos traigan a Rosario la violencia de Buenos Aires. Que no empiecen a organizar provocaciones, es una sociedad que respira paz, que nos costó mucho”, añadió el intendente rosarino.
Noticia en desarrollo
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POLITICA
Debate por la eutanasia: la Corte bonaerense ordenó estudiar el caso de una mujer que pide asistencia médica para morir

La Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires ordenó la tramitación del amparo solicitado por una mujer para acceder a asistencia médica con el fin de poner fin a su vida.
La mujer padece una enfermedad incurable y progresiva e inició la acción judicial en diciembre de 2024 contra el Ministerio de Salud bonaerense, solicitando “la provisión de asistencia médico sanitaria, así como los fármacos e insumos necesarios para morir, ello como única alternativa de alivio a la situación en la que se encuentra”.
Leé también: Uruguay se sumó al reducido grupo de países que legalizaron la eutanasia: cuál es la situación en la Argentina
En el fallo, al que tuvo acceso TN, la demandante describió su padecimiento como una enfermedad “incurable, progresiva y degenerativa” con más de 20 años de evolución, que le genera “padecimientos físicos, psíquicos y espirituales (…) de una crueldad inconmensurable que se agudiza día a día”.
Manifestó que los dolores que siente le resultan intolerables y que las condiciones de avanzado deterioro en que se encuentra hacen que su “existencia sea incompatible con la dignidad mínima que cualquier persona merece”.
La mujer aseguró no poder poner fin a su vida por sus propios medios debido a impedimentos físicos y reclamó el derecho a una “muerte asistida”, “suicidio asistido o eutanasia activa”, invocando derechos constitucionales como la dignidad, la intimidad, la autonomía de la voluntad y la prohibición de tratos crueles.
En primera instancia, un Juzgado de Moreno rechazó el amparo por inadmisible, argumentando que el trámite excepcional no es apto para un debate profundo sobre la tensión entre el derecho a la vida y la muerte digna, y que implicaría ordenar a terceros cometer un delito de homicidio. El juez citó la Ley de Derechos del Paciente (26.529), la Ley de Cuidados Paliativos (27.678) y la Ley de Prevención del Suicidio (27.130), concluyendo que el ordenamiento jurídico protege “de manera casi irrestricta la protección de la vida humana”.
En la misma línea, la Cámara confirmó la decisión al sostener que existe una ausencia de base normativa para autorizar la “interrupción de la vida por la acción de un tercero”.
Con insistencia, la mujer apeló esa decisión argumentando arbitrariedad en el rechazo in limine y aseguró que no busca una “expresa autorización para interrumpir la vida”, sino “ayuda humanitaria que sea necesaria para poder morir, como única y última alternativa que hace dignificante a mi persona padeciente”.
Tras analizar el caso, la Corte bonaerense, declaró fundado el recurso de la mujer y revocó el rechazo por considerar que violó el acceso a la justicia. Para los jueces, la Cámara incurrió en “una profunda contradicción” al reconocer la sensibilidad del caso, mientras “clausura despóticamente el asunto en su instancia inaugural”.
Para los magistrados, el amparo es idóneo ante la “gravedad y flagrancia del sufrimiento” y la ausencia de otras vías que eviten daño irreparable.
“Existe una tensión entre los derechos a la vida, a la autonomía de la voluntad y a una muerte digna”, se lee en la sentencia donde los jueces reconocieron la falta de base normativa expresa para la eutanasia, pero entendieron que el rechazo preliminar impide un control de constitucionalidad difuso.
“La ponderación constitucional que reclama de la judicatura es aquella dirigida a resolver la tensión que puede existir entre su derecho a la vida y su dignidad como persona humana”, explicaron.
Leé también: Eutanasia, distanasia y ortotanasia: un debate necesario para humanizar el proceso de la muerte
Es por eso que los jueces ordenaron darle curso al amparo a través de un nuevo juzgado de primera instancia. Al respecto, el fallo aclaró que esta decisión invita a un debate profundo, pero no garantiza que la práctica sea autorizada.
En ese marco, se remarcó que es el Congreso el que debe avanzar con una nueva normativa para este tipo de caso: “La satisfacción del interés de la demandante requeriría una modificación legislativa profunda, necesariamente precedida de un amplio debate social y de profesionales especializados”.
En otro pasaje de la sentencia, los jueces remarcaron que la mujer cuenta con cobertura del PAMI y, en todo el devenir de la causa, “no media ni una constancia de la efectiva prestación ni de un “servicio social” ni de “asistencia médica” y mucho menos “integral”. “Esta ausencia o silencio resulta casi tan cruel como la enfermedad misma y no puedo dejar de sorprenderme —no sé si por la veleidad o por la irresponsabilidad— de quien debe velar por el bienestar y la atención de nuestros adultos mayores».
Eutanasia, Justicia, muerte digna.
POLITICA
Cinco ministros, 20 altos funcionarios y más de 150 directivos ya fueron desplazados del gobierno de Milei

Con las renuncias de Gerardo Werthein a la Cancillería y la despedida prometida por Mariano Cúneo Libarona al Ministerio de Justicia, ya son cinco los ministros que dieron un portazo o fueron expulsados en lo que va de la gestión libertaria. A ellos se suman casi una veintena de funcionarios de primera línea, si se incluyen también los apartamientos de secretarios y de directores de organismos clave, como la ANSES o la AFIP.
El recambio de nombres fue una constante en todas las áreas y líneas de Gobierno, y se acentuará aún más cuando Patricia Bullrich y Luis Petri dejen sus respectivas sillas en Seguridad y Defensa para asumir sus bancas en el Congreso, y lo propio haga en la Legislatura porteña el vocero presidencial Manuel Adorni, que también ostenta un cargo con rango de ministro.
Para ese tiempo, cruzada ya la primera mitad de gestión, serán entonces ocho los ministros que, por distintos motivos, habrán dejado sus cargos.
El politólogo Pablo Salinas lleva un relevamiento más amplio de la tendencia e incorpora también a subsecretarios y funcionarios políticos en general. Según sus cálculos, ya son 174 las personas que abandonaron el Gobierno.
El recambio de ministros se inauguró con Guillermo Ferraro. En enero del año pasado, a semanas del inicio de la gestión, debió abandonar la cartera de Infraestructura por presuntas filtraciones a la prensa en medio de las tratativas por la ley ómnibus, como se dio en llamar al primer intento del Gobierno por aprobar en el Congreso un ambicioso paquete de reformas.
Su salida fue acompañada de un rediseño de Gabinete que incluyó la disolución de su ministerio y el reparto de sus competencias en otras áreas, la mayoría absorbidas por Economía.
A Ferraro lo siguieron funcionarios importantes como la exsecretaria de Minería Flavia Royón y el exdirector de la Anses Osvaldo Giordano, que pagó con su cargo el voto contra la ley ómnibus de su pareja, la diputada nacional Alejandra Torres.
Luego fue el turno del secretario de Trabajo, Omar Yasín, un exfuncionario de Pro a quien el Gobierno le imputó erróneamente ser el artífice del aumento de salarios a funcionarios del Poder Ejecutivo. Yasín había tomado el lugar de Horacio Pitrau, quien antes fue eyectado por intentar lograr un acuerdo con el sindicalista Armando Cavalieri, jefe histórico de los comerciales.
El aumento de sueldos también se cobró la salida de Armando Guibert de Transformación del Estado, que aquel entonces no era más que una secretaría que permanecía bajo la órbita de Nicolás Posse, quien no tendría mucho tiempo más como Jefe de Gabinete.
Pero antes que Posse fue el turno de Sebastián de Luca, el asesor durante la campaña presidencial de Patricia Bullrich. De Luca, que era secretario de Articulación Federal dentro del ministerio, se alejó por motu proprio del armado libertario, por estar en desacuerdo con la estrategia de confrontación directa con los gobernadores que se desplegaba desde la Casa Rosada.
Luego sí, fue el turno de Posse, una de las salidas más abruptas, por la cercanía que el jefe de los ministros tenía con el presidente Milei. Su apartamiento del elenco libertario anunciaba, en marzo de 2024, que nadie contaba con protección especial y que un funcionario ensalzado un día desde el entorno presidencial podía ser despreciado al día siguiente.
Con Posse cayó también el exjefe de la entonces Agencia Federal de Inteligencia (AFI) Silvestre Sívori, que fue reemplazado por Sergio Neiffert, un hombre de Santiago Caputo, que extendía así su influencia sobre el gabinete.
Más desplazamientos
Una de las áreas que sufrió un mayor recambio fue la social, que solo encontró estabilidad cuando el fantasma del estallido comenzó a desdibujarse.
El primero en partir fue Pablo de la Torre. Su gestión al frente de la Secretaría de Niñez y Adolescencia quedó arrinconada por dos polémicas. Primero, la administración que hizo de los alimentos destinados a la asistencia social, luego de que se conociera la existencia de más de 5000 toneladas de mercadería sin entregar; y, después, el primer pequeño escándalo de corrupción que golpeó al Gobierno, cuando detrás de un sistema de convenios con un organismo internacional apareció una presunta trama de contratos fantasmas, que hoy se sigue investigando en la Justicia.
De la Torre fue sucedido por Yanina Nano Lembo, una funcionaria ligada a Pro, sin experiencia en el área, que no logró hacer pie y al tiempo sería despedida, luego de un insólita polémica por la compra de una costosa cafetera.
Pero antes que ella partieron al menos otros ocho funcionarios. Vicente Ventura Barreiro, un hombre de confianza de Cristian Ritondo, dejó su cargo como secretario de Seguridad por presuntamente haber intentado torcer una licitación dentro del Servicio Penitenciario Federal, según dijo la ministra Patricia Bullrich. El hecho fue investigado por la Justicia y Barreiro fue sobreseído el mes pasado.
A los pocos días de su salida, dejaba su silla como número dos del ministro de Economía Joaquín Cottani. Como tantas otras, su renuncia fue por “motivos personales”, pero el macroeconomista blanquearía luego que nunca “comprendió” el programa del ministro Caputo y que tampoco compartía la política cambiaria del Gobierno.
También en el mes de julio dejaba el Ministerio de Economía Fernando Vilella, que fungió hasta ese momento como secretario de Bioeconomía, área que sería reconvertida luego en la actual secretaría de Agricultura, Pesca y Ganadería.
Por esas fechas ocurrió una de los desplazamientos más curiosos: el de Julio Garro de la subsecretaría de Deportes. Comenzó a gestarse en el colectivo que llevó a la selección argentina desde el Hard Rock Stadium de Miami −donde acaba de consagrarse campeona de la Copa América 2024− hasta el hotel donde había concentrado.
En el traslado, el jugador Enzo Fernández tuvo expresiones discriminatorias contra los jugadores franceses que quedaron capturadas en un video que dio vuelta en las redes sociales. Tras ello, Garro sugirió que Lionel Messi, capitán del seleccionado, debía ofrecer disculpas por el comportamiento de su compañero. En poco tiempo, Garro estaba afuera del Gobierno.
Como en otras oportunidades, su salida fue anticipada en las redes sociales por cuentas asociadas al oficialismo. En este caso, fue el Daniel Parisini, conocido como el Gordo Dan, quien la adelantó.
En los meses que siguieron se sucedieron las salidas de Francisco Sánchez de la secretaría de Culto y la de Eduardo Rodríguez Chirillo en la de Energía; luego llegarían las mucho más resonantes salidas de Mario Russo del Ministerio de Salud y la de la canciller Diana Mondino, cuya gestión quedó eclipsada por las negociaciones que estableció Werthein desde Washington con los Estados Unidos.
Algo similar le ocurriría días atrás al propio Werthein, que quedó en un segundo plano durante la última negociación con los Estados Unidos por el swap, una negociación que se encarriló a través de canales diplomáticos extraoficiales, donde el asesor Caputo tiene injerencia decisiva. Sin embargo, cuando Donald Trump coronó esas gestiones advirtiendo que el auxilio económico desaparecería si Milei no ganaba las elecciones, el sector de Caputo responsabilizó a Werthein.
Este año comenzó con la renuncia de Ignacio Yacobucci en la Unidad de Información Financiera (UIF), luego de ser sometido a una campaña de desgaste por el alto nivel de actividad que mostró el organismo durante su gestión en las causas judiciales. Antes, el sector de Caputo había logrado desplazar a Manuel Tessio, el segundo en la UIF, luego de que se presentara como querellante en la causa por lavado de dinero contra el kirchnerista Martín Insaurralde.
También a comienzos de año partió del gobierno Eduardo Serenellini, quien había sucedido como secretario de Medios a Belén Stettler, quien, a su vez, había suplantado al comienzo de la gestión a Eduardo Roust, que estuvo solo un puñado de días en el área.
El mes de febrero siguió con la salida de Mariano de los Heros de la Anses, luego de anunciar una reforma previsional. Según el Gobierno, lo hizo unilateralmente y de manera inconsulta. “Me parece un disparate que un funcionario de segunda línea haga algo así. Me pareció una falta de respeto y voló por los aires, como correspondía”, explicó el presidente Milei.
Ese mismo día, Sonia Cavallo dejó de ser la embajadora del país ante la Organización de Estados Americanos (OEA), luego de que su padre, el exministro de Economía Domingo Cavallo, criticara el rumbo económico de la gestión.
La salida que más ruido trajo fue la de Diego Spagnuolo de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), un cargo de menor relieve, pero desde el cual se gestó una de las mayores crisis para el oficialismo. Sus consecuencias son aún inciertas, a partir de la causa que se libra en la Justicia Federal, donde se investiga un presunto entramado de corrupción en la compra de medicamentos en el área que, según audios atribuidos a Spagnuolo, culminaba en Karina Milei y su mano derecha, Eduardo “Lule” Menem.
Mariano Cúneo Libarona,pic.twitter.com/MueXV1wZat,October 23, 2025,Federico González del Solar,Javier Milei,Mariano Cúneo Libarona,Gerardo Werthein,Conforme a,Javier Milei,,Minuto a minuto. Javier Milei, en vivo: las últimas medidas del Gobierno,,Bailout for Argentina. Why Donald Trump signed a US$20-billion Swap Deal with Javier Milei,,Se renueva el Congreso. Elecciones Argentina 2025: qué se sabe de los comicios legislativos hoy, jueves 23 de octubre
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