ECONOMIA
El gran temor del mercado: que el plan de acumular dólares vendiendo bonos salga demasiado caro

El hecho de que el equipo económico en pleno -incluyendo al ministro Luis Toto Caputo y al presidente del Banco Central, Santiago Bausili-, le hayan dedicado una hora a explicar las nuevas medidas financieras por el canal de streaming oficialista «Carajo», y que la charla haya enfatizado en que sí se aumentarán las reservas, da la pauta de la preocupación del gobierno por recuperar la confianza del mercado.
No por casualidad, los funcionarios festejaron el hecho de que los mercados hayan mostrado una recuperación en bonos y acciones de empresas argentinas después de varios días en rojo. Desde la óptica oficial, hay sólo una interpretación posible: a los inversores les gustaron las nuevas medidas, recuperaron la confianza en la sostenibilidad del programa económico y están dispuestos a seguir apostando a activos argentinos.
Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, no todos hicieron la misma interpretación. Entre los economistas críticos, el paquete de medidas fue considerado lisa y llanamente como una «marcha atrás», con medidas que contradicen posturas que el gobierno defendía hasta hace un mes.
Y la conclusión que muchos sostienen es que este viraje muestra, en realidad, la debilidad del gobierno, que ante la imposibilidad de acumular reservas por la llegada de inversiones en la economía real tiene que recurrir a emitir deuda con el atractivo del viejo carry trade.
La primera crítica, como era de esperar, es que la nueva estrategia implica un aumento del endeudamiento. Actualmente, el volumen de los bonos en pesos que están en manos de extranjeros equivalen a u$s1.700 millones. La cifra es pequeña si se la compara con el pico de u$s25.000 millones registrado en 2017, durante la gestión macrista, pero lo cierto es que se prevé un crecimiento acelerado. De hecho, si el gobierno cumpliera su objetivo de colocar u$s1.000 millones por mes, llegaría a u$s8.700 millones sobre fin de año.
Y los más escépticos señalan que, aun así, no resultará fácil incrementar las reservas, dado que el mes próximo el calendario financiero marca vencimientos por u$s4.800 millones.
El parking y otras contradicciones
Uno de los puntos más atacados fue la eliminación del «parking» obligatorio de seis meses para los inversores extranjeros que querían entrar al mercado local.
«Es una muy mala señal», criticó el economista y diputado Martín Tetaz, quien afirmó que este tipo de medidas prudenciales son una práctica estándar en el mundo. «Huele a desesperación por un flujo de dólares que permita sostener el déficit de la cuenta corriente, sin ajuste del tipo de cambio. 100% populismo, 100% electoral», sostuvo Tetaz.
El propio secretario de Finanzas, Pablo Quirno, le contestó en las redes sociales, afirmando que, en realidad, ese estacionamiento por un plazo determinado ya dejó de ser una práctica común en los mercados.
«Ya no se usan esas medidas. Son prácticamente un mini cepo que ahuyenta inversores globales. La manera que no sean un problema macro es tener una macro ordenada como la que tenemos», sostuvo el funcionario.
Pero su argumento -el mismo que planteó el presidente del BCRA- no terminó de aclarar por qué sí se consideró que el «parking» era necesario dos meses atrás.
No fue la única contradicción que marcaron los economistas. Por ejemplo, Amílcar Collante ironizó respecto de cómo se había «tachado» algunas de las frases más contundentes de las últimas semanas, como «El Tesoro no va a comprar dentro de la banda» y «El tipo de cambio va a ir al piso de la banda».
Otros vieron como una contradicción la emisión del Bopreal -un bono destinado a quienes tienen pendientes deudas por comercio exterior o remisiones de dividendos al exterior-, con la cual se absorbería liquidez por unos $3 billones.
Sobre este punto, Roberto Cachanosky señaló que ese afán por absorber pesos se contradice que la afirmación de Caputo sobre que con la actual oferta monetaria en pesos la economía no puede crecer al 6% anual y que por eso se fomenta el uso de dólares de los ahorristas. «Todo parece indicar que están desesperados por los dólares que la gente tiene bajo el colchón», afirma.
Pero no todos ven que esa emisión del Bopreal tenga realmente un efecto contractivo tan importante. El reporte de la consultora Outlier argumenta que, en realidad, esos inversores y empresarios que habían quedado «atrapados» en pesos estaban posicionados en bonos del Tesoro para hacer tasa, a la espera de una salida en dólares. De manera que, a los efectos prácticos, «se cambiaría una deuda de corto plazo en pesos en cabeza del Tesoro por una deuda de mayor plazo en dólares en cabeza del BCRA».
¿Todo acorde a lo planeado?
Pero, ante las críticas, el gobierno sostiene que «todo sigue acorde a lo planeado». Es decir, que el programa no solamente está funcionando bien sino que, además, no es cierto que las medidas recién anunciadas contradigan lo que los propios funcionarios habían sostenido hace pocas semanas.
El argumento de Caputo es que, en realidad, nunca se había dicho que el dólar tenía que caer al piso de la banda, sino que el gobierno no iba a intervenir para no alterar el esquema de flotación. Y hasta dio a entender que tomó nota de las quejas sobre el atraso cambiario, al mencionar los problemas de competitividad de economías regionales si el tipo de cambio cayera bruscamente.
De hecho, justificó que la emisión del Bonte dirigido a los inversores externos tuvo la intención de evitar que ocurriera una venta masiva de dólares en el mercado de divisas, lo cual habría desplomado la cotización.
Y también negó que el gobierno haya prometido no comprar dólares dentro de la banda, sino que esa prohibición iba a regir solamente para el Banco Central pero no para el Tesoro.
Quien argumentó ese punto fue Federico Furiase, el ideólogo del «plan de las tres anclas», quien sostiene que si el que compra es el BCRA, entonces se volcarían al mercado pesos que no necesariamente responden a un aumento genuino en la demanda de dinero.
En cambio, si el Tesoro compra dólares a cambio de títulos públicos y con una «duration» mayor a un año, se cumplirá el objetivo de acumular reservas sin que eso implique emitir pesos. Y destacó que el punto central de ese plan es la disponibilidad de pesos por el superávit fiscal. «El fortalecimiento de reservas líquidas en dólares para aumentar el respaldo de los pesos YA emitidos es el RESULTADO del programa macro», escribió Furiase.
Además, dijo que este mecanismo dará mayor credibilidad al sistema de flotación entre bandas. Su argumento es que si fuera el BCRA el que compra, entonces el precio de esa compra sería considerado un piso informal dentro de la banda, algo que no ocurrirá si interviene el Tesoro.
Lo cierto es que los analistas han puesto en duda ese punto. De hecho, muchos defienden la tesis opuesta: que una compra de dólares por parte del Tesoro también implicaría mandar una señal que los inversores interpretarían como un nuevo mínimo en la cotización.
¿Cuál será el costo real?
Pero el mayor tema de controversia es el del costo oculto que puede tener el viraje en el programa económico. La estrategia de los nuevos bonos para acumular reservas implicará que los inversores entreguen dólares a cambio de un título que se pagará en pesos. Esto implicará que la tasa de interés debe compensar por la devaluación esperada más la tasa de riesgo país.
Teniendo en cuenta que el Treasury bond estadounidense a cinco años rinde un 4% y el riesgo país argentino se ubica en torno a 690 puntos, el premio esperado por los inversores no puede ser menor a un 12% real –es decir, medido en dólares-.
Antes que se emitiera el Bonte dirigido a los inversores extranjeros, la expectativa del mercado era que la tasa se ubicaría en 25%, pero terminó siendo considerablemente más alta: un 29,5%. Los propios funcionarios admitieron que esa tasa -que implicaba una expectativa devaluatoria del 19% anual- está suponiendo que los inversores piden una cobertura alta para los fundamentos actuales de la economía. Pero reconocen que está en línea con el tipo de cambio histórico del período 1997-2025.
Cuando el bono empezó a cotizar en el mercado secundario, sin embargo, hubo una caída de la tasa -es decir, subió el precio del título- de manera que ahora el rendimiento es de 25%. Para algunos analistas, la diferencia respecto de la tasa que se pagó en la emisión primaria es la mayor percepción de riesgo por parte de los inversores extranjeros en comparación con los del mercado local.
Esto también podría explicar por qué en el gobierno se optó por eliminar el «parking» obligatorio de seis meses.
En todo caso, las señales del mercado parecerían indicar que para comprar dólares, el Tesoro tendrá que ofrecer una tasa parecida a la que hoy cotiza el Bonte -25%-, lo cual traerá inevitablemente la polémica respecto de si la nueva estrategia resultará muy cara en comparación a la compra directa en el mercado de divisas.
Como ya están señalando los más escépticos, el riesgo mayor es que el mantenimiento de la «no emisión» actual esconda la posibilidad de una mayor emisión -o más presión impositiva- por el pago de intereses en el mediano plazo.
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ECONOMIA
El plan de Milei en el Congreso: polarizar con el kirchnerismo y forzar a los gobernadores a tomar partido

Javier Milei parece resignado a que su derrota en el debate parlamentario sea total y que no pueda sostener los vetos ante la ofensiva opositora. Es por eso que su discurso televisado en cadena nacional no estuvo dirigido a los legisladores peronistas ni a los gobernadores provinciales que pujan por más recursos: fue un pedido a la población para que en octubre cambie la composición de fuerzas en el Congreso.
Los anuncios para «amurallar el déficit cero y la política monetaria» fueron la excusa formal para plantear el verdadero mensaje político de Milei: que la oposición kirchnerista es el verdadero «riesgo país» y que toda la agenda de reformas quedará en riesgo si el oficialismo no obtiene una victoria contundente en las urnas.
No es la primera vez que el presidente se enfrenta a una situación de debilidad, en la que su agenda reformista choca contra la falta de apoyo parlamentario. Sin embargo, en otras ocasiones tuvo mayor margen para negociar y, finalmente, conseguir su objetivo.
En el verano de 2024, cuando su primera versión de la ley bases fue «licuada» en el Congreso, se apuró a aclarar que tenía un plan B para evitar el déficit fiscal y que, por lo tanto, los recursos que se le negaban por ley serían tomados de otras fuentes.
Fue así que consiguió que, tras un duro recorte en la asistencia fiscal a las provincias, logró que los gobernadores dieran su apoyo a la reinstauración del impuesto a las Ganancias. Además, la mayoría firmó el Pacto de Mayo -con dos meses de retraso- en un compromiso, más bien simbólico, de ponerle un tope al gasto público. Lo cierto es que las provincias hicieron un esfuerzo fiscal y terminaron el año con un superávit del 2,6% de los ingresos totales -un 0,1% del PBI-.
Hubo otros momentos de zozobra, como cuando, en la segunda mitad del año pasado, se aprobaron leyes para reformar la indexación jubilatoria y para aumentar el presupuesto universitario. Pero, otra vez tras negociar con los gobernadores, logró que su veto se mantuviera. Y, de esa manera, logró el objetivo de terminar el 2024 con superávit fiscal primario por 1,8% del PBI.
La pelea por la caja reduce el margen político
Pero, esta vez, la situación luce más complicada para Milei. Ya no se trata de pelear únicamente contra el kirchnerismo, sino que ha perdido el apoyo de sectores dialoguistas del peronismo y de ex miembros de la coalición Cambiemos. Pero, sobre todo, no logra conciliar con los gobernadores provinciales que en otros momentos fueron «dadores de gobernabilidad» para un gobierno en minoría parlamentaria.
Este año, la mayor ayuda de los gobernadores fue la de apoyar el nuevo acuerdo con el FMI, algo que Milei había pedido al inaugurar el año legislativo. Ese mismo día había prometido una regla que impediría nada que se pareciera a un «plan platita» pero hizo un guiño a las provincias al prometer una reforma federal para el manejo de los recursos tributarios.
Pero ese acuerdo hoy aparece muy lejano, y en un año electoral, muchos de estos jefes provinciales ponen en juego su futuro político, por lo que ya dejaron en claro que no están dispuestos a sacrificarse en las urnas para preservar el superávit fiscal de Milei. En definitiva, hay una pelea por una caja equivalente a un 0,12% del PBI, que al día de hoy significarían u$s840 millones.
La pulseada es por el manejo de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), un fondo que se compone por el 1% de la masa coparticipable neta, más el 1% de lo recaudado por Bienes Personales. Su creación tiene el objetivo de atender situaciones de emergencia o de desequilibrio financiero imprevisto. Por caso, fue echando mano a estos fondos que el ex ministro Sergio Massa ayudó a que varias provincias con problema de caja pudieran pagar sueldos y aguinaldos en 2023.
Si la reforma se produce tal como lo proponen los gobernadores, habrá un impacto sustancial en las cajas provinciales. Por ejemplo, Buenos Aires pasaría a recibir en este segundo semestre unos $70.971 millones, contra un promedio de $3.636 millones recibidos semestralmente desde que Milei asumió la presidencia. En el total nacional, se pasaría de $65.000 millones por semestre a $334.000 millones distribuidos a las provincias, sin necesidad del visto bueno de Toto Caputo.
La discusión radica en quién maneja ese fondo y cómo se atribuyen las transferencias. Hubo años en que se repartió la totalidad de lo recaudado -por ejemplo, durante la pandemia- pero en otros momentos casi no se transfirieron recursos. El promedio de lo que se transfirió en los últimos años es de 26%. Pero el año pasado se marcó un mínimo de 7%, según datos de Fundación Mediterránea.
Además, las provincias quieren compensar la parálisis de la inversión en la obra pública mediante la transferencia automática de lo que se recauda por el impuesto a los combustibles -aproximadamente un 2,3% del total de los ingresos fiscales-.
La apuesta a polarizar con el kirchnerismo
Ante esa pulseada por los recursos, Milei se enfrenta a la perspectiva de que en los próximos días el Congreso voltee los decretos que permitieron aplicar la «motosierra» -entre los que destaca la eliminación de la Dirección Nacional de Vialidad-, después de haber sufrido la aprobación de la reforma jubilatoria y la media sanción para el aumento del financiamiento universitario y la declaración de emergencia pediátrica.
El presidente calcula que los proyectos impulsados por la oposición tendrán un costo fiscal de 2,5% del PBI -en términos anualizados-, algo que echaría por tierra el superávit primario de 1,6% comprometido con el Fondo Monetario Internacional para este año.
Es por eso que, una vez más, defendió la tesis ortodoxa de que el origen de la inflación no es otro que la financiación monetaria del déficit fiscal y que no hay ninguna conexión entre la suba del dólar y los aumentos de precios -que es la postura defendida por el kirchnerismo-.
En definitiva, todo el discurso de Milei puede sintetizarse en la frase de la pancarta que exhibió en su visita a La Matanza –»kirchnerismo nunca más»-, con la que dio inicio a la campaña electoral en el corazón del territorio adversario.
El discurso forma parte de la estrategia de transformar la debilidad en fortaleza: ante su situación de minoría en el Congreso, explicar que el país está en riesgo de dar marcha atrás y volver a una inflación como la que dejó el gobierno de Alberto Fernández.
No por casualidad, Milei comenzó su exposición con un repaso de las estadísticas sociales, como la que indica que desde el inicio de su gestión hubo seis millones de personas que salieron de la indigencia. Ese discurso tiene el objetivo de refutar las críticas por el costo social del ajuste fiscal, que están en la base argumental de los proyectos que impulsa la oposición.
Medidas para cambiar el foco del debate
Las medidas anunciadas por el presidente tendrán un impacto más simbólico que real. La no asistencia del Banco Central al Tesoro es algo que ya se está aplicando desde el inicio de la gestión, como reconoció el propio Milei. No solamente no hay transferencias directas para pagar los gastos corrientes, sino que además se eliminaron los pasivos remunerados por los que el BCRA absorbía los pesos excedentes que generaba el gasto público.
Ya en febrero del año pasado Milei le había comentado a Gita Gopinath, vicedirectora del FMI, su idea de aprobar una ley para penar con cárcel a los funcionarios que emitan dinero para financiar al Tesoro.
Ahora, agregó la innovación de un proyecto que prohibirá que el Congreso apruebe leyes en las que se incremente el gasto público sin que se señale con qué recorte presupuestario se compensará. Y eso incluye la prohibición de que, al debatir los proyectos anuales de presupuesto nacional, se incluyan reformas que lo transformen en deficitario.
En definitiva, la medida que Milei puede tomar por su cuenta ya se está aplicando. Y las demás, requieren que sean convertidas en ley por el mismísimo Congreso que hoy está haciendo lo opuesto a lo que propone el Presidente -o sea, incrementar el gasto público-.
De manera que hay cero posibilidades de que este proyecto sea aprobado antes de las elecciones. Aunque, un detalle no menor, sí hay chances de que llegue a ser debatido. Y ahí es cuando la estrategia política del presidente cobra sentido.
El solo hecho de que se discuta el tema en el Congreso y pueda ser sometido a votación implicará, para Milei, una forma de hacer campaña, así como un intento de desviar el eje de la agenda política nacional, que hoy está centrada en el costo social del ajuste. En ese eventual debate, el oficialismo intentará dejar en evidencia la vocación del kirchnerismo por usar el déficit fiscal como estímulo del consumo, o forzarlo a argumentar por la elevación de retenciones al agro.
Finalmente, tampoco es un detalle menor el hecho de que Milei haya definido que no hay posibilidad de «terceras vías». En un debate parlamentario como el que propone, forzará a los sectores de centro -los que más directamente se vinculan a los gobernadores provinciales- a tomar una postura en esa discusión polarizada.
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ECONOMIA
Quién es el favorito de Trump para reemplazar a Jerome Powell al frente de la FED

Si bien el actual titular de la Reserva Federal tiene mandato hasta 2026, el presidente norteamericano ya eligió a su posible sucesor
08/08/2025 – 19:37hs
En medio de las especulaciones sobre quién sucederá a Jerome Powell al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el presidente Donald Trump ya tendría a su principal favorito: Christopher J. Waller. Su eventual nombramiento se produciría cuando concluya el mandato de Powell, previsto para mayo de 2026.
Si bien Powell respondió en repetidas ocasiones que no piensa dejar su puesto antes de ese plazo, desde su llegada al poder Trump lo criticó cada vez que tuvo la oportunidad. Además, la renuncia por sorpresa de la gobernadora de la Fed, Adriana Kugler, efectiva desde el viernes, ofreció una vacante para que Trump la cubra en el consejo de la Fed.
El perfil de Christopher Waller, el elegido por Donald Trump para reemplazar a Powell en la FED

Cristopher Waller es el candidato de Donald Trump para reemplazar a Powell
Waller forma parte de la Junta de Gobernadores de la Fed desde el 18 de diciembre de 2020, luego de que el Senado aprobara su designación por un estrecho margen. Su actual mandato se extiende hasta enero de 2030. Antes de ocupar ese cargo, fue vicepresidente ejecutivo y director de investigación del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, función que asumió en 2009.
En el ámbito académico, se desempeñó como profesor en la Universidad de Notre Dame y tuvo cargos en la Universidad de Kentucky y en la Universidad de Indiana, además de trabajar como investigador afiliado en instituciones europeas.
La estrategia monetaria de Waller se apoya en tres principios clave:
- Impacto de los aranceles: los considera choques inflacionarios temporales que no justifican cambios estructurales en la política monetaria.
- Movimientos anticipados de tasas: defiende la necesidad de actuar antes de que el deterioro económico sea evidente, evitando reacciones tardías.
- Decisiones basadas en proyecciones: prioriza el análisis de datos y tendencias futuras por encima de las cifras actuales, alejándose del enfoque tradicional.
En julio de 2025, esa postura lo llevó a disentir con la mayoría de sus colegas en la Fed. Waller se opuso a mantener sin cambios la tasa de referencia y planteó un recorte inmediato de 25 puntos básicos, una decisión que no pasó inadvertida en los mercados ni en la Casa Blanca.
El apoyo de Donald Trump y su visión de la independencia de la FED
De acuerdo con reportes, asesores cercanos a Trump valoraron su profundo conocimiento del funcionamiento interno de la Fed y su disposición a guiarse por previsiones. Este respaldo se reflejó también en las plataformas de apuestas, como Kalshi, donde las probabilidades de que Waller se convierta en el próximo titular del organismo superan el 50%.
Pese a su afinidad con Trump en ciertas visiones económicas, Waller ha subrayado la importancia de preservar la autonomía de la Reserva Federal. En septiembre de 2024 declaró que, si bien el presidente tiene derecho a opinar, eso no implica que el banco central deba actuar en consecuencia.
Analistas como Michael Feroli, de JP Morgan, lo describen como un funcionario «muy razonable» y menos vulnerable a presiones políticas. Para los mercados, su perfil representa un equilibrio entre continuidad y flexibilidad, algo que podría favorecer la estabilidad financiera. Además, su trayectoria técnica y prolongada dentro de la Fed lo diferencia de otros nombres que suenan para el cargo y que mantienen vínculos más directos con la Casa Blanca, como Kevin Hassett o Kevin Warsh.
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ECONOMIA
Los bancos que más plata te dan por tu plazo fijo y que son ideales para hacer carry trade

El precio del dólar está cayendo más de 3% en todo agosto, mientras que las tasas de interés que los bancos ofrecen por los plazos fijos tradicionales se encuentran al alza. El resultado de este movimiento que sucede en el mes es que se está favoreciendo a posicionarse en pesos, hacer carry trade, por la rentabilidad atractiva y la mayor ganancia que brinda, al convertirse esta ganancia en moneda estadounidense. Algo que analistas consultados por iProfesional ponen bajo la lupa.
En concreto, tras el salto de las tasas registrado hace una semana, en los últimos días, impulsados por la escasez de pesos en la calle, tras la suba de encajes establecida por el Banco Central, varios bancos volvieron a incrementar la renta que ofrecen a los ahorristas, entre 1 a 3 puntos porcentuales, para que seducir a que haya nuevos depósitos a un mínimo de 30 días y poder captar pesos.
Incluso, el viernes se llegaron a operar cauciones a 7 días, a una tasa nominal anual (TNA) superior al 42%.
En el caso de los plazos fijos tradicionales, bancos chicos, como Reba, llegaron a ofrecer hasta 39% de TNA. Es decir, 3,45% mensual, una ganancia más que atractiva.
Y no muy lejos, se ubicaron las propuestas de los bancos líderes, donde los ahorristas recibieron para sus depósitos en pesos hasta 37% anual, como fueron los casos de Banco Provincia, Banco Nación y Galicia.
Por lo que en 30 días, que es el tiempo mínimo de encaje requerido por el sistema financiero, un plazo fijo tradicional llega a pagar 3,04% mensual.
Entonces, si se invierte un capital inicial de $1 millón durante las 30 jornadas solicitadas, se generará luego de ese período cerca de $1.030.410. Es decir, más de 30.400 pesos extras en un mes.
Muy cerca se ubican otros bancos privados, como BBVA (35%) y Santander, con 34%.
Plazo fijo le gana a dólar e inflación
En resumen, las inversiones en pesos brindan un porcentaje mensual que supera tanto lo esperado en el avance del dólar como al de la inflación, por lo que se posicionan como una alternativa seductora para hacer carry trade.
Al tomar en cuenta un plazo fijo tradicional, en los primeros 8 días de agosto, a una tasa de 37% de TNA, representa en ese período una ganancia de 0,81% en ese tiempo.
En cambio, el precio del billete estadounidense minorista cae 3,3% en todo agosto.
Y si se hace la proyección, en base a las operaciones en el mercado de futuros y opciones del Matba-Rofex para fines de agosto, donde se negoció el viernes un tipo de cambio mayorista de $1.357, el resultado es que en todo el mes podría descender alrededor de 1,2%.
Por el lado de la inflación, los economistas privados están proyectando una inflación en torno al 2% para todo agosto.
Incluso, en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que acaba de publicar el Banco Central, en base a una encuesta a unos 40 economistas, se estima que el índice de precios al consumidor (IPC) puede ser de 1,7% en el corriente mes.
¿Momento de carry trade?
De acuerdo a los analistas consultados por iProfesional, la situación luce muy favorable para hacer carry trade, pero solo para un lapso muy corto. En concreto, desde ahora hasta antes de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, puede haber un breve lapso de tensa calma.
Cabe recordar que carry trade consiste en vender dólares en momentos de calma cambiaria para hacerse de pesos, luego invertir a estos últimos en la atractiva tasa de interés para generar una renta seductora, y después adquirir una mayor cantidad de billetes estadounidenses de la que se tenía al inicio.
«Todo está dándose para que los incentivos estén puestos en hacer carry trade», afirma Fernando Baer, economista de la consultora Quantum.
También se suma Nahuel Bernues, CFA, asesor financiero y fundador de la Consultora Quaestus: «Para inversores agresivos, que tengan algo de plazo para esperar, sin dudas, puede ser una gran alternativa hoy hacer carry trade. Ya de enero en adelante, por ejemplo, tenemos un diferencial relevante en la tasa fija en pesos contra el dólar. Aunque no es para todo el mundo».
En ello coincide la economista Natalia Motyl: «Sí, hoy está para hacer carry trade, por lo menos, en el mes de agosto. Un dólar más estable y este nivel de tasas favorecen para hacer rendimiento en pesos. Ya más cerca de las elecciones, habría que cubrirse en dólares».
Al mismo tiempo, agrega que «habrá que estar atentos a cómo viene el vencimiento de pesos de agosto, si el Gobierno logra renovar la deuda, o no, para que un nuevo excedente de pesos no presione sobre el precio del dólar».
Igualmente, ciertos expertos advierten que puede jugar en contra en las próximas semanas la tensión política por las elecciones legislativas y algunas variables económicas que no resulten tal como se espera en el Gobierno.
«Es un poco complicado el contexto con las elecciones de provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre, y la volatilidad de las tasas de interés. Son momentos para ser algo cautelosos. Es decir, el carry puede funcionar, pero de muy corto plazo», reflexiona Pablo Repetto, jefe de Research en Aurum, a iProfesional.
Por eso, para un lapso más extenso que el corriente mes, Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est, es contundente: «No considero que sea un momento oportuno para armar un carry trade, principalmente, por la elevada volatilidad que históricamente atraviesa Argentina en los meses previos a las elecciones«.
Además, indica que el último desembolso del FMI fue «utilizado rápidamente para contener la presión sobre el tipo de cambio, lo que evidencia la fragilidad del esquema actual».
En este contexto, sostiene que prefiere mantener una cartera de inversión equilibrada, con un 50% en instrumentos en pesos y un 50% en dólares, priorizando la diversificación y la cautela.
En resumen, el carry trade es atractivo para el corto plazo, pero el consejo es diversificar y ser precavido con el armado del portafolio.
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