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SOCIEDAD

Cómo hacer una chocotorta húmeda perfecta para el postre

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La chocotorta es uno de los postres más queridos por los argentinos. Fácil de hacer, sin necesidad de horno y con ingredientes accesibles, se convirtió en la estrella de cumpleaños, reuniones y hasta como final dulce de cualquier almuerzo familiar. Pero aunque la receta es simple, no todos logran una versión bien húmeda, con sabor equilibrado y que se corte perfecta.

La clave para que quede perfecta está en tres cosas: la proporción entre queso crema y dulce de leche, el remojado justo de las galletitas y el tiempo de frío. Si las galletitas se mojan poco, la torta queda seca; si se pasan de líquido, se desarman. El equilibrio ideal es sumergirlas apenas 1 o 2 segundos en café, leche chocolatada o licor, y colocarlas directamente en la fuente.

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Ni chocolate ni dulce de leche: receta de chocotorta con café y un toque cítrico (Foto: Instagram @valuramallo)

El relleno debe tener una mezcla bien cremosa. Lo recomendable es usar la misma cantidad de queso crema que de dulce de leche, y batir hasta integrar completamente. Para una textura más aireada, se le puede sumar un chorrito de crema de leche. Luego, se arma capa por capa y se deja reposar en la heladera por al menos 4 horas, ideal, de un día para otro.

Paso a paso: cómo hacer una chocotorta húmeda y perfecta

  • Prepará los ingredientes: 400 g de dulce de leche, 400 g de queso crema, 2 paquetes de Chocolinas y café o leche chocolatada para remojar.
  • Hacé la mezcla del relleno: uní el dulce de leche con el queso crema hasta lograr una crema uniforme.
  • Remojá las galletitas: pasalas 1 o 2 segundos por el café frío o leche chocolatada, una por una.
  • Armá la torta en capas: colocá una base de galletitas, luego una capa de crema, y repetí el proceso hasta terminar.
  • Dejá enfriar bien: tapá la fuente y llevá la chocotorta a la heladera al menos 4 horas. Ideal: toda la noche.
  • Decorá a gusto: con cacao amargo, chips de chocolate, crema batida o lo que más te guste.

Chocotorta, postre, TNS

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SOCIEDAD

La muerte de la conservacionista: la última aventura de Jane Goodall

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Jane Goodall, como muchos de nosotros, fantaseó con ser la Jane de Tarzán. Lo contaba riendo.

Goodall empezaba sus conferencias una y otra vez desde los escenarios del mundo junto a Mr. H, el chimpancé de trapo que viajaba con ella desde hacía 60 años emitiendo el sonido de estos animales. En ese momento, la audiencia se transportaba a Tanzania, a Gombe. A los 26 años, −bajo la supervisión del dr. Leakey, por quien había partido desde su Inglaterra natal junto a su madre como única compañía−, se fue a vivir entre los chimpancés, y observarlos.

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Su trabajo de campo fue uno de los más prolongados y valiosos sobre animales en libertad que existía y cambió el modo de comprenderlos. Allí descubrió que todos tenían diferentes personalidades, y muchas similitudes con nosotros y revolucionó el mundo científico. Jane es considerada una de las mujeres más influyentes del planeta. Esta Dama del Imperio Británico viajaba 300 días al año para llevar su poderoso y claro mensaje a todos los puntos cardinales, promoviendo una armónica coexistencia con todos los seres vivos y alertando: O dejamos de manipular a la naturaleza y a los animales o nos quedamos sin nuestra casa.

Jane era certera, empática, compasiva e inteligente. Siempre apeló al corazón de la gente sin dejar de decir todo lo que los seres humanos no estamos dispuestos a comprender.

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Durante la pandemia aseguró: “Somos nosotros los que hemos creado las condiciones para lo que está sucediendo con el coronavirus debido a la manipulación que hacemos de la naturaleza y la crueldad con la que tratamos a los animales. Se sabía que llegaría, como sucedía con todos los otros virus anteriores. Seguirá pasando si no dejamos de maltratar al planeta y a los seres vivos”. Y continuó: “Estamos destruyendo el hábitat de los animales y ellos se ven forzados a tener un contacto más estrecho con los humanos. Viven hacinados, estresados, los juntamos. Los virus saltan de una especie a otra y cuando se dan las condiciones, pasan al ser humano, como sucedió en un mercado húmedo con animales salvajes”.

También dijo: “Tenemos cuatro problemas: la pobreza, la corrupción, la densidad de la población y la definición de ‘éxito’. Con respecto de la pobreza si uno es muy pobre y debe sobrevivir no se le puede pedir que no dispare a un mono o lo capture para venderlo o tale el último árbol sin darle otra alternativa. Desde hace años, a través de la Fundación Roots&Shoots (Raíces y Brotes), ayudamos a la gente más pobre a generar un medio de vida más alternativo, sin destruir la naturaleza y los animales. Nuestro modo de vida es insostenible, y en ello me incluyo”.

Goodhall, junto a Isabel de Estrada

“Siempre que miro hacia atrás, recuerdo esa pequeña chimpancé atada a una cuerdita con gente alrededor riendo y señalándola. Little Jay, así la llamamos. Fue nuestra primera refugiada”, contó Goodall acerca de los inicios de Tchimpounga, el santuario más grande de África, creado por ella. En aquel momento y como consecuencia de la larga guerra civil en Congo, la caza furtiva y el tráfico ilegal llegaban cantidades de pequeños chimpancés al refugio. Todo lo que era posible hacer para entonces era acogerlos e intentar apaciguar los traumas y los miedos, al ser literalmente arrancados a sus madres, eliminadas por la carne salvaje. Las crías eran atrapadas y vendidas a zoológicos, a laboratorios, al mascotismo.

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La sucesora

Rebeca Atencia, primatóloga y doctora en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, y a quien Jane eligió como sucesora hace veinte años del Instituto Jane Goodall en la República del Congo, recuerda lo que le confesó mucho después. “Cuando te vi, me vi a mí misma años atrás persiguiendo un sueño. Sin miedo de trabajar duro y vivir sin las comodidades básicas de la vida. En la selva te sentías en tu hogar como yo”, le dijo la conservacionista.

Atencia es considerada por la revista Newsweek como una de las veinte mujeres más inspiradoras de las nuevas generaciones: “Yo había aprendido a comunicarme con ellos y creo que ella vio la pasión que tenía. Eran mi vida. Y me ofreció hacerme cargo de Tchimpounga”, recordó.

Atencia organizó el refugio, que hasta el momento solo tenía capacidad para recibir a los chimpancés que llegaban. “Los bebés de chimpancés necesitan tener calor y abrazos, pues llegan traumatizados y asustados. Durante el día salen con sus cuidadoras todos juntos a la selva para sociabilizar y jugar. Por las noches duermen abrazados a ellas”. Y explicó: “Pero una vez que crecen, los paseos por la selva terminan. Los chimpancés pueden ser agresivos y peligrosos especialmente si tuvieron una historia traumática y en contacto con humanos. Con el apoyo del Instituto Jane Goodall, puso manos a la obra para trabajar sobre los motivos por los cuales llegaban tantos chimpancés bebés: la matanza y el tráfico. El número de chimpancés bebés que llegaban empezó a bajar. Fuimos expandiendo la cantidad de tierra que teníamos para poder rehabilitar a los chimpancés, una vez que crecen y aprenden a valerse por sí mismos. Hoy el centro de rescate, a veinte kilómetros de Pont Noir, es solo el primer punto de llegada y de reeducación de los animales. Una vez readaptados y sanados de sus heridas, son llevados hacia tres islas sobre el río Kuillu: Chibebe, Kombe y Sisullu. Allí tres veces al día, mientras van gritando el nombre de cada animal, dos cuidadores protegidos con trajes de agua, tienen el mismo sistema que la selva más profunda, pero no hay cazadores furtivos. Como los chimpancés no nadan, no pueden salir de allí y exponerse a ser matados o capturados. Muchos de ellos podrán ser reintroducidos a la selva en el Parque Nacional de Concoati, último destino adonde vivirán su verdadera vida de chimpancé”.

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En la Argentina

Tuvimos la suerte de recibir a Jane Goodall cinco veces en la Argentina, adonde vino por diferentes motivos. Uno de ellos, para, bajo la dirección de Boy Olmi filmar Jane & Payne en la Patagonia, junto a Roger Payne quien descubrió el lenguaje de las ballenas. Uno de sus últimos deseos era que Toti, uno de los tres chimpancés que todavía vivían en la Argentina (Bubalco, Río Negro), pudiera ser trasladado a un centro especializado en compañía de otros de su especie. Fue de público conocimiento que ella quería que Toti viajara e intervino personalmente en todo el proceso. Toti hoy está siendo entrenado para poder ser trasladado y esperamos que su deseo pueda ser cumplido. Ella buscaba siempre lo mejor para cada individuo. Cada uno de ellos tenía una historia detrás a considerar y a partir de ella, se decidía su futuro.

En cuanto a Yony, que aún permanece en Luján, Atencia, su sucesora, también se pronunció: “No lo sacaría de su ambiente. Yony está muy humanizado y es muy grande, no se puede trasladar a más de una cortísima distancia. Solo se puede mantener su contención emocional, importantísimo y mejorarle sus condiciones y entretenimiento.”

El equipo de Jane Goodall camino a Angola a buscar cuatro chimpancés; entre ellos, está Rebeca Atencia (campera verde)

¿Un mensaje?

Acordarnos que cada día que estamos en este planeta hacemos la diferencia. En cada acto que realizamos, pensar si estamos haciendo daño, si para hacerlo se ejerció la crueldad con los animales o si estamos estropeando algo. Preguntarnos con cada pequeño gesto y cada día, si estamos creando un mundo mejor. Cada pequeño detalle de cada uno de nosotros hace la diferencia…

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“¿Su próxima aventura?“, le pregunté.

“Una vez que termine aquí, que hay tanto para hacer, seguramente sea descubrir qué es lo que descubro el día en que muera.”

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SOCIEDAD

La peli tiene más años que un bosque, pero El Quinto Elemento le robó sus mejores ideas sin ningún tipo de vergüenza

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Seguramente, junto a León: El Profesional, El Quinto Elemento sea la película más conocida del director francés Luc Besson. Y la verdad es que es una fantasía de ciencia ficción emocionante, divertida y tremendamente impactante a nivel visual. ¿Original? No tanto. Los lectores con cierta edad y aficionados a la ciencia ficción probablemente reconozcan que muchas de las ideas más recordadas de la película podrían haber sido tomadas prestadas de obras previas, sin ningún tipo de vergüenza.

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Una larga cadena de parecidos más que razonables

Para comprender mejor la genealogía de El Quinto Elemento, hay que remontarse al lejano 1976, cuando Dan O’Bannon escribió The Long Tomorrow, con ilustraciones de Moebius, publicado en la mítica revista de cómic Métal Hurlant. Esta obra sentó las bases visuales del cyberpunk y de la fusión entre noir y ciencia ficción en viñeta, adelantándose por ejemplo a Blade Runner y ofreciendo un universo urbano saturado de neones y decadencia, con altos rascacielos y coches voladores.

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Cinco años después, en 1981, el cortometraje animado Harry Canyon, incluido en Heavy Metal (que adaptaba algunos de los cómics de Métal Hurlant), rindió homenaje a esta estética. Con guion de Daniel Goldberg y Len Blum, el corto presenta un taxista neoyorquino en un mundo futurista que se mete en líos por culpa de una inesperada pasajera Décadas más tarde, en 1997, Besson dirige El Quinto Elemento, con Moebius como ilustrador conceptual, integrando rascacielos escalonados, neones y una presentación de Korben Dallas, el personaje de Bruce Willis, muy parecido al corto de Harry Canyon (por cierto, casualidad o no, Richard Corben es uno de los artistas más míticos de Métal Hurlant).

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El corto presenta un taxista neoyorquino en un mundo futurista que se mete en líos por culpa de una inesperada pasajera

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En The Long Tomorrow, un detective desilusionado recorre callejones llenos de sospecha; en Harry Canyon, un taxista de Nueva York evita atracos con humor y sarcasmo; y en El Quinto Elemento, Korben Dallas, exsoldado militar, se reintegra al subsuelo de la ciudad, sobreviviendo entre intrigas y traiciones. Si ponemos las tres historias una junto a la otra, empezamos a ver parecidos de lo más sospechosos.

El Quinto Elemento El Incal

Primera página de Moebius para El Incal e imagen de El Quinto Elemento

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Moebius como puente visual y conceptual

Jean «Moebius» Giraud no solo proporcionó inspiración: su influencia es tangible en cada plano. Los bocetos de naves, taxis voladores y vestuarios extravagantes que creó para Besson reflejan la estética que caracterizó su trabajo en cómic. Además, la arquitectura de Mega-City, con rascacielos en capas y autopistas aéreas, retoma directamente la volumetría y disposición escalonada de The Long Tomorrow. Incluso en la caracterización de personajes, Moebius dejó su impronta. La exuberancia de los trajes y la extravagancia de algunos personajes secundarios, como Ruby Rhod, recuerdan a la imaginación desenfrenada de sus cómics, donde la coherencia visual y la exageración conviven de manera natural.

No es casualidad que Besson terminara en tribunales, aunque no por su parecido con Harry Canyon curiosamente

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No es casualidad que Besson terminara en tribunales, aunque no por su parecido con Harry Canyon curiosamente. Alejandro Jodorowsky y Moebius alegaron que El Quinto Elemento tomaba elementos sustanciales de El Incal, su obra maestra. Demandaron a Besson por competencia desleal y daños millonarios, señalando similitudes en la narrativa, la estética y el diseño conceptual: el antihéroe guardián de un cristal cósmico y los rascacielos iluminados por neones, entre otros. Finalmente, los tribunales desestimaron los pleitos en 2004, considerando que las similitudes eran fragmentarias y no constitutivas de plagio. Aun así, la polémica dejó claro que El Quinto Elemento se inscribe en una genealogía artística con raíces profundas en la obra de Moebius y sus contemporáneos.

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La noticia

La peli tiene más años que un bosque, pero El Quinto Elemento le robó sus mejores ideas sin ningún tipo de vergüenza

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fue publicada originalmente en

3DJuegos

por
Chema Mansilla

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Pocos lo saben: por qué la lengua se pega al hielo

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A muchos les pasó: sacar un cubito del freezer, apoyar la lengua y sentir que queda pegada por unos segundos. Lo mismo ocurre si se toca con la lengua una superficie metálica o cualquier objeto expuesto a temperaturas bajo cero.

Aunque muchas veces se haga como broma para sorprender a familiares o amigos, lo cierto es que no es un experimento inofensivo.

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El fenómeno se debe a la humedad natural de la lengua, que está siempre recubierta de saliva. Cuando entra en contacto con un objeto extremadamente frío, ocurre lo que en física se llama transferencia de calor: la energía térmica fluye del cuerpo más cálido (tu lengua) hacia el más frío (el hielo).

En cuestión de segundos, esa humedad se congela y forma una delgada capa de hielo que actúa como pegamento entre la lengua y la superficie congelada.

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La lengua queda pegada debido a la transferencia de calor que ocurre con el hielo o la estructura congelada. (Imagen ilustrativa generada con IA)

Qué ocurre a nivel microscópico

La saliva está compuesta por moléculas de agua en constante movimiento. Al tocar el hielo, esas moléculas pierden calor tan rápido que se congelan casi de inmediato, fusionándose con la superficie helada.

En otras palabras, lo que une tu lengua al objeto frío no es otra cosa que una fina película de hielo formada al instante. Es el mismo proceso que convierte el agua en cubitos dentro del freezer, solo que ocurre directamente sobre tu piel y en fracciones de segundo.

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Por qué es riesgoso

Aunque parezca una curiosidad divertida, el contacto prolongado puede ser peligroso. Intentar despegar la lengua de golpe puede provocar:

  • Pequeñas lesiones en la mucosa bucal.
  • Desgarros por arrancar tejido junto con la capa de hielo.
  • Dolor intenso y, en casos extremos, heridas sangrantes.

Cómo despegar la lengua del hielo sin lastimarse

Si llegás a quedar pegado, lo más importante es no entrar en pánico ni tirar con fuerza. Las formas seguras de liberarse son:

  • Aplicar agua tibia sobre la zona de contacto.
  • Respirar suavemente sobre la superficie para que el calor del aliento derrita el hielo.

De esta manera, la lengua se despegará sin dolor ni consecuencias.

Hielo, lengua, curiosidades, TNS

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