INTERNACIONAL
China expande su maquinaria de espionaje y manipulación con operaciones encubiertas sobre comunidades migrantes

El servicio de inteligencia de Nueva Zelanda advirtió este jueves que el régimen de China realiza la mayor cantidad de operaciones de injerencia extranjera en el país, superando ampliamente a cualquier otro actor estatal.
En su más reciente informe anual de riesgos, la institución subrayó que China es el poder más activo que busca manipular al gobierno, la sociedad y las instituciones democráticas neozelandesas.
La agencia de inteligencia señaló que Nueva Zelanda enfrenta actualmente “el entorno de seguridad nacional más desafiante de los últimos tiempos”, impulsado por el aumento de tensiones internacionales, polarización social y agravamiento de conflictos globales.
El informe detalla que, aunque varios países intentan ejercer presión e infiltración, “China sigue siendo el más activo”.
De acuerdo con el documento, el Departamento de Trabajo del Frente Unido del Partido Comunista Chino lleva a cabo operaciones destinadas a ampliar la influencia del régimen fuera de sus fronteras. Estas acciones incluyen prácticas de manipulación, engaño y esfuerzos para corromper organizaciones en el extranjero. La NZSIS aseguró que “las actividades del Frente Unido suelen ser engañosas, coercitivas y corruptoras, y representan riesgos para las organizaciones de Nueva Zelanda”.
El organismo de inteligencia advirtió a las empresas neozelandesas sobre los peligros directamente asociados a las leyes de seguridad nacional chinas. Bajo esa legislación, cualquier persona u organización establecida en China está obligada a colaborar con las autoridades de seguridad cuando lo requieran, lo que extiende la capacidad de control y vigilancia de Beijing sobre intereses y ciudadanos fuera de sus fronteras.

El informe identificó la región del Indopacífico como escenario central de la creciente competencia estratégica entre potencias, con China descrita como un actor “especialmente asertivo y poderoso” que busca consolidar y expandir su influencia en toda la zona. Los servicios de inteligencia advirtieron que China “ha demostrado su disposición y capacidad para ejecutar actividades de inteligencia que apuntan directamente contra los intereses nacionales de Nueva Zelanda”.
El documento indica que agentes chinos han llegado a involucrar a integrantes de la diáspora residente en Nueva Zelanda en prácticas consideradas como “represión transnacional”. Estas consisten en la cooptación de ciudadanos para recabar información sobre personas de origen chino o críticos del régimen. Estas operaciones han sido denunciadas en numerosas ocasiones por organismos de derechos humanos internacionales.
El fenómeno no es nuevo: según la NZSIS, la recopilación de datos y la intimidación abarca a comunidades migrantes y defensores de derechos humanos, afectando la libertad de expresión y la seguridad relativa de quienes escaparon del control estatal chino.
En el terreno digital, el informe alertó sobre la intensificación de ataques cibernéticos contra infraestructuras críticas, empresas tecnológicas y centros de investigación. La inteligencia neozelandesa especificó que la infiltración no se limita a agentes oficiales, sino que el régimen emplea a empresas, universidades, organizaciones de fachada y actores cibernéticos para obtener acceso a información privilegiada, políticas públicas, alianzas de seguridad e innovaciones tecnológicas. “Algunos gobiernos adoptan un enfoque de Estado total para la recolección de inteligencia, utilizando todos los recursos y redes a su alcance”, sentenció el reporte.
La NZSIS advirtió que existen “múltiples ejemplos” de intentos sistemáticos por acceder a información confidencial de organismos estatales, investigaciones científicas y posiciones en política exterior. El espionaje, según el informe, suele pasar inadvertido y es “casi seguro” que parte de la actividad encubierta aún no ha sido detectada.
El análisis de riesgos también identificó otras posibles amenazas internas, como la radicalización de personas jóvenes vulnerables en entornos digitales fragmentados y altamente polarizados, lo que mantiene la alerta sobre potenciales ataques violentos cometidos por individuos solitarios.
El informe concluye que la inseguridad y la competencia global alimentan los intentos de otros Estados por obtener acceso encubierto a recursos estratégicos y que la vigilancia reforzada es imprescindible para salvaguardar la soberanía y el funcionamiento democrático de Nueva Zelanda.
(Con información de AFP)
Defense,SOUTH CHINA SEA
INTERNACIONAL
La NASA desarrolló un metal que resiste el calor extremo

La NASA logró un avance relevante en la ingeniería de materiales con el desarrollo de la aleación metálica GRX-810, capaz de soportar altas temperaturas y apta para impresión 3D. Este avance, realizado en el Glenn Research Center de la agencia en Cleveland, Ohio, transforma la producción de componentes tanto para la industria aeroespacial como para la aviación comercial.
El GRX-810 superó una limitación histórica de la impresión 3D en metales: la ausencia de aleaciones asequibles que resistan las condiciones extremas de motores espaciales y aeronáuticos. Antes, solo los metales más costosos permitían la fabricación aditiva de piezas expuestas a altas temperaturas, restringiendo su uso a aplicaciones de alto presupuesto. La nueva formulación, que combina níquel, cobalto y cromo, resolvió ese obstáculo.
El proceso de fabricación de GRX-810 incorpora una innovación clave: cada partícula metálica en polvo cuenta con un recubrimiento cerámico de óxido. Esta técnica, conocida como aleación reforzada por dispersión de óxidos (ODS), mejora la resistencia térmica y el rendimiento del material.
Antes, producir polvos ODS resultaba costoso y complejo, pero la NASA desarrolló un método avanzado basado en mezcla acústica resonante. Mediante vibraciones rápidas aplicadas a un recipiente con polvo metálico y nanopartículas de óxido, cada partícula recibe un recubrimiento uniforme.
Así, el material conserva sus propiedades incluso tras ser reciclado y reutilizado para impresión 3D. Este procedimiento permite reutilizar el material sin perder las cualidades que lo distinguen.

Las ventajas sobre las aleaciones convencionales son notables: GRX-810 resiste hasta un año de uso continuo a 1.093°C bajo cargas que fracturarían cualquier otro metal asequible en solo horas. Además, la impresión 3D con esta aleación permite la creación de formas mucho más complejas, lo que amplía el horizonte de diseño y eficiencia en fabricación de componentes.
La producción industrial de GRX-810 está a cargo de Elementum 3D, una empresa con sede en Erie, Colorado, que posee una licencia coexclusiva para la aleación y el proceso patentados por NASA. Elementum 3D suministra el material en volúmenes que van desde pequeños lotes hasta más de una tonelada, y mantiene una colaboración activa con la agencia bajo un acuerdo Space Act para perfeccionar el producto.
Jeremy Iten, director técnico de la compañía, explicó: “Un material sometido a estrés o a una carga pesada a alta temperatura puede empezar a deformarse y estirarse casi como si fuera caramelo”. Iten agregó: “Las pruebas iniciales realizadas en la producción a gran escala de nuestra aleación GRX-810 mostraron una vida útil que duplica la del material producido en pequeños lotes, y esos ya eran excelentes”.

El potencial de GRX-810 abarca más industrias. Empresas del sector, incluyendo la aviación, exploran aplicaciones adicionales para esta aleación. Un caso concreto es el de Vectoflow, cliente de Elementum 3D, que está probando sensores de flujo fabricados con GRX-810.
Estos dispositivos, esenciales para medir la velocidad de los gases en turbinas y optimizar el rendimiento de los motores, suelen fallar en minutos debido a altas temperaturas. El uso de GRX-810 podría mejorar la eficiencia del combustible en aviones, reducir las emisiones y disminuir la frecuencia de reemplazo de componentes.
La colaboración entre NASA y empresas privadas como Elementum 3D se integra en una estrategia de transferencia tecnológica que genera beneficios tanto para la agencia como para la economía espacial estadounidense. A través de acuerdos específicos, NASA impulsa materiales avanzados que potencian sus misiones y a la vez impactan sectores industriales clave.
Gracias a iniciativas como GRX-810, la NASA consolida su liderazgo tecnológico al aportar soluciones que pueden transformar la exploración y generar cambios en la industria y la vida cotidiana.
North America,CAPE CANAVERAL
INTERNACIONAL
Trump-aligned legal group probes Biden-era organ transplant program over ethical concerns

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FIRST ON FOX — A Trump-aligned legal group founded by White House aide Stephen Miller filed Freedom of Information Act requests Thursday targeting a Biden organ transplant program that critics warn could be open to abuse.
The requests from America First Legal went to the Department of Health and Human Services, the Centers for Medicare & Medicaid Services, and the Health Resources and Services Administration. At issue is the Increasing Organ Transplant Access Model, a six-year mandatory program finalized in December 2024 and set to take effect in July 2025, which aims to expand access to kidney transplants but has drawn criticism from Trump officials who warn it may be vulnerable to outside influence.
The model builds on earlier payment experiments, testing whether financial rewards and penalties can improve care and expand access for Medicare and Medicaid patients.
Trump officials and allies, including America First Legal, argue the system risks distortion by outside interests — a charge that prompted AFL’s FOIA requests as part of a broader investigation.
TRUMP’S EXECUTIVE ORDER ON VOTING BLOCKED BY FEDERAL JUDGES AMID FLURRY OF LEGAL SETBACKS
Health and Human Services Secretary Robert F. Kennedy Jr., speaks during a news conference at the Health and Human Services Department on Apr. 22, 2025 in Washington, D.C. (Andrew Harnik/Getty Images)
They cited in part recent findings from an HRSA-led probe published earlier this year. That investigation suggested third-party groups or for-profit organizations «may have unduly influenced the IOTA Model»— though their exact role or the extent they may have done so is unclear.
HHS Secretary Robert F. Kennedy Jr. also cited concerns from the study, which the department said in a statement «revealed clear negligence and disturbing practices» by a large organ procurement organization in the U.S., prompting him to launch a new reform initiative.
In previewing the FOIA requests to Fox News Digital, AFL cited related concerns about patient safety, ethical misconduct, and discrimination in organ allocation, among other things.
The requests ask HHS, CMS and HRSA for a long list of information regarding the program and related correspondence — including emails, letters and memos between agency personnel and third-party representatives about the development or implementation of the IOTA Model. They also seek meeting records, agendas and summaries of discussions involving agency staff and outside officials.
The payment model will affect more than 100 U.S. transplant hospitals over six years, imposing mandatory financial incentives and penalties tied to a final performance score.
FEDERAL JUDGE BLOCKS TRUMP’S BIRTHRIGHT CITIZENSHIP BAN FOR ALL INFANTS, TESTING LOWER COURT POWERS

President Donald Trump gestures in the State Dining Room of the White House, Friday, Aug. 8, 2025, in Washington. (AP Photo/Mark Schiefelbein)
IOTA was touted as a way to help increase access to organ donors and transplants in the U.S. and help address the long waiting list of patients awaiting a transplant, which as of last fall stood at roughly 90,000 people.
Participating hospitals are evaluated for their performance in three key areas, according to CMS’s final rule, which took force in July, including the volume of kidney transplants, their matching efficiency, and post-transplant outcomes of their patients. But the role outside groups have played, including during the process of drafting the final rule, has prompted criticism and calls for additional scrutiny from Trump allies, including AFL.

The U.S. Department of Health and Human Services building is pictured in Washington on Monday, July 13, 2020. (Caroline Brehman/CQ-Roll Call, Inc./Getty Images)
«Self-interested third parties should play no role in shaping America’s organ transplant policy,» AFL counsel Laura Stell told Fox News Digital in a statement previewing the FOIA requests and broader investigation.
«Where monetary incentives and penalties come into play, there must be utmost certainty that CMS developed the program without influence from entities with improper motives.»
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America First Legal, though not officially part of the Trump administration, was founded by longtime Trump adviser Stephen Miller after Trump’s first presidential term.
Miller stepped down from AFL before rejoining the White House in 2025 as Trump’s deputy chief of staff.
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INTERNACIONAL
El director que creyó que era un genio y estafó a Netflix: su serie era una mentira y podría ir 50 años preso

Podría ser otra de esas historias de fracasos de Hollywood, de presupuestos despilfarrados, de sueños desmesurados que terminan en un desastre colosal. Pero esta historia es mucho más que eso. Todo salió tan mal que el director puede terminar condenado a 50 años de prisión.
Aquí hay de todo: megalomanía, excesos, un fraude millonario, locura. Y un gigante involucrado (y estafado): Netflix.
Carl Rinsch es un director de cine norteamericano. Se dio a conocer con piezas publicitarias y algún corto que llamaron la atención de Hollywood. Lo ayudaba una personalidad desbordante, arrollador; era un gran vendedor de sus ideas. Lo apoyaba Ridley Scott, para quien trabajaba.
Dicen que contaba sus proyectos con una convicción contagiosa. Sin haber debutado como director de largometrajes estuvo a punto de que le confiaran la precuela de Aliens y la remake de Fuga en el Siglo XXIII (Logan´s Run), una mítica ciencia ficción de mediados de los setenta. Al final el proyecto que salió fue una adaptación fantasy y grandilocuente de 47 Ronins, la leyenda sobre heroicos samurais protagonizada por Keanu Reeves. Durante el rodaje el presupuesto se fue estirando. Rinsch gastó 175 millones de dólares que el estudio nunca recuperó. La película fracasó en taquilla y fue rechazada por la crítica. Parecía que a Rinsch le iba a resultar muy difícil rescatar su carrera incipiente, parecía que estaba condenado a filmar publicidades por el resto de sus días.
Pero pocas cosas lo detenían a este hombre.
Junto a su entonces esposa Gabriela Roses Betancor, modelo y diseñadora de moda uruguaya, Carl Rinsch desarrolló un proyecto para una serie de ciencia ficción llamada White Horse. Narraba la historia de unos robots con forma humana llamados Orgánicos Inteligentes diseñados para brindar ayuda humanitaria. Pero de a poco la población empieza a temerles, a desconfiar de ellos y los ataca. Allí comienza un combate descarnado.
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Puso parte de su dinero y consiguió productores que financien la filmación de seis cortos de entre 4 y 10 minutos para poder vender la serie. El plan original era un producto de 13 capítulos de dos horas cada uno. 13 películas que contarían una gran historia. El rodaje de ese material ya fue problemático. Para abaratar costos filmó en Europa y en África, esquivando a los sindicatos de Hollywood. Pero su estilo perfeccionista y sus manías se devoraron pronto el presupuesto. Su inversor escapó espantado y apareció Keanu Reeves -con el que mantenía buena relación desde 47 Ronins– para aportar como productor asociado los dólares necesarios para finalizar los cortos que servirían para vender el proyecto.
Carl Rinsch era uno de los directores más prometedores y terminó en la ruina. (Foto: AP)
En 2018 las plataformas buscaban contenido alocadamente. Estallaba el boom del streaming y todavía no habían encontrado un equilibrio. Todas las series parecían funcionar y nadie quería perderse el próximo gran impacto. HBO, Amazon y Netflix pelearon por White Horse. Eso aumentó la cotización del director y el presupuesto de la producción. Fue como una subasta alocada, fuera de control, en la que todos pierden perspectiva y suben la oferta. Parecía que sería de Amazon por más de 10 millones de dólares pero terminó ganando (en este caso es sólo una forma de decir, un eufemismo) Netflix. La oferta monetaria para los cradores fue más generosa pero agregó algo más, que tendría vital trascendencia en esta historia. Le otorgó al director el corte final, una verdadera rareza en el mundo de las plataformas. Esa cláusula, la de otorgarle a Rinsch el poder de decisión final puede ser una de las más costosas de esta nueva era del streaming.
La producción era muy ambiciosa. Para esa altura ya había cambiado de nombre. La serie se llamaría Conquest. Netflix imaginaba que tenía entre manos una nueva gran saga, que podría explotar con muchas temporadas, precuelas, secuelas, spin offs y merchandising. Parecía un gran negocio.
Las banderas rojas que no vieron
En el fragor de la pelea por quedarse con la serie, en la obnubilación por triunfar en la subasta, Netflix no prestó atención a algunas alertas. Las disputas de Rinsch con los inversores iniciales (obtuvieron varios millones de dólares con sus reclamos posteriores), la forma de manejarse de Rinsch en el set (maltratos, arbitrariedades y poco apego al presupuesto) y a que -algo fundamental- los guiones todavía no estaban terminados. Destinaron un presupuesto de casi 65 millones de dólares. Carl Rinsch, en 2019 en Uruguay, en pleno rodaje de la serie Conquest. (Foto: gentileza El País de Uruguay)
La preproducción y el rodaje estuvieron gobernados por los problemas de Rinsch. Gritos, insultos, elementos arrojados, cámaras derribadas. Nadie lo veía dormir; parecía estar despierto las 24 horas del día. Sus allegados luego lo acusaron de abusar de drogas prescriptas para el déficit de atención (él después reveló que está dentro del espectro autista y que tiene TDHA) y de otras drogas no recetadas. La esposa, otros familiares, miembros relevantes de la producción y amigos hicieron una intervención solicitándole (conminándolo a) que entrara a rehabilitación. Pero Rinsch sólo aceptó tener una especie de ayudante terapéutico que duró nada más que un par de semanas a su lado; muy rápido logró deshacerse de él.
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Definir la conducta de Rinsch como errática sería generoso, un calificativo tenue. Le enviaba mails a los directivos de Netflix afirmando que él conocía el mecanismo secreto de la transmisión del Covid que surgía desde el centro de la tierra o que presumía de poder de predecir cuándo y dónde caería un rayo o el momento exacto en el que un volcán entraría en erupción.
Lo que entró en erupción fue la producción de Conquest.
La pandemia detuvo el rodaje un tiempo. Cuando reanudaron, el director le pidió a Netflix otros 11 millones de dólares para terminar la serie. Les dijo que sin esa inyección de dinero el proyecto naufragaría. Netflix, una vez más, aceptó y liberó esa suma (a ese momento llevaba invertidos 55 millones de dólares).
Apenas recibió la plata, Rinsch sacó casi todo de la cuenta de la producción, dejó 500.000 dólares. Los restantes 10 millones y medio los transfirió a su cuenta personal. Compró bonos y acciones pero sus inversiones fueron un enorme fracaso. En unas pocas semanas se esfumaron casi 6 millones de dólares.
Los directivos de la serie intentaron averiguar en qué estado se encontraba la serie; si algo del proyecto podría salvarse. Se encontraron con el mutismo del director y con que nadie del equipo sabía bien dónde estaban parados. Tardaron unas semanas más en darse cuenta de que Conquest era una quimera irredimible. Al ver que ya llevaban más de 55 millones de dólares gastados y que ni siquiera había un capítulo finalizado, la empresa decidió dar por concluido el proyecto. Salvarlo parecía imposible y demasiado costoso. Prefirieron dejar de perder dinero y en especial dejar de lidiar con Rinsch y sus excentricidades.
Le anunciaron vía mail todo se cancelaba y que él podía revenderlo si quisiera. Pero con una enorme salvedad: el nuevo comprador-productor debía pagar a Netflix cada dólar que había puesto.
Rinsch respondió con mails furiosos. Pero el destino de la serie estaba dictado.
En el medio de esa disputa también se terminó su matrimonio. Su esposa uruguaya lo acusó de maltratos, de hacer agujeros en las paredes con sus puñetazos cuando le agarraban ataques de furia y de destrozar buena parte del mobiliario del lugar en el que se alojaban.
Él sostuvo que ella se había complotado con miembros del equipo técnico para asesinarlo.
Mientras su gran proyecto y su matrimonio se derrumbaban, Rinsch tomó los cuatro millones de dólares que quedaban de lo que le había enviado Netflix y los invirtió en criptomonedas. Si con las acciones le había ido pésimo, con las cripto ocurrió todo lo contrario. Tuvo un éxito furibundo. Cuando cobró, esos 4 millones se habían transformado en 27 millones de dólares. Salió a gastar eufórico. En pocas semanas se compró 5 Rolls Royce, una Ferrari, relojes de 400.000 dólares y ropa y muebles de diseñadores exclusivos. Tal vez el gasto más estrafalario haya sido el de unos colchones suecos hechos a mano por los que pagó 650.000 dólares. Se calcula que gastó casi 10 millones de dólares en total.
Las demandas comenzaron a llegarle de manera aluvional. La ex esposa y Netflix fueron por él. El juicio de divorcio demostró los gastos y el ocultamiento de dinero. Netflix ganó un juicio por daños por casi 12 millones de dólares (y la devolución de todo el material filmado hasta el momento). Rinsch se declaró insolvente y aún no pagó. Se da una paradoja: los honorarios de los abogados que lo defienden de los reclamos de Netflix los pagó con el dinero que le entregó Netflix.
El director veía la situación de manera diferente. O al menos sus (costosos) abogados. Su lugar era, según su propia perspectiva, el de víctima. Demandó a Netflix por el final anticipado del contrato, la acusó de incumplimiento y exigió 14 millones de dólares de resarcimiento.
El director podría recibir una pena de más de 50 años. (Foto: gentileza El País de Uruguay)
Ante el reclamo de Netflix intentó justificarse asegurando que las compras de todos esos bienes carísimos eran parte de la producción de la serie. El argumento fue jurídicamente insostenible. Entonces dio un vuelco de 180 grados y dijo que esa plata le pertenecía y se la habían dado a título personal. Ningún documento respaldó esa afirmación.
El FBI se involucró y lo acusó de cometer varios delitos como fraude electrónico, lavado de dinero y participar de actividades ilegales. La pena en total, sumando las respectivas condenas, podría superar los 50 años.
En estos últimos años cada vez que los periodistas quisieron hablar con el director, él se negó. Sostenía que el artículo en cuestión seguramente sería impreciso y no haría justicia con los hechos ni con su persona, que lo más probable lo harían quedar como alguien fuera de sus cabales y él, afirma, está completamente en sus cabales.
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Sin embargo, esto varió cuando se debió defender en los estrados penales. Sus abogados alegaron que en los momentos en que dispuso de la plata estaba bajo un estado de psicosis que le impedía pensar y actuar con claridad. Lo atribuyeron a su adicción a las drogas, al consumo desmesurado de medicación prescripta, al stress por encabezar un proyecto de esa magnitud y al malestar y desequilibrio psiquiátrico que produjo la pandemia en él.
Sus argumentos, dicen los expertos, tienen escasa posibilidad de imponerse.
El juez fijó el juicio para principios de diciembre. En estos días Carl Rinsch debía presentarse en una audiencia preliminar. Dijo que era imposible porque está absolutamente quebrado y no podía afrontar el viaje desde Los Ángeles hasta Nueva York. El juez ordenó a la oficina de Marshalls de Estados Unidos que se encargara del traslado y así lograr que el acusado acuda a la audiencia y comparezca ante el juzgado.
Acaso nunca veamos las escenas que se filmaron de Conquest. Es muy probable, de todas maneras, que algunas vez Netflix produzca una serie que narre las alternativas del proyecto y su fracaso estruendoso.
Tienen entre manos una historia muy atractiva protagonizada por un gran personaje.
Netflix, Hollywood, estafa, Keanu Reeves
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