SOCIEDAD
He visto decenas de juegos en la Gamescom 2025, pero pocos me han impresionando de una forma tan bestia como este shooter de ciencia ficción

¿Quién nos iba a decir hace unos años que Squanch Games iba a convertirse en un estudio de videojuegos tan interesante y prolífico? El equipo que surgió a partir de la figura de Justin Roiland, gracias al arrollador éxito de Rick & Morty, ya lleva varios juegos a sus espaldas, todos ellos realmente divertidos y cargados de ese humor tan salvaje y característico. Tras una notable primera entrega, el próximo febrero de 2026 llega High on Life 2, la secuela del sorprendente shooter en primera persona con armas parlantes.
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Si habéis seguido la trayectoria del creador, sabréis que Roiland dejó su posición en el estudio a principios de 2023, y no fueron pocos los fans que temieron por el destino de los próximos proyectos de Squanch Games. Sin la figura y la voz de Roiland, ¿cuánto se iba a resentir el sentido del humor que les ha llevado a la fama? Hemos podido jugar alrededor de una hora a High on Life 2 durante la Gamescom 2025, y podéis estar tranquilos: no solo parece una secuela que superará (por mucho) a su predecesor, sino que se ha convertido en una de las sorpresas de la feria.
Una sorpresa constante
Si jugasteis al primer High on Life, podéis haceros una idea de lo que vais a encontrar aquí: uno de los shooter en primera persona más absurdos, locos y divertidos de los últimos tiempos, con frecuentes roturas de la cuarta pared y armas con diferentes personalidades. High on Life 2 comienza un tiempo después de la primera entrega, con nuestro caazarrecompensas y sus peligrosos compañeros cumpliendo misiones. En la demo, teníamos que perseguir a un malvado político que estaba sustentando un negocio que convertía a los humanos en drogas. Para encontrarlo, tendremos que dirigirnos a Planet Con, un planeta compuesto de convenciones de cualquier tema imaginable. No han podido elegir una demo mejor para una convención de videojuegos.
High on Life 2 es una de las sorpresas de la Gamescom gracias a sus gráficos, su jugabilidad y su humor
A partir de aquí, aunque en su núcleo High on Life 2 sea un shooter en primera persona, es una sensación que se difumina gracias a la inmensa variedad de situaciones que el juego plantea, tanto con sus mecánicas básicas, como reventando su propia jugabilidad y mundo a placer, con la única intención de sorprendernos y sacarnos una sonrisa a cada paso que damos. Cuando aterrizamos en Planet Con, llegamos a la Parking Con, que, como no podía ser de otra forma, es literalmente un campo de batalla donde todo el mundo se disputa los huecos libres a tiro limpio. Cada convención que visitamos en la demo tiene sus propias particularidades y mecánicas, por lo que, aunque en realidad hemos tenido muchos tiroteos, los contextos que nos lanza el juego son tan originales y divertidos que parece que estamos transitando entre diferentes títulos.
No quiero spoilearos nada, porque son sorpresas que merecen la pena descubrirse, pero pensad en High on Life 2 como un capítulo de Rick & Morty de los buenos, donde sabes cómo empieza, pero es imposible saber cómo va a acabar, y qué locuras nos acompañarán a ese final. Como suele decirse, no estáis preparados para lo juguetón que se puede llegar a poner el juego con tal de desafiar nuestras expectativas. Incluso los combates contra jefes finales tiene giros muy particulares.
Sin embargo, High on Life 2 nos ha sorprendido por más cosas además de por su estupenda apuesta por el humor irreverente: también cuenta con uno de los apartados técnicos más destacables de la Gamescom, así como con un gunplay extremadamente satisfactorio y repleto de posibilidades, que por momentos nos recordará a un Bulletstorm moderno.
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Unos tiroteos muy mejorados
Para los que no hayáis jugado al primer High on Life, en estos juegos las armas que portamos tienen cara, personalidad y funciones propias. Aunque en la práctica las opciones que ofrecen no difieren tanto de las de otros exponentes del género (más allá de su aspecto), se siente muy refrescante ver cómo estas armas hablan con nosotros o entre sí, además de cómo reaccionan a los acontecimientos en pantalla o a los propios disparos. Knifey, el cuchillo, nos pedirá que lo utilicemos para acuchillar gente en vez de a sus compis de fuego, por ejemplo. Lejos de resultar agotador que las armas hablen constantemente, le dan al jugo una personalidad tremenda, y solo lo hacen más divertido de lo que ya es.
Las sensaciones con el gunplay son maravillosas, haciendo que cada arma se sienta muy diferente, contando tanto con disparos principales como funciones secundarias (algunas de ellas destinadas a plataformeo y puzles, incluso). Los tiroteos son muy satisfactorios y con aroma clásico, al depender de barra de vida con escudo que se recarga. Esto, en combinación con las mecánicas de desplazamiento y patinaje que han incorporado, lo convierten en un shooter particularmente frenético y ágil. De hecho, nuestro protagonista no correrá, sino que se montará en un monopatín, que incluso podremos lanzar a los enemigos para aturdirles.
Los tiroteos son muy satisfactorios y con aroma clásico, al depender de barra de vida con escudo que se recarga
Lejos de ser un chiste, se han implementado mecánicas de grindeo y trucos con el monopatín, además de ofrecer escenarios muy bien pensados para aprovechar esta movilidad en secciones de plataformeo. Es poco habitual ver un juego de este género con un desplazamiento tan ágil y bien cuidado, y High on Life 2 lo borda, especialmente cuando lo mezcla con sus tiroteos. Por cierto, otra cosa que se ha mejorado mucho con respecto a la primera parte, son las indicaciones de dónde está nuestro siguiente objetivo de misión; en el anterior título, podíamos llegar a perder mucho tiempo por no estar bien indicado a nivel visual, pero es algo que aquí parece haberse superado.
También hemos podido ver algunos puzles muy curiosos que utilizaban a otros alienígenas, el entorno y funciones particulares de nuestras armas. Al comentar con miembros del equipo de desarrollo que estaban en la prueba que High on Life 2 parecía un acercamiento actual a Bulletstorm, por el tono y el estilo de sus tiroteos, nos comentaron algo curioso: en el equipo había gente que había trabajado tanto en Bulletstorm como en Sunset Overdrive, ejemplos que definen muy bien cómo se siente a los mandos esta propuesta.
Por último, a nivel técnico nos ha impresionado enormemente. El nivel de detalle de los escenarios, de los modelados y expresividad de personajes, los efectos en pantalla, la fluidez con la que transcurre la acción o la ausencia de tiempos de carga son solo algunos de los aspectos que hacen que High on Life 2 sea uno de los juegos más impresionantes que hemos visto esta Gamescom. Su dirección artística, con esos aliens tan humanos, y a la vez tan grotescos, así como su enorme colorido, hace que sea un juego que llama la atención desde el primer vistazo. Con respecto a las voces, no os voy a engañar: se echa mucho en falta a Roiland. El resto del equipo hace muy buen trabajo y, por fortuna, el guion y los diálogos siguen siendo magníficos, pero es inevitable echar de menos esa voz que nos ha acompañado tantos años.
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Si hubiera una categoría de sleepers en la Gamescom, High on Life 2 tendría muchas papeletas para llevarse el premio. Aquí no solo estamos hablando de un juego notable, sino de uno sobresaliente en todos sus apartados, dejando como una cuestión personal si sintonizas o no con su sentido del humor, un aspecto que es fundamental si quieres disfrutar de él; eso sí, si te han gustado el resto de obras del estudio, vas a sentirte como en casa. Si os apetece un shooter diferente, con capacidad de sorprenderos y alejado de las corrientes actuales del género, no le perdáis de vista.
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La noticia
He visto decenas de juegos en la Gamescom 2025, pero pocos me han impresionando de una forma tan bestia como este shooter de ciencia ficción
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3DJuegos
por
Alejandro Morillas
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SOCIEDAD
Un psicólogo lo tiene claro: qué significa no ser romántico en una pareja

El amor romántico en una pareja se reproduce y enaltece en películas, novelas e incluso videos virales de redes sociales. Por eso, cuando a una persona no le nace ser romántico en su relación, puede ser considerado como alguien frío, con falta de conexión. Sin embargo, la psicología reconoce que esta manera de afrontar los vínculos no está mal ni se trata de falta de amor, sino que corresponde a una orientación llamada arromanticismo.
Qué implica no sentir atracción romántica en la pareja
No ser romántico no hace referencia a la ausencia de emociones ni de deseo de compañía. Por el contrario, se trata de una orientación afectiva en la que la persona no experimenta, o lo hace pero en niveles muy bajos, atracción romántica hacia otros. Este fenómeno es conocido como arromanticismo y no debe confundirse con apatía emocional ni con asexualidad, que son cosas completamente diferentes.
En este sentido, una persona arromántica puede tener vínculos muy profundos, comprometerse afectivamente, convivir o formar familias. La diferencia es que su manera de conectar con su pareja no pasa por los gestos y expectativas que se asocian usualmente con al amor romántico.
Qué dice la psicología sobre el arromanticismo
En el mundo de la psicología, el arromanticismo empezó a tener visibilizar a comienzos del siglo XXI, especialmente en foros como AVEN (Asexual Visibility and Education Network). Desde entonces, muchos profesionales empezaron a reconocer que las orientaciones románticas también pueden tener matices.
En específico, el término arromántico incluye a personas que nunca sintieron atracción romántica, pero también a quienes la sienten rara vez o bajo condiciones específicas. Entre las categorías más mencionadas se encuentran:
- Gris-romántico: quienes sienten atracción romántica en ocasiones muy raras o bajo circunstancias excepcionales.
- Demiromántico: quienes solo experimentan atracción romántica luego de establecer un vínculo emocional fuerte.
Relaciones sin romance: ¿son posibles?
Es un error pensar que sin romance no puede haber amor. Por el contrario, existen muchísimas maneras diferentes de construir vínculos fuertes, íntimos y duraderos que no responden al estereotipo de una relación romántica.
Leé también: Los cinco mitos del amor que afectan el vínculo con la pareja
Una mujer que mantuvo su identidad anónima publicó en internet una “Carta abierta de una persona arromántica a la comunidad sexual y romántica”, en la que se sinceró: “No siento atracción romántica hacia las personas. No me enamoro, nunca lo he hecho, y la verdad es que tampoco me interesa”.
No necesariamente son asexuales: Aunque algunas personas del espectro arromántico son también asexuales, no todas responden a estas dos características. Pueden sentir deseo y atracción sexual hacia otros, disfrutar de tener relaciones e incluso implicarse en intercambios como besos, abrazos y caricias y considerarlos placenteros. No obstante, esos gestos no son expresión de emociones románticas.
“Tenemos sentimientos, como cualquier persona, porque somos personas. Ser arromántico no significa que seas frío o que no tengas corazón. No significa que no seas una persona apasionada. Simplemente no tengo ningún deseo exclusivamente romántico hacia alguien”, aclaró.
Al ser consultada al respecto, Lilian Zúñiga, psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello, consideró que el arromanticismo es una orientación “de vida, de vincularse con un otro sin la necesidad que exista todo el romanticismo que la mayoría de las personas buscan en una relación de pareja”. En esa misma línea, aclaró: “Acá la cercanía con el otro es más bien de amistad o cercanía de intereses“.
“Los arromanticos no se preparan mentalmente ni psicológicamente ni menos se auto convencen que no quieren romance en su vida, sino que para ellos es algo innato no sentir atracción amorosa ni sexual por el otro. No sienten la necesidad de conquistar a un hombre o una mujer, ni menos están en busca del príncipe azul o la mujer de sus sueños y mantienen un contacto más bien distante a las caricias, besos, abrazos, entre otros, ya que no está intrínsecamente en ellos el generar una relación romántica», agregó.
Leé también: Dónde y cómo sentimos diferentes tipos de amor
Zúñiga también señaló que, aunque no hay una causa específica que explique por qué alguien es arromántico, en algunos casos pueden influir variables como el contexto familiar, las experiencias previas o el entorno emocional durante la infancia. Sin embargo, aclaró que esto no significa que se trate de una patología ni de una consecuencia de traumas.
Amor, Psicología, Parejas, Externo
SOCIEDAD
Sakurai reacciona a las visualizaciones del Kirby Air Riders Direct – Nintenderos

¡Nos llegan más declaraciones de Kirby Air Riders! Son novedades para los fans de este nuevo juego donde está participando Masahiro Sakurai.
Tras conocer que este era el proyecto secreto de Sakurai y su desarrolladora, ahora os traemos los detalles compartidos tras el último Direct. En el directo ya conocimos detalles del modo lento, multijugador, personajes jugables y más, así como su primer gameplay, también supomos que lo tendremos disponible el 20 de noviembre de 2025 en Nintendo Switch 2.
Ahora, tras conocer el resumen y el diferido de su Nintendo Direct, así como su enorme tamaño de descarga y sus precios actualizados, traemos las reacciones de Sakurai al Direct del juego. Ha compartido este mensaje en X:
Ha pasado poco menos de una semana desde el directo de Kirby Air Ride Direct. ¡Ya alcanzó los 4 millones de visualizaciones! Personalmente, estoy impresionado. ¡Sobre todo porque fue muy largo! ¡Muchas gracias!
Recordad que también hemos repasado todos los personajes jugables y todas las habilidades de copia aquí. ¿Qué os parece, fans de Masahiro Sakurai y Kirby Air Riders? Os leemos en los comentarios.
Kirby Air Riders
SOCIEDAD
Endurecen el protocolo para los niños que viven en la calle: la Ciudad interviene y la Justicia puede separarlos de sus padres

Es domingo por la noche y la temperatura marca 10 grados. Claudia está abrigada solamente con una campera de plush color beige, zapatillas de lona y un pantalón jogging gris. Está sentada en la entrada de un supermercado en el barrio de Villa Urquiza con su hija de cuatro años al lado, su beba de ocho meses en brazos, un cochecito roto y un bolso con algo de ropa. Hace varios días que se quedó sin el trabajo que le permitía pagar la pieza de la pensión en donde dormía y ahora la avenida Triunvirato se convirtió en el lugar en el que espera una solución y trata de encontrar algunos minutos de paz antes de que el dueño de algún comercio la eche de la vereda. Ir a los refugios que ofrece el gobierno porteño no es una opción para ella. “Tengo miedo de que me roben las cosas y no sé qué le puede pasar a ellas tampoco”, dice mientras señala a las niñas.
La historia de Claudia se repite en todo el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En los bancos de las plazas. En la entrada de los edificios. En la rampa de acceso a los bancos. En las paradas de colectivos. En las estaciones de tren. En los asientos del subte. En la mayoría de las cuadras -sobre todo en las zonas más concurridas- hay un adulto con uno o más niños que duermen en sus brazos. Juegan sentados a su lado y estiran la mano cuando pasa alguien por la vereda.
Ante estas situaciones, la administración de Jorge Macri dice tener una determinación: llegar hasta la última instancia para que los niños no estén en la calle, aunque esto implique actuar para que la Justicia los separe de los adultos y les quite la custodia. Durante el último semestre de 2024 se dictaron 15 medidas excepcionales en esta línea.
Bajo esta premisa, en febrero del año pasado, el gobierno porteño creó el protocolo “Cero niños en calle”, que endureció el manejo de niños en condiciones de vulnerabilidad. Si bien la situación de calle ya era considerada un factor de riesgo en las gestiones anteriores, con la nueva normativa pasó a tener la misma jerarquía que otros casos graves de vulneración de derechos, como el maltrato o el abuso sexual infantil. Además, hace hincapié en la necesidad de actuar con inmediatez y de aplicar medidas de protección directas para niños, niñas y adolescentes en situación de calle.
Así, advierten, se busca “garantizar una respuesta institucional efectiva que proteja los derechos de niños y niñas en situación de extrema vulnerabilidad y riesgo”. “Con el protocolo pudimos afinar el mecanismo y articular todo para dar una mejor intervención”, indican a LA NACION desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad. Esto implica llegar a extremos, como avanzar para remover la tutela de los menores.
Si bien el gobierno porteño despliega recorridas callejeras en momentos particulares del año -como ocurre con el Operativo Frío, que asiste a personas en situación de calle durante la temporada de bajas temperaturas-, en estos casos, la asistencia se realiza a demanda: los vecinos se comunican telefónicamente con la línea 108 de Atención Social Inmediata para denunciar y ahí se da inicio al protocolo.
En la sede de la Red de Atención, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, los teléfonos suenan las 24 horas, los siete días de la semana. Pese a eso, en la sala en donde casi una decena de operadores responden a los llamados y derivan las denuncias a los equipos de profesionales del Ministerio solo se escuchan murmullos leves. Vestidos con la campera amarillo chillón que también lucen las camionetas que salen a hacer los recorridos, miran fijo las pantallas de las computadoras en donde no paran de aparecer nuevos casos y nuevas personas que necesitan ayuda.
En teoría, el protocolo funciona de la siguiente forma: cuando se denuncia la presencia de un menor en la calle, los especialistas realizan lo que se denomina un “abordaje de familias de riesgo”. Esto consiste en invitar a las familias a que, de forma completamente voluntaria, se acerquen a alguno de los 47 Centros de Inclusión Familiar (CIS). La decisión depende exclusivamente de cada adulto y el personal de la Red de Atención no puede obligarlos.
Según datos aportados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en los últimos años se redujo casi un 100% la cantidad de casos de niños que viven de forma crónica en la calle, lo que contrasta con el cuadro cotidiano que se puede ver día y noche en el AMBA. Un relevamiento publicado en 2024 por Unicef arrojó que el número de menores en “situación crónica” de calle en la Argentina aumentó al 14,3% en el primer semestre de 2023, lo que equivale a aproximadamente 1,8 millones de niños y niñas sin hogar.
“El tema de la calle es cada vez más complejo. No es lo mismo hoy que hace 5 o 10 años atrás, se profundizó la situación con el tema del consumo de alcohol, drogas u otras sustancias. Los chicos en la calle no pueden estar ni un solo día porque quedan expuestos a situaciones de violencia o de consumo”, indican desde el Gobierno porteño.
El ministro de la cartera porteña, Gabriel Mraida, detalla a este medio: “Los convocamos a los Centros de Inclusión Familiar y ahí hacemos casi todo: les damos apoyo habitacional; los ayudamos a tramitar el DNI en caso de que no lo tengan o lo hayan perdido; los acompañamos por si no saben cómo hacerlo; les conseguimos vacantes en las escuelas y jardines que estén ubicados cerca de los centros. Todo eso hasta que el adulto acomode su vida”.
En algunos casos puede ocurrir que, por distintas cuestiones, los adultos rechacen las políticas públicas ofrecidas por las autoridades y sostengan su presencia en la calle. Ante estos escenarios, la orden del gobierno porteño es taxativa: “Los chicos en la calle no”. Esto implica, en las situaciones más extremas, que por decisión de un juez -y a través del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (CDNN) se les quite temporalmente o de forma definitiva la custodia de los menores a sus adultos responsables. “Los trabajadores sociales son los que evalúan la situación. Ellos ven una, dos, tres veces si les dan una chance más, si los adultos realmente están tratando de solucionar los problemas”, explican desde el Gobierno de la Ciudad.
La intervención de la Justicia
Cuando la Justicia determina la quita temporal de la guardia, se interviene y dictamina una medida de amparo cautelar que envía al menor a algún hogar hasta que los asistentes sociales consideren que los adultos “regularizaron su situación de vida”. “El Estado media como garante cuando hay vulneración de los derechos”, explica al respecto Carolina Videtta, abogada especializada en Derecho de Familia.
Una vez adoptada la medida de separación familiar dictada por el CDNNyA, el menor ingresa al sistema de cuidados alternativos a través de una familia de acogimiento o de un hogar de menores (en los que, en la Ciudad, actualmente viven 404 niños). Al presentar la cautelar, la Justicia también interviene para verificar que la situación amerite la decisión, ya que solo debe darse en casos que se consideren excepcionales por los actores del proceso judicial. “Si el Estado demuestra que se ofrecieron todas las políticas públicas existentes para evitar el desmembramiento familiar y eso no alcanzó para revertir la situación, ahí se habilita la adopción de estas medidas”, indica la letrada.
Este proceso sigue un hilo conductor como base, pero no funciona de forma lineal en todos los casos, ya que depende de la decisión que tome cada magistrado al tener en cuenta la historia de cada individuo. A su vez, este estado de protección es una resolución temporal, que según la ley no puede extenderse durante más de 180 días. Durante ese período, el Gobierno trabaja con los niños para que regresen con sus padres: el objetivo del plan de restitución siempre es que las familias puedan volver a unirse.
“Se trabaja con los progenitores, con los niños y con las redes de la familia”, dice Videtta y añade: “Hay un impacto psicoemocional en los niños. También hay una deficiencia: hay pocos lugares a donde pueden ir juntos si son grupos de hermanos de distintas edades y sexos. Entonces se produce el desmembramiento del adulto responsable y también la separación de los hermanos”.
En caso de que, tras el plazo establecido por la Justicia, la situación parental no se pueda resolver, entran en juego las figuras de adopción, guarda judicial o tutela. “Tiene que darse por cuestiones personales como adicciones o situaciones de abuso o violencia, no por falta de políticas públicas, porque eso sería responsabilidad del Estado”, advierte Videtta.
Y suma: “Ahí aparece el Código Civil y Comercial: si los niños no pueden estar con los padres, se trata que estén con un adulto de referencia, alguien con quien tengan un vínculo afectivo o parte de la familia ampliada. Si no cuentan con estas opciones, se pasa a la adopción tradicional: el organismo administrativo dictamina y le dice al juez que el niño está declarado para ser de situación de adoptabilidad. La Justicia evalúa por última vez las condiciones y, si determina el proceso como correcto, extingue el vínculo jurídico con los progenitores y entra en el sistema de adopción”.
Las fallas en el sistema
Los procesos que llegan a determinar si un niño puede ser devuelto con sus familias o bien debe continuar con el proceso de adopción llevan mucho más tiempo del determinado por la ley. “Es una falencia del sistema. Debería durar 180 días, pero, en la realidad, eso no sucede”, lamenta la abogada y discrepa con lo planteado por el gobierno porteño: “Todo esto va de la mano de políticas públicas. Al trabajar con un grupo familiar, si le querés dar un turno no te lo dan ni para hoy ni para mañana, te lo dan con un mínimo de seis meses para adelante. Es difícil si tengo seis meses para trabajar y el sistema público no me ofrece los recursos necesarios”.
Y cierra: “La gran falla de todo esto tiene que ver con la falta de políticas públicas. Los niños están en una franja de absoluta vulnerabilidad social: si tuviésemos políticas fuertes y que dieran respuesta a una problemática, no tendríamos la cantidad de gente en situación de calle que tenemos”.
Desde la administración porteña apuntan directamente contra el gobierno bonaerense, ya que aseguran que muchas de las personas que se ven en las calles de la Ciudad durante el día provienen de diferentes distritos del conurbano bonaerense. “Siempre tratamos de que la provincia se haga cargo y haga algo, pero no hacen mucho. Nunca hubo de parte del gobierno de la provincia de Buenos Aires una iniciativa o algo de diálogo para intentar solucionarlo”, remarcan.
Al ser consultados por este medio al respecto de estas declaraciones, desde el gobierno bonaerense afirman que su única respuesta es “el trabajo que se viene haciendo”. “Tenemos en marcha la Campaña Invierno y la red de Centros de Integración Social, más los dispositivos móviles y articulación con los municipios”, dicen fuentes del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, comandado por Andrés “Cuervo” Larroque.
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