ECONOMIA
¿»Riesgo kuka» o errores del Gobierno?: el mercado analiza las causas de la turbulencia financiera

Además de los problemas financieros, de la seguidilla de derrotas en el Congreso y del escándalo político por las denuncias de corrupción, el gobierno está enfrentando otro problema, que hasta ahora no se había manifestado: se está devaluando el principal argumento de su relato económico, el que dice que el superávit fiscal blinda a Argentina de cualquier crisis y que la suba del riesgo país se debe solamente al «miedo kuka».
En los últimos días, una cantidad importante de economistas, banqueros y operadores del mercado financiero objetaron ese punto y argumentaron que, en realidad, la volatilidad que se está viviendo tiene mucha más relación con las dudas que presenta el plan económico antes que con un eventual mal resultado de Javier Milei en las urnas.
El tema fue abordado en reportes de consultoras y bancos de inversión, y hasta obligó al ministro Luis Toto Caputo a meterse en la discusión, con un posteo en el que responde a las inquietudes planteadas por Fernando Marull, uno de los economistas habitualmente alineados con la política oficial.
Para el gobierno, el hecho de que esa sensación esté predominando implica un problema serio, porque predispone al mercado a tomar actitudes defensivas -en otras palabras, a huir del peso y refugiarse en el dólar- aun si se creyera que Milei resultara victorioso en las legislativas de octubre.
Deterioro acelerado
De hecho, en los últimos días se acumularon una serie de señales preocupantes, aun cuando las encuestas siguen marcando que el oficialismo le lleva una ventaja de al menos 10 puntos al kirchnerismo.
Sólo por enumerar los datos más salientes:
- El índice de riesgo país se acerca a los 800 puntos, el segundo nivel más alto del año después del pico de 978 a inicios de abril, cuando había una fuerte presión por la apertura del cepo. Esto es algo que abona la tesis de que la volatilidad de tasas actual está escondiendo la certeza de un nuevo esquema cambiario post electoral.
- Los bonos que ajustan por CER y vencen en un año, pagan un premio de más de 30% por encima de la inflación -otra expectativa implícita de devaluación-.
- El dólar sigue presionando al alza, lo que refleja la ansiedad por tomar cobertura. Y en el mercado de futuros, las cotizaciones siguen subiendo, al punto que el contrato de noviembre -$1.579 por dólar- ya supera el techo de la banda de flotación.
- Mediciones sobre el humor social, como el índice de confianza del consumidor o el índice de confianza en el gobierno, elaborados por la Universidad Di Tella marcaron desplomes en la medición de agosto, en coincidencia con la volatilidad de tasas y el enfriamiento de la economía.
- Ya se habla abiertamente sobre el freno en el crédito y riesgo de recesión. La mora bancaria llegó al 6,5% en préstamos personales y al 4,9% en tarjetas de crédito, y lo peor es que los datos corresponden a junio, y la tendencia es creciente.
- El influyente banco JP Morgan revisó a la baja su proyección de crecimiento del PBI argentino para este año: desde un 5,3% previsto originalmente, lo bajó a 4,7%. Y destaca que el efecto de la incertidumbre y la suba de tasas está llevando la economía a una menor dinámica para el segundo semestre.
La versión de Luis Caputo y Javier Milei: todo «riesgo kuka»
Para Caputo, no hay duda sobre cómo interpretar la situación: es el miedo a que la oposición tenga una victoria electoral que pueda poner en riesgo el equilibrio fiscal. En el programa oficialista de streaming reconoció que había incurrido en un error de cálculo, porque a inicios de año pensó que el índice de riesgo argentino se ubicaría, a esta altura, en 400 puntos. Ese es, según su análisis, el riesgo que corresponde a una economía con superávit fiscal, con un refuerzo de reservas por el acuerdo con el FMI y con el nivel de inflación en baja.
Sin embargo, admitió que los más de 700 puntos actuales, que dejan a Argentina fuera del mercado de crédito, obedecen a un factor que él había subestimado: el miedo de los inversores al regreso de una oposición que eche por tierra con las reformas de Milei.
En un comentado intercambio con el economista Marull en la ex Twitter, el ministro justificó la situación actual: «En el caso actual, nosotros creemos que esta suba de tasas va a ser transitoria, porque las elecciones serán muy favorables para LLA. Por lo tanto, el alto riesgo político que hoy asigna el mercado (dados los últimos intentos de romper con el equilibrio fiscal por parte del Congreso), y que evidentemente lo tomó por sorpresa, va a colapsar pronto, y las tasas volverán al nivel al que a vos y a todos nos gustaría verlas».
Siguiendo su línea argumental, si el gobierno obtuviera un buen resultado electoral, en poco tiempo el índice debería converger a los 400 puntos. Pero es algo que los analistas del mercado ven poco probable.
Las críticas al relato de Luis Caputo
¿Qué dicen lo que no «compran» el relato oficial? Que la turbulencia financiera se explica más por problemas del plan económico que por el «riesgo kuka». Y recuerdan que el Congreso ya había votado las leyes de mayor costo fiscal el 14 de julio, un momento en el que los bonos CER pagaban un premio de 10% y las Lecaps rendían 33%, es decir un nivel sensiblemente inferior al actual. Pero que, tras el veto confirmado a la ley de reforma jubilatoria, las tasas siguen siendo más altas, lo cual implicaría una contradicción con lo que plantea Caputo.
En cambio, atribuyen los problemas a la política de ancla cambiaria -dados los niveles de intervención oficial en el mercado de futuros, nadie defiende el mantra de que «el dólar flota»- y a la baja acumulación de reservas.
Por otra parte, el controvertido desarme de las LEFI sigue siendo visto por los bancos como un error. No comparten el diagnóstico de Caputo, que veía en ese instrumento una bomba, porque implicaba una masa de $16 billones que vencían cada día. Los bancos afirman que haber desarmado ese instrumento sin dar otra opción para manejar la liquidez de corto plazo y, además, haber subido el nivel de encajes, denota una falta de comprensión sobre cómo es la operatoria en las mesas de dinero.
Peor aun, hay quienes apuntan contra el principal punto del plan económico, el que afirma que hay contracción monetaria. Para varios analistas, la referencia de «base monetaria amplia» que toma el gobierno no es la relevante, y señala que en todo el año hubo una expansión del M3 -que considera, además, los depósitos en plazo fijo-.
En este punto hubo un cambio de tendencia en las últimas semanas, algo que se refleja en una caída de 13,2% del volumen de depósitos a la vista del sector privado. Es algo que se interpreta como una caída en la demanda de pesos por parte del público.
Superávit fiscal en duda
Y, para completar, hay otro argumento que está causando preocupación: el hecho de que, en su afán por absorber liquidez, Caputo convalide tasas de interés tan altas que lleguen a complicar el resultado fiscal.
La forma en que se deben contabilizar los intereses de las Lecap -que se generan en cada licitación del Tesoro pero no se pagan hasta el final del bono- es un tema que ha generado amargos debates entre los economistas. Hay un sector que afirma que el gobierno hace bien en no contabilizarlo como costo financiero mensual, mientras que otros se muestran alarmados por la acumulación de una potencial bomba fiscal que recién se manifestará en el mediano plazo.
De hecho, según la consultora Equilibra, no hay un superávit de 0,3% sino un déficit de 1,6%. Hablando en plata, ese monto de intereses asumidos pero todavía no pagados ascendió a casi $20 billones, según estimó Christian Buteler, uno de los economistas más críticos sobre la metodología oficial.
Hasta el propio FMI recordó en su último reporte que si el costo financiero no reflejado en las cuentas fiscales representa un 2% del PBI. Y lo peor: ese cálculo corresponde a julio, es decir antes de que las tasas ofrecidas para la renovación de deuda superaran el nivel de 60% anualizado.
La lupa en el dólar
Pero el argumento que concita más adhesión entre los críticos de Toto Caputo es el del tipo de cambio. Para ellos, el centro de la volatilidad actual es que el mercado percibe que el actual esquema cambiario -que lleva a un déficit de la cuenta corriente y dificulta la compra de reservas- no es sostenible a mediano plazo.
«La economía duda en levantar cabeza, no tanto por el riesgo de que regrese el kirchnerismo sino porque, lentamente, nos volvemos a enfrentar a restricciones económicas que estaban disimuladas en la transición de una nueva gestión. En particular, la ausencia de dólares para los próximos dos años seguirá imponiendo límites al crecimiento, lo cual podría dificultar avanzar con las reformas pendientes, sobre todo si se mantiene la estrategia vincular utilizada hasta el momento», señala el último reporte de la consultora LCG.
Por su parte, la consultora Outlier apunta: «Ya está bastante generalizada la idea de que después de las elecciones hay otra vez cambios en el esquema cambiario lo cual también es un problema en la previa que parece muy difícil de revertir en este contexto. Por ahí parece venir buena parte de la preocupación del mercado».
Habla el mercado
Esa expectativa de los inversores se refleja en la «tasa sintética» -la diferencia entre lo que rinde un bono en pesos que equipara el dólar MEP y el costo de cobertura en el mercado de futuros-. A partir de noviembre esa tasa se agranda, al punto que quienes toman deuda en pesos exigen un premio equivalente a un dólar en torno de $1.920 de aquí a un año. Eso implica un valor que excede en 16% el techo de la banda de flotación.
Más inquietante aun: el propio FMI viene contradiciendo el argumento oficial respecto de que el rojo de la cuenta corriente es un síntoma positivo, porque refleja el crecimiento de la economía. Más bien al contrario, en su último reporte sugiere que Argentina debería contar con un superávit de cuenta corriente de 1,4% del PBI, como forma de evitar eventuales turbulencias.
Hablando en plata, el superávit de cuenta corriente que sugiere el FMI se ubicaría en torno de u$s10.000 millones, mientras las proyecciones indican que se terminará el año con un rojo por más de u$s12.000 millones.
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ECONOMIA
Inversores en alerta por el salto del riesgo país: cuáles son las acciones y bonos más afectados

El riesgo país pegó un salto hasta los 829 puntos básicos tras los ruidos políticos y económicos de los últimos días, hecho que cambia el humor en el mercado y enciende su preocupación, debido a que empiezan a verse afectadas varias inversiones domésticas. Por eso, analistas consultados por iProfesional detallan cuáles son las acciones y bonos más afectados y en qué posicionarse ahora.
Es que las escuchas telefónicas que desataron el escándalo de casos de presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que salpica a los principales funcionarios del Gobierno, más la escalada de días anteriores de las tasas de interés de hasta el 60% anual en algunas referencias y la suba del precio del dólar, encendieron diversos ruidos en la City.
Sobre todo, se teme que este escenario impacte de lleno en los resultados de las elecciones legislativas de medio término, que tendrán un primer test fuerte ahora en septiembre en la provincia de Buenos Aires, y donde se teme que el Gobierno sufra algunas «heridas» que pongan en riesgo su plan de gestión para los próximos meses.
En consecuencia, toda esta situación incierta en la política y economía generó que este martes haya un salto en el riesgo país de 8% (62 unidades), y que toque los 829 puntos básicos, para ubicarse entre los niveles más altos de la región.
Por ende, tocó la cifra más alta desde el 14 de abril pasado, cuando había llegado a los 896 puntos básicos, en plena negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y salida del cepo cambiario.
«El contexto político (cisne negro) y la volatilidad cambiaria generan inquietud en los inversores, generando un incremento a la aversión al riesgo. Estamos en un periodo eleccionario y esto castiga a los activos financieros en su totalidad. Es una situación coyuntural que, seguramente, se compondrá pasada las elecciones», resume Juan Diedrichs, analista de Capital Markets, a iProfesional.
Al respecto, detalla Gustavo Neffa, economista y analista de RfT, a este medio: «La suba del riesgo país es la consecuencia. No es que si sube el riesgo país las acciones o bonos pueden bajar, sino que es porque bajan los bonos que sube el riesgo país. Es decir, es un spread de riesgo, que es el rendimiento de un bono respecto a los bonos sin riesgo, con lo cual en la diferencia entre ambos se tiene la consecuencia, que es la percepción de conflicto de Argentina en los precios de los bonos, que disparan una tasa de retorno (TIR) muy alta».
Por eso, Pablo Repetto, jefe de Research en Aurum, concluye: «Después de todas las correcciones de tasas y volatilidad ya se había creado un caldo de cultivo complicado para los activos argentinos, a lo que se sumó todo este hecho de las escuchas telefónicas, que le metieron más ruido a todo esto. La realidad es que, hoy por hoy, los activos argentinos están muy castigados y están todos afectados».
Riesgo país e inversiones afectadas
Respecto a cómo quedan posicionadas las acciones y los bonos con esta tensión en el riesgo país, los analistas consultados por iProfesional son contundentes en el impacto en el mercado.
«Hoy las inversiones en renta fija del tramo más corto, obviamente, rinden más que el tramo más largo, por lo que la curva está invertida tanto en dólares como en pesos. En dólares, arranca en 17% y termina en 13% en ley de Argentina; mientras que en ley extranjera entre 16% y 12% anual, aproximadamente», refleja Neffa.
A ello suma Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est: «La suba del riesgo país golpea primero a los bonos soberanos largos en dólares, como los globales al año 2035 (GD35) o al 2041 (GD41); y a las acciones bancarias, que son las más sensibles al humor inversor».
Para José Bano, economista y analista financiero, el riesgo país está vinculado a los bonos hard dolár, como todos los AL y los globales (GD), ya que se calcula por el spread entre lo que pagan esos títulos y lo que rinde un bono del Tesoro de Estados Unidos.
«Todos esos bonos van a ir cayendo de precio a medida que vaya subiendo el riesgo país ahora, porque tienen una volatilidad distinta los más cortos, que son los emitidos al 2029 (AL29 y GD29) y 2030 (AL30 y GD30), que podrían tener una baja de precio de 5 puntos porcentuales, por lo que hoy darían igual una tasa a lo largo de un año de 10% de tasa, aún soportando ese escenario negativo. En cambio, los bonos más largos son muchos más volátiles, y podrían dar alguna pérdida», resume Bano.
En cuanto a las acciones, Neffa considera que los bancos son los más golpeados, porque «la suba de encajes al 53% obviamente hace que les dé un costo muy alto de oportunidad que no genera préstamos al sector privado. Y la contrapartida, es que se obliga a los bancos a volver a comprar títulos públicos».
De esta manera, se considera que hasta que no se conozcan los resultados de septiembre en las elecciones en la provincia de Buenos Aires, la volatilidad seguirá latente hasta ese próximo paso.
Oportunidades de inversión
En cuanto a las oportunidades y recomendaciones de inversión ante este escenario de tanta incertidumbre, los analistas consultados por iProfesional llaman a la cautela.
«En el mientras tanto, recomiendo mantener la paciencia, la racionalidad y evitar el trading emocional», sugiere Diedrichs.
A ello acota Neffa: «En pesos, a corto plazo recomiendo no arriesgarse hasta que no pasen las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Lo mismo que en acciones. En tanto, en bonos en dólares, propongo seguir con los Bopreales al 2026 y 2027«.
Por su lado, Castro considera que esta situación también «abre oportunidades, sobre todo en los bonos Badlar (BDC28 y PBY26), que hoy rinden cerca de 60% anual, con cupones trimestrales que permiten ingresos frecuentes en pesos, mientras que las Obligaciones Negociables en dólares bajo ley extranjera, como las de IRSA (IRCF0) o YPF (YM34O), funcionan como cobertura en moneda dura».
En acciones, opina que el sector energético (YPF, Pampa, Vista) «resiste mejor» a esta situación, por tener ingresos dolarizados y el potencial exportador de Vaca Muerta.
«Al tener valuaciones menores por las últimas bajas, hay mejores precios de entrada, pero, muchas veces las empresas buenas quedan caras rápido. Por eso, es una oportunidad para posicionarte en las compañías más sólidas, como Vista y Pampa Energía, que son empresas interesantes para estar», concluye Bano.
En definitiva, según las palabras de Repetto, la oportunidad «va a estar dada en la medida en que políticamente el Gobierno pueda recomponerse y tener un resultado electoral lo suficientemente sólido que, hoy por hoy, es menos probable de lo que se vislumbraba hace dos meses atrás, cuando el dólar estaba recontra planchado y el riesgo país cayendo. Pero hoy está todo eso al revés, así que es un buen momento para estar con algún grado de cobertura, como ON en dólares de compañías energéticas».-
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ECONOMIA
Esta es la estación de subte en la que más se usa QR para pagar el boleto

La creciente implementación de nuevos medios de pago con tarjetas de crédito y débito, dispositivos con tecnología NFC y código QR que se registra desde fines de año pasado ha tenido un doble impacto en los servicios del Subte y Premetro.
Por un lado, los viajes abonados con esas modalidades —que actualmente les permiten a los usuarios acceder a bonificaciones del 30% al 100% en el costo del boleto— ya representan casi de 40% de los ingresos diarios de la empresa concesionaria Emova.
Boleto de subte: crecen los pagos con tarjeta de crédito y QR de billeteras virtuales
Por otro lado, las estaciones donde se verifican los mayores porcentajes de uso de los nuevos medios de pago son las ubicadas en el microcentro y en las zonas de alta densidad residencial, en contraposición a las que se encuentran en las terminales ferroviarias de Constitución, Retiro, Once y Lacroze donde se dan los niveles más bajos.
El último informe del Observatorio de Tarifas y Subsidios del IIEP (UBA-CONICET) reveló que «en algunas estaciones los pagos abiertos pueden explicar más del 50% de las validaciones registradas durante ciertas horas del día».
Al analizar los lugares de la red de subtes donde más se utilizan los nuevos medios de pago que conviven con la tarjeta SUBE, el informe señaló que el primer puesto corresponde a la estación Catedral, con 42,1% del total de las validaciones diarias.
Luego se ubican las estaciones Perú con 40,3%, Catalinas (39,8%), Emilio Mitre (39,2%), Echeverria (39,1%), Puan y Florida (39,0%), Tribunales (38,7%) y María Moreno e Independencia (38,2%).
Completan el ranking de las estaciones con niveles más altos Correo Central (37,9%), General Belgrano (37,7%), Agüero (37,5%), Bolívar (37,4%), Carabobo (37,2%) y Pueyrredón (37,0%).
En tanto, el listado de las 16 estaciones donde menos se verifican pagos con tarjetas, NFC y QR está encabezado por Palermo (26,7%), Entre Ríos (26,4) y Pasco (25,7%). A continuación, aparecen Patricios con 25%, Avenida de Mayo (24,1%), Lavalle (23,8%), Plaza de los Virreyes (23,1%), San Pedrito (21,7%) y Pueyrredón línea B (20,4%).
En los últimos lugares figuran Hospitales (18,2%), Federico Lacroze 17,1%, Once (16,3%), Plaza Miserere (15,6%), Las Heras (14,5%), Retiro (13,3%) y Constitución (10,6%).
Tras indicar que funcionan en los 275 molinetes que hay en todas las líneas de subte, el trabajo del Observatorio del IIEP destacó que las alternativas de pago «no modifican el costo fiscal de las compensaciones al transporte público que afronta el Tesoro de la Ciudad, dado que los agresivos descuentos son afrontados por las tarjetas, los bancos y billeteras digitales».
«Lo que sí modifican es la composición del financiamiento del sistema, reduciendo parcialmente la carga sobre los usuarios», indicó el trabajo.
Según los cálculos que hicieron que los especialistas del Observatorio, en los primeros seis meses de 2025, la inversión realizada por las empresas y operadoras de los medios alternativos de pago en promociones y descuentos a los usuarios alcanza aproximadamente a unos $ 7.500 millones. Sobre la base de esa estimación, el informe señaló que los pagos abiertos «contribuyen a financiar un 5% de los costos del Subte de Buenos Aires, mientras que el Estado porteño lo hace en un 65% y el 30% restante corresponde a los usuarios».
Transporte: ¿qué sucede con los colectivos y trenes?
En el caso de los colectivos que prestan servicios urbanos y suburbanos, el proceso de incorporación de nuevos medios de pagos se inició en 2024, al sumar otras alternativas al sistema SUBE.
La ampliación de posibilidades de pago incluyó tarjetas de débito, crédito y prepagas de las marcas Visa y Mastercard; celulares y relojes con tecnología NFC y códigos QR generados desde aplicaciones como las billeteras virtuales, Mercado Pago y Modo.
Las tarjetas habilitadas son las de tipo sin contacto y pueden ser de débito, crédito o prepagas, emitidas por cualquier banco, tanto en el país como en el exterior.
En el caso de QR, el pago puede concretarse con la app BNA+, la app de Mercado Pago o directamente desde la app SUBE, seleccionando la opción correspondiente y presentando el código ante el lector del validador.
Los pagos con estos medios no permiten incluir los beneficios y bonificaciones del Régimen de Tarifa Social de la red SUBE. Para acceder al descuento del 55% de ese régimen tarifario especial, los beneficiarios tienen que abonar sus viajes con la tarjeta SUBE física o digital.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), las líneas que están bajo la órbita de la administración porteña que aceptan los nuevos medios son las siguientes: 4, 7, 12, 23, 25, 26, 34, 39, 42, 44, 47, 50, 61, 62, 64, 65, 68, 76, 84, 90, 99, 102, 106, 107, 108, 109, 115, 118, 132 y 151.
A ellas se añaden las siguientes líneas metropolitanas que pertenecen a la jurisdicción nacional: 1, 2, 8, 9, 10, 15, 17, 20, 21, 22, 24, 28, 29, 31, 37, 41, 53, 56, 67, 70, 71, 80, 85, 91, 92, 95, 96, 98, 100, 101, 103, 105, 110, 114, 117, 123, 124, 126, 129, 134, 135, 136, 143, 145, 146, 150, 160, 161, 163, 164, 166, 168, 178, 181, 182, 185 y 188.
A su vez, entre las líneas que pertenecen a la provincia de Buenos Aires se encuentran las siguientes: 203, 205, 238, 252, 271, 283, 288, 297, 299, 311, 312, 314, 322, 324, 327, 329, 336, 338, 354, 373, 384, 392, 406 y 422.
En tanto, en las líneas municipales de Conurbano figuran, entre otras, las siguientes: 500D (Merlo), 500 (General Rodríguez), 501G (Moreno), 503A (Merlo), 501E, 504C y 505 (Florencio Varela), 515 (Almirante Brown), 523 (Lanús), 570 (Avellaneda) y 583 (Quilmes).
En el interior del país, la aceptación de los nuevos medios de pago está vigente en las ciudades de Tornquist, Tandil, Azul, Mar del Plata, Rosario, Rafaela, Córdoba, Río Cuarto, Villa Allende y Villa María.
También se encuentran habilitados pagos sin contacto y QR en Mendoza, San Rafael, San Luis, San Miguel de Tucumán, San Martín de los Andes, Bariloche y en varias líneas provinciales de Jujuy, Catamarca y Neuquén.
A diferencia de colectivos y subes, en los trenes metropolitanos y regionales de pasajeros no es posible abonar los boletos con tarjetas bancarias, teléfonos y QR. Hasta ahora solo se admite la tarjeta del sistema SUBE y no hay una fecha cierta para el debut de otros medios de pago.
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ECONOMIA
Esto necesitás gastar para mudarte a un departamento: totalmente equipado o solo con lo necesario

Mudarse solo es una mezcla de emoción y vértigo: además de los trámites y las despedidas, la independencia viene con una lista interminable de compras que van desde lo básico —una cama, una heladera— hasta esos detalles que hacen la vida más cómoda, como un sofá mullido y un televisor para ver series.
Ahora bien, ¿cuánto dinero hace falta para cumplir el objetivo? iProfesional relevó precios en sitios oficiales de cadenas de retail y electrodomésticos como Frávega, Musimundo, Cetrogar, Megatone, Carrefour, Easy, Sodimac y Mercado Libre, y armó dos canastas de referencia: una «para empezar» y otra «full».
Cuánto sale equipar solo un departamento con electrodomésticos
Los precios se tomaron de productos de gama media, accesibles —no marcas prémium ni artículos de lujo—, lo que hace que los montos sean más representativos del mercado masivo.
Aun así, la diferencia de valores es muy amplia según la marca, el modelo y el local: en casi todos los rubros aparecen rangos de precios que sorprenden. Y si bien la mayoría de las cadenas ofrecen financiación en cuotas sin interés, el total a pagar puede estar muy por encima de las posibilidades de un trabajador promedio en la Argentina.
La canasta «para empezar»: lo indispensable
La canasta con lo indispensable para mudarse solo
Incluye lo mínimo para sobrevivir sin pedirle prestado nada a nadie: cama, heladera, mesa con sillas, microondas y algunos básicos de cocina y limpieza.
Un sommier de una plaza y media con colchón arranca en $230.000 en Mercado Libre, mientras que uno de mayor calidad trepa a $380.000. Un juego de sábanas, frazada y almohada cuesta entre $56.000 y $96.000 en Carrefour y Musimundo.
Para sentarse a comer, una mesa pequeña con 2 a 4 sillas va de $360.000 a $600.000, según Easy o Sodimac. Una heladera bajo mesada o mediana, típica de departamentos chicos, está entre $320.000 y $500.000. El microondas, infaltable en cualquier hogar joven, arranca en $140.000 y llega a $240.000.
Un set básico de ollas y sartén ronda entre $40.000 y $100.000; platos, vasos, cubiertos y tazas (mínimo dos de cada uno) van de $23.000 a $50.000. Elementos de limpieza (escoba, balde, repasadores y toallas) suman entre $34.000 y $83.000. A eso se le agregan un ventilador ($70.000 a $100.000) y un calefactor ($40.000 a $60.000).
La cuenta final sorprende: entre $1.313.000 y $2.209.000 para arrancar.
La canasta «full»: instalarse más cómodo de entrada

La canasta ‘full’ con todo lo necesario para equipar un departamento desde cero
Para quienes quieran instalarse con todo —cama grande, lavarropas, televisor smart y escritorio para home office—, la canasta «full» asciende a un rango de $2.932.068 a $6.064.642.
El sommier de dos plazas con colchón de buena calidad cuesta entre $280.000 y $430.000. Un Cannon, por ejemplo, supera los $400.000. Dos juegos de sábanas y un acolchado oscilan entre $109.000 y $220.000.
Una mesa de comedor con 4 sillas va de $280.000 a $600.000. Un sofá de dos cuerpos cuesta desde $380.000 en Mercado Libre (tapizado en chenille) hasta $600.000 en Sodimac. El home office requiere escritorio y silla ergonómica, que juntos arrancan en $100.000 y trepan a $220.000.
La heladera no frost mediana (~300 L) va de $597.999 a $950.000; el microondas se mantiene en $140.000 a $240.000. Una pava eléctrica o cafetera oscila entre $31.999 y $334.599: la diferencia entre una Philips básica y una Nespresso de cápsulas de alta gama es abismal.
El lavarropas automático mediano cuesta entre $479.999 y $922.099. El televisor Smart de 43 pulgadas o más va de $304.999 a $429.999. En cocina, un juego de ollas de buena calidad ronda entre $42.999 y $199.999; utensilios básicos como cuchillos, cucharón y colador, entre $20.000 y $49.999.
También aparecen extras como un set completo de vajilla para 4 a 6 personas ($30.225 a $175.699), tuppers para guardar comida ($23.000 a $140.000), escoba y trapos ($13.450 a $62.059) o un par de lámparas de pie o mesa ($26.399 a $296.000). En cuanto a climatización, un ventilador de pie cuesta entre $40.000 y $130.000, y un calefactor portátil entre $31.999 y $64.189.
Sin pagar en cuotas, se hace difícil
En la mayoría de los comercios y tiendas online se puede pagar en cuotas sin interés, lo que ayuda a descomprimir el costo inicial. Pero en una economía con ingresos deprimidos a veces ni la financiación es suficiente y se deben postergar decisiones de compra por algo sencillo: no hay plata.
En junio, el RIPTE —que mide el salario promedio de los trabajadores registrados estables— fue de $1.468.135,75, con una suba mensual del 2,8%. Este indicador, que sirve de referencia para jubilaciones, topes de aportes e indemnizaciones, refleja la evolución de los ingresos formales de quienes tienen al menos 13 meses continuos de aportes.
Ese promedio es más alto que el ingreso real de la mayoría, porque deja afuera a informales, cuentapropistas y temporarios
Algunos precios de las canastas pueden sonar bajos —un sofá a $380.000, un sommier a $230.000—, pero la explicación es que se tomaron opciones de gama media en sitios de venta masiva. Los valores pueden dispararse según la marca y el modelo: un sillón de diseño italiano supera el millón de pesos, y un colchón prémium trepa todavía más.
Además, la inflación en equipamiento y mantenimiento del hogar trepó alrededor del 39% interanual, de acuerdo con el informe de junio del Indec, en línea con el nivel general de precios. Eso significa que postergar una compra puede implicar pagar bastante más apenas semanas después.
Por eso, cada vez más jóvenes optan por comprar lo mínimo indispensable y sumar muebles o electrodomésticos de a poco, incluso recurriendo al mercado de segunda mano para abaratar. La decisión depende tanto del bolsillo como del deseo de comodidad inmediata. La independencia cuesta, y no poco.
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