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DNC chair downplays socialist–moderate rift as Mamdani’s rise has some Dems rattled

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Zohran Mamdani appears to be on the verge of becoming the next mayor of the nation’s most populous city.

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And a victory by the 34-year-old democratic socialist state lawmaker from New York City would capsulize the rise of the far left in the Democratic Party.

While plenty of Democrats are fearful of the political consequences and how it would fuel Republican efforts to make a Mayor Mamdani the face of a Democratic Party aiming to usher in socialism, Ken Martin isn’t concerned.

«What it shows is the great breadth of our party,» the chair of the Democratic National Committee said in a one-on-one interview with Fox News Digital this week in Philadelphia as he crisscrossed the 2025 campaign trail.

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FIVE KEY RACES TO WATCH IN NEXT WEEK’S ELECTIONS

Mayoral candidate Zohran Mamdani, Sen. Bernie Sanders, I-Vt., and Rep. Alexandria Ocasio-Cortez, D-N.Y., on stage during a «New York is Not For Sale» rally at Forest Hills Stadium, in New York City on Oct. 26, 2025. (Reuters/Eduardo Munoz)

A likely Mamdani win in New York City, where he holds a double-digit lead in the polls, may be coupled with potential victories by moderate Democrats Rep. Mikie Sherrill of New Jersey and former Rep. Abigail Spanberger of Virginia in the only two states this year to hold gubernatorial elections.

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«We have conservative Democrats, we have centrist Democrats, we have progressives and we have leftists. And I’ve always said that you win elections through addition, not subtraction. You win by bringing people into your coalition and growing your party,» Martin touted.

‘DEMOCRATS ARE NERVOUS’ ABOUT POTENTIAL ZOHRAN MAMDANI VICTORY, NEW REPORT WARNS

Martin acknowledged that Democrats «don’t agree on everything. There’s a lot of different ideas on how to accomplish our goals, but we’re unified around those goals. We’re unified around making sure that people’s lives are more affordable and that we can create an economy that works for everyone in this country. We’re unified in stopping Donald Trump in his authoritarian margin, his shredding of our Constitution.»

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As Democrats work to escape the political wilderness after last year’s stunning election setbacks, when the party lost control of the White House and Senate and failed to win back the House majority, Republicans portray their rivals as a leaderless party being held hostage by the far left.

But Martin spotlighted his party’s diversity, saying, «Whether you’re a far-left Democrat or a conservative Democrat, or anything in between, everyone’s welcome into this big tent party of ours.»

Democratic National Committee chair Ken Martin speaks at the DNC's summer meeting

Democratic National Committee Chair Ken Martin addresses party members at the DNC’s summer meeting on Aug. 25, 2025, in Minneapolis, Minnesota. (Paul Steinhauser/Fox News )

The Republican National Committee took issue with the Democrats’ big tent.

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«Ken Martin’s so-called ‘big tent’ Party includes communists, antisemites, and illegal aliens, while apparently the only people who aren’t welcome are hardworking American families. The inmates are now running the asylum in the Democrat Party, which is why the DNC is broke and proudly backing a communist for mayor of New York City,» RNC national press secretary Kiersten Pels claimed in a statement to Fox News Digital.

Martin, pointing to the Republican Party, argued that they «basically have one ideology and do not allow for any dissent.»

HEAD HERE FOR THE LATEST FOX NEWS REPORTING AND ANALYSIS ON THE 2025 ELECTIONS

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Martin was interviewed a few days after a new center-left group named «Welcome,» in their inaugural report, argued that left-leaning ideas and rhetoric have badly weakened the Democratic Party. And the group urged Democrats to jettison some of the party’s progressive language about race and LGBTQ issues. The news was first reported by Semafor.

Asked for his take, Martin said he had yet to read the report, but he did emphasize that «the Democratic Party can walk and chew gum at the same time.»

«We can both focus on a core economic message that gives people in this country a sense that we’re going to fight for their economic future, that they’ll have an opportunity to get ahead… and also, at the same time, stand up and fight for our values. Make sure that no one gets left behind. Make sure that… people who are being harassed or bullied or pushed out of the conversation are protected.»

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«We are the Democratic Party. We’ve fought for the working class and the poor, and we’ve always fought against bigotry and discrimination, and we’ll continue to do both,» he pledged.

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Zohran Mamdani: quién es el inmigrante musulmán izquierdista que revolucionó Nueva York y ganó la alcaldía

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Nueva York eligió a Zohran Mamdani como su alcalde, este martes. Con el 88% escrutado, el legislador de 34 años obtenía el 50,3% de los votos, seguido por Cuomo (41,6%) y Sliwa (7%).

Es una victoria para el ala progresista del Partido Demócrata. Ahora, Mamdani debe navegar las interminables demandas de la ciudad más grande de Estados Unidos y cumplir con promesas de campaña ambiciosas.

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Zohran Mamdani: un insólito adversario de Trump en Nueva York

Joven, sin gran experiencia política, inmigrante africano, musulmán, declarado “socialista” y marcadamente pro-palestino. Zohran Mamdani, el inesperado ganador de la interna del Partido Demócrata y ahora electo alcalde, revolucionó el tablero político de Nueva York, una de las ciudades más progresistas de los Estados Unidos.

Mamdani es la antítesis de todo lo que representa hoy Donald Trump. Pero sus posturas radicales, con las que capturó la atención del voto joven y migrante, comienzan a asustar al ala moderada o más inclinada a la derecha del partido.

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Sus propuestas políticas parecen sacadas del manual de la izquierda latinoamericana: congelamiento de alquileres, transporte y jardines maternales gratuitos, dignidad para los trabajadores y una serie de ideas de elevado perfil social, como la creación de supermercados populares administrados por la alcaldía, que llevaron al presidente a calificarlo de «lunático comunista 100%“.

Zohran Mamdani ganó la interna demócrata (Foto: REUTERS/David ‘Dee’ Delgado)

Una verdad política implacable sostiene que el ganador de la interna demócrata neoyorquina tiene asegurado su acceso a la alcaldía. Los demócratas suelen derrotar con facilidad a los republicanos en esta ciudad cosmopolita y que le dio la espalda a Trump en las últimas elecciones presidenciales. La diferencia suele ser de 6 a 1 a favor de los demócratas sobre sus rivales republicanos.

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A simple vista, Mamdani partía como favorito para las elecciones locales. Pero había una luz roja encendida que titila en su camino. Su vehemente posicionamiento a la izquierda y con un respaldo firme a la causa palestina, generó una enorme desconfianza en el propio electorado demócrata inclinado hacia la derecha del partido. Se estima que en la ciudad viven unos 960.000 miembros de la comunidad judía, el 12% de la población neoyorquina que mira con absoluto estupor la adhesión de Mamdani a la campaña “Free Palestine”.

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¿Por qué un radical de izquierda ganó la interna demócrata?

Mamdani ganó las internas, y ahora la alcaldía, porque supo llegar a los jóvenes con sus propuestas para abaratar los carísimos alquileres que se cobran en la ciudad. Además, captó la atención de las comunidades latinas, con populares videos en español en redes sociales en los que él mismo se presentó como migrante en momentos en que decenas de miles de hispanos son deportados a sus países de origen.

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Pero también les habló a los votantes en urdú, el idioma que hablan la mayoría de los migrantes indios y paquistaníes, sin descuidar la campaña en inglés dirigida a las clases medias a la que le cuesta cada vez más quedarse a vivir en la ciudad por los elevados costos de los alquileres. A los ricos solo les prometió que le cobraría más impuestos. En síntesis, supo forjar una nueva coalición política multirracial.

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“Mamdani parecía estar en todas partes”, resumió la columnista del Washington Post, Karen Tumulty. En un artículo de opinión publicado en junio, escribió que el joven dirigente de origen ugandés “identificó correctamente” los problemas que hacen cada vez más inaccesible vivir en esta ciudad, más allá de que “sus políticas pueden no ser la solución» a la crisis.

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“Lo más importante que los demócratas del establishment deberían aprender de Mamdani es la lección que ofrece al abordar lo que probablemente sea el mayor problema del partido: reconectarse con los votantes más jóvenes”, indicó Tumulty.

Para la analista política, “entrar en pánico por un candidato que se autodenomina socialista no es la solución. En cambio, los demócratas deberían analizar detenidamente su propia imagen y comprender por qué, en lugar de mirar hacia el futuro, siguen presentando figuras imperfectas e inaceptables de un pasado no tan glorioso”, afirmó.

Pero el fenómeno Mamdani parece ser solo local. En general, Nueva York suele tener un ecosistema político propio. Sus alcaldes nunca llegan a tener una gran proyección nacional, como les sucedió por ejemplo a Rudy Giuliani, Mike Bloomberg o Bill de Blasio.

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Estados Unidos, Elecciones, Nueva York

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Hegseth applauds South Korea’s plan to take larger role in defense against North Korean aggression

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U.S. Pentagon chief Pete Hegseth on Tuesday lauded South Korea’s plans to boost its military spending and take on a larger role in defending itself from North Korea’s aggression.

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The U.S. has wanted South Korea to increase its conventional defense capabilities so that Washington can center its attention on China.

Hegseth spoke to reporters after annual security talks with South Korean Defense Minister Ahn Gyu-back in Seoul, where he said he was «greatly encouraged» by Seoul’s commitment to raising defense spending and making greater investments in its own military capabilities.

He said the two allies agreed that the investments would boost South Korea’s ability to lead its conventional deterrence against its northern foe.

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US, CHINA AGREE TO OPEN DIRECT MILITARY HOTLINE AFTER XI-TRUMP SUMMIT

U.S. Defense Secretary Pete Hegseth, left, looks on as South Korean Defense Minister Ahn Gyu-back, right, speaks during a joint press conference following the 57th Security Consultative Meeting at the Defense Ministry in Seoul, South Korea, Tuesday, Nov. 4, 2025. (AP)

South Korean President Lee Jae Myung, in a speech to parliament Tuesday, asked lawmakers to approve an 8.2% increase in defense spending next year. The president said the increase in spending would help modernize the military’s weapons systems and reduce its reliance on the U.S.

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Hegseth noted defense cooperation on repairing and maintaining U.S. warships in South Korea, stressing that the activities harness South Korea’s shipbuilding capabilities and «ensure our most lethal capabilities remain ready to respond to any crisis.»

«We face, as we both acknowledge, a dangerous security environment, but our alliance is stronger than ever,» Hegseth said.

TRUMP ARRIVES IN SOUTH KOREA FOR KEY TALKS AHEAD OF APEC SUMMIT, XI MEETING — NO KIM JONG UN REUINION

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Pete Hegseth in South Korea

U.S. Defense Secretary Pete Hegseth, second from left, and South Korean Defense Minister Ahn Gyu-back, center, visit the Observation Post Ouellette near the border village of Panmunjom, South Korea, Monday, Nov. 3, 2025. (AP)

Hegseth said the South Korea-U.S. alliance is primarily meant to respond to potential North Korean aggression, but other regional threats must also be addressed.

«There’s no doubt flexibility for regional contingencies is something we would take a look at, but we are focused on standing by our allies here and ensuring the threat of the [Democratic People’s Republic of Korea] is not a threat to the Republic of Korea and certainly continue to extend nuclear deterrence as we have before,» he said.

In recent years, the U.S. and South Korea have discussed how to integrate U.S. nuclear weapons and South Korean conventional weapons.

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Hegseth visits South Korea

U.S. Defense Secretary Pete Hegseth, left, shakes hands with South Korean Defense Minister Ahn Gyu-back for a photo at the 57th Security Consultative Meeting at the Defense Ministry in Seoul, South Korea, Tuesday, Nov. 4, 2025. (AP)

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South Korea has no nuclear weapons, and Ahn denied speculation that it could eventually seek its own nuclear weapons program or that it is pushing for redeployment of U.S. tactical weapon weapons that were removed from South Korea in the 1990s.

Earlier Tuesday, South Korea’s Joint Chiefs of Staff said the country detected North Korea test-firing around 10 rounds of artillery toward its western waters on Monday, shortly before Hegseth arrived at an inter-Korean border village with Ahn to begin his two-day visit to South Korea.

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Hegseth visited the Demilitarized Zone on the border with North Korea earlier in the week.



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Luigi Mangione: cómo un tiroteo inspiró memes, debates y devoción en la cultura estadounidense

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El llibro del día

El tiroteo ocurrido en diciembre pasado, en el que presuntamente Luigi Mangione, un joven desilusionado con el sistema, disparó contra el director ejecutivo de United Healthcare, Brian Thompson, en casi cualquier otra época habría sido considerado una aberración. En Estados Unidos en 2025, se transformó en un meme, un movimiento y una prueba moral.

En Luigi, John H. Richardson, un periodista experimentado, indaga cómo ocurrió esto, en un libro que es parte investigación, parte radiografía cultural. Reconstruye el trayecto de Mangione desde abanderado y tecnólogo preocupado por el clima, hasta el denominado “San Luigi” famoso en TikTok, cuya imagen aureolada hoy circula en bolsas ecológicas y tatuajes. La pregunta central del libro es una que Estados Unidos no deja de hacerse tras la cantidad creciente de tiroteos y asesinatos políticos: ¿debemos juzgar a estos autores como asesinos, como mártires justos o como espejos culturales?

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Los capítulos iniciales son los más logrados. Richardson comienza con Luigi en una playa de Waikiki. Es un joven programador brillante leyendo historia social y, finalmente, el manifiesto del Unabomber. Luego, el relato se expande hacia la historia de la tecnofobia y la alienación digital en Estados Unidos.

Las similitudes con Ted Kaczynski —con quien Richardson mantuvo correspondencia durante años y sobre quien ha escrito en profundidad— se vuelven evidentes: la precisión intelectual, el desprecio por los sistemas, el paso de la crítica al extremismo.

Theodore Kaczynski, también conocido como
Theodore Kaczynski, también conocido como Unabomber, era matemático y filósofo (Foto: Reuters)

Pero Luigi también trata sobre el resto de nosotros: el carnaval instantáneo de las redes sociales que convierte la violencia real en espectáculo participativo. Horas después del tiroteo, Internet había producido una avalancha de opiniones, memes y productos, que a menudo reproducían las palabras que Mangione grabó en sus balas: “Negar”, “Defender” y “Depone”. Se percibe algo reconociblemente estadounidense: una mezcla de ironía y desesperación que difumina los límites morales.

Richardson observa esos momentos con precisión. Entiende que el fenómeno Luigi no se reduce a un agravio político, sino que involucra también el placer de la transgresión en una sociedad que vende la indignación como entretenimiento.

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No obstante, la fuerza del libro a veces depende demasiado de las propias superficies que describe. Richardson basa gran parte de su relato en material público —hilos de Reddit, reacciones en YouTube, campañas en línea— y menos en entrevistas directas con personas del entorno de Mangione. Se oyen más voces de espectadores digitales que de quienes conocieron al protagonista. Ante la ausencia de estos detalles personales, el resultado se percibe cuidadosamente curado pero distante en lo emocional.

Quizás esto resulte inevitable para un libro escrito bajo presión sobre una historia que aún evoluciona. El juicio de Mangione está pendiente y es probable que muchos de sus amigos y familiares tengan órdenes de silencio judicial. Pero ese vacío lleva a Richardson a apoyarse en la autoridad reciclada de otros, en especial de Kaczynski.

Luigi Mangione es escoltado a
Luigi Mangione es escoltado a la sala de un tribunal, en Nueva York, el 16 de septiembre de 2025. (AP Foto/Seth Wenig)

La correspondencia con el Unabomber, que fue clave en los trabajos anteriores de Richardson, reaparece aquí como el andamiaje moral e intelectual del libro. Kaczynski se convierte en el mentor fantasmal que explica la lógica de la revuelta tecnológica.

Falta una exploración más profunda sobre por qué el acto de Luigi resuena ahora, en unos Estados Unidos donde denegaciones algorítmicas de atención médica chocan con la difusión algorítmica del resentimiento y la desesperanza. Sin esa conexión, el paralelismo entre los atentados antiindustriales de Kaczynski y el presunto tiroteo anticorporativo de Mangione parece más asociativo que analítico.

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Richardson busca que veamos la continuidad entre los ecoterroristas de los años noventa y los aceleracionistas digitales de hoy. Pero las fuerzas contemporáneas que impulsan “Luigi” (deuda estudiantil, trabajo precario, medicina privatizada, radicalización en línea y las redes sociales) son tanto económicas y psicológicas como tecnológicas. Queda la pregunta sobre por qué estas ideas encuentran nuevo arraigo en una economía de la salud donde el sufrimiento es privatizado e invisible. En momentos clave, el libro sugiere esta complejidad, pero no llega a ahondar en ella.

Donde Richardson acierta es vinculando el asesinato con la crisis más amplia de atención en Estados Unidos. Argumenta que el tiroteo obligó al público a enfrentar cómo el daño moral se ha integrado en la economía de la salud. Relata cómo la indignación por las prácticas de las aseguradoras creció tras el asesinato. Los directivos contrataron equipos de seguridad privados cuando encuestas reflejaron que un porcentaje sorprendente de jóvenes consideraba “aceptable” el acto.

Un hombre viste una camiseta
Un hombre viste una camiseta con la imagen de Luigi Mangione (REUTERS/Jeenah Moon)

Estas secciones resultan inquietantes e incómodas. Richardson capta la sensación de que la violencia de Luigi desnuda una fibra sensible en la política estadounidense: la impresión de que nadie en el poder escucha hasta que alguien con un arma impone el tema. Recuerda que un sistema percibido como depredador será finalmente enfrentado no solo por protestas, sino por anomia o nihilismo.

Otra línea del libro —la fascinación cultural con la violencia justiciera— resulta alarmante. Richardson documenta cómo la imagen de Mangione pasó de ficha policial a ícono. Presentadores nocturnos bromeaban sobre que era “el presunto asesino más atractivo del año”. Richardson lo llama “la energía de una cultura en cambio”, pero la frase tiene doble filo: también es la energía de una cultura que ha perdido su brújula moral.

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Richardson acierta al presentar Luigi como una historia estadounidense sobre armas centrada en el hecho de que un sector importante de la población se siente “desesperado por liberarse”, como escribe el propio Richardson, de la impotencia e indignación ante el statu quo. Pero podría profundizar mucho más en las continuidades y fracturas entre salud pública, violencia política y armas, y las incómodas contradicciones que surgen cuando las posiciones antifuego chocan con los relatos ideológicos.

El asesinato tuvo ya una
El asesinato tuvo ya una puesta teatral (Camille Cohen/For The Washington Post)

Richardson escribe con elegancia. Su cobertura del revuelo mediático, los editoriales enfrentados, la manipulación partidaria, los videos de influencers, es precisa y a veces irónicamente graciosa. Pero pese a su pulcritud, “Luigi” ofrece poco trabajo de campo propio. No se percibe el peso del mundo de Mangione antes ni después de su caída. Esas ausencias importan porque son las que distinguen al periodismo del collage.

En sus momentos más logrados, “Luigi” nos obliga a enfrentar preguntas que trascienden un hecho de violencia. ¿Qué ocurre cuando los sistemas diseñados para sostener la vida se perciben como mecanismos que lucran con el sufrimiento? ¿Qué significa que los estadounidenses encuentren catarsis moral en la venganza? La inquietante posibilidad que plantea “Luigi” es que la línea entre protesta y espectáculo, revolución y venganza, se ha desdibujado por completo.

El libro de Richardson tal vez no resuelva la cuestión definitiva sobre si su protagonista es un héroe, un criminal o una víctima. Pero deja una más urgente: ¿Qué dice de Estados Unidos que ya no podamos distinguir la diferencia?

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Fuente: The New York Times

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