Pero como a los mejores cazadores se les escapa una libre, los organizadores del Superbowl -considerados los más eficaces del mundo- no tuvieron en cuenta un detalle que se les escapó y que tuvo en vilo a todo el mundo: una persona superó todas las barreras de seguridad y logró ingresar al campo de juego flameando una bandera de Palestina. Algunas versiones contaron que también llevaba una bandera de Sudán -otro país que está en guerra- pero lo que llevaba era la inscripción de esa nación en la bandera original. El estadio quedó en shock.

EL ESCANDALO EN PLENO SUPERBOWL DEL QUE MESSI FUE TESTIGO DIRECTO

Por alrededor de 15 a 20 segundos hubo temor y estupor, sensaciones que se prolongaron hasta que la seguridad «despertó de su letargo» y en una veloz corrida varios agentes lograron interceptar al activista y se lo llevaron detenido. Fue una de esas escenas «de película» pero que se dan en la realidad y con Lionel Messi, nada más y nada menos, allí cerca en una de las ubicaciones privilegiadas del coliseo de Nueva Orleans donde se jugó el último partido de la temporada de la NFL, que recién volverá en septiembre.

Una vez superado el incidente, Messi y sus compañeros terminaron de ver la paliza 40-22 que los «Eagles» de Philadelphia le pegaron a los «Chiefs» de Kansas City para pulverizar su deseo de ganar la liga por tercer año consecutivo. El equipo de la camiseta verde se alzó con el deseado trofeo «Vince Lombardi» y todos sus jugadores se calzaron el «anillo de campeón» con el que se premia en Estados Unidos a quienes se consagran.