En las últimas horas, Moria Casán volvió a sacudir el mundo del espectáculo al compartir una foto completamente desnuda, sin filtros ni retoques. La imagen, publicada en su cuenta de X (ex Twitter), pertenece a una producción de los años 80 y la muestra al natural, sobre un caballo, en una playa. Una postal que, una vez más, reafirma su eterna consigna de autenticidad y provocación.

La artista reveló que la foto le fue enviada por el periodista Héctor Maugeri, quien la rescató de los archivos de la revista LIBRE. En su publicación, la One escribió: “Picture enviada por Héctor Maugeri. Revista LIBRE. Sin Photoshop”, dejando en claro que la imagen no tuvo ningún tipo de retoque digital. Como siempre, la diva marcó diferencia con un gesto espontáneo, lejos de la perfección artificial que domina las redes.

La producción original habría sido realizada en 1984, cuando la artista estaba en pareja con el actor y humorista Mario Castiglione, padre de su hija Sofía Gala. En ese entonces, Moria era una figura central del teatro de revistas y encabezaba la obra La mejor revista de la cuadra en el Teatro Estrella, en plena época dorada del espectáculo porteño.

El hallazgo de la foto despertó una ola de nostalgia entre sus seguidores y también un debate sobre los estándares actuales de belleza. Muchos usuarios destacaron su valentía y la vigencia de su mensaje: “Siempre auténtica, sin miedo al paso del tiempo ni a mostrarse como es”, escribió una fan en X, acompañando el post con emojis de fuego y coronas.

LA FOTO DE MORIA CASÁN

A lo largo de su carrera, la One nunca se ajustó a los moldes. En tiempos en que la mayoría busca filtros, ella vuelve a mostrarse al natural y a recordar que la sensualidad no tiene fecha de vencimiento. Una vez más, demostró que no necesita escándalos para generar impacto: su sola presencia basta.

Fiel a su estilo, Moria cerró el tema con una frase que dejó a todos sin palabras: “Yo siempre fui mi propia revolución. No necesito Photoshop, porque nunca necesité máscaras”. Y así, cuarenta años después, sigue confirmando que su fuego no se apaga y que la autenticidad sigue siendo su marca registrada.

Calu Rivero volvió a recorrer las calles de Nueva York, la ciudad que fue su hogar durante tres años y que marcó una etapa de introspección y búsqueda personal. Esta vez, su regreso fue completamente distinto: lo hizo acompañada de sus hijos, Tao y Bee, fruto de su relación con Aíto de la Rúa, viviendo la Gran Manzana desde la mirada renovada de la maternidad.

La actriz compartió una serie de postales en sus redes donde se la ve disfrutando de la cotidianeidad urbana, entre paseos, abrazos y risas con sus hijos. En una de las imágenes aparece sobre una vereda arbolada junto a una amiga, ambas sonrientes, mientras sostiene a Bee, que luce un pantalón de rayas y remera beige.

En otras se la ve cargando a Tao mientras camina por la acera o empujando un cochecito azul bajo una estructura metálica con los rascacielos de fondo. Junto a las imágenes, Calu escribió un texto que rápidamente se viralizó por su tono sincero y reflexivo.

“Viví tres años en esta ciudad. Volver ahora, con mis dos hijos, es otro plano: el mismo mapa, pero con otra mirada. Todo cambia, todo se mueve, todo respira distinto. Hoy camino sin maquillaje, sin amuletos. Más cómoda. Acompañada. Buscando ese balance entre lo que quiero ser y lo que puedo» lanzó la actriz.

LA REFLEXIÓN DE CALU RUVERO POR SU VIAJE A NUEVA YORK:

Y siguió: «Me gusta esta versión mía, la que cede espacio, la que se desarma un poco para hacer lugar a dos mundos chiquitos”. Las fotos muestran una faceta distinta de la exprotagonista de Dulce Amor: relajada, maternal y conectada con lo simple.

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Calu sonríe en cafeterías, pasea con sus hijos por calles arboladas y disfruta del aire otoñal neoyorquino. En una de las imágenes más tiernas, besa a su hija en una terraza iluminada mientras la pequeña descansa en su regazo. El viaje también despertó curiosidad por su vínculo con la familia De la Rúa.

Calu se instaló junto a Aíto y sus hijos, y su estadía coincidió con el Global Citizen Festival en el Central Park, donde Shakira —expareja de Antonio de la Rúa, hermano de Aíto— fue una de las figuras principales. La coincidencia reavivó las especulaciones sobre un posible reencuentro entre Shakira y Antonio, quienes fueron pareja en los 2000.

En medio de esas teorías, la actriz argentina eligió mantenerse al margen de los rumores y centrarse en el presente. Su publicación transmite paz, conexión y una madurez emocional que muchos de sus seguidores destacaron. “Me gusta esta versión mía”, escribió, y esa frase se volvió casi un mantra entre los comentarios que celebraron su naturalidad.

Las fotos de Calu Rivero en Nueva York:

En una nueva emisión de Ahora caigo, Darío Barassi protagonizó un momento tan divertido como accidentado. En medio de su conducción, el humorista tuvo una ocurrencia que rápidamente se le fue de las manos: decidió conducir acostado y terminó en el piso, sin poder levantarse, por lo que tuvo que pedir ayuda a la producción.

“Chicos, hay que tener un sillón que salga de abajo. Ya me cansé”, expresó con su característico tono de humor mientras el público reía a carcajadas. La frase fue el inicio de una escena insólita que dejó a todos sorprendidos en el estudio.

Un productor se acercó con dos almohadones y él, sin dudarlo, se tiró boca abajo. Luego los usó como soporte para ponerse de costado y seguir al mando del programa desde el suelo. Las cámaras lo enfocaban mientras el conductor, entre risas, continuaba interactuando con los participantes.

El momento parecía una simple broma, pero todo cambió al finalizar el juego. La participante perdió y, al intentar levantarse, Barassi descubrió que no podía hacerlo por sí solo. La escena, que al principio parecía controlada, se transformó en un blooper que dejó a todos tentados de risa.

EL BLOOPER DE DARÍO BARASSI

Entre risas y algo de esfuerzo, el conductor pidió asistencia. Tres productores se acercaron de inmediato para ayudarlo, mientras la nueva líder del juego también colaboraba para reincorporarlo. El estudio entero seguía con atención el improvisado rescate.

Finalmente, y con mucha ayuda, logró ponerse de pie. Agitado y divertido por la situación, soltó entre carcajadas: “No doy más, chicos, saquenme de acá antes de que se me acalambre el alma”. El episodio, fiel a su estilo, terminó convirtiéndose en uno de los momentos más comentados del programa.