Perú ha sido siempre un país hermano que siempre admiró el fútbol argentino. Sin contar nuestro país y Barcelona, el pueblo peruano debe ser el que más idolatra a Lionel Messi. Se han visto demostraciones extremas de afecto cada vez que el mejor jugador del mundo llegó allí para jugar algún partido de Eliminatorias. El 10 fue siempre el más ovacionado de un plantel, especialmente el campeón del mundo, que hay sido reconocido en el país vecino. El miércoles por la noche este amor volvió a quedar bien claro. Inter Miami llegó a Lima para jugar un amistoso internacional contra Universitario. A cancha llena, el mejor jugador del mundo fue el foco de toda la película. Fue el primero en salir, saludar a los árbitros y recibir la primera ovación del público, que era todo menos rival. Todo lo contrario a lo que días atrás había pasado con el América, cuando los hinchas mexicanos lo recibieron nada amistosamente y terminaron recibiendo las respuestas, a puro fútbol, del 10 del equipo de la MLS.

Con la cinta de capitán y un look renovado, Messi arrancó como titular en un equipo que tuvo a varios argentinos. Además del ídolo máximo, también fueron de entrada Ustari, Avilés, Weigandt, Redondo y Tadeo Allende. Sí, medio equipo argento para acompañar a Leo en el amistoso contra los peruanos. A ellos se sumaron Luis Suárez y Jordi Alba. De yankees poco y nada: Picault y Allen, un canterano nacido en Florida de apenas 20 años.

Ya de inicio, el mejor de todos se paró para jugar libre por todo el frente de ataque. Para lanzar o definir, pero siempre asumiendo el rol protagónico. Al minuto de juego, Messi ya había entrado al área con pelota dominada y de milagro le taparon el zurdazo. Al 10 le daban espacios, algo letal. Dos minutos más tarde lo bajaron al borde del área (Riveros se ganó la amarilla) y le dejaron un tiro libre de gol. La ejecución fue al palo del arquero Britos, que no se movió y logró rechazar el remate.

Más allá de esto, los primeros 45 minutos fueron de ida y vuelta y el local también tuvo chances para hacer goles. El 0-0 fue mentiroso. En el equipo de Masche lo mejor fue cuando la pelota pasó por Messi, quien en un par de situaciones trianguló bien con Jordi Alba y Suárez, aunque le faltó estar un poco más fino en los últimos metros de la cancha. Con Lucho, especialmente, un par de paredes llevaron riesgo aunque no terminaron en gol.

En la segunda mitad, Inter Miami mantuvo de entrada a los mismos 11. Leo salió a jugarla para seguir sumando minutos de fútbol. Parado casi de enganche, se notó cómo dosificaba sus esfuerzos. Por momentos se retrasaba mucho a buscar la pelota y quedaba detrás de la línea de pelota para ser descarga y generar juego. Siempre, eso sí, con movimientos que alternaban entre la exigencia y un poco de búsqueda de aire. Mientras tanto, los minutos pasaban y el juego seguí en la misma tónica: ataques de ambos equipos, con transiciones cortas en el mediocampo, pero sin eficacia para abrir el marcador. Era un amistoso a medias, porque tanto Universitario como Inter no escatimaban en piernas fuerte, aunque siempre con lealtad y sin generar un amistoso picado. Como tiene que ser.

El partido Leo se terminó a los 26 minutos de ese segundo tiempo. Junto a Suárez y Busquets, los más pesados, el mejor del mundo dejó el campo siendo aplaudido. Leo respondió y se ganó una ovación por parte de los peruanos. Todo con mucho orden, sin nadie intentando robarle un abrazo o algún recuerdo. Lo que quedaba de juego era casi una anécdota. Empate en los 90 minutos y una definición por penales sin los mejores que fue 5-4 para los de Estados Unidos.