ECONOMIA
Alarma por el dólar: la volatilidad se mantiene, pese a las medidas urgentes de Caputo

Si bien las acciones conjuntas de las autoridades del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y del ministerio de Economía que, desde el martes pasado, están buscaron evitar una fuerte suba del dólar oficial y el paralelo, el resultado del viernes muestra que tras esa baja, el valor del dólar volvió a subir.
En la semana la cotización del dólar blue cayó 35 pesos o un 2,6%, tras cerrar este viernes a $1.300, y haberse negociado a $1.350 al promediar la rueda del martes y la brecha cambiaria con el dólar oficial que cerró al final de la semana $1.305 se redujo a un 1,7%.
Por su parte, los dólares financieros cayeron en la semana, con dólar contado con liquidación que cerró a $1.275 y un dólar MEP que finalizó a 1.269,10 pesos.
El resultado hasta ahora, desde la entrada en el esquema de flotación cambiaria con bandas, muestra que desde el lunes 14 de abril -cuando se levantó el cepo cambiario- el precio del dólar empezó a fluctuar sin intervención oficial en el segmento de contado de la plaza mayorista. Se observó una tendencia alcista moderada, a un mayor ritmo que el de la inflación, que acomodó la tasa de cambio ahora en un umbral próximo a los $1.300, lo que parece un nuevo nivel de equilibrio.
El dólar oficial subió unos $200, reflejando una suba del 18,9 % con respecto de los $1.080 del 11 de abril, mientras que la inflación en ese periodo aumentó un 8 por ciento.
Por esta dinámica, la competitividad del tipo de cambio que mide el BCRA a través del Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), aumentó en 14 puntos. Ese valor se obtiene a partir de un «promedio ponderado de los tipos de cambio reales bilaterales de los principales socios comerciales del país. Se considera la evolución de los precios de las canastas de consumo representativas de los socios comerciales expresados en moneda local en relación con el valor de la canasta de consumo».
Las medidas de Luis Caputo para poder contener el precio del dólar
Las acciones que realizaron en forma conjunta el BCRA y el Tesoro provocaron una fuerte suba de la tasa de interés y una caída de los precios de los bonos y letras que colocó el Tesoro en estos últimos días para absorber unos 10 billones de pesos -el equivalente a unos 9.500 millones de dólares-.
La inestabilidad cambiaria comenzó la semana pasada cuando el BCRA dejó de ofrecer las Letras Instranferibles (LEFI), como parte de la estrategia anunciada para terminar con esos pasivos monetarios del BCRA que pasaron al Tesoro, una maniobra que liberó unos $15 billones de pesos.
El resultado fue un aumento de la oferta de pesos por el equivalente a un tercio de la base monetaria, luego de tres subastas en las que esa liquidez no ingresó a bonos cortos, lo que provocó un derrumbe de las tasas de interés de corto plazo y presión alcista sobre el dólar.
De unos $5 billones de pesos que quedaron libres en el mercado, hubo unos 4,7 billones que el miércoles fueron absorbidos por el Tesoro a través de una licitación de letras que no estaba pautada en el cronograma del mes y por la que se pagaron tasas cercanas al 40% anual frente a las del 32 % anual de las licitaciones anteriores.
En este aspecto, hay que destacar que el BCRA exige a los bancos mantener una cantidad de pesos inmovilizados a través de encajes que es proporcional a sus tenencias de depósitos.
El cálculo para el cumplimiento de esta norma se basa en un promedio mensual. Por ello, no es raro que los bancos encajen mucho más de lo que necesitan durante medio mes, para quedarse con cantidades de liquidez en la otra mitad, lo que generó un tuit del ministro de Economía, Luis Caputo, responsabilizando a las entidades financieras de hacer subir al dólar oficial y al paralelo, que llegaron el lunes pasado a valores récord de 1.300 y 1.340 pesos.
Hay que destacar que en el REM de junio del BCRA, la mediana de las proyecciones de tipo de cambio nominal se ubicó en $1.207 por dólar para el promedio de julio de 2025. Para el Top 10 de analistas, el tipo de cambio nominal promedio esperado para julio es $1.201. Para diciembre de este año, el conjunto de participantes proyecta un tipo de cambio nominal de $1.324, lo que arroja una variación interanual esperada de 29,7%.
La intención del equipo económico, de acuerdo a lo que pudo saber iProfesional, es que el valor del dólar oficial se mantenga en un valor cercano a los 1.300 pesos hasta las elecciones nacionales de medio término del próximo 26 de octubre.
El equipo económico buscó una combinación de medidas para frenar la suba del precio del dólar y consiguió una baja luego de colocar, por primera vez desde julio del año pasado, pases pasivos a los bancos, vendiendo contratos de dólar futuro colocando deuda en pesos a corto plazo con una tasa de interés mucho más alta.
El problema es que la tasa mensual efectiva de la letra más corta que vence dentro de 15 días es de 3,31% mensual, el doble que el ritmo de la inflación que mostró junio. La tasa más baja adjudicada fue de 2,9% mensual, también bien por encima del IPC esperado para lo que resta del año.
En los operadores financieros del mercado local hubo especial atención en los últimos días sobre las formas de intervención del BCRA y del Tesoro para salir a calmar la tensión cambiaria.
Tensión cambiaria: la visión de la City frente a las resoluciones del Gobierno
Por ejemplo, la consultora PxQ -del economista Emanuel Álvarez Agys- explica en su último informe que «la baja de la tasa de interés de corto plazo operó como un incentivo para la demanda de divisas» y que el BCRA intervino con tres herramientas como los contratos de dólar futuro, la normativa de efectivo mínimo de los bancos o encajes y las operaciones de mercado abierto en el mercado secundario de títulos del Tesoro.
«Desde el 11 de julio se observó al BCRA en las Lecap cortas y en los contratos de dólar futuro con vencimiento en julio y agosto», explica el informe y agrega que «el volumen negociado dio cuenta de una lógica de control de la tasa de interés más que de los agregados monetarios, con especial atención al tipo de cambio».
Otros operadores consultados por iProfesional señalan que el BCRA participó en el mercado de dólar futuro con un dólar promedio negociado para fin de diciembre de unos 1.350 pesos y que en las últimas semanas aumentó el volumen negociado diario. Además, se observó un incremento en el interés abierto de los contratos cortos (julio 2025/agosto 2025) y que el BCRA vendió contratos para mantener las tasas implícitas por debajo de la tasa de las Lecap.
Pero desde PxQ agregan que el martes pasado, el BCRA sumó una nueva herramienta de intervención en el mercado, ya que dio pases pasivos a los bancos por un día, en un esquema muy parecido al del final del Gobierno de Alberto Fernández con Sergio Massa como ministro de Economía, que fue quien alentó esa maniobra para dejarle una especie de bomba a punto de explotar al futuro Gobierno.
La sorpresa es que esos pases pasivos remunerados del BCRA que tomaron los bancos se habían eliminado un año atrás con la creación de las LEFI y ahora reaparecieron tras la eliminación de letras. En estas operaciones, el BCRA dio una señal de tasa de 36%, superior a la de las LEFI que era de 29 por ciento.
Al parecer la apuesta del equipo económico, más allá que la reaparición de los pases pasivos generaron una interna en el directorio del BCRA, será utilizar todas las herramientas financieras a disposición, a excepción de la venta de dólares para que el billete extranjero encuentre un nuevo techo debajo del límite superior de la banda, pero arriba del nivel en el cual el Tesoro se ve obligado a acumular reservas internacionales netas (RIN) como pide el FMI para cumplir con las metas del segundo semestre.
En tanto, desde la consultora 1816 tienen otra hipótesis y es que el equipo económico propició ese reajuste del tipo de cambio para mejorar la posición de divisas externa y para acelerar la acumulación de reservas internacionales.
Acumular reservas y mejorar la dinámica de las cuentas externas en medio de la negociación con el FMI
En ese aspecto, destacan la dinámica reciente del tipo de cambio y sostienen que «con semejante baja de tasas y con el Tesoro comprando dólares arriba de $1.200 (cuando debajo de $1.100 no lo hacía), podría argumentarse que es el propio equipo económico el que buscó la suba del tipo de cambio».
Según este análisis, el objetivo sería mejorar la dinámica de las cuentas externas y acumular algo de reservas, en medio de la negociación con el FMI por el desembolso de unos 2.000 millones de dólares que negocia el secretario del Tesoro Pablo Quirno y que también podrían provenir de un préstamo del BID en el caso de que el FMI no haga ese desembolso.
La consultora estima que «hasta el 22 de julio seguirán lloviendo dólares del agro, a razón de más de 300 millones de dólares por día promedio, antes de que empiecen a escasear las liquidaciones». También señala que el BCRA probablemente busque contener la expansión monetaria vendiendo su nueva cartera de Lecap y Boncap a los bancos.
Por último, desde 1816 plantean que «toda suba de tipo de cambio que no tenga impacto relevante en el IPC será bienvenida por el mercado».
Al respecto, la consultora EcoGo informó el miércoles que en la segunda semana de julio «los alimentos consumidos dentro del hogar registraron una suba del 0,5%», marcando una leve aceleración de 0,1 punto porcentual frente a la semana previa.
Las LEFI se emitieron en la era Milei como un instrumento financiero emitido por el Tesoro Nacional para gestionar la liquidez y reemplazar los pases pasivos.
Ese traspaso evitó que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tenga que imprimir pesos para hacer frente a los vencimientos de corto plazo. La idea de fondo era evitar a toda costa la emisión monetaria y sus repercusiones en la dinámica de los precios.
Para entender el problema, las LEFI reemplazaron a las LELIQ del Gobierno de Alberto Fernández, que a su vez reemplazaron a las LEBAC emitidas durante el gobierno de Mauricio Macri. Por lo tanto, Milei al sacarlas de los bancos dejará de tener todos los problemas financieros que esas letras les provocaron a los gobiernos anteriores por los altos intereses que le pagaban el BCRA a los bancos para renovar esas letras.
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ECONOMIA
Crisis en la dueña de los pollos: paga sueldos en 4 cuotas e incumple con indemnizaciones

La situación de crisis que atraviesa Granja Tres Arroyos, la principal avícola de la Argentina, no deja de acentuarse y, a la par de la sucesión de despidos que la firma activó en los últimos meses, siguen acentuándose los incumplimientos en términos de salarios e indemnizaciones. Además de no cubrir el pago del aguinaldo pasado, la empresa mantiene un régimen de hasta 4 cuotas para cubrir los salarios y tampoco afrontó las indemnizaciones de los cesanteados. Granja Tres Arroyos presentó un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante la Secretaría de Trabajo en diciembre del año pasado.
Sólo en lo que va del año la empresa lleva suprimidos más de 80 puestos de trabajo, con despidos que se concentraron mayormente en las instalaciones que la avícola posee en la entrerriana La China, en Concepción del Uruguay.
En diciembre del año pasado, la empresa solicitó un Procedimiento Preventivo de Crisis (PPC) ante la Secretaría de Trabajo. Y en ese mismo marco, anticipó que avanzaría con hasta 700 despidos y aplicaría, además, una reducción de salarios mediante la eliminación de adicionales.
Granja Tres Arroyos y el incumplimiento de las indemnizaciones
A más de 6 meses de establecidas las primeras cesantías, fuentes ligadas al personal de Granja Tres Arroyos señalan que la empresa sigue sin completar la totalidad de las indemnizaciones. Y que mantiene su posición de cubrir los haberes en cuotas a definir sin un acuerdo con los empleados y sus representaciones sindicales.
«Sigue sin haber compensaciones adecuadas para las personas que perdieron su trabajo. Y es muy probable que la compañía lleve adelante más despidos antes de que concluya el año. Si bien el negocio de Granja Tres Arroyos sigue siendo muy redituable, la directiva de la empresa no deja de hablar de una crisis que en la práctica es totalmente inexistente», comentaron a iProfesional fuentes ligadas al Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA).
Los incumplimientos que viene llevando a cabo la avícola han sido expuestos incluso por la política entrerriana. A mediados del mes pasado, la intendencia de Concepción del Uruguay reconoció que, desde que ocurrió el recorte de personal hasta la fecha, Granja Tres Arroyos no habría cubierto las liquidaciones e indemnizaciones pertinentes.
Esto, se reconoció, «agudizó la vulnerabilidad social y dificultó el acceso a alimentos, electricidad y gas» a las familias de los ex operarios de la firma.
También se expuso que «una delegación de extrabajadores fue recibida el lunes 7 de julio a las 20:30 por el intendente de Concepción del Uruguay, Dr. Eduardo Lauritto», y que en el encuentro se expuso que la compañía ha incumplido el «pago de indemnizaciones en los términos del Artículo 235 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT)».
Además, se mencionó la posibilidad de promover una denuncia por presuntos «despidos arbitrarios, en contravención de la Ley 20.744, la Ley 24.013 y la Ley 25.273, que protegen los derechos laborales».
Granja Tres Arroyos y la falta de fondos para afrontar pagos
En julio último, la compañía en cuestión, considerada la principal firma avícola de Argentina con una operación basada en ocho plantas que faenan hasta 700.000 pollos al día, informó a sus empleados que afrontaba complicaciones para abonar el medio aguinaldo.
De ahí que Granja Tres Arroyos terminó por dividir el pago en dos cuotas con finalización estimada para mediados de este mes.
Fuentes ligadas al sector avícola señalan que la empresa atraviesa dificultades a partir de la situación de crisis que evidencia el consumo y las complicaciones que el segmento exportador atravesó sobre todo en la primera parte del año.
La relevancia de la firma en el nicho de la producción de carne de pollo es clave: prácticamente el 20% del producto que se genera en la Argentina surge de las plantas de la empresa y hasta inicios de 2025 la avícola exportaba el 35% de todo lo que generaba.
A fines de febrero, la compañía dispuso un alto a toda su labor de tarea, con alcance a sus 1.000 empleados, en una medida que se extendió hasta bien entrado el mes siguiente. La avícola venía de activar un recorte de 80 puestos de trabajo a fines de enero, en una medida que redundó en un paro general establecido por el resto del personal durante el lunes 27 de ese mes.
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ECONOMIA
Desde ropa barata de Shein hasta autos eléctricos: devaluación no frenó fiebre importadora y habrá récord

La volatilidad del dólar «que flota» hizo ruido a nivel político, pero no parece haber hecho mella en el «festival de importaciones», que incluye la fiebre por la ropa barata china de Shein, hasta autos eléctricos y compras de tecnología vía Amazon.
Al menos, eso es lo que se desprende de la última encuesta REM, en la que bancos y consultoras, que respondieron justo en plena corrida cambiaria, mantuvieron sus proyecciones sobre un flaco saldo comercial para el año.
Los expertos previeron, en promedio, que las compras desde el exterior terminarán el año en u$s75.115 millones, lo que implica una pequeña baja de 0,3% respecto de la cifra que se había previsto el mes anterior. Esto implicaría que, hasta fin de año, habrá un promedio mensual de importaciones por u$s6.360 millones. Es una cifra que supera en 25% el promedio mensual del año pasado.
Del otro lado del mostrador, se espera que las exportaciones apenas mejoren un 2,4% respecto de 2024.
El hecho de que la variación en las proyecciones de los economistas haya sido tan pequeña en el último REM llama la atención, dado que se realizó con un dólar mayorista de $1.307, mientras a fines de junio las proyecciones se habían hecho con un tipo de cambio de $1.205.
Es decir, una corrección devaluatoria de 8,4% en un mes no logró alterar la perspectiva sobre la competitividad de la economía argentina.
Y es un dato que no sólo contradice los intentos de Toto Caputo por llevar tranquilidad al mercado -con el argumento de que se mejoró en términos relativos porque los países vecinos revaluaron sus monedas mientras el peso se devaluó- sino que, además, mantiene la preocupación sobre el déficit de cuenta corriente que será necesario financiar.
Un superávit que adelgaza
Puesto en números, el deterioro de las expectativas es elocuente: a inicios de año, la expectativa del mercado era que la balanza comercial dejara un saldo positivo de u$s12.144 millones. Pero, mes a mes, los expertos fueron retocando a la baja su previsión de exportación, y al alza la de importación, en el marco de una política de revaluación del peso.
En definitiva, en un semestre la previsión de saldo comercial se redujo a la mitad: u$s6.507 millones, producto de ventas por u$s81.662 millones e importaciones por u$s75.115 millones.
Y, si bien ya no es sorpresa la velocidad que están tomando las importaciones -que, además del tipo de cambio, tienen el incentivo de bajas arancelarias y desregulaciones-, lo que sí llama la atención es el pobre desempeño exportador. Si no fuera por el rubro petrolero, que crece a una impactante tasa de 74% interanual, las exportaciones habrían caído respecto del año pasado.
Para peor, la situación se complica todavía más si se considera que la gran esperanza del gobierno para el segundo semestre era que el rubro petrolero viviera un boom de ventas que compensara por el bajón estacional de exportaciones del campo. Sin embargo, las últimas noticias que llegaron desde Vaca Muerta han traído preocupación: la caída de los precios del mercado global ha impactado sobre el principal yacimiento argentino, de manera que se están desinflando las expectativas originales.
Hablando en plata, se esperaba que la balanza neta del rubro energético dejara un saldo de u$s8.000 millones en todo el año. Pero la merma en la producción de las últimas semanas, admitida por los principales ejecutivos del sector, ha hecho que se tema por un recorte de hasta u$s2.000 millones en esas ventas.
¿Se puede pagar la cuenta?
¿Está mal que, mientras las exportaciones se estancan, las importaciones argentinas vayan en este segundo semestre a un nivel promedio de u$s6.360 millones por mes? Es una pregunta que genera respuestas dispares en el mercado, porque lo que se discute no es sólo si el monto es pagable, sino en qué se gastan las divisas escasas.
Los economistas coinciden en la regla del «tres a uno», según la cual, por cada punto del PBI que crece la economía, las importaciones deben subir tres puntos. Ante una expectativa de que la variación del PBI este año sea de 5,5%, entonces se consideraría normal una suba de hasta 17% en las importaciones, para asegurarle a la industria los insumos necesarios para incrementar su producción.
Pero la realidad es que la relación pasó a ser de «cinco a uno» y, sin embargo, no hay industriales que se muestren contentos. Más bien al contrario, se quejan de que los rubros que están liderando las importaciones no son los que hacen crecer a la producción nacional, sino que se concentra en productos finales para consumo.
Es así que la Unión Industrial Argentina denunció que ese sector pierde empleos a un ritmo de más de 1.500 puestos por mes.
Hubo casos puntuales de alto impacto, como la suspensión del 80% de la producción en la planta de Villa Constitución de Acindar, por la caída de las ventas en el mercado interno. Pero el sindicato denunció que, además, había otro factor preocupante: la producción local está siendo desplazada por la importación desde China, que es realizada incluso por la propia Acindar.
Y en la industria textil, uno de los más impactados por la apertura arancelaria, se denunciaron casos de «dumping» que llevaron la participación de productos importados a 67% del mercado, cuando el promedio de la última década fue de 55%.
Manija importadora
No es fácil la disyuntiva para Toto Caputo. Por un lado, es consciente de que con el escenario actual se promueve la importación mientras se ralentiza la producción local. Y, además, cuenta con la presión del propio Fondo Monetario Internacional, que está insinuando la conveniencia de un tipo de cambio más alto.
En uno de sus últimos reportes, contrariando el discurso del gobierno -que afirmaba que el déficit de la cuenta corriente era un síntoma positivo porque implicaba que la economía en crecimiento requería muchas importaciones- había sugerido que, considerando su débil cobertura de reservas y sus dificultades de acceso al mercado financiero internacional, Argentina debería contar con un superávit de cuenta corriente de 1,4% del PBI, como forma de evitar eventuales turbulencias.
Hablando en plata, el superávit de cuenta corriente que sugiere el FMI se ubicaría en torno de u$s10.000 millones, mientras que las proyecciones de los economistas hablan de un déficit en torno de u$s14.000 millones.
Sin embargo, las perspectivas de que la situación cambie son bajas: por un lado, el gobierno no sólo no reniega de la apertura comercial sino que la defiende, tanto por motivos ideológicos como prácticos: el ingreso masivo de productos importados a bajo precio ayuda a mantener a raya la inflación.
Por otra parte, las señales del mercado en los últimos días, con subas de tasas de interés y con intervención oficial en el mercado de futuros del dólar refuerza la visión de que el gobierno, por más que predique la libre flotación de la moneda, no quiere que antes de las elecciones se repitan episodios como el de fin de julio.
Es decir, no habrá una suba del dólar que desincentive las importaciones. Más bien al contrario, es probable que se replique el escenario de los momentos de atraso cambiario, cuando muchos importadores adelantan compras para acumular stock, ante la previsión de que dentro de unos meses los precios podrían encarecerse.
Otra apuesta a la soja
Con estos datos a la vista, no resulta extraño que el gobierno haya ratificado la baja de retenciones a la exportación agrícola. En el balance, se trata de un sacrificio fiscal de 0,1% del PBI, pero que se vería compensado por una aceleración en las ventas del campo para el segundo semestre.
Después de todo, los expertos calculan que todavía queda más del 40% de la cosecha sin vender. Y, aunque los precios del mercado global son poco estimulantes, los productores han recibido una mejora en el precio doméstico, en parte por el «efecto retenciones» y en parte también por la propia devaluación.
Es así que la soja, que hasta junio promediaba los $325.000 por tonelada, llegó en los últimos días a tocar un pico de $395.000. En el caso de que esta situación fuera lo suficientemente estimulantes como para que los silobolsas se vaciaran, esto implicaría un aporte, sólo por la soja, de unos u$s8.200 millones, correspondientes a 23 millones de toneladas todavía sin vender.
Pero claro, se trata de un cálculo hipotético, que dependerá de la expectativa de los productores: si creen que luego de las elecciones habrá otro ajuste cambiario -como están insinuando los economistas más críticos-, entonces es posible que el ritmo exportador se ralentice.
Y el comportamiento del mercado cambiario de la última semana -el dólar retrocedió un 3,5%, perdiendo casi la mitad del recorrido que había hecho en junio- podría abonar esa postura tradicionalmente conservadora de los productores agrícolas.
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ECONOMIA
Cuál es el atractivo sueldo de un chofer de colectivo en agosto 2025

La Unión Tranviarios Automotor (UTA) y las cámaras empresarias del transporte alcanzaron un acuerdo paritario que establece aumentos salariales para los choferes de colectivos de corta y media distancia del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). El entendimiento contempla una suba del 11,5% que se aplicará en forma escalonada entre julio y noviembre de 2025, en el marco del convenio colectivo de trabajo 460/73.
La negociación estuvo atravesada por múltiples factores. Entre ellos, el esquema de subsidios estatales que condiciona la estructura de costos del sector y una interna sindical que históricamente genera tensiones dentro de la UTA. Sin embargo, la firma del acuerdo entre la conducción gremial y las cinco cámaras empresarias del transporte permitió desactivar, al menos por el momento, la posibilidad de medidas de fuerza.
Como ocurre en otras ramas sensibles al impacto social, el proceso de negociación salarial contó con la intermediación del Gobierno nacional. La audiencia clave fue convocada por el Ministerio de Capital Humano y se llevó a cabo de forma virtual. Participaron funcionarios del área, encabezados por el secretario de Conciliación, Guido Arocco.
El entendimiento, una vez cerrado entre las partes, quedó supeditado a la homologación por parte del Ministerio de Economía. Si bien el titular de esa cartera, Luis Caputo, está enfocado en temas cambiarios y financieros, su equipo técnico interviene en la validación de los acuerdos sectoriales, en línea con los lineamientos del plan económico del Gobierno.
Una de las variables de control del programa económico es la evolución del salario. Según fuentes oficiales, se estableció un techo de incrementos del 1% mensual, aunque con excepciones. En algunos casos, las negociaciones incluyen sumas no remunerativas que luego se integran al salario básico. También hay sectores, como el bancario, donde los haberes se ajustan mensualmente por el índice de inflación. En otros casos, como el de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), el Poder Ejecutivo decidió no homologar lo acordado entre el gremio y las empresas.
Sueldo de choferes de colectivos: participación de las cámaras y el sindicato
En representación del sector empresarial participaron las principales cámaras del transporte automotor urbano: la Asociación Argentina de Empresarios del Transporte Automotor (AAETA), la Cámara Empresaria del Autotransporte de Pasajeros (CEAP), la Cámara Empresaria del Transporte Urbano de Buenos Aires (CETUBA), la Cámara del Transporte de la Provincia de Buenos Aires (CTPBA) y la Cámara de Empresarios Unidos del Transporte Urbano de Pasajeros de Buenos Aires (CEUTUPBA).
Por parte del sindicato, asistieron el secretario General de la UTA, Roberto Fernández, y el secretario Adjunto, Jorge Kiener. Según voceros gremiales, el acuerdo alcanzado permite «sostener el poder adquisitivo de los salarios» y, al mismo tiempo, «otorga previsibilidad a los empresarios del sector».
Escala salarial: cómo evolucionarán los sueldos los choferes de colectivos
El incremento pactado se implementará en tramos mensuales, lo que implica una progresión en los haberes básicos sin contemplar adicionales como presentismo o antigüedad. Las cifras fijadas para el salario básico de los choferes entre julio y noviembre de 2025 son las siguientes:
- Julio: $1.588.000
- Agosto: $1.600.000
- Octubre: $1.612.000
- Noviembre: $1.682.000
Este esquema se da en un contexto de alta volatilidad económica y busca establecer un sendero previsible tanto para los trabajadores como para las empresas del sector. Las cámaras empresarias valoraron que el acuerdo se haya alcanzado en un marco institucional y con participación del Estado como garante de cumplimiento.
Condiciones del acuerdo y perspectivas
El convenio tiene validez únicamente para los choferes que prestan servicios en el AMBA, donde rige un esquema de subsidios que difiere del aplicado en otras regiones del país. Esta diferencia suele generar tensiones en el sector, especialmente cuando se negocian aumentos en jurisdicciones con menor financiamiento estatal.
Desde el gremio indicaron que el nuevo entendimiento no solo contempla una mejora nominal de los salarios, sino que permite anticipar posibles discusiones futuras, al establecer un esquema de actualización por varios meses. Además, señalaron que el acuerdo quedó sujeto a que las empresas abonen los aumentos en tiempo y forma, condición considerada clave para evitar eventuales medidas de fuerza.
Repercusiones en el sector y rol del Estado
El acuerdo alcanzado con la UTA se enmarca dentro de una serie de negociaciones que el Gobierno nacional sigue con atención. La participación estatal busca evitar interrupciones en un servicio esencial como el transporte urbano de pasajeros, que tiene un impacto directo sobre la movilidad diaria de millones de personas en el AMBA.
El papel del Estado como mediador en las paritarias del sector transporte se ha intensificado en el actual escenario económico. Si bien se promueve una política de moderación salarial en línea con los objetivos del programa económico, en sectores sensibles como el transporte público se habilitan excepciones para asegurar la prestación del servicio.
En este contexto, la homologación del acuerdo por parte del Ministerio de Economía aparece como un paso formal necesario para su aplicación efectiva. Una vez ratificado, el aumento será de cumplimiento obligatorio para las empresas incluidas en el convenio colectivo correspondiente.
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