ECONOMIA
Más inversores van al dólar pese al acuerdo con el FMI y el mercado critica la intervención del BCRA

El anuncio del acuerdo con el FMI -combinado con la marcha atrás de Donald Trump– trajeron algo de alivio al gobierno en las cotizaciones del dólar paralelo y en los bonos de deuda soberana. Sin embargo, no todos los indicadores muestran un cambio de tendencia: más bien al contrario, hay otros que confirman la expectativa de una devaluación en el corto plazo.
Y, para peor, volvió sobre el tapete un debate que había sido la norma del gobierno anterior: la participación del Banco Central en la compra de títulos públicos, y su posible efecto negativo sobre la confianza en el plan del «ancla monetaria».
De hecho, el comunicado oficial del Fondo fue más bien una ratificación de las principales sospechas que tiene el mercado, en el sentido de que la asistencia financiera vendrá junto con la condición de un nuevo esquema cambiario. El texto del comunicado hace referencia elogiosa al superávit fiscal y a la desinflación, pero no menciona la continuidad del crawling peg al 1% mensual.
Y en el mercado ya se da por descontado que se vienen novedades en materia cambiaria, sea por la vía de una flotación entre bandas o una corrección del tipo de cambio oficial que devuelva competitividad a la economía y frene la sangría de reservas. Después de todo, hasta en el día en que el mercado rebotó, el BCRA tampoco pudo librarse de tener que vender divisas: u$s165 millones.
Si se tiene en cuenta que para esta época del año ya debería estar sintiéndose el impacto de la exportación de la cosecha gruesa, se entiende mejor la gravedad de que el Central siga vendiendo: hay una demanda dolarizadora que no afloja.
Como siempre, uno de los indicadores más claros sobre este punto es el mercado de futuros del dólar. A pesar de que hace dos semanas una intervención oficial había logrado que bajaran los valores, en los últimos días hubo una imparable reacción al alza.
Es así que los contratos para fines de abril -que hasta hace pocos días estaban en $115- subieron a $1.125. Esta cifra equivale a un 3,7% por encima del valor que marca la «tablita» de Caputo para fin de mes. Es raro que haya gente dispuesta a pagar ese sobreprecio para asegurarse el tipo de cambio a un horizonte de apenas tres semanas.
El resto de las posiciones también marcan esa expectativa devaluatoria. Por caso, el contrato a octubre -el primero posterior a las elecciones legislativas- marca un 21% por encima del que se prevé en el esquema de crawling peg.
Alerta por el «dólar linked»
Pero uno de los síntomas de apetito por cobertura contra la devaluación se está viendo en el título «dólar linked» que paga en junio. Parecen muy lejanos aquellos días en los que Toto Caputo se jactaba de que las licitaciones de esos bonos ligados al tipo de cambio quedaban desiertas por falta de demanda y argumentaba que esa era la demostración de confianza.
Ya en la última licitación pública, el público tomó $1 billón en dólar linked, lo cual no es poco si se considera que se trata de una inversión con tasa negativa de 1,98%. Es decir, hay que estar muy convencido de que el gobierno saldrá del carry para comprar este título, que tiene un potencial de pérdida si todo sigue igual.
En los últimos días, el volumen transado de ese bono -el TZV25- aumentó en el mercado secundario. Por la cotización del bono, es una inversión que puede hacer perder hasta 15% a quien se lo guarde hasta junio, si es que el crawling peg sobrevive en el 1% hasta esa fecha. Lo cual se transforma en un síntoma elocuente de la desconfianza sobre una continuidad de la política cambiaria actual.
De hecho, para esa fecha, en el mercado de futuros se está apostando a un tipo de cambio de $1.229.5, lo que está un 11% del valor teórico de la «tablita».
¿Es peligroso que el BCRA intervenga?
En ese contexto de desconfianza, aumenta la presión para una suba en las tasas de los títulos en pesos, de forma de que sigan siendo más atractivos que la cobertura en dólares.
Y esa situación se ve reforzada por el acelerado desarme que están haciendo los bancos de sus inversiones en LEFIs -Letras Fiscales de Liquidez, emitidas por el Tesoro- se redujeron bruscamente, pasando de $11 billones a $5,8 billones en apenas un mes. Es dinero que, en el mejor de los casos, podría volcarse a satisfacer una mayor demanda de crédito.
En todo caso, los expertos prevén que tengan un impacto negativo en cuanto a las tasas que se pagan a los ahorristas por los plazos fijos. Es decir, un aliciente adicional para buscar el refugio del dólar.
Mientras tanto, se viene una nueva licitación del Tesoro ante vencimientos por unos $6,5 billones, con el antecedente de que en las últimas no logró «rollear» la totalidad para no convalidar tasas muy altas. Se presume que, esta vez, debería repetirse la oferta de títulos dólar linked -no hacerlo significaría una admisión tácita de que se piensa devaluar.
Pero lo que está causando ruido en el mercado es la versión de que el Banco Central, que hasta ahora se había mantenido al margen, está invirtiendo en la compra de los títulos públicos nominados en pesos para ponerles un piso a la cotización.
Era una práctica común en el gobierno anterior, y por eso se están escuchando voces críticas de economistas de línea ortodoxa. Por ejemplo, Luciano Laspina, uno de los referentes del PRO en temas de economía, señaló: «No veíamos al BCRA comprando bonos en pesos desde los tiempos de Pesce y Guzmán. Si es algo (muy) transitorio, hasta salir del limbo cambiario, creado por el acuerdo, no pasa nada. Si es menos transitorio, sería alimentar una corrida, como pasó en 2018 y 2022».
Y tras semejante advertencia aclaró: «Elijo creer», dando a entender que confiaba en que Santiago Bausili no empujaría al Central a la situación de generar una crisis cambiaria por inyectar pesos en el mercado para sostener la cotización de la deuda.
Los defensores del gobierno alegan, como ya es habitual, que el superávit fiscal hace toda la diferencia con el gobierno anterior, porque en todo caso se trata de compras con recursos genuinos y no se altera la «base monetaria amplia». Pero lo cierto es que son cada vez más notorias las señales de intranquilidad en un mercado que da por descontada la devaluación.
El fantasma de la corrida bancaria
El contexto de la reacción defensiva del mercado es lo que lleva a varios economistas a advertir sobre el riesgo de que la corrida cambiaria se pueda transformar en algún momento en una corrida bancaria.
El tema está volviendo sobre el tapete porque hay varios analistas que han cuestionado las cuentas de Caputo respecto de cómo, tras el acuerdo con el FMI, los pesos de la economía tendrán un respaldo inédito de dólares guardados en el Banco Central.
Y las dudas van más allá de cuál sea el volumen de la ayuda del Fondo y en cuántas cuotas se pague, sino por el hecho de si Caputo está sobreestimando su capacidad de respaldo del peso al contabilizar las reservas brutas -que incluyen encajes por depósitos en dólares-.
Para sorpresa del mercado, fue el mismísimo Domingo Cavallo quien lanzó la alerta. «La simple continuidad del manejo cambiario y el uso de reservas que pertenecen a los depositantes de dólares en el sistema bancario para intervenir tanto en el mercado cambiario oficial como en los mercados pseudo libres (CCL y MEP) no conduce a consolidar el clima de desinflación», advirtió el siempre influyente creador de la Convertibilidad.
¿Qué tan grave es el problema? Ocurre que si toda esa masa quisiera correr a buscar refugio en el dólar, se trataría de una suma que triplicaría la «base monetaria amplia» que el gobierno usa como referencia.
Según el ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel, hay que pensar además en un potencial de u$s100.000 millones depositados en los plazos fijos que podrían correr contra el tipo de cambio. Y afirma que esa variable es el punto débil del plan monetario.
También argumenta en ese sentido el economista Eduardo Levy Yeyati, quien recordó una de las lecciones aprendidas en la crisis de la convertibilidad: «Se pensó que la convertibilidad era inmune a las corridas porque la base estaba respaldada con reservas, cuando en realidad los pesos que corren no son los de la base. Infiero una confusión similar cuando hoy se piensa que hoy no hay pesos para correr contra la tablita».
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ECONOMIA
Martín Redrado: “No veo al Tesoro de Estados Unidos interviniendo nuevamente en el mercado cambiario”

En medio de la relativa paz en el mercado cambiario de los últimos días, el ex director del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Martín Redrado, aludió a las intervenciones del Tesoro de los Estados Unidos que le permitieron al Gobierno, en las jornadas previas a la elección legislativa del 26 de octubre, contener la presión devaluatoria y sostener el esquema de bandas cambiarias.
“Esto es parte análisis y parte información: no veo al Tesoro de Estados Unidos interviniendo nuevamente”, afirmó Redrado durante el fin de semana, en una entrevista con Radio Mitre.
De esta manera, para quien fue el presidente del BCRA entre 2004 y 2010, el secretario norteamericano, Scott Bessent, no volvería a intervenir en el mercado argentino comprando pesos para que el dólar mayorista no toque el techo de la banda.
Según pudo saber Infobae, las versiones vendrían desde Washington DC, pues el gobierno norteamericano considera que ya no hay disrupciones políticas o eventos electorales que alteren el mercado de cambios como sí sucedió en octubre. En esas jornadas tanto el BCRA -en el techo de la banda- como el Tesoro de EEUU -en el interior, pero muy cerca del techo- vendieron dólares y “compraron” pesos para sostener la moneda argentina y evitar una devaluación que hubiera sido políticamente ruinosa para el gobierno.
Se estima que el Tesoro norteamericano, a instancias de su jefe, Scott Bessent, compró pesos por el equivalente a más de USD 1.000 millones, según afirmó el viernes 24 de octubre (último día hábil previo a la jornada electoral), con estimaciones que oscilaron entre USD 1.400 y 1.700 millones.
Esos dólares ya están nuevamente en poder del Tesoro, pues luego de que los pesos fueran colocados en letras del BCRA -con una tasa que todavía no se conoce-, fueron pasados otra vez a dólares a partir de la activación del tramo del swap por USD 2.500 millones por parte de la Argentina, que a su vez sirvió para pagar un vencimiento al Fondo Monetario Internacional (FMI).
“El 40% de los billetes y monedas que los argentinos tenían en circulación más los depósitos a la vista se pasó de pesos a dólares por el proceso de incertidumbre que sin dudas se va a revertir en noviembre”, destacó Redrado Sobre el cierre de la semana pasada, el BCRA dio a conocer que en octubre los argentinos compraron USD 4.669 millones, lo que acumula un total de más de USD 20.000 millones desde la apertura parcial del cepo cambiario.
“La macroeconomía se compone de varias patas. Una pata fiscal que sin duda está sólida y de otras cuatro para darle solidez a la macroeconómica y previsibilidad al sector privado: un horizonte de largo plazo a la política cambiaria y a las políticas monetaria y financiera. Hasta que eso no ocurra, no vamos a ver una disminución de la compra de divisas por parte de pequeños y medianos ahorristas. Pero es un número preocupante y del cual hay que ocuparse”, marcó el expresidente del BCRA.
En esa línea, sostuvo, que la manera de empezar a ocuparse sería sacar las restricciones que hay en el mercado cambiario. Y aunque celebró la medida de la Comisión Nacional de Valores (CNV) para que los residentes extranjeros puedan comprar y vender títulos públicos, aseguró, que todavía queda una “maraña de restricciones que no le dan tranquilidad y previsibilidad al mercado cambiario”.
Las declaraciones de Redrado, de que Bessent ya no intervendría en el mercado argentino comprando pesos, se dan luego de que días atrás el Wall Street Journal publicara que el préstamo por USD 20.000 millones de bancos norteamericanos a Argentina se habría caído y que ahora sería por apenas USD 5.000 millones para enfrentar los vencimientos de enero.
“Si no se le da previsibilidad al sector financiero cómo Argentina se va a financiar, como vamos a pagar los USD 4.500 millones que vencen en enero. Esa es la principal incertidumbre que se debe disipar. Creo que la va a disipar, pero lo están haciendo con decisiones financieras cuando la Argentina necesita reservas en el BCRA”, marcó. Siendo un punto sobre el que viene insistiendo.
Durante su participación en la Conferencia Industrial, Redrado sostuvo que cuando le preguntan cuál es la política monetaria y cambiaria que se necesita, la respuesta es la de acumulación de reservas más allá de discutir las bandas. Pese a que horas antes, por el mismo escenario, había pasado el ministro de Economía, Luis Caputo, quien les aseguró a los empresarios presentes que no debían preocuparse por la meta de acumulación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) -de USD -2.600 millones- porque ya estaba resuelto con el swap con Estados Unidos.
“Dicen que van a acumular en la medida que crezca la demanda de dinero, que el BCRA irá en esa dirección, pero el Tesoro, que tiene superávit todos los meses, esos pesos hay que dedicarlos a comprar reservas”, afirmó. Cuando las reservas netas se encuentran en USD -16.000 millones y cuando en la región todos los países tienen una relación reservas contra Producto Bruto Interno (PBI) que duplica el nuestro. “Argentina tiene 6,3% de reservas brutas contra el PBI y todos los países de América Latina de mínimo tienen 14% y Perú tiene 30%”, agregó.
El próximo martes, el Ieral de la Fundación Mediterránea y la Fundación Capital completarán públicamente una alianza institucional para trabajar en conjunto temas de la economía argentina. En un evento en Buenos Aires expondrán el presidente del Banco Central y Reserva del Perú, Julio Velarde, el propio Redrado y Osvaldo Giordano, presidente del Ieral de la Mediterránea.
Redrado alertó sobre el panorama inminente de demanda de dólares. “Hay dos períodos: en diciembre aumenta la demanda de pesos para pagar aguinaldo, sueldos. Pero desde el 15 de enero el proceso se revierte: la gente sale al exterior. Y eso coincide con el pago a acreedores privados de USD 4.500 millones. Hay que clarificar cómo se va a pagar y cuánto el BCRA va a comprar de reservas, qué política monetaria va a tener el BCRA”, marcó.
ECONOMIA
Inversiones 2026: los 5 fundamentos que anticipan un escenario alcista para acciones y bonos argentinos

Los activos financieros vienen de larga data con números positivos. El índice S&P Merval de la Bolsa de Buenos Aires fue el que cosechó mayores beneficios en la comparación global entre 2022 y 2024.
En 2025 se dio una previsible pausa en esta carrera, con acciones que en promedio llegaron a descontar un 40% en dólares desde el récord de enero (2.386 puntos en dólares “contado con liqui” el 9 de enero), en medio de una fuerte tensión política y cambiaria que alcanzó su punto máximo en septiembre.
En este escenario, sorprendió el rally alcista que se desató en las ruedas previas a las elecciones de medio término y que se acentuó conocido el resultado que favoreció a los candidatos de La Libertad Avanza.
Superada la euforia inicial, las cotizaciones se estabilizaron en noviembre, marcando un nuevo punto de comparación con vistas al futuro. Con el S&P Merval cerca de 2.000 puntos en dólares (y en récord nominal de 3.000.000 de puntos en pesos), el índice se mantiene “plano” en el año y los bonos soberanos en dólares promedian una mejora de 4% en la comparación interanual.
Los analistas observan cinco fundamentos que pueden abrir la puerta a un nuevo ciclo de ganancias y precios máximos en 2026.
1) Crece el PBI. La actividad económica dio síntomas de mejora, según el último informe del Indec correspondiente a septiembre. Este dato fue mejor que las proyecciones de estancamiento de los análisis privados y despejó los temores a a posible recesión en una economía aún muy vulnerable.
Una economía que crece ofrece un panorama optimista para las acciones y bonos, pues anticipa mejores números en los balances corporativos y recaudación creciente para las arcas públicas.

“La economía logró esquivar la recesión al mostrar una mejora en el tercer trimestre frente al período previo. El Indec revisó al alza siete de los ocho datos anteriores y confirmó un nuevo avance de la actividad en septiembre, desestimando así los pronósticos negativos que manejaba buena parte de las consultoras privadas. El EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) registró un incremento del 0,5% en comparación con agosto. Esta suba permitió que el promedio del tercer trimestre también resultara 0,5% superior al del segundo”, dijo Ignacio Morales, Chief Investments Officer de Wise Capital.
Morales detalló que “las correcciones del Indec modificaron el panorama reciente: donde antes se informaba un menor rebote en agosto y caídas en julio y junio, ahora todas esas cifras fueron ajustadas, ubicando la serie desestacionalizada en su nivel más alto desde junio de 2022. En la comparación interanual, la actividad mostró un crecimiento del 5 por ciento”.
Desde Max Capital describieron: “La economía parece haber dejado atrás el período de estancamiento observado en el primer semestre de 2025, recuperándose a niveles superiores a los de diciembre de 2024, pero el dato no ha sido suficiente para impulsar los precios de los activos”.
2) “Pax cambiaria”. Superado el evento electoral, la cotización del dólar se estabilizó en la zona de $1.500 -cerca del techo de las bandas cambiarias, sin intervención oficial. El Tesoro incluso compró divisas. Además, se proyecta que el proceso de desinflación cobre impulso, buscando que el IPC suavice su tasa anual del 30% y converja, a futuro, con la inflación regional del 5% anual.
Portfolio Personal Inversiones advirtió sobre la debilidad de las reservas en el BCRA y el riesgo de incumplimiento del acuerdo de facilidades extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI): “La probabilidad de requerir un nuevo waiver se incrementa cada vez más. Si bien esto no implica una diferencia insalvable en el corto plazo, sigue poniendo blanco sobre negro la tensión existente entre acumular reservas y que el dólar se mantenga alejado del techo de la banda”.

Max Capital agregó: “Pese al dato favorable y de una secuencia de emisiones de deuda externa, el peso sigue bajo presión, probablemente debido a las compras de fin de año impulsadas por el turismo al exterior y por la dolarización de portafolios por parte de empresas de cara al giro de dividendos 2025, la primera oportunidad en seis años más allá del uso de Bopreal u otros canales alternativos”,
3) Superávit gemelos. La administración libertaria enfatiza el mantenimiento del superávit fiscal primario, que coincidió con una balanza comercial positiva que ya lleva dos años.
La falta de reservas netas en el Banco Central y el siempre desafiante déficit de la cuenta de servicios pueden mantener la tensión en el frente cambiario, pero los ingreses por de divisas por bienes y la cuenta capital -con amplio flujo de dólares por la colocación de Obligaciones Negociables- pueden también compensarlo.

MegaQM analizó: “Siguen muy activas las emisiones de deuda corporativa. Las tasas de interés que van apareciendo son en la mayoría de los casos muy atractivas, pero claramente se percibe una preferencia de los inversores por las empresas con excelente track record (historial de proyectos) y negocios probados. Al segundo escalón le cuesta un poco más lograr el volumen o acceder a tasas razonables. Es un mercado que debería seguir ganando nombres, volumen y liquidez”.
4) Base política. El resultado de las elecciones legislativas le brindó al Gobierno un respaldo ciudadano que hasta octubre no tenía contraparte con una mayor presencia de legisladores oficialistas en el Congreso. Esta base política le da pie a Javier Milei para poder negociar una serie de reformas económicas que puso como objetivos de gestión -tributaria, laboral, desregulaciones de distintas actividades- y conseguir la sanción del Presupuesto 2026.
Un informe de Marcos Cohen Arazi e Imanol Gastiazoro, economistas del Ieral de Fundación Mediterránea, resalta: “La mejora en la competitividad viene siendo muy moderada, manteniendo importantes desbalances de costos en porciones significativas de bienes y servicios que son claves para la producción. Esto resulta más notorio si se tiene en cuenta el importante reajuste en la cotización del dólar en Argentina desde julio, hecho que refuerza la urgencia de avanzar en reformas que permitan reducir de manera significativa los costos de la producción de bienes y servicios en el país”.
5) Expectativas financieras. El comportamiento de los inversores depende en gran medida de las expectativas, y en cuanto a la inserción financiera internacional de Argentina se prevé en el corto plazo la posibilidad del reingreso en el índice MSCI Mercados Emergentes desde la marginal posición de “standalone”. Además, una reducción de 200 puntos básicos en el riesgo país haría sostenible una nueva emisión de bonos soberanos en Wall Street después de ocho años. En ambos casos se trataría de un renovado flujo de dólares por la cuenta capital que beneficiaría al desempeño de los activos argentinos.
“Nuestras proyecciones de crecimiento son congruentes con un moderado déficit de cuenta corriente, sin que ello implique una alerta sobre la salud de la macroeconomía. La razón radica, esencialmente, en el superávit fiscal. Las transacciones entre residentes y no residentes se dan entre privados, es decir, no implican un aumento del endeudamiento del sector público por financiar un déficit fiscal o sostener artificialmente un tipo de cambio fijo (atraso cambiario)”, puntualizó un informe de IEB.
“Por el contrario, el déficit de la cuenta corriente se cubre con un superávit de la cuenta financiera impulsado principalmente por la inversión extranjera directa. Los últimos datos disponibles (segundo semestre) indican un saldo de cuenta financiera de USD 2.835 millones, y USD 2.866 millones de inversión extranjera directa”, completó el reporte de IEB.
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ECONOMIA
Confirmaron el pago del bono de $70 mil para jubilados y pensionados: cómo quedan los haberes de diciembre

El Gobierno nacional, mediante el Decreto 848/2025, dispuso el otorgamiento del último bono extraordinario de 70.000 pesos destinado a jubilados, pensionados y beneficiarios de prestaciones del sistema de seguridad social, con el objetivo de compensar la pérdida de poder adquisitivo en los haberes mínimos.
El decreto se publicó esta madrugada en el Boletín Oficial. De esta manera, establecieron, como en ocasiones anteriores, que el beneficio alcanzará a los titulares de prestaciones contributivas previsionales administradas por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES). También resultarán incluidos los beneficiarios de la Pensión Universal para el Adulto Mayor, los que reciben pensiones no contributivas por vejez, invalidez, madres de siete hijos o más y otras prestaciones asistenciales.
La normativa detalló que para acceder al bono extraordinario, los beneficiarios “deben encontrarse vigentes en el mismo mensual en que se realice su liquidación y el mismo no será susceptible de descuento alguno ni computable para ningún otro concepto”, teniendo en cuenta que en diciembre también se paga el aguinaldo. En el caso de beneficios de pensión, cualquiera sea la cantidad de copartícipes, estos serán considerados como un único titular a los fines de la percepción, señala el texto oficial.
De acuerdo con la reglamentación, quienes perciban un haber igual o inferior al mínimo previsional garantizado, recibirán el monto total del bono extraordinario. Para los titulares que superen ese umbral, el refuerzo se ajustará para que la suma de haberes y bono no exceda el mínimo más el máximo previsto en el decreto. El monto será abonado en el corriente mes, tal como se viene otorgando desde hace más de un año.
“La referida Ley N° 27.609 implicó efectos perjudiciales para todos los jubilados y pensionados, pero principalmente respecto de aquellos de menores ingresos, resultando necesario acudir a su sostenimiento mediante el otorgamiento de ayudas económicas previsionales y/o bonos extraordinarios previsionales mensuales por diferentes montos, desde el mes de enero de 2024 y hasta noviembre de 2025, inclusive”, según expuso el decreto.
A su vez, indicaron que ANSES quedará facultada para dictar las normas complementarias y aclaratorias necesarias para implementar el pago, administrar, supervisar y eventualmente recuperar percepciones indebidas vinculadas al bono extraordinario. La vigencia de la medida se establece desde el día de su publicación oficial y será implementada en el mensual de diciembre.
El jueves de la semana pasada, el Gobierno oficializó el último ajuste del año para jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares, a través de las resoluciones 359/2025 y 361/2025 publicadas en el Boletín Oficial. La medida, que entra en vigencia este mes, responde al mecanismo de actualización mensual vinculado a la evolución del Índice de Precios al Consumidor Nacional (IPC) elaborado por el INDEC.
El nuevo incremento aplicado es del 2,34% sobre los valores vigentes y corresponde a la inflación registrada en octubre, según detallaron desde ANSES. A partir de esta actualización, el haber mínimo garantizado para las jubilaciones quedó establecido en $340.879,59, mientras que el haber máximo será de $2.293.796,92. La base imponible mínima utilizada para el cálculo de aportes se fijó en $114.808,17 y la máxima, en $3.731.212,01. A estos valores, se le sumará el monto del bono. De esta manera, quienes cobren la mínima percibirán $410.879,59.
Los aumentos no solo abarcan a los haberes jubilatorios regulares, sino también a las prestaciones básicas del sistema previsional. Así, la Prestación Básica Universal (PBU) alcanzará $155.936,86 y la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) será de $272.703,67 desde diciembre, detallaron fuentes oficiales.
Para los ingresos de las asignaciones familiares que otorga el Estado nacional, el incremento será el mismo que se aplicó sobre los beneficiarios del sistema previsional. También se actualizaron en igual proporción los límites y rangos de ingresos del grupo familiar que determinan el acceso y el monto a percibir.
A su vez, el Gobierno aclaró que cualquier integrante del grupo familiar que supere los $2.511.024 excluirá automáticamente a la familia del cobro de asignaciones, aunque la suma total no sobrepase el máximo estipulado en los nuevos anexos.
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