ECONOMIA
Tasa alta en pesos y dólar futuro bajo: expertos alertan que se creó un «seguro anti devaluación» regalado

Son días de mucha confusión en el mercado financiero, sobre todo por los movimientos bruscos en los contratos del dólar futuro -que, a su vez, incide sobre el tipo de cambio-: tras la jornada del miércoles en el que todos se sorprendieron por el desplome de las cotizaciones, este jueves volvió a verse un rebote.
Así, las posturas a diciembre, que el miércoles habían caído a $1.240, subieron en un día a $1.260. En ambos casos, supone una previsión de un cambio muy estable y lejos del techo de la banda de flotación. Para tener una referencia de lo que implica ese desinfle de expectativas, a principios de abril, cuando reinaba la incertidumbre sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el contrato a diciembre había superado los $1.460, lo que marcaba una expectativa de devaluación brusca.
En el nuevo régimen de flotación, de acuerdo con el cronograma previsto, el techo de la banda cambiaria para diciembre estará en torno de $1.515. Esto implica que alguien en el mercado de futuros está dispuesto a correr el riesgo de perder dinero si la brecha entre la cotización y el techo de ese momento es inferior al 20%.
¿Quién es ese alguien? La respuesta a esa pregunta es, por estas horas, el deporte preferido de la city financiera. La mayoría cree que fue el Banco Central, aun cuando públicamente se comprometió a no intervenir en ese mercado -y así se lo aseguró al propio FMI-, dado que el volumen récord de u$s4.300 millones resulta demasiado alto como para pensar que pueda haber surgido por parte de los operadores privados.
Sin embargo, hay quienes no descartan otras vías de intervención indirecta, ya sea del propio sector público o mediante «manos amigas», en un contexto de abundancia estacional de divisas.
En todo caso, lo que el mercado interpretó es que el Gobierno quiere dar una señal fuerte al mercado en el sentido de que mantendrá su compromiso con el «ancla cambiaria» como pilar de su plan económico. De esta manera, se fortalece la expectativa de que el dólar estable se prolongue incluso después de la fecha clave de octubre, cuando se realizarán las elecciones legislativas.
Dólar en baja: ¿quién vendió?
Lo cierto es que lo ocurrido en el mercado de futuros es centro de polémica, porque hay quienes asimilan la intervención oficial con una práctica ilícita. Y, de hecho, cuando en los últimos meses se «acusó» al BCRA de haber concretado posturas vendedoras, negó que hubiera tenido alguna intervención.
En realidad, no es que haya una prohibición para que el BCRA ponga contratos en ese mercado, pero muchos analistas creen que ese instrumento quedó «quemado» tras los juicios que se le hicieron a Alejandro Vanoli y a Axel Kicillof, respectivamente ex titular del BCRA y ex ministro de economía en 2015 -además de la propia Cristina Kirchner- cuando se llegó a un nivel récord de posturas que, cuando finalmente se devaluó, tuvieron un costo de u$s5.400 millones para el Estado.
Aunque finalmente la sentencia dictaminó la inocencia de los imputados, por entender que no se había incurrido en una conducta que deliberadamente dañara el patrimonio del BCRA y que esa intervención en futuros era una decisión que está dentro de las potestades de los funcionarios, igualmente quedó un remanente de rechazo. En caso de que, efectivamente, ocurra una devaluación, el BCRA tendrá que pagarles a quienes compraron contratos, por un monto en pesos equivalente a la diferencia entre el tipo de cambio vigente y el que se había «asegurado» y ante esas situaciones aparecen las acusaciones de índole político.
Carry trade recargado: cómo es la maniobra
Pero, más allá de la polémica sobre quién y cómo planchó al dólar futuro, lo que importa es la consecuencia de esta situación: permite la recreación de una de las prácticas preferidas por los inversores más sofisticados. Se trata de la llamada «tasa sintética», que permite simultáneamente hacer una alta tasa en pesos y cubrirse de una eventual devaluación.
La operatoria consiste en vender dólares y colocarse en pesos para aprovechar la tasa de títulos públicos -las Lecap, por ejemplo-, y en simultáneo comprar un contrato de dólar futuro para asegurarse un tipo de cambio. En otras palabras, lo que se gana por comprar el título público es mucho más que lo que cuesta ese «seguro» contra la devaluación.
Hablando en plata, si alguien se aseguró el miércoles un dólar de $1.240 para diciembre, significa que lo peor que le podría pasar es que el tipo de cambio se ubicara en ese momento se ubique sobre el techo de la banda. Es decir que tendría una pérdida, por diferencia cambiaria, en torno de 20%. Pero si al mismo tiempo compró un bono que le dejará una tasa de 38% efectiva anual, aun en el peor de los escenarios tiene una ganancia asegurada.
No es la primera vez que ocurre esta situación, por cierto. Ya se había producido a fines del año pasado, y ese fue el momento en el que el BCRA logró comprar su mayor volumen de dólares, porque a los importadores que tomaran deuda en dólares con los bancos, les convenía postergar la cancelación y quedarse en pesos para hacer esa ganancia financiera en vez de reclamarle las divisas al Central.
Y para los exportadores ocurre algo similar: en vez de ir corriendo al mercado paralelo para convertir sus pesos en divisas, también es preferible hacer una ganancia mediante esa cobertura financiera.
En otras palabras, Toto Caputo había generado una situación en la cual los importadores tenían un desincentivo a pedir divisas, mientras que los exportadores tenian un incentivo a venderlas lo antes posible en el mercado oficial.
Cómo conseguir dólares sin comprar
Con esos antecedentes, el debate que se está dando hoy en el mercado es si esa estrategia puede recrearse y, de esa manera, lograr el objetivo de que el Banco Central sume reservas aun cuando no intervenga con compras directas en el mercado.
Quienes elogian la estrategia oficial -asumiendo que fue el gobierno el que aplastó la curva de futuros- elogian el hecho de que, al influir sobre las tasas de interés, se genera una posibilidad de ingreso de dólares sin que la entidad dirigida por Santiago Bausili emita pesos.
Se está hablando incluso de la posibilidad de que el BCRA o el propio Tesoro emita un nuevo título nominado en pesos, con el objetivo de que ayude a la acumulación de reservas.
Es algo que está en línea con la postura que ha defendido Federico Furiase, el ideólogo de la política monetaria oficial, quien sostiene que si el Central BCRA se pusiera a comprar dólares ahora, estaría inyectando pesos que no necesariamente son demandados por la economía, y por lo tanto pondría en riesgo la política anti inflacionaria.
Es también por eso que Furiase le resta gravedad al hecho de que, en las últimas licitaciones, el Tesoro no haya logrado el «rolleo» de la deuda que vence. El argumento es que si un banco prefiere recuperar liquidez antes que cambiar un bono viejo por un bono nuevo, es porque necesita los pesos para darles crédito a sus clientes. Es decir, un aumento en la monetización de la economía por motivos genuinos y no forzado por el BCRA.
Carry trade: ¿un seguro de devaluación regalado?
Los críticos, en cambio, señalan el hecho de que la política actual supone la recreación de un «carry trade» que no será sostenible en el tiempo, porque dependerá de un retraso cambiario incompatible con una economía en crecimiento.
Y, además, apuntan que al intervenir en el mercado de futuros, están de hecho ofreciéndoles un «seguro de devaluación» a un precio anormalmente barato a quienes busquen ganancias rápidas con la especulación financiera.
Este argumento crítico está reforzado por la reciente disposición del BCRA que liberó la entrada y salida de capitales, y establece como única condición una estadía mínima de seis meses en la plaza financiera local -en ese sentido, el bajón de las cotizaciones en el mercado de futuros supone un incentivo extra para el ingreso de inversores del exterior-
En todo caso, la duda que sigue sin ser despejada es si con esta estrategia se logrará una meta que no parece fácil: aumentar las reservas del BCRA en u$s4.400 millones antes de julio, sin comprar dólares en el mercado hasta que el tipo de cambio no toque el «piso» de la banda de flotación -algo que, según la mayoría de los economistas, podría no ocurrir nunca-.
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ECONOMIA
Tasas muy volátiles y un nuevo «súper rulo» ya afectan a bancos: las consecuencias del plan torniquete de Caputo

Argentina sigue empeñada en batir récords: la tasa de la caución -la operación financiera más común para conseguir liquidez de cortísimo plazo- volvió a mostrar una volatilidad casi imposible de igualar. Al mediodía, un costo de 47% anualizado y después de las 16 horas un desplome que llegó a un insólito nivel de 0,45% anualizado y que cerró en 1%. Sí, de 47% a 1% en el transcurso de una sola jornada.
Esta situación, que hace imposible tener una respuesta cierta a la pregunta de «¿a cuánto está la tasa?», ocurrió dos días consecutivos, como consecuencia de la nueva regulación de encajes del Banco Central.
El Gobierno no se muestra preocupado, porque todo lo que ocurre forma parte del nuevo mantra de que «no sobre ni un peso en la calle». Desde ese punto de vista, la nueva estrategia está dando resultados, algo de lo que pueden dar cuenta la nueva caída del tipo de cambio y el desinfle de la expectativa inflacionaria para agosto.
Pero del otro lado del mostrador, la visión es muy diferente, y en las mesas de los bancos se vive un clima de enojo con Luis Caputo, Santiago Bausili y los ideólogos del plan del torniquete monetario.
Todo radica en la nueva regulación de encajes del Banco Central, que no solamente subió a 50% el volumen que los bancos deben dejar inmovilizado en el BCRA, sino que, además, ya no se permite contar ese encaje en un mes, sino que se lo hace por día. Significa que, antes, si un banco se quedaba corto de liquidez, podía compensar al día siguiente. Ahora, en cambio, tiene que cumplir a diario con el mínimo de encajes requerido, si no quiere exponerse a costosas multas.
Bausili justificó este cambio con el argumento de que es la manera de que el sistema bancario se vea incentivado a manejarse con mayor eficiencia, y que se saque la mala costumbre de quedarse con liquidez que recibía el premio de una tasa overnight del BCRA, algo que el funcionario considera un subsidio estatal a los bancos.
Pero los bancos argumentan que lo que está ocurriendo es exactamente lo opuesto: es decir, que la nueva regulación lleva a un manejo ineficiente, porque resulta extremadamente difícil y engorroso saber la cantidad de pesos que tienen que dejar encajado -un volumen que varía todos los días- y que eso lleva a captar liquidez de más «por las dudas».
Inversión: un «rulo» que hará historia
El costo de esa operatoria es una volatilidad extrema y una menor liquidez que afecta a los plazos fijos bancarios, a los fondos comunes de inversión y a las empresas necesitadas de liquidez.
Mientras la tasa de caución vive esa especie de «electrocardiograma» diario, los bancos llevaron la tasa de descubierto -la que piden las empresas con necesidades urgentes de caja- a niveles cercanos al 100%, cuando hace poco más de un mes, esa misma tasa rondaba el 32%.
¿Cómo funciona ahora la caótica jornada de las mesas de dinero y los traders que tratan de hacer diferencias en semejante turbulencia? Los bancos funcionan con relativa normalidad hasta las 16 horas, aproximadamente, que es cuando ya tienen una idea de cuánto será la cantidad de pesos se deban encajar en el BCRA. Pero, a partir de esa hora, todo cambia drásticamente, porque la liquidez sobrante no puede colocarse en un título que rinda una tasa diaria -como sí ocurría antes con las fenecidas LEFIs-.
Como sabe todo pasante bancario, el peor pecado que un banco puede cometer es tener dinero que no se mueva: siempre debe estar colocado en alguna posición que rinda, aún mientras «duerme» y recibe una renta overnight.
Entonces, lo que ocurre post 16 horas es que los bancos no tienen incentivo para tomar dinero, porque no tendrán opciones rentables donde colocarlos. Peor aún, la liquidez que les haya quedado en su caja les «quema» de tal forma, que están dispuestos a aceptar cualquier tasa que alguien esté dispuesto a pagarles hasta la mañana siguiente. Aunque sea 1%, siempre será mejor que nada.
Y pasó lo obvio: hubo quienes se tentaron a hacer uno de los «rulos» más rentables que se recuerden. Es decir, tomar caución sobre las 17 horas a tasas ínfimas, y luego a la mañana siguiente hacer la operación inversa, obteniendo una tasa superior al 30% en la apertura del mercado.
¿El mercado se acomoda solo o deberá tomar una medida Luis Caputo?
Los analistas aseguran que esta situación no puede durar mucho tiempo, pero nadie se anima a afirmar que el arbitraje del mercado sea inmediato. Lo que presumen en las mesas es que, al ver al mercado sobreofertado con tasas cerca de cero, habrá muchas manos que quieran tomar la caución para comprar dinero barato y luego venderlo caro. Y, como siempre ocurre, esto hará que en algún momento las tasas de las 17 horas empiecen a subir y las de la mañana siguiente empiecen a bajar, hasta quedar equilibradas.
Pero el problema es el mientras tanto, porque estos movimientos bruscos provocan distorsiones que afectan al mercado. Hay ejecutivos de bancos que arriesgan que, cuando todos quieran hacer el «rulo», existe el riesgo de que la tasa de caución no se equilibre, sino que sufra una disparada hacia el otro extremo.
Hay, además, una presunción de que esta situación llevará a que los bancos bajen la tasa que pagan a los ahorristas por los plazos fijos. Esa tasa tuvo un incremento motivado por la iliquidez que el propio gobierno fomentó.
Sin embargo, no está tan claro que ese sea el panorama de ahora en adelante. De hecho, la propia disparada de tasas hizo que el crédito tuviera un freno.
Y, por otra parte, aunque el Tesoro obligó a que los bancos compraran sus bonos «por las malas», igualmente quedó una liquidez de casi $2 billones tras la última licitación de emergencia. A esto se agrega que la semana próxima habrá otro test para Caputo, cuando intente renovar vencimientos de deuda por $8 billones.
Repercusión en el sector de fondos comunes de inversión
Mientras tanto, lo que ya se está viendo es una repercusión en el sector de fondos comunes de inversión, que maneja $36 billones en el segmento «money market» -es decir, las colocaciones de tipo más líquido, en general depósitos bancarios-. De hecho, ya en la primera jornada del nuevo esquema hubo rescates masivos de ahorristas en fondos comunes -se habla de hasta $5 billones de caída- por la caída relativa de la tasa de estos fondos en comparación con las otras opciones más volátiles.
Muchos fondos empezaron a rechazar su horario de aceptación de suscripciones, con un corte a las 15:30 horas. El motivo es que, después de esa hora, los bancos no les aceptan los pesos en colocaciones remuneradas, porque el propio banco ya está excedido de liquidez y pocas opciones de inversión.
«Por lo tanto, toda la liquidez queda huérfana de instrumentos durante el final de la rueda, a excepción de la caución y eso hace que se desplome al 1%», explicó Nicolás Capella, ejecutivo del grupo financiero IEB. Su pronóstico es que habrá un arbitraje del mercado que, en algún momento, dará vuelta la curva, hará que la tasa de caución esté más baja al inicio que al final del día.
Si todo sale bien, arriesga que podría haber un «efecto derrame» sobre toda la curva de pesos, lo que llevaría a una caída en la tasa de los títulos de corto plazo.
Pero no todos creen que la normalización sea rápida ni, sobre todo, que sea indolora. Los bancos recién están familiarizando sus sistemas a la nueva regulación del BCRA. Por lo pronto, ya se están viendo las consecuencias en los mayores costos de gestión de los bancos, en la pérdida de rentabilidad y patrimonio de los fondos de inversión y, lo más grave de todo, en un peligroso enfriamiento del crédito a empresas y consumidores.
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ECONOMIA
El dólar borra toda la suba de fin de julio y ahora enfrenta el desafío del ajuste en las tasas

La tensión cambiaria sigue aflojando. El precio del dólar encadenó doce jornadas consecutivas en baja, una racha que no se veía en muchos años. La cotización oficial mayorista se consolidó así por debajo de $1.300 y volvió a los niveles de finales de julio, previo a la suba abrupta que registró a fin de mes. Por delante, el Gobierno tiene el desafío de mantener el equilibrio, en medio de una moderación de las tasas de interés en pesos.
En lo que va de agosto, el tipo de cambio oficial mayorista acumula una baja de casi 6%. De esta manera, borra casi toda la suba que registró a finales del mes pasado, cuando en solo dos jornadas trepó 6,4% hasta tocar un máximo de $1.374, lo que en su momento desató preocupaciones en el mercado por la manera tan rápida en que lo hizo, a pesar de mantenerse dentro de la banda de flotación.
Los operadores destacan, entre otros factores, los buenos flujos de ingresos que sigue registrando el agro, lo que en parte ayuda a sostener la merma de la tensión cambiaria. Pero, sobre todo, la suba de las tasas de interés de los instrumentos en pesos a corto plazo juegan un rol fundamental en la calma cambiaria, aunque ahora empiezan a mostrar una dinámica de «normalización«, lo que podría quitarle presión bajista al precio de la divisa.
Una moderación en los rendimientos en pesos empezó a observarse en las últimas jornadas, luego de que el Gobierno liberara alrededor de $2 billones en el mercado financiero tras las licitaciones de deuda. Las tasas de las letras del Tesoro aflojaron a la zona del 50% nominal anual, aunque las cauciones entraron en una dinámica de volatilidad extrema, pero con máximos de 45% anual, lejos del 82% que tocó la semana pasada.
¿La baja de tasas hará rebotar al dólar?
Si bien las tasas de interés exhiben una moderación en comparación con los niveles que alcanzó en las jornadas anteriores, rendimientos como los actuales (en torno al 50% nominal anual en el caso de las Lecap) siguen siendo muy altos en términos reales (más de 4% mensual, muy por encima de la inflación), lo que incentiva las posiciones en pesos y le quita atractivo al dólar.
En diálogo con iProfesional, los analistas de Clave Bursátil afirman que el Gobierno demostró que su idea es «dólar calmo a cualquier costo», por lo que buscará la manera para que así sea. Estiman que las tasas de interés de las letras y bonos del Tesoro se mantendrán en torno al 50% anual en promedio, lo que haría que por ahora el tipo de cambio siga relativamente estable.
«La crisis de la tasa de interés, desatada por el plan de política monetaria de emergencia del Gobierno, genera cierta certidumbre: es poco probable que el dólar suba en este contexto. La severa falta de liquidez afecta a los bancos, el Tesoro convalida aumentos violentos de tasas de interés y el costo de financiamiento para las empresas alcanza niveles inviables para la actividad económica», afirman.
Este escenario, sostienen, «fuerza a los agentes económicos a vender activos en pesos para obtener liquidez, mientras el costo del apalancamiento se vuelve prohibitivo». Por lo tanto, estiman que lo más probable es que hasta las elecciones de octubre la cotización del dólar se mantenga en torno a los $1.300 (o, incluso, ligeramente por debajo).
«Creemos que el tipo de cambio seguirá bajando, tal como lo venimos diciendo desde hace varias semanas. El oficial mayorista ya rompió la barrera de los $1.300 y tenderá a hacia un rango cercano de $1.250. Las cauciones se nivelaron en torno al 40% y las Lecap lo hicieron en 50%, mientras que la tasa de los préstamos en los bancos se mantienen por encima del 60%», agrega Pablo Lazzati, CEO de Insider Finance, en diálogo con iProfesional.
Lazzati sostiene que, en caso de mantenerse estos niveles de tasas de interés en pesos, el tipo de cambio seguirá operando con relativa estabilidad (sin sobresaltos) hasta las elecciones legislativas de octubre. Sin embargo, advierte, la actividad económica se vería afectada por la menor demanda de crédito en pesos por parte del sector privado.
Las tasas de interés marcarán la tendencia del dólar
«Un nivel de tasas ‘relativamente’ bajo podría presionar al dólar al alza, mientras que un nivel ‘relativamente’ elevado podría hacer que prolongue su caída. Tras las declaraciones del ministro Luis Caputo sobre el rol de la política monetaria, pareciera que la sintonía fina de la tasa la hará el BCRA, con un ojo puesto en el tipo de cambio, al menos hasta las elecciones de octubre», afirma PPI.
Por su parte, Oulier destaca «dos cosas interesantes» de la jornada del lunes, las cuales parecieran indicar que el Gobierno pretende que la cotización se mantenga por debajo de $1.300. Por un lado, el hecho de que el tipo de cambio oficial mayorista caiga por debajo de ese nivel, mientras los dólares financieros siguen operando levemente por encima.
«Por otro lado, en el mercado de futuros, el volumen también cayó, pero lo interesante pasó por el comportamiento de la tasa implícita: a la mañana, mientras se registró el mayor volumen de venta con tasas implícitas más bajas, y luego de las bajas por debajo de $1.300 del tipo de cambio oficial, las tasas volvieron a subir y aún así las tasas cortas terminaron por debajo de lo operado el jueves», agrega la consultora.
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ECONOMIA
¿El carry trade es negocio en agosto?: la advertencia de la City sobre la maniobra con el dólar

Los plazos fijos están en el radar de los ahorristas, y un dato que no pasa desapercibido en la City es que las altas tasas de interés que ofrecen se mantuvieron sin cambios, tras las últimas medidas del Gobierno, como fueron la suba de encajes a los bancos y la licitación «urgente» realizada el lunes pasado, para absorber los casi 6 billones de pesos que habían quedado sin ubicar de las colocaciones previas. Por ende, la pregunta que ronda es si sigue siendo una buena inversión hacer carry trade.
Esta operatoria se trata de deshacer posiciones en moneda estadounidense, aprovechar el momento en que el tipo de cambio se encuentra estable, para pasarse a pesos y hacer tasa para obtener una diferencia mayor, y luego poder adquirir más cantidad de dólares.
En concreto, para constituir un plazo fijo tradicional minorista, los bancos de todo tipo y tamaño hoy están pagando entre 39% hasta 55% de tasa nominal anual (TNA).
Un nivel considerado muy seductor para los ahorristas, debido a que representa una renta cada 30 días, que es el tiempo mínimo de encaje para los fondos requerido por el sistema financiero, que oscila entre 3,2% a 4,5% mensual.
En tanto, el precio del dólar minorista desciende en todo agosto alrededor de 5%, por lo que la renta de un plazo fijo tradicional se transforma en un claro ganador.
Desde la City, varios analistas indican a iProfesional que la actualidad indica que es un buen momento para aprovechar estas altas tasas y hacer carry trade, aunque llaman a estar alerta ante el clima político que puede generarse en torno al 7 de septiembre, cuando se desarrollen las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires. Aunque los datos más concluyentes recién llegarán en las generales de octubre.
Es que en caso de generarse cierta volatilidad o un resultado no tan favorable para el Gobierno, puede haber presión al alza en el precio del dólar por cobertura cambiaria de los ahorristas.
«Esta situación con tasas altas y dólar planchado, o con tendencia a la baja, va a mantenerse así hasta las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Luego de eso, todo dependerá del resultado, el Gobierno dejaría que el mercado se autorregule«, afirma un ejecutivo de un banco privado a iProfesional.
¿Es negocio ahora hacer carry trade?: qué tener en cuenta, según el mercado
Un dato que resaltan en el mercado es la precaución electoral que deben tener presentes los ahorristas, a la hora de hacer carry trade, en relación con los resultados que arrojará septiembre. Los analistas consultados por iProfesional indican que todavía sigue habiendo oportunidades para aprovechar las altas tasas en pesos.
«Creo que fijar tasa en pesos, ya sea a través de un plazo fijo o Lecaps, puede ser una buena oportunidad para inversores más agresivos. Las tasas están altas, y hay oportunidades a 90 días o más, que si el esquema cambiario se mantiene aseguran no perder en dólares», indica Nahuel Bernues, CFA, asesor financiero y fundador de la consultora Quaestus, a iProfesional.
Sin embargo, advierte que si se tiene en cuenta el «riesgo electoral» que siempre existe en Argentina, el carry trade es una «estrategia riesgosa».
«El argentino piensa sus ahorros en dólares, entonces asumir como riesgo al tipo de cambio no es para cualquiera», concluye Bernues.
Para la economista Natalia Motyl, «por supuesto que sí es momento para hacer carry trade, con un dólar que presiona a la baja por cuestiones electorales por los encajes más elevados a los bancos y las tasas altas. Es decir, hoy podés tener una ganancia en dólares del 20% anual, entre un 1,5% y 3% real por mes. Aunque a medida que nos acerquemos a las elecciones se va a volver menos atractivo, por la volatilidad que genera la política. Por lo que hasta octubre uno podría decir que el carry trade es negocio».
En la misma línea, Esteban Castro, economista y CEO de Inv.est, también opina que el carry trade «sigue siendo una oportunidad interesante, aunque con un matiz realista. Es que se posiciona como una alternativa razonable para aprovechar en el corto plazo, si el dólar se mantiene relativamente estable».
Sin embargo, alerta que este escenario de rentabilidad «ya fue bastante aprovechado en el último año, por lo que el upside adicional es más limitado. Además, con el contexto político en juego, y el escenario electoral aproximándose, conviene operar de forma escalonada y monitorear la evolución del tipo de cambio y las decisiones de política monetaria, ya que pueden impactar rápidamente en este tipo de estrategia».
Aspecto clave para analizar si conviene el carry trade
Una variable que se debe tener en cuenta para determinar cuán rentable es el carry trade, más allá del movimiento del dólar, es la inflación prevista para los próximos meses.
«El razonamiento que hay que hacer, en primera instancia, es que la inflación pasada sirve como para tenerla en cuenta, pero la que realmente importa para tomar decisiones es la suba de precios al consumidor esperada en el futuro», indica Mauro Cognetta, analista financiero en la consultora Big River.
Al respecto, cita que los economistas pronostican una inflación de alrededor de 21% de acá a 12 meses. Y, por lo pronto, en los últimos meses se ha ubicado por debajo del 2% mensual.
«Entonces, cualquier tasa anual por encima de esa cifra conviene. Ahora, si esa tasa está en el orden del 40%, a través de un plazo fijo, Lecap, Boncap o una caución, se puede duplicar la inflación esperada. O sea, es una tasa fuertemente real, por lo tanto, sí conviene hacer carry trade. En cambio, los fondos comunes de inversión (FCI) todavía no están reflejando las subas de tasas de los últimos días», concluye Cognetta a iProfesional.-
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