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ECONOMIA

El año de la incertidumbre: 5 temáticas clave en 2025 por Wellington Management Por Investing.com

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El año 2025 se perfila como un año difícil de interpretar y un punto de inflexión en el devenir de la economía global. La incertidumbre se ha apoderado de los mercados financieros y los inversores buscan respuestas a las grandes preguntas que plantea el futuro.

¿Qué desafíos acechan en el horizonte? ¿Cuáles son las tendencias que marcarán el rumbo de la economía mundial en el próximo año?

John Butler y Eoin O’Callaghan, estrategas macroeconómicos en Wellington Management, han llevado a cabo un exhaustivo análisis del panorama económico global y han identificado cinco grandes temáticas macro que definirán el año 2025, ofreciendo una visión de las oportunidades y riesgos que se presentarán en los próximos meses:

1. El fin del escenario de «aterrizaje suave»

Nuestras previsiones apuntan a que 2025 será el año en que el mercado abandone el escenario esperado de aterrizaje suave. Aunque los aranceles están acaparando la atención del mercado debido al impacto de estanflación que podrían provocar, es importante subrayar el carácter extraordinario del contexto económico general. Nos dirigimos al 2025 viendo como casi todos los países implementan políticas de estímulo en un momento en que la inflación sigue por encima del objetivo (gráfico 1) y apenas hay margen de maniobra en la economía global.

Gráfico 1

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Dicho de otro modo, este conjunto de políticas más laxas no está diseñado para combatir una debilidad, sino que se aplica como medida preventiva antes de que se instauren los aranceles. Casi nunca hemos presenciado una política tan procíclica en esta fase del ciclo: tipos de interés más bajos, condiciones crediticias más favorables, un multiplicador monetario que mejora y una política fiscal más laxa, todo en un momento en que la tasa de desempleo global aún se encuentra cerca de su nivel más bajo de, como mínimo, los últimos 35 años.

2. Los tipos de interés, la política fiscal y la inflación pueden sorprender positivamente

Llegados a este punto, creemos que hay tres lecciones importantes que están siendo ampliamente ignoradas.

Los tipos de interés no son especialmente restrictivos, a pesar de la insistencia de los bancos centrales en afirmar lo contrario y de que los tipos de interés oficiales han estado muy por encima del promedio de los últimos 20 años (gráfico 2).

Gráfico 2

Los tipos de interés

Lo que hace que este ciclo sea particularmente inusual es que el desapalancamiento del sector privado ha impulsado tanto la recuperación como el descenso de la tasa de desempleo. De ahí que los hogares y las empresas sean menos sensibles a las subidas de tipos. Esta es una de las razones que explica por qué el ritmo de crecimiento global solo se ha ralentizado ligeramente por debajo del promedio de los últimos 20 años. Por ello, es posible que el tipo de interés neutral en las principales economías desarrolladas se sitúe por encima de lo que la mayoría espera.

Los estímulos fiscales tienden a aumentar cada vez que se celebran elecciones y se aprueban presupuestos estatales. Los gobiernos, al igual que los mercados, confían en que los bancos centrales les respaldarán. Por ello, los déficits fiscales se amplían en épocas de recesión para contrarrestar la caída de la actividad. El problema es que, en los periodos de bonanza, no se ha aprovechado el aumento del crecimiento nominal para reducir esos déficits (gráfico 3). Como los responsables políticos no están dispuestos a tolerar un incremento del desempleo, consideramos que los rendimientos de los bonos deberían ser estructuralmente más altos de lo que son.

Gráfico 3
déficits presupuestarios

China ha vuelto a dar aire a los mercados desarrollados al reducir los precios de las materias primas y la inflación de los productos, tal como ocurriera entre 1995 y 2007, si bien no parece probable que la situación vaya a mantenerse. La debilidad de China ha camuflado la elevada inflación subyacente en la mayoría de las economías desarrolladas y, a su vez, ha permitido a los bancos centrales recortar los tipos de interés a pesar de la tensión en los mercados laborales. Sin embargo, esta dinámica podría estar a punto de cambiar debido a la respuesta de China ante la debilidad de su economía nacional y a la negativa de Estados Unidos a permitir que China exporte su desinflación, lo que podría llevar a otros países a seguir su ejemplo. Por tanto, es probable que la inflación de los productos haya tocado suelo.

3. Un mayor crecimiento nominal debería beneficiar a los activos de riesgo

Con una política laxa, mercados laborales tensionados y tipos neutros más altos, las consecuencias son evidentes, incluso antes de que entren en juego los aranceles. El crecimiento real, el nominal y la inflación deberían ser mayores en 2025 que en 2024 tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes. Aunque cabe esperar que los bancos centrales recorten los tipos de interés menos de lo que anticipa el mercado, es probable que el crecimiento nominal se revise al alza. En condiciones normales, unas perspectivas de mayor crecimiento nominal son una señal positiva para los activos de riesgo, que deberían seguir despuntando. A nivel regional, los activos de riesgo de la zona euro y China son los más infravalorados en este escenario, por lo que tienen el mayor potencial de subida.

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4. El regreso de las primas de riesgo

La continua escalada de los déficits públicos y la determinación de los bancos centrales de evitar una recesión podría alterar la relación «esperada» entre crecimiento nominal y precios de los activos. En este escenario, es probable que los activos de riesgo se revaloricen hasta que el mercado comprenda que las autoridades están dispuestas a impulsar el crecimiento a costa de mayores presiones inflacionarias, momento en el que exigirán primas de riesgo más altas en los activos. Ésa es la mayor amenaza para los mercados de renta variable: un incremento de los rendimientos de los bonos causado por un aumento de la , y no por perspectivas reales de crecimiento económico. El riesgo de que el mercado imponga las medidas restrictivas que los bancos centrales no quieren o no pueden aplicar se vuelve aún más pronunciado si se materializa la amenaza de mayores aranceles y proteccionismo. Un deterioro en el equilibrio entre crecimiento global e inflación haría que los déficits públicos parecieran menos sostenibles y que la política acomodaticia de los bancos centrales se percibiera como más «irresponsable».

El resultado electoral en EE. UU. ha complicado aún más este panorama, ya que podría acelerar la velocidad a la que el mercado asimila estas consecuencias, pero también limitar potencialmente los beneficios. Evidentemente, muchos aspectos dependerán de factores clave, como la composición de la nueva administración y el ritmo de las decisiones políticas. Sin embargo, la conclusión es que EE. UU. probablemente añada más demanda —a través de la política fiscal— a las importantes perturbaciones de la oferta derivadas de los aranceles y la emigración, lo que aumentará el poder de negociación de los trabajadores actuales. Esto contribuye a nuestra temática estructural a medio plazo de ciclos más volátiles, crecimiento nominal impulsado por la inflación y tipos a largo plazo estructuralmente más altos, pero también amenaza con agravar las disparidades macroeconómicas regionales. El mercado sabe que los exportadores, sobre todo Europa y China, serán los perdedores relativos. No obstante, los países y los responsables políticos rara vez permanecen quietos, lo que genera aún más incertidumbre.

5. Una creciente diferenciación entre países y regiones

Otra temática clave para 2025 y los siguientes años será la creciente diferenciación entre países, con menor correlación entre mercados y una mayor divergencia en las políticas. A medida que la globalización adopta una forma más limitada, el conocimiento de los mercados locales gana relevancia para los inversores activos que buscan aprovechar las nuevas oportunidades que se generan.

  • China es el comodín. Es evidente que la imposición de importantes aranceles por parte de EE. UU. supondrá un duro golpe para el crecimiento, pero la reacción de China ante este movimiento será igual de importante. ¿Optará por exportar su exceso de capacidad a otras economías? En este escenario, el alza de la inflación en EE. UU. llevaría a una disminución de la misma en el resto del mundo. ¿Responderá China con una importante batería de medidas fiscales, monetarias y de divisas para protegerse de las potenciales consecuencias negativas? Probablemente. De no hacerlo, el riesgo de que se desencadene una crisis financiera es real.
  • La zona euro es especialmente vulnerable. El modelo económico de Alemania, el principal motor de la zona euro, se ha desmoronado tras haber perdido su capacidad de exportar bienes producidos con energía importada barata. La imposición de aranceles por parte de EE. UU. desbarataría aún más el modelo alemán y la probable respuesta del Banco Central Europeo (más recortes a un ritmo más rápido que la Reserva Federal) no es una solución sostenible a largo plazo. Las próximas elecciones alemanas de febrero serán decisivas. La última vez que este país representó un lastre para el crecimiento europeo, un gobierno de centroizquierda impulsó un programa de reformas. En esta ocasión, todo apunta a que será un gobierno de centro-derecha quien presente una propuesta fiscal. Es probable que, una vez más, una crisis estructural desencadene una respuesta fiscal destinada a estimular la demanda. La inflación podría volver a mostrarse persistente.
  • El Reino Unido representa el ejemplo perfecto de muchas de nuestras temáticas macro por su aparente disposición a aceptar una inflación más elevada. El nuevo Gobierno ya ha comenzado a relajar su política fiscal. A pesar de sus buenas intenciones para estimular el crecimiento a largo plazo, la política fiscal más laxa impulsará primero la demanda, a medida que el banco central reduzca los tipos y se suavicen las condiciones crediticias. El crecimiento nominal podría acelerarse aún más, por lo que los mercados han revisado a la baja el número de recortes de tipos previstos por el Banco de Inglaterra, especialmente frente a otros países. Aunque supone un gran riesgo de cola, el Reino Unido podría volver a subir los tipos a finales del año próximo.
  • La reflación en Japón sigue firme; sin embargo, su mercado de renta fija es el más vulnerable ante una recesión global, ya que se da por sentado que los tipos de interés en Japón permanecerán siempre por debajo del nivel neutral. Aunque el Banco de Japón podría subir los tipos más de lo que anticipa el mercado en 2025, prevemos que las políticas seguirán favoreciendo el crecimiento. Japón es un ejemplo de cómo la evolución demográfica puede transformar una deflación generada por el ahorro en una inflación impulsada por los salarios. La cuestión más relevante en este país serán sus políticas. Las recientes elecciones mostraron con claridad que al votante típico le preocupa cada vez más la inflación. Sin embargo, parece que no serán escuchados, ya que lo más probable es que la nueva coalición relaje la política fiscal para que los hogares puedan contrarrestar la inflación, en lugar de aplicar medidas que contribuyan a eliminarla.

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ECONOMIA

Febrero arrancó con fuerte suba en los precios y ya anticipan cómo cerrará la inflación este mes

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Los precios de los alimentos se recalentaron en el arranque de febrero. Si bien últimamente se viene observando la misma tendencia de mayores subas en la primera semana de cada mes, esta vez fue mucho más contundente. No obstante, en el mercado confían en que se mantendrá el proceso de desaceleración de la inflación.

El dato surge de un estudio realizado por LCG. De acuerdo con la consultora, que todas las semanas mide la variación de los precios de la categoría de alimentos y bebidas y suele arrojar cifras cercanas a las que posteriormente informa el INDEC, durante la primera semana de febrero hubo un repunte de 2,3% en el promedio ponderado de estos productos.

Se trata de la suba semanal más alta desde principios de mayo del año pasado, momentos en los que la inflación era alrededor del doble de la actual (ese mes, el Índice de Precios al Consumidor en el nivel general dio un alza mensual de 4,2%, según la medición del INDEC). Desde entonces, según LCG, nunca se había registrado un alza de más de 1,8% semanal.

El recalentamiento de los precios en la primera semana de febrero se explicó principalmente por las remarcaciones que hubo en carnes y bebidas. De acuerdo con la consultora, estos dos productos explicaron aproximadamente el 80% de la variación del índice durante la semana. Luego, se destacaron otros rubros como verduras y lácteos y huevos.

La evolución semanal de los alimentos, según la consultora LCG

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Cuál será la inflación de febrero, tras un fuerte aumento en los alimentos

A pesar del pico que se registró esta semana en alimentos y bebidas, en el mercado confían en que el Gobierno logrará su objetivo de seguir reduciendo la inflación. Incluso, a partir de este mes el proceso tendría una ayuda adicional: la desaceleración que empezó a aplicar el Banco Central sobre el ritmo de devaluación oficial, que pasó del 2% al 1% mensual.

En diálogo con iProfesional, los analistas de la consultora EcoGo proyectaron que en febrero el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en el nivel general se ubicará alrededor de 2,1% mensual, lo que implicaría una leve reducción en comparación con el 2,3% que estimó en la medición realizada para enero.

La proyección de EcoGo para febrero está alineada con la de la mediana de los bancos y consultoras que participan del Relevamiento de las Expectativas del Mercado (REM) que elabora todos los meses el Banco Central, que prevé una variación de 2,1% para el nivel general del IPC de febrero.

De acuerdo con el informe del Banco Central, que fue publicado ayer, los participantes del relevamiento prevén que la tendencia bajista de la inflación seguirá vigente durante los próximos meses: tras el 2,1% mensual de febrero, bajaría a 2% en marzo, 1,9% en abril, 1,8% en mayo, 1,7% en junio y 1,6% en julio.

«En febrero, esperamos que siga la desaceleración de la inflación y que el IPC se ubique en torno al 1,7%. Es el mes de debut del nuevo ritmo devaluatorio del oficial, que ayudará a que los precios transables se desaceleren. No obstante, la clave estará en que el resto de la política monetaria deberá ser consistente con que el peso se deprecie a esa velocidad», señala Eugenio Marí, economista jefe de Fundación Libertad y Progreso.

El mercado estima que la inflación continuará en descenso en los próximos meses

El mercado estima que la inflación continuará en descenso en los próximos meses

El mercado espera otra baja de la inflación en la medición de enero

A la espera del dato oficial de enero, que será publicado por el INDEC el jueves de la próxima semana, la mediana de los analistas que participan del informe del BCRA estima que el nivel general del IPC de enero se habría ubicado en 2,3% mensual, cifra que coincide con la que mencionó de manera aproximada el ministro Luis Caputo en una reciente entrevista.

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En tal caso, la variación de enero implicaría una desaceleración respecto a la de diciembre, que fue de 2,7% mensual. En el último mes del año, el índice marcó una aceleración desde el 2,4% de noviembre, explicado principalmente por cuestiones estacionales. Una vez pasada la estacionalidad de diciembre, la inflación habría seguido desacelerando en enero.

Según la medición realizada por EcoGo, el índice de enero habría registrado un avance de 2,3% mensual, la misma cifra estimada por los analistas que participan del relevamiento del Banco Central. En tanto, la consultora Orlando J. Ferreres (OJF) lo estimó en 2,4% mensual, con base en su medición propia.

Incluso, tanto la Fundación Libertad y Progreso como la consultora C&T Asesores Económicos coincidieron en estimar el nivel general del IPC de enero en 2% mensual. De haber sido así, significaría la inflación más baja de los últimos 53 meses y la menor para un mes de enero desde el año 2018.

Julián Orué, economista de Fundación Libertad y Progreso, afirma que el dato estimado para enero «refuerza la ya evidente tendencia» de desaceleración de los niveles de inflación que se observa en los últimos 14 meses, tras el cambio de Gobierno y el salto devaluatorio que dispuso el presidente Javier Milei días después de su asunción.

«La disminución del ritmo de devaluación oficial que entró en vigencia en febrero está destinada plenamente a continuar con el proceso de desaceleración de la inflación, quitando presión inflacionaria a la canasta de bienes transables y permitiendo una desaceleración del índice de precios por debajo del 2% mensual«, resalta.

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