ECONOMIA
El Gobierno acelera a fondo para apuntalar el superávit fiscal: los recortes que se vienen
La motosierra no para, se multiplica. Ese es el espíritu de época que atraviesa la Casa Rosada por estas horas. Desde la mañana, cuando el vocero Manuel Adorni, intenta instalar temas en agenda y sale a responder las críticas. El objetivo es achicar el gasto a como dé lugar. El presidente Javier Milei asegura que hay cientos de miles de millones de pesos que se mueven en forma subterránea por los bolsillos de la «casta», y que una vez que los verifique los eliminará sin contemplaciones.
La semana arrancó con la eliminación del Ministerio de Infraestructura, una cartera sobre la que Milei dudó hasta último momento y que nació maldecida por las sospechas presidenciales sobre la obra pública, caballito de batalla en todos los gobiernos kirchneristas, y por las que un fiscal acaba de pedir 12 años de prisión para Cristina Kirchner en la causa Vialidad. El gabinete queda en ocho carteras, con Luis Caputo a cargo del manejo de la mayoría de los fondos. Solo Sandra Pettovello tendrá presupuesto de cierta magnitud para hacer lo que pueda en materia de asistencia social.
Es posible que Milei siga apelando a recortes y resoluciones de impacto. Ya anunció que avanzará con un proyecto de ley para el cierre del INADI. Hay otros dos organismos en la mira. Y en forma reservada, analiza otra movida fuerte: podría anunciar pronto el cierre de la agencia Télam, cabecera de playa del kirchnerismo en los últimos 20 años. Mauricio Macri la intentó achicar, echando a unos 170 trabajadores. A los pocos meses la Justicia le falló en contra, debió reincorporarlos y casi ninguno devolvió lo que había cobrado por indemnizaciones. Negocio redondo para muchos.
Télam tiene 770 empleados y en 2023 tuvo gastos previstos por 18.000 millones de pesos. En 2024, al no haber publicidad oficial, se quedó sin el manejo estratégico de la pauta, que el kirchnerismo utilizó como herramienta de disciplinamiento de algunos medios.
El ajuste, eje del Gobierno
El ajuste forma parte del núcleo central del Gobierno. Milei apuesta a equilibrar las cuentas como sea. Luis Caputo no deja lugar a dudas, y así se lo explicó a la número dos del FMI, Gita Gopinath, durante su paso por la Argentina. «El ancla del programa es fiscal, no tengan dudas de eso. Vamos a intentar repetir el superávit en febrero», le dijo el ministro de Economía.
Gopinath le consultó por el frente social, y le dijo que era motivo de preocupación sobre la sustentabilidad del modelo. Caputo admitió que hubo algunos ruidos en las primeras semanas porque se detectaron muchas irregularidades en el cobro de planes y en la distribución de comida en los casi 45 mil comedores que hay en el país. Pero le aseguró que eso se está encaminando y adjudicó las protestas a intermediarios que se quedaron sin el negocio de los planes.
asegura que hay cientos de miles de millones de pesos que se mueven en forma subterránea por los bolsillos de la «casta»
Pettovello, por su parte, trabaja para normalizar a más tardar la semana próxima la llegada de comida a 10 mil comedores del conurbano, cuya demanda está sobrepasada porque cada vez se suman más familias de clase media al pedido de alimentos.
En el Gobierno están exultantes porque, aseguran, el Fondo se comprometió a aportar lo que haga falta para garantizar que no haya tensiones sociales exacerbadas. Incluso se habría puesto sobre la mesa la posibilidad de un desembolso de 5.000 millones de dólares y la discusión de un nuevo programa para la Argentina. Milei todavía duda sobre que eso sea necesario. Estima que para marzo-abril la cosecha dejará unos 10.000 millones de dólares en el Banco Central. Eso y el superávit fiscal le permitirían llegar a mitad de año con opciones para decidir la apertura del cepo cambiario reclamada por el mercado financiero.
Nicolás Posse, fortalecido
En el marco del manejo de la caja, también salió fortalecido Nicolás Posse, el jefe de Gabinete, que quedó a cargo de Corredores Viales SA, Agua y Saneamientos SA (AySA) y la Administración General de Puertos (AGP). También de las competencias relacionadas a telecomunicaciones -incluida la licitación del 5G, que podría aportar más de 1.000 millones de dólares-, y de los servicios de comunicación audiovisual, desarrollo satelital y postales.
Además, el gobierno avanzará con un nuevo recorte de empleados en el Estado Nacional, que contemplará las dependencias públicas centralizadas. La decisión es reducir aún más la cantidad de puestos en la administración pública nacional. Desde que llegó al poder el nuevo presidente achicó más de 7.000 cargos en el Estado. La intención es no renovar los contratos que se vencen en marzo en toda la administración pública. La medida alcanza a dependencias y ministerios, e incluye un nuevo recorte de horas extras y la eliminación de choferes y autos en dependencias donde aún no se hizo ese recorte. En esa línea se eliminó el absurdo programa de millas que le daba premios en pasajes a los propios funcionarios, y que venía costando más de 1.000 millones de pesos anuales.
El plan de ‘shock’ fiscal emprendido por Milei arrancó en enero con un sorprendente resultado superavitario en las cuentas públicas, a fuerza de un drástico recorte de gastos y de los efectos de la elevadísima inflación en las partidas presupuestarias. El presidente ratificó que «la motosierra y la licuadora, que son los pilares del ajuste, no se negocian».
Los efectos de su plan de shock ya se vieron, y con contundencia, en enero: en el primer mes del año hubo superávit primario récord de 2 billones de pesos (2.345 millones de dólares), equivalente al 0,2 % del PIB. El resultado financiero (después del pago de intereses de la deuda) fue positivo en 518.408 millones de pesos (604 millones de dólares), equivalente al 0,05 % del PIB, el primer superávit financiero desde agosto de 2012, según ha destacado el propio Gobierno.
n el marco del manejo de la caja, también salió fortalecido Nicolás Posse, el jefe de Gabinete
La importancia del efecto licuadora para el Gobierno
El efecto licuadora es clave: el gasto creció 114,6 % interanual pero, por efecto de la inflación (254,2% interanual en enero), cayó en términos reales un 39,4%. En enero se concretó el mayor recorte real interanual del gasto público de los últimos 30 años. Con ingresos iguales que en 2023, toda la mejora del resultado fiscal fue explicada por la reducción del gasto, según el instituto IARAF.
Los gastos que más se redujeron en términos reales fueron jubilaciones, subsidios a la energía, inversión real directa y transferencias totales a provincias, cuatro ítems que, en conjunto, explican el 70% del total ahorrado. En gastos corrientes, el mayor ajuste se dio en las transferencias a las provincias (-72 % interanual real, acrecentando la tensión con los gobiernos provinciales) y en los subsidios económicos (-64 %), principalmente a la energía (-77,2 %) y el transporte (-17 %). Por su parte, las jubilaciones sufrieron una caída real interanual del 38 %, mientras que también hubo un descenso en términos reales en las asignaciones familiares (-29,3 %) y en otros programas sociales (-23 %), alimentando también el malhumor social.
Pero el mayor ajuste estuvo en el gasto de capital, con una caída real del 86%, y se tradujo en un corte casi total de los giros a provincias para energía, transporte y vivienda, mientras que para educación y para agua potable y obras de alcantarillado hubo una reducción del 96 % real interanual.
El recorte le pegó fuerte a la obra pública: el 80% quedó fuera de combate. También hubo licuadora en salarios estatales y subsidios energéticos, entre otras partidas. La suma de las partes rondó aquí impresionantes $2 billones o alrededor de u$s2.380 millones al tipo de cambio oficial.
La puja con las provincias
Está claro: si hace falta tocar algo serán los recursos que van de la Nación a las provincias, incluidos aquellos que atienden actividades esenciales, como la educación y el transporte público de pasajeros. Ya se vio con la decisión de cobrar de inmediato una deuda de Chubut por unos $13.800 millones, que desató un conflicto de gravedad constitucional que deberá dirimir seguramente la Corte Suprema. También en la decisión de cortar el fondo que Alberto Fernández le había concedido al gobierno de Axel Kicillof, restando recursos a la Ciudad de Buenos Aires.
Además, Milei desactivó el fondo que financia parte de los salarios docentes provinciales, un paquete que en 2023 representó $333.000 millones y que, en los hechos y benefició sobre todo a la provincia de Buenos Aires que se quedó con el 32% del total.
Aunque ahora enfrentado a algunas trabas judiciales, el Presidente también irá adelante con el pase a retiro del sistema que subsidia el transporte automotor de pasajeros en el interior del país. La mira está puesta, nuevamente, en el gasto público nacional y más precisamente en la porción que en una torta de $102.000 millones le toca a los recursos que maneja la Casa Rosada.
En este marco de ajuste, Caputo acaba de anunciar que desde marzo el aumento a los jubilados será del 27,18%, o sea, en línea con la fórmula que viene aplicándose y corriendo siempre de atrás a la inflación, cuestionada por todo el mundo pero en un punto funcional al plan fiscal del Gobierno. Con el argumento de que se busca «proteger el poder de compra» de las jubilaciones, Caputo agregó a la medida un bono de $70.000 que regirá entre marzo y mayo. Ese combo no recupera ni de cerca la pérdida del poder de compra del 32,5% que el golpe de enero les pegó a las jubilaciones. Un ejercicio hecho por especialistas del Iaraf calcula que para que la jubilación mínima de marzo no pierda poder de compra respecto de la de marzo de 2023, el bono que refuerza el aumento debería ser de $ 170.000, y la inflación no pasar del 3% promedio mensual durante el período que va de marzo a mayo.
Caputo acaba de anunciar que desde marzo el aumento a los jubilados será del 27,18%
Desplome de los salarios
Un informe de Carlos Pérez, director de la Fundación Capital, incorpora al cuadro el desplome de los salarios. Advierte que en diciembre el ingreso real de los trabajadores formales, o sea, registrados y bajo paritarias, tocó los mínimos desde la crisis de 2002, y añade que los privados acumulan siete años consecutivos barranca abajo. En materia de paritarias hay desde acuerdos por diez meses que ya en el primero se abren para que entre un plus a cuenta, hasta convenios móviles atados al movimiento de la inflación y marcados por el poder de fuego de cada gremio. Ganan bancarios, aceiteros, petroleros, mecánicos y empleados de la alimentación.
Pierden unos 7 millones de trabajadores informales. Según la Fundación Capital, perdieron ingresos por alrededor del 30% en diciembre y siguieron sin levantar cabeza en enero. Son asalariados con sueldos que apenas orillan el 50% de lo que cobran quienes están en blanco y que hace rato entraron en la categoría de pobres. Eso explica la caída de entre 8 y 9 puntos en el consumo durante febrero, según la consultora Scentia. Y un derrumbe productivo generalizado en diciembre, dice la estadística del INDEC: desde 11,9% en industria y en electricidad, gas y agua, hasta 8,5% en el comercio mayorista y minorista y 5,2% en la construcción coronaron el fin del último ciclo kirchnerista.
La recesión es la cara más dura del ajuste en progreso. Milei asegura que la economía evolucionará en forma de V, con una caída abrupta y un rebote fuerte. Pero la magnitud del deterioro económico es tan fuerte que empresas y consumidores dudan sobre ese pronóstico y temen que se extienda el período de recesión por varios meses, lo que llevaría los niveles de pobreza y desempleo a lugares impensados.
ECONOMIA
El plan Caputo, en alerta tras las medidas de Donald Trump
Donald Trump debutó al frente de la Casa Blanca provocando turbulencias en los mercados. Su decisión de imponer aranceles a las importaciones de China, México y Canadá generó un cimbronazo de consecuencias por ahora imprevisibles. Caídas en los mercados de Asia, Europa y Wall Street. También en la Argentina. Fueron las primeras reacciones.
El presidente de Estados Unidos ordenó imponer aranceles adicionales del 25% a las importaciones de México y la mayoría de los bienes de Canadá, así como del 10% a los bienes de China.
Medidas de Donald Trump provocan cimbronazo en el mercado
Solo un acuerdo para postergar las medidas por 30 días para México y Canadá a cambio de una lucha más firme de ambos países contra el ingreso de fentanilo a los Estados Unidos, atenuó un poco el mal humor del circuito financiero.
El objetivo de Trump es reducir el déficit comercial y fiscal de los Estados Unidos. El nuevo presidente sostiene que hay países, como los de la Unión Europea, que se han estado «aprovechando» de las bondades de la primera economía del mundo.
Si bien Trump anticipó que su intención era devaluar la moneda para hacer más competitivas las exportaciones norteamericanas, por ahora sus primeras medidas provocaron el efecto contrario. Un fortalecimiento de la divisa estadounidense que llega en mal momento para la Argentina.
Con mal timing, la apreciación del dólar se produce justo en momentos en que la Argentina puso proa a lo contrario, un fortalecimiento del peso, reduciendo a la mitad el ritmo de devaluación mensual.
El Gobierno intenta evitar un salto del dólar, mientras baja el ritmo de devaluación
En el país comenzó a regir una nueva política monetaria que justamente va en el sentido contrario al contexto internacional. El Banco Central disminuyó el ritmo de devaluación mensual, que en la práctica generará una apreciación mayor de la moneda, lo que implica que el peso se fortalecerá.
Enterado de esta percepción de los mercados, Caputo salió a poner paños fríos y dijo que no hay riesgos para el plan, porque el Gobierno «nunca abandonará el orden fiscal y monetario». Es decir, mantendrá el equilibrio presupuestario y evitará imprimir más billetes de los necesarios.
En línea con el mensaje en redes sociales del ministro de Economía, la cúpula del poder libertario intentó llevar tranquilidad política este lunes, después de la caída bursátil internacional provocada por las medidas arancelarias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
En la Casa Rosada aseguran que «no hay de qué preocuparse» y que la iniciativa comercial del republicano es parte de una «estrategia para influir en temas geopolíticos», que no impactarán sobre la Argentina.
Incluso ratifican su visión de que Milei se verá beneficiado en su alineamiento político e ideológico con Estados Unidos. Esperan que eso quede todavía más claro durante el próximo viaje que hará el mandatario argentino al país del norte para participar nuevamente de la CPAC, entre el 19 y 22 de febrero.
¿Cómo impactan las medidas de Estados Unidos en Argentina?
Jugadores de peso en el mundo de los negocios parecen tener una perspectiva parecida. Analistas del banco de inversión Morgan Stanley no ven un fuerte impacto en la Argentina de manera directa de la guerra comercial desatada por EE.UU. contra sus socios.
Según sus estimaciones, las exportaciones de Argentina a Estados Unidos representan solo el 8% de las exportaciones totales del país. «Si bien algunas industrias pueden sufrir los aranceles estadounidenses, el impacto más amplio en la economía será limitado. En cuanto a los efectos de segunda ronda, en nuestra opinión, hay dos factores clave a tener en cuenta. Primero, cuál es la respuesta de China a los aranceles estadounidenses. Y segundo, si los aranceles se traducen en fortaleza del dólar», dijeron desde Morgan Stanley.
Los países más afectados serían México, que envía el 83% de sus exportaciones a EE.UU. y en el que las exportaciones a EE.UU. representan el 27% del PBI. En el caso de Colombia, el 28% de las exportaciones van a EEUU, representando el 3,8% del PBI. En el caso de Chile, el 15% de las exportaciones del país andino van a EEUU y estas explican el 4,3% del PBI. Finalmente, Brasil exporta al 11% del total a EEUU y estas explican el 1,7% del PBI.
Una de las variables clave que también plantea el escenario comercial actual es que probablemente los mercados se enfrenten a un contexto de tasas más altas a causa de un riesgo inflacionario más elevado.
Esto sí es un riesgo para los mercados emergentes en general y para la Argentina en particular, ya que desde 2026 en adelante se deberá buscar reabrir el mercado internacional de deuda para rollear los más de u$s 10.000 millones con acreedores privados. Los analistas de Morgan Stanley agregaron que el efecto de la guerra comercial global para la Argentina es negativo, aunque confían en que el país va a poder honrar sus compromisos de deuda.
«El efecto de la guerra comercial es negativo. La Argentina está haciendo los deberes para recuperar el acceso a los mercados de capital internacionales. Hemos analizado la dinámica de la balanza de pagos de Argentina y creemos que el país debería poder honrar los pagos de la deuda en moneda extranjera y, aun así, aumentar las reservas en moneda extranjera en el BCRA a pesar de la fortaleza de la moneda», indicaron.
Tasa e inflación: el efecto Trump influye
Para Javier Timerman, managing partner de Adcap Grupo Financiero, podrían darse cambios en la política monetaria en EEUU a partir de la guerra comercial. «El dólar en el mundo se está fortaleciendo producto de esta guerra comercial donde los precios en EEUU van a subir y, la Reserva Federal (Fed), para prevenir otro rebote inflacionario seguramente modifique política monetaria. Esto va a impactar negativamente en las bolsas», explicó.
En esa línea, remarcó que se exacerba el cambio de expectativas sobre el futuro de la política monetaria, algo que podría impactar en lo local. «Desde la victoria de Trump se recortaron de seis a dos los cortes de tasas esperados para 2025. Este escenario, complica la posibilidad de la Argentina de regresar a los mercados internacionales en el corto plazo. Este cambio que puede hacer la Fed, impactará en los activos de riesgo y sobre todo en el país que para controlar la inflación se recurrió a un ancla cambiaria», advirtió Timerman.
Este lunes, el mercado financiero argentino transitó el día en rojo, luego de que se confirmara que el comercio entre los tres países de América del Norte comenzará a encarecerse debido a la suba de aranceles. La Bolsa porteña cayó 3,1%, mientras que los bonos soberanos bajaron 1% y los dólares libres cotizaron al alza.
Este contexto despertó incertidumbre a nivel mundial y generó un fortalecimiento del dólar debido a que, cuando sube el riesgo, los inversores prefieren comprar activos seguros, como el dólar, ya que Estados Unidos es considerada la economía con menos probabilidad de default, aunque haya sido la que provocó la intranquilidad en los mercados. Esto ocurre porque Estados Unidos tiene la potestad de imprimir el dólar, que es la moneda de referencia en el comercio internacional.
La guerra comercial, sin embargo, podría tener un impacto en el proceso de desaceleración de la inflación en Estados Unidos, ya que subir aranceles implica que gran parte de los productos que compra ese país van a ser más caros. Ante esta situación, la Reserva Federal ya avisó que postergará más tiempo la decisión de baja de tasas de interés, lo que a su vez también retroalimenta el fortalecimiento del dólar.
En el caso de la Argentina, si las tasas internacionales se mantienen altas, se necesitará un riesgo país cada vez más bajo (este lunes cerró en 632 puntos) para volver al mercado de capitales a refinanciar la deuda. En julio vencen u$s4.700 millones más, que en caso de que el Tesoro no pueda refinanciarlos, deberá pagar en cash, lo cual afectará aún más las reservas del Banco Central, donde las netas son negativas en torno a u$s7.000 millones.
Por otro lado, la devaluación de las monedas de los países emergentes generará que la Argentina se vuelva más cara comparada con esas economías, lo cual afectará el comercio de los productos locales hacia esos mercados. También implicará que importar bienes de otros países será más barato, lo que generará mayor presión sobre los productores locales.
El ministro de Economía, Luis Caputo, dijo que «siempre contemplamos la posibilidad de que haya shocks externos, como el que estamos viendo en este momento. El mejor antídoto contra esto es garantizarles a los argentinos que este gobierno nunca se va a mover un centímetro del orden fiscal y monetario que llevamos adelante desde el día uno. Seguiremos combatiendo el excesivo gasto público para conseguir el mayor superávit posible y continuar bajando impuestos».
Fernando Baer, de Quantum Finanzas, estimó que el fortalecimiento del dólar puede generar presiones adicionales sobre el peso y la política del crawling peg. Por eso, consideró clave seguir de cerca las compras de divisas por parte del BCRA y alguna alteración que se pueda ver en los dólares libres ante un escenario donde las devaluaciones competitivas de países vecinos podrían generalizarse.
Los analistas consideran que una política arancelaria fuerte y proteccionista por parte de Estados Unidos mete presión cambiaria a la Argentina, a pesar de que la macroeconomía esté saneada y que el superávit fiscal resista. Por eso, consideran probable que el Banco Central vuelva a intervenir el mercado de los dólares financieros, mientras se acomodan el resto de las monedas regionales y se espera un nuevo acuerdo con el FMI. Para eso, serán claves las liquidaciones del campo, que superaron los u$s2.000 millones en enero, un 36% más que en igual período del 2024, según la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC).
Trump admitió que podría haber «algo de dolor para los consumidores estadounidenses» por su medida de imponer aranceles, pero aseguró que «valdría la pena el precio». Por ahora, las decisiones sumaron más ruido que certezas a los mercados, justamente lo que menos le conviene a una Argentina que lucha por dejar atrás normas como el cepo cambiario, nocivas para la llegada de inversiones.
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