ECONOMIA
Expertos analizan qué impacto puede tener una amnistía para los dólares del colchón

El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que el Gobierno trabaja en una serie de desregulaciones para facilitar el uso de dólares sin que haya que demostrar el origen de los fondos. Los analistas plantean que el grado de éxito de esa medida dependerá en gran parte de si existe un incentivo atractivo a sacar los dólares debajo del colchón para usarlo en transacciones diarias.
La semana pasada Caputo había adelantado que en los próximos días se iban a anunciar medidas para fomentar el uso cotidiano del dólar como una estrategia de remonetización. Este lunes el ministro reveló que «la idea es comprar lo que quieras y que nadie te pida explicaciones». La intención de Economía es que se utilicen dólares para comprar bienes durables, como electrodomésticos, automóviles, inmuebles y, en general, todo tipo de bienes o activos sin restricciones.
«Lo que vamos a hacer es que la gente esté más proclive a sacar sus dólares del colchón, caja de seguridad o de donde sea y gastarlos» aseveró Caputo, quien alegó: «No compro el cuento de que la gente no saca sus dólares para gastarlos. La realidad es que no lo hacen porque les rompen los cocos».
Amnistía para los dólares del colchón: ¿qué opinan los analistas?
Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores consideró a iProfesional que «es bastante preocupante que el Estado estimule el uso de cualquier tipo de moneda sin que debas declarar de dónde surgió ese dinero», y enfatizó que «los que entraron al blanqueo deben estar muy felices porque ahora las obligaciones que asumieron fueron innecesarias».
Advirtió que «también predispone a operar fuera de los márgenes legales dado que no debes justificar nada fomentando la informalidad».
«Y qué pasa si a este Gobierno lo sucede otro con otra miradam, porque lo que hagas hoy prescribe dentro de muchos años fiscales hacia adelante. Yo como contador no le diría a mi cliente que vaya para adelante con este jubileo», señaló.
El analista financiero Christian Buteler manifestó que «no sé cuáles serán las medidas, pero dudo que si mañana quiero utilizar u$s 500.000 para comprar una propiedad, ARCA no me pida explicaciones de dónde salió la plata. No se si se expresó mal el ministro o qué pasó»
«Un blanqueo permanente gratuito sería una locura. En cinco minutos se nos vienen los narcos del mundo a invertir en Argentina«, alertó.
El economista Federico Glustein sostuvo que una medida así «puede traer ahorros genuinos como dinero mal habido, así que hay que ver cómo se implementa la reglamentación».
Christian Naud, analista de ACM opinó que «más allá de que aún desconocemos la letra chica y resulta prematuro sacar conclusiones, la dirección parece acertada: el propio Gobierno calcula que más de u$s 200.000 millones permanecen fuera del sistema financiero y permitir su uso libre podría trasladar ahorro ocioso hacia consumo e inversión».
Para Joaquín Marque, director de UG Valores, «toda flexibilización para el uso de dólares, tendrá un efecto positivo en la dinamización de la economía; la utilización de dólares para consumos generales, podría tener beneficios respecto a la competencia de monedas, visualizar excesos de precios y podría ayudar en ciertos sectores que aún están rezagados en consumo».
En sintonía, el CEO de Insider Finance, Pablo Lazzati, evaluó que «es una medida positiva que estimularía el movimiento en el consumo de la economía, acelerando la recuperación principalmente en bienes duraderos, que son los que están más retrasados debido a la contracción económica experimentada el año pasado».
«Esta medida contribuiría a una recuperación más rápida de la economía, pero es importante mantener expectativas realistas sobre su magnitud. Si consideramos que el blanqueo de capitales, con toda su estructura y alcance, logró captar aproximadamente u$s20.000 millones, es razonable proyectar que esta iniciativa movilizará un importe menor, al menos en los primeros tres meses. Habrá que estar atentos al plazo determinado para aprovechar el beneficio y en base a eso recién podremos empezar a estimar el impacto real de la medida», resaltó.
El experto financiero Gustavo Ber cree que «una estrategia de remonetización de la economía a través de la incorporación de dólares al sistema sería positiva en esta etapa.» ya que «contribuiría a impulsar la actividad económica y el financiamiento de una expansión de la oferta productiva – a través de nuevas inversiones privadas – que colaboren con el proceso de desinflación en marcha».
Horacio Arana, economista de la Fundación Internacional Bases resaltó: «En línea con lo que dijo el ministro, un crecimiento de la actividad al 6% sin emisión es insostenible en el contexto impositivo y laboral actual Lo más conveniente sería una profunda reforma en esos ámbitos, que provoquen una disminución de costos. Como esa opción no depende del Ejecutivo sino del Congreso, remonetizar la economía a través de los dólares debajo del colchón es una opción que el gobierno ya aplicó con las medidas referidas al blanqueo».
«Si se quiere avanzar más debería modificarse el marco normativo que penaliza la compra de bienes con dólares no declarados. Puede tener adhesión, pero dependerá del alcance. Es decir, tal vez haya distritos que no adhieran a la desregulación, por eso es importante avanzar al mismo tiempo con una reforma impositiva de alcance nacional. Además es necesario tener en cuenta los efectos que puede haber a nivel internacional por el posible origen ilícito de los fondos», enfatizó.
¿Cuál es el objetivo del Gobierno?
Buteler planteó que el Gobierno «lo que busca es que los dólares se hagan más transaccionales, con el fin de que no se vayan del sistema porque mientras esten en él, forman parte de las reservas».
Andrés Reschini, analista de F2 Soluciones Financieras dijo que «el principal objetivo que el Gobierno persigue con esta medida es que la inflación caiga por el fortalecimiento del peso que sería más escaso respecto a la masa de dólares que podría ingresar desde los colchones, y que adicionalmente podría apuntalar a las reservas».
María Belén San Martino, economista de Balanz, analizó que «la posibilidad de utilizar dólares libremente para adquirir bienes como autos, inmuebles o electrodomésticos podría generar incentivos a canalizar parte de los dólares que hoy están fuera del sistema formal». Y recalcó que «si la medida efectivamente logra generar confianza podría funcionar como un blanqueo indirecto, en cuyo caso podría implicar una potencial aceleración en la acumulación de reservas».
Glustein dijo que la medida «tiene sentido para acumular reservas en el corto plazo evitando intervenir directamente o en su defecto, que llegue al piso de banda para comprar; eso daría previsibilidad pero además ayuda al crecimiento«.
En cambio,Repetto evaluó que «en reservas debería tener poco impacto porque es una operación entre privados, es un pase de manos, como con un bono o una acción». A su criterio, esta medida «está más orientada a que se usen los dólares, y funcione como un ingreso de capitales a la economía, como una medida expansiva de la actividad, más que como una medida cambiaria».
Maximiliano Ramírez, socio de Lambda Consultores, juzgó que «el Gobierno lo que quiere mostrar es que se sigue en un proceso virtuoso tanto de crecimiento como de creación de dinero».
«Teniendo en cuenta que el Gobierno no va a emitir, la forma de sostener el crecimiento económico es que el dinero salga de algún lado. En esta etapa, lo que buscan es que las personas saque los dólares que están debajo del colchón y la ingresen en el circuito económico, porque es lo que permite crecer» y «en un contexto que sigue buscando reducir la inflación», argumentó.
A su vez, Ramírez estimó que «en el corto plazo no creo que vaya a tener un impacto profundo en el mercado cambiario»
Lazzati también cree que «el mercado cambiario no vería un impacto inmediato significativo; las reservas se verían fortalecidas por el ingreso de nuevos dólares en circulación, aunque este beneficio se materializaría principalmente en el largo plazo, no en el corto«.
Asimismo, Naud coincidió que «en términos macro, la iniciativa complementa la estrategia oficial de evitar emisión de pesos y remonetizar la economía con dólares, pero el impacto sobre el mercado cambiario y las reservas dependerá de cómo se lleve a cabo».
«Si los billetes deben bancarizarse y liquidarse en el MULC, la oferta de divisas aumentará, el BCRA ganará encajes y podrá reforzar reservas, junto con una menor cotización del dólar oficial. De esta forma, se impulsará el crédito en dólares tal como sucedió tras el blanqueo de 2024″, subrayó.
Sobre la eliminación delos requisitos para justificar el origen de los fondos, algo que hasta ahora se ampara en normas contra el lavado de dinero, un informe de Max Capital plantea que «el objetivo parecería ser aumentar el volumen de dólares intermediado por el sistema financiero para fortalecer el crédito, en parte, a través de un mayor multiplicador cambiario».
¿La gente sacará los dólares del colchón?
Reschini esgrimió que el grado de éxito tendrá que ver con dos factores principalmente: qué tan tentador resulta el incentivo y el escenario político, ya que de no haber certidumbre acerca de un resultado favorable al oficialismo en las elecciones tal vez los tenedores de divisas prefieran esperar«.
«El incentivo debe ser mayor al riesgo y eso no lo conocemos. Creo que el blanqueo fue un antecedente de que el gobierno sabe que debe incentivar», enfatizó
De igual mirada, Marque remarcó que «para que tengan éxito este tipo de medidas deberán venir con incentivos fiscales, que ayuden a lograr un cambio cultural respecto a la utilización de dólares, para el día a día».
Ramírez concordó: «Tiene que haber algún incentivo, algún beneficio para que las personas usen los dólares para transaccionar, porque sino la gente va a seguir usando los pesos». Y especuló que un estímulo podría ser «reducciones impositivas para el pago en dólares».
En la misma línea, Naud alegó que «la magnitud (de adhesión) dependerá de la confianza que genere el esquema: los agentes sólo cambiarán su conducta si perciben garantías jurídicas y tributarias sólidas y permanentes»
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ECONOMIA
El costo oculto que paga el Gobierno para contener al dólar: ya hay señales de freno en el crédito

Si de algo se ha jactado el ministro de economía, Luis Toto Caputo, es de que bajo su gestión «los bancos volvieron a trabajar de bancos». En otras palabras, que la masa de dinero depositada por los ahorristas empezaba a canalizarse al crédito y no a estacionarse en la renta fácil de los pasivos del Banco Central o bonos del Tesoro. Según Caputo, el mérito era del superávit fiscal: como ya el sector público no necesitaba un flujo continuo de pesos para financiar sus gastos corrientes, entonces se había generado la posibilidad de que el crédito al consumo y a las empresas volviera a crecer.
Sin embargo, los analistas del mercado están viendo un posible punto de inflexión. A pesar de que las cuentas fiscales siguen dando superávit, el crédito empieza a sentir un freno. En parte por una saturación del mercado -algo que se refleja en la suba de los índices de morosidad de las familias- pero en parte, también, por la propia política económica, que induce a una gran suba de tasas de interés.
Lo ocurrido en los últimos días es una prueba contundente de que, ante una turbulencia imprevista, el gobierno ha elegido qué objetivos priorizar y cuáles sacrificar. La inflación es el principal argumento electoral de Javier Milei -como quedó en evidencia por la euforia con que se celebró el IPC de 1,6% de junio-. Y, aunque no se lo admita en público, también quedó en claro que la estabilidad cambiaria es otro objetivo innegociable.
Prueba de ello es la contundente intervención del Banco Central en el mercado de futuros, donde llegó a poner contratos por hasta u$s2.700 millones en una sola jornada, con el objetivo de desinflar expectativas de una disparada del dólar. Por más que el discurso oficial del gobierno sostenga que la inflación es causada por el exceso de pesos y niega que exista el fenómeno del «pass through» -el contagio del dólar a los precios-, lo cierto es que, en la práctica, se ha comportado de la manera tradicional. Es decir, recurriendo al dólar como ancla, en un mercado donde las empresas remarcan sus listas de precios ante el menor atisbo devaluatorio.
Es un tema que ha motivado comentarios irónicos por parte de los analistas. Por ejemplo, Javier Okseniuk, de la consultora LCG, publicó un informe muy crítico sobre la política monetaria oficial y, alterando la frase de cabecera de Milei, escribió: «Para el Gobierno, la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno cambiario».
La variable de ajuste
Si no se puede resignar ni la desinflación, ni la estabilidad cambiaria, ni el recorte del gasto ni la recaudación tributaria, alguna variable de ajuste tiene que quedar para el caso de que ocurra un shock imprevisto o que el público se ponga a la defensiva por la típica incertidumbre pre-electoral.
Y esa variable han sido las tasas de interés, que subieron a niveles difícilmente justificables -una tasa efectiva de 47% anual en una economía que prevé una inflación de 20% para los próximos 12 meses-. Semejante diferencial es típico de los momentos en que se desploma la demanda de pesos por la expectativa de una devaluación.
Lo mismo se refleja en las tasas de los bonos CER -que ajustan como la inflación- que está en un llamativo nivel de 14% anual.
En el mercado se debate sobre si estos niveles de tasa serán apenas temporales -hasta que se disipe el temor generado por el «shock de liquidez» tras el desarme de las LEFI- o si será la tónica de los próximos meses.
En todo caso, la consecuencia de tasas muy altas y de menor liquidez bancaria es el de un empeoramiento en las condiciones para el crédito. En aras de llegar a las elecciones sin turbulencia financiera, el gobierno está dispuesto a sacrificar, como variable de ajuste, lo que consideraba uno de sus principales logros.
Para peor, esta situación se da en el marco de una serie de defaults privados, que hacen temer por una nueva ola de incumplimientos ante la imposibilidad que encuentran las empresas de «rollear» sus vencimientos a una tasa aceptable.
¿Un punto de inflexión?
Las cifras empiezan a dar cuenta de un cambio de humor en el mercado. En junio, los préstamos del sector bancario tuvieron un crecimiento mensual real de 2,6%, lo cual implica una ralentización respecto de los meses anteriores, cuando el crecimiento venía a una velocidad de 3,9%.
Son cifras que lucen pequeñas en comparación con las de hace un año, cuando el financiamiento a las empresas crecía de volumen a un ritmo de 17% real mensual, mientras que el consumo subía a una velocidad de 10% real. Claro que en aquel momento había razones de peso para que se viera semejante crecimiento: en primer lugar, que se estaba en recuperación de un escenario previo de muy bajo crédito; y en segundo lugar, que había una agresiva política oficial de baja de las tasas de interés.
Ahora, ya hay indicios de un punto de inflexión. Un informe de Julián Muntane para la consultora Di Stefano señala que, desde julio, los préstamos por tarjeta están cayendo a un ritmo de 7,1% mensual, mientras que también disminuyen los depósitos, aunque a un ritmo menor, de 1,4%.
«Por lo tanto, está comenzando un doloroso proceso de cancelación de deudas caras, que en su momento se tomaron a mansalva y sin conciencia. La primera mitad del 2025 puede decirse que no hubo emisión primaria, pero sí emisión secundaria, que es la que se da a través de la creación de dinero ‘de la nada’ a través de los bancos, prestando dinero proveniente de depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro», señala el reporte.
Y la percepción que predomina en el mercado es que esa tendencia se profundizará en los próximos meses. «Posiblemente el gobierno apunte a menores tasas reales hacia adelante, para impulsar crédito y actividad económica, pero que no querría ver, al menos hasta las elecciones, una baja muy significativa», observa un informe de la gestora de fondos SBS.
Medidas que restan liquidez
Por lo pronto, las últimas medidas de política económica refuerzan esa percepción de un freno al crédito. El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, justificó medidas que obligarán a los bancos a «un manejo más eficiente de su liquidez», una frase que implica que se fomentará la alocación de pesos en títulos de corto plazo, y que no habrá ayuda del BCRA en forma de colocaciones «overnight» -ni pases pasivos ni las LEFI que pagaban intereses diariamente-.
Y ahí aparece una de las críticas que en el mercado se le hace al gobierno. Tras el levantamiento del cepo, el Banco Central no sólo anunció la muerte de esos pases pasivos, sino que, además, se dejó de ofrecer los llamados «pases activos» -préstamos de efectivo a los bancos en caso de necesidad-. En teoría, esa medida se enmarcaba en la política deliberada de retirar liquidez de la plaza para controlar la inflación y, además, para inducir al uso de los «dólares del colchón».
Pero hubo efectos colaterales: al perder la asistencia de su «prestamista de última instancia», el gerente del banco no puede arriesgarse a tener poco efectivo en caja, porque si ocurre un imprevisto no puede responder ante sus clientes. Y eso lleva a que en el sistema se empezó a juntar liquidez «por las dudas».
Es decir, al revés de lo que argumentaba el gobierno, no toda la captación de depósitos estaba destinada a la expansión del crédito, sino a una previsión por retiros. En la medida en que se consolide un proceso de disminución de depósitos, esa necesidad de liquidez a la mano será más grande. Y en situaciones así sufre el crédito, porque más pesos van a colocaciones financieras de corto plazo.
¿Quién detiene al spread?
En esa misma línea se inscribe el aumento de los encajes para las billeteras electrónicas. Es cierto que, como dice Bausili, había un trato desigual a estas entidades y a los bancos, que permitía que las «fintech» tuvieran el atractivo de remunerar a sus usuarios con tasas promedio de 25% anual.
Ahora, al tener que alojar más liquidez obligatoriamente en encajes, esas financieras tendrán que retirar pesos de los fondos de money market. Estos fondos manejan un volumen de $39 billones, y se estima que más de un 10% de ese monto corresponde a los depósitos de las billeteras virtuales.
¿Cómo reaccionarán los pequeños ahorristas? Es difícil suponer que utilicen las alternativas más sofisticadas, como los bonos del Tesoro. Por lo que sólo hay dos opciones: o se resignan a un premio menor por sus depósitos, o directamente cancelan para refugiarse en dólares.
En todo caso, lo que se está previendo es una mayor distancia entre las tasas que los bancos les cobran a los tomadores de crédito y la que pagan a los ahorristas -el «spread de tasa», en la jerga financiera-.
Los créditos para el consumo pueden llegar a niveles de 160% de costo financiero total, mientras la remuneración de plazos fijos para los ahorristas llega, en los depósitos más largos, al 30% efectivo anual.
En el sector corporativo las tasas son menores, pero aun así muy por encima de la inflación prevista. El rubro agrícola, por ejemplo, que suele obtener mejores tasas por su condición de exportador, se puede obtener crédito al 50%, pero sigue siendo un monto que los productores ven como caro, dada la disminución de sus márgenes de rentabilidad.
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ECONOMIA
La actividad económica frenó su recuperación mensual, pero creció 5% interanual

Luego de haber mejorado 1,8% mensual en abril, la actividad económica frenó su crecimiento en mayo, aunque mantuvo una tasa positiva en la variación interanual.
Así lo informó este lunes el INDEC, al dar a conocer el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) del quinto mes del año. El dato fue analizado por el ministro de Economía Luis Caputo, quien señaló que pese a la caída, la actividad se encuentra en el mismo nivel de abril.
La actividad económica frenó su recuperación mensual en mayo
En mayo, el EMAE registró una suba de 5,0% en la comparación interanual (ia) y una caída de 0,1% respecto a abril en la medición desestacionalizada (s.e.), según informó INDEC.
Así, en los primeros cinco meses del año, acumula una mejora del 6,1% frente al mismo período del 2024.
Con relación a igual mes de 2024, trece de los sectores de actividad que conforman el EMAE registraron subas en mayo, entre los que se destacan Intermediación financiera (25,8% ia) y Pesca (12,2% ia).
La actividad de Comercio mayorista, minorista y reparaciones (10,0% ia) fue la de mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE, seguida de Intermediación financiera (25,8% ia) e Industria manufacturera (5,0% ia).
Por su parte, dos sectores de actividad registraron caídas en la comparación interanual: Electricidad, gas y agua (-9,0% ia) y Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria (-0,9% ia). Estas actividades le restan 0,20 puntos porcentuales al crecimiento interanual del EMAE.
Al repasar los datos, Caputo aclaró: «Hubo corrección de los dos meses anteriores: marzo de -1,9% a -1,7% y abril de +1,9% a +1,8%. Esto hace que, a pesar de la baja de 0,1% en mayo, el indicador quede en el mismo nivel que tenía en abril pasado».
Perspectivas de consumo a la baja, una señal de alerta para el Gobierno
En un contexto de un mayor apretón monetario y una política de ingresos contenida, con las paritarias corriendo por debajo de la inflación, el consumo llegará a las elecciones con un nivel pinchado.
La estrategia de que el crédito se convierta en el empuje de la actividad económica quedó ahora en crisis, tras el encarecimiento de las cuotas.
Un informe del Banco Central acaba de revelar que las familias ya tienen comprometido el 19% de sus ingresos en el pago de cuotas. Eso significa que no existe demasiado espacio para seguir tomando deuda para consumir.
La economía «de contado» sigue en niveles históricamente bajos, a pesar de que la inflación mensual va para abajo.
Justamente, en las grandes compañías fabricantes de alimentos, bebidas y productos de higiene personal y limpieza, consultadas por iProfesional, admiten que no tienen margen para trasladar la suba de sus costos dolarizados (materias primas) a los precios finales.
«Privilegiamos no perder volumen de ventas. Aunque el margen de rentabilidad ya se encuentra en mínimos históricos», resumió el director de una alimenticia líder.
Así, más allá del crecimiento interanual, el ruido político y financiero puede afectar tanto el consumo como la actividad económica en los próximos meses.
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ECONOMIA
La mirada de Redrado sobre el dólar: qué dijo su consultora sobre una posible corrida cambiaria

En los últimos días, hubo ruido en la política monetaria y cambiaria debido a medidas del equipo económico que luego corrigió. En este sentido, la Fundación Capital, dirigida por Martín Redrado y Carlos Pérez, resaltan, en su último informe, que «en el marco de la salida parcial del cepo, no existe posibilidad de corrida cambiaria», descartando el escenario más temido por los inversores y ahorristas.
Esto surge del análisis de la oferta y demanda potencial de dólares. La primera ronda los u$s3.000 millones, siendo que las reservas internacionales brutas superan los u$s40.000 millones, y a se le debe quitar u$s13.000 millones del swap con China, que son un derecho a pedir su uso, y otros u$s14.000 millones adicionales por los encajes de los depósitos en dólares.
La clave es acumular reservas, según la consultora de Martín Redrado
Por el lado de la demanda, la fundación destaca que principalmente se da por los depósitos a plazo fijo y los títulos del Tesoro que tienen las personas físicas, sumando unos $19 billones. «Esto ayuda a que el mercado considere que el techo de la banda cambiaria es creíble, ya que la autoridad monetaria puede vender divisas cuando toca el límite superior. Aún más, cuanto más cerca del techo de la banda, si el mercado tiene confianza en la misma, debería tender a posicionarse en pesos, lo que haría que aparezca cierta oferta y no se perfore el límite superior», se menciona en el trabajo.
No obstante, hacia delante, al acercarse a las elecciones, habrá períodos en los que suele haber una dolarización de carteras más significativa, a la vez que se aleja el período de mayor estacionalidad de los agrodólares. Así, «será muy importante que continúe el sendero de acumulación de reservas para mostrar mayor previsibilidad cambiaria y generar confianza», mencionan.
En ese marco, el Tesoro habría vuelto a comprar divisas dentro de la banda la semana pasada. Con relación a un tema clave y motivo de debate entre los economistas, esta menciona que «si bien las reservas internacionales netas todavía se encuentran lejos de la meta del Fondo Monetario Internacional, estas compras del Tesoro Nacional y el cambio de actitud respecto a lo expresado en el mes de mayo (que no comprarían dentro de las bandas), muestran el retorno al camino de posible acumulación de reservas.
«Esta decisión parece estar en línea con la reunión reciente con el equipo técnico del organismo y una búsqueda del desembolso por US$ 2.000 millones pautado para julio de este año (hay otro desembolso pactado para noviembre por u$s1.000 millones)», resaltaron.
El escenario del dólar cerca de las elecciones
Frente a una etapa de menor afluencia de agrodólares, con los comicios más cerca y reservas que van aumentando, aunque de forma muy moderada, el escenario del dólar buscando el techo de la banda tiene 50% de probabilidad de ocurrencia. Allí, la economía crecerá en torno al 5%, la inflación terminará el año en el 29,6% i.a. en diciembre y el tipo de cambio seguirá con unos meses de deslizamiento como el observado (44,6% i.a. en diciembre).
A su vez, teniendo presente que el objetivo de las autoridades es el de calma cambiaria y desinflación, motivo por el cual pusieron en juego diversas herramientas con dicho fin, el escenario del Gobierno tampoco puede descartarse, con un 40% de probabilidad de ocurrencia. En este escenario, el deslizamiento del tipo de cambio oficial se calma, bajo el supuesto de mayor acumulación de dólares por diversas vías, concluyendo el año con un incremento del 32% i.a., una inflación del 26% i.a. en el último mes del año y un aumento de la actividad económica del 5,2%.
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