ECONOMIA
Los bonos apuntan a ser el gran negocio para los inversores de cara al segundo semestre

Los mercados se alinean cada vez más con la geopolítica, vivimos en un mundo con tres guerras al mismo tiempo, por un lado, la guerra comercial que encabeza Estados Unidos y tiene como foco los aranceles al comercio mundial, la guerra entre Rusia y Ucrania, y los eventos bélicos de Medio Oriente cuyo foco hoy está entre Israel e Irán, con la posible intervención directa de Estados Unidos.
Esto nos hace pensar que el mundo difícilmente pueda crecer a un ritmo superior al 3,0% anual. Por el contrario, el mundo será más pobre, se comercializarán menos productos y las materias primas difícilmente podrían tener un recorrido alcista.
Se habla de una posible suba del petróleo si los conflictos bélicos siguen escalando, es cierto que podría ser posible, pero la oferta abunda en todo el mundo, y si ello ocurre será limitado, ya que todos necesitan fondos en un contexto de recesión mundial.
El dólar en el mundo se está devaluando, a pesar de que la Reserva Federal mantiene la tasa de corto plazo en el 4,5% anual, y el Banco Central Europeo baja la tasa al 2,15% anual. El euro en 1,16 por dólar sigue aumentando, y es un activo a tener en cuenta en las carteras de inversión, el 31 de diciembre valía 1,04, y su apreciación deja una ganancia importante en dólares.
La bolsa americana sigue en suba, a pesar de las dificultades, cuando gano Donald Trump la presidencia el S&P 500 marco un récord, en abril 2025 cuando se conoció la política arancelaria el mercado cayó más del 20%, lo que presagiaba una larga noche para los mercados de capitales, sin embargo, una rápida corrección en la política de aranceles devolvió la ilusión, y hoy estamos en similares niveles de precio a diciembre 2024, evidentemente el 9 de julio será una fecha clave, se definirán los aranceles comerciales de Estados Unidos con el mundo, y esto marcará el rumbo de los mercados. De mínima, como somos administradores de riesgo, estén alertas, todos es posible en la economía americana, y la volatilidad manda.
Argentina en la mirada del mundo, el 24 de junio el índice MSCI (Morgan Stanley Capital International) realiza su revisión anual de clasificación de mercados, y Argentina podría ser reclasificada. Esto les permitiría a los bancos de inversión incrementar su exposición en nuestro país, algo que impactaría en forma saludable en la cotización de bonos y acciones.
Recordemos que el mercado argentino alcanzo un máximo en enero del año 2025 tocando el índice Merval los u$s2.400, luego hizo pie en los u$s1.400 cuando salimos del cepo, y hoy cotiza en u$s1.783, de volver a los niveles de enero tenemos por delante una suba del 34,6% en dólares, las acciones con más volumen en el mercado internacional y que ejercen influencia significativa en nuestro mercado son Banco Macro, Grupo Financiero Galicia, YPF y Pampa Energía. No deberíamos soslayar a Vista que es un Cedear, pero que es tomado como riesgo argentino.
En cuanto a los bonos Argentina tiene hoy un riesgo país en torno de los 700 puntos, el bono AL35 vale u$s67,40 y si el riesgo país baja a los 550 puntos, este bono tendría que valer u$s75, lo que nos indica que tiene un potencial de suba de 11,2% en dólares, más quedarte con el cupón de u$s2,06 que lo paga el 9 de julio próximo.
El Banco Central mantiene reservas por encima de los u$s40.000 millones, el 9 de julio hará el pago de amortización de renta y bonos, lo que hace probable que las reservas vuelvan a ubicarse por debajo de los u$s40.000 millones. El Banco Central tiene una base monetaria de $36 billones, de los cuales $22,5 billones es dinero en circulación. Hay que destacar que la tesorería tiene en el Banco Central depositado un total de $16,8 billones, y si sumamos el dinero que la tesorería tiene depositado en otros organismos, tendría ahorrada una base monetaria.
Esto explica la fortaleza del peso en el mercado, el dólar mayorista el viernes cerro en $1.156,17, en el mes de junio este dólar cae el 3,3%, atención a los datos de inflación de enero, porque esta baja impactara positivamente en la inflación minorista y mayorista, dejar de acopiar bonos que ajustan por inflación.
En lo que va del año, el dólar mayorista sube el 12%, mientras que la inflación esperada para los primeros 6 meses se ubicaría en el 15%.
Conclusión: bonos, una gran apuesta
Estamos en un mundo muy complejo, con tres guerras en marcha difícil crecer a tasas muy altas, el denominador común de los tiempos que corren será un escenario recesivo a escala mundial. No olvidar la volatilidad de los mercados en los últimos meses.
Argentina podría ser reclasificada el martes 24 de junio, si ello ocurre es probable que la tendencia de nuestros mercados se desacople del resto de los mercados del mundo. Esto habilitaría mayor ingreso de fondos, en un mercado escaso de oportunidades de inversión, podríamos tener una suba muy importante en bonos y acciones.
El Banco Central está muy pertrechado de dólares y pesos, por ende, no hay posibilidades a la vista de incumplimiento alguno. Comprar bonos en pesos a tasas superiores al 30% anual es un gran negocio con una inflación que corre a un ritmo inferior al 20% anual a 12 meses vista.
Si baja el riesgo país, los bonos soberanos en dólares nos darán una gran alegría, como plus el 9 de julio pagan amortización y renta según la especie que tengas.
Argentina es una muy buena opción en esta coyuntura, el negocio lo tenés más cerca de lo que te imaginas.
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ECONOMIA
Vuelos en vacaciones: gremios se movilizan y ponen en suspenso los servicios en Aeroparque

El malestar entre los gremios aeronáuticos no deja de incrementarse tras la serie de medidas que el Gobierno aprobó con el fin de cambiar los regímenes de descanso y la operatoria en ese ámbito. De ahí, en rechazo a esa modificaciones, cinco gremio concretarán una asamblea que, a realizarse en el Aeroparque porteño, podría complicar los servicios en horas del mediodía. En concreto, la medida tiene lugar en oposición al decreto 378/2025 que, entre otros aspectos, fija un recorte en la cantidad de horas de descanso del personal y, en simultáneo, reduce el período de vacaciones anuales. Este cambio se alínea con otras disposiciones aprobadas por La Libertad Avanza (LLA), como por ejemplo que las empresas puedan operar en la Argentina con personal extranjero.
Según indicaron las organizaciones sindicales, la protesta comenzará a las 11 de la mañana e incluirá una conferencia de prensa. De la medida tomarán parte la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), la Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales (UPSA), la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), la Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (Atepsa) y ATE ANAC.
Los sindicatos aéreos se mantienen en alerta y movilización
Vale señalar que desde Aeropuertos Argentina, concesionaria de Aeroparque, se indicó que la manifestación no debería interferir con el flujo de pasajeros. Pero, dado el número de gremios que participarán de la asamblea, no se descartan demoras o complicaciones en una fecha clave para el turismo nacional.
Los sindicatos vienen activando distintas acciones con el fin de oponerse a las políticas que el Gobierno viene implementando para el segmento aeronáutico.
Así, ATEPSA, el gremio de los controladores aéreos, se mantiene en alerta y movilización tras 15 despidos ocurridos en la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA), donde rige una conciliación obligatoria.
Por otro lado, la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) que lidera el controvertido Pablo Biró anunció recientemente un paro nacional para el 19 de julio que sólo pudo ser desactivado, también, a partir de una conciliación obligatoria pedida por Aerolíneas Argentinas.
A la par de rechazar el nuevo marco regulatorio, los gremios denuncian despidos y reclaman mejoras salariales. En ese sentido, Marcelo Belelli, referente de ATE ANAC, afirmó que ese organismo ya acumula más de 100 despidos desde que se inició la gestión presidencial de Javier Milei. Y que los sueldos de ese nicho presentan un retraso frente a la inflación del orden del 45 por ciento.
Qué dice el decreto al que se oponen los aeronáuticos
A través del decreto 378/2025, el Gobierno fijó cambios en el Código Aeronáutico que contemplan, por mencionar un primer punto, que las compañías ostenten la potestad de establecer los tiempos de servicio de vuelo y los períodos de descanso.
Se estableció que las horas mínimas de, precisamente, descanso se ubiquen en torno a las 30 semanales, en lugar de las 36 que regían previo al decreto. LLA argumentó que eso permitirá reducir los costos operativos de las aerolíneas, que demandarán menos personal.
Además, pilotos y tripulaciones acumularán 1.000 horas de labor al año cuando antes el tope era de 800. También el régimen diario subirá de 8 a 10 horas. Otro aspecto clave refiere a las vacaciones, que en lugar de 30 días en el año pasarán a totalizar 15 y que deberán tomarse de forma consecutiva.
Ya en cuanto a cuestiones puntuales, se fijó que las tripulaciones de vuelo con tres pilotos podrán extender hasta 17 horas el tiempo máximo de vuelo si cuentan con un asiento reclinable con ángulo mayor a 40° en un área separada de la del trabajo.
En cambio, las tripulaciones con cuatro pilotos «podrán extenderse hasta 19 horas, siempre que cuenten con un espacio horizontal y reclinable, en un área distinta a la de los pasajeros».
En mayo pasado, el oficialismo también activó cambios en el Código Aeronáutico que, entre otros aspectos, permiten que las aerolíneas que vuelan dentro del país operen con tripulaciones 100% extranjeras, se habilitó la opción de que las aeronaves presten servicios sin la intervención de técnicos argentinos.
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ECONOMIA
Renunció la número 2 del FMI, de estrecha relación con Argentina: los motivos de su salida y el mensaje de Caputo

La subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath, anunció que dejará su cargo a fines de agosto para regresar a la Universidad de Harvard, donde retomará su actividad académica como profesora de economía.
La noticia fue confirmada este lunes por la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, quien elogió su paso por el Fondo en un contexto global complejo.
Gopinath, de perfil técnico y considerada una figura central dentro del staff del FMI, había ingresado al organismo en 2019 como economista jefe -la primera mujer en ocupar ese cargo- y fue promovida al segundo puesto más alto del organismo en enero de 2022. Durante su gestión, encabezó el trabajo analítico en áreas como política fiscal, monetaria, comercio internacional y deuda.
Renunció la número 2 del FMI y Luis Caputo la despidió en redes
En sus palabras de despedida, Gopinath expresó: «Estoy profundamente agradecida por mi tiempo en el FMI. Tuve el privilegio de trabajar con un equipo brillante y comprometido, colegas de la gerencia, el Directorio Ejecutivo y autoridades de distintos países. Ahora regreso a la academia, donde espero continuar investigando sobre finanzas internacionales y macroeconomía para afrontar desafíos globales, además de formar a la próxima generación de economistas».
Desde Argentina, el ministro de Economía Luis Caputo se despidió públicamente de Gopinath a través de la red X (ex Twitter): «Gracias por su arduo trabajo y apoyo a nuestro programa económico durante el último año y medio. También agradecemos profundamente su continua confianza en el equipo. Te deseamos todo lo mejor en Harvard«.
El mensaje de Luis Caputo sobre la salida de Gita Gopinath, la número 2 del FMI
Gopinath mantuvo una relación fluida con el equipo argentino que gestiona el acuerdo con el FMI y tuvo un rol relevante en los diálogos técnicos. En febrero de 2024 visitó Buenos Aires, donde se reunió con el presidente Javier Milei y con el propio Caputo, en el marco de un nuevo tramo de negociaciones.
Desde el organismo, Georgieva la describió como «una colega excepcional, una líder intelectual sobresaliente y una excelente gestora», destacando su capacidad para combinar análisis riguroso con propuestas concretas de política económica. Añadió que su aporte fue clave en tiempos marcados por «la pandemia, conflictos armados, crisis del costo de vida y profundas transformaciones en el comercio mundial».
Durante su paso por el Fondo, Gopinath fue también una de las autoras del plan de vacunación global desarrollado durante la pandemia, un documento que Georgieva consideró fundamental:
«Llenó un vacío importante a nivel mundial«, dijo. Además, lideró la creación del Marco Integrado de Políticas (IPF), herramienta con la que el Fondo busca asistir a países frente a crisis económicas complejas.
Su última actividad oficial fue en Durban, Sudáfrica, durante la cumbre del G20 de ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales, donde compartió espacio con la comitiva argentina encabezada por el secretario de Finanzas Pablo Quirno. Allí, Gopinath trazó un panorama global atravesado por desequilibrios persistentes.
Su última aparición oficial y el análisis de un «contexto complejo»
«Desde abril, los indicadores económicos reflejaron un contexto complejo influido por las tensiones comerciales», afirmó. Señaló que se detectó «una clara anticipación de operaciones ante el aumento de aranceles y cierto desvío del comercio«, aunque reconoció también que se percibió «una mejora en las condiciones financieras globales tras algunos acuerdos que redujeron los aranceles promedio».
Respecto a los precios, Gopinath consideró que «la caída de la demanda y el descenso en los precios de la energía apuntan a una baja sostenida de la inflación», aunque aclaró que «las trayectorias difieren entre países».
En su diagnóstico más preocupante, advirtió que «la incertidumbre comercial y geopolítica sigue siendo elevada», y alertó que «las valuaciones de activos volvieron a niveles exigentes, el apalancamiento sigue siendo elevado en algunos sectores del sistema financiero, y la presión periódica sobre los rendimientos de bonos soberanos y el funcionamiento de los mercados implica riesgos con potencial de impacto generalizado». Según explicó, este escenario se da «en un contexto de altos déficits fiscales y menor liquidez».
El regreso de Gopinath a Harvard marca el cierre de un ciclo que dejó huella en el FMI, con implicancias directas para países como Argentina, en un momento en que los desafíos financieros siguen siendo intensos a escala global.
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ECONOMIA
El costo oculto que paga el Gobierno para contener al dólar: ya hay señales de freno en el crédito

Si de algo se ha jactado el ministro de economía, Luis Toto Caputo, es de que bajo su gestión «los bancos volvieron a trabajar de bancos». En otras palabras, que la masa de dinero depositada por los ahorristas empezaba a canalizarse al crédito y no a estacionarse en la renta fácil de los pasivos del Banco Central o bonos del Tesoro. Según Caputo, el mérito era del superávit fiscal: como ya el sector público no necesitaba un flujo continuo de pesos para financiar sus gastos corrientes, entonces se había generado la posibilidad de que el crédito al consumo y a las empresas volviera a crecer.
Sin embargo, los analistas del mercado están viendo un posible punto de inflexión. A pesar de que las cuentas fiscales siguen dando superávit, el crédito empieza a sentir un freno. En parte por una saturación del mercado -algo que se refleja en la suba de los índices de morosidad de las familias- pero en parte, también, por la propia política económica, que induce a una gran suba de tasas de interés.
Lo ocurrido en los últimos días es una prueba contundente de que, ante una turbulencia imprevista, el gobierno ha elegido qué objetivos priorizar y cuáles sacrificar. La inflación es el principal argumento electoral de Javier Milei -como quedó en evidencia por la euforia con que se celebró el IPC de 1,6% de junio-. Y, aunque no se lo admita en público, también quedó en claro que la estabilidad cambiaria es otro objetivo innegociable.
Prueba de ello es la contundente intervención del Banco Central en el mercado de futuros, donde llegó a poner contratos por hasta u$s2.700 millones en una sola jornada, con el objetivo de desinflar expectativas de una disparada del dólar. Por más que el discurso oficial del gobierno sostenga que la inflación es causada por el exceso de pesos y niega que exista el fenómeno del «pass through» -el contagio del dólar a los precios-, lo cierto es que, en la práctica, se ha comportado de la manera tradicional. Es decir, recurriendo al dólar como ancla, en un mercado donde las empresas remarcan sus listas de precios ante el menor atisbo devaluatorio.
Es un tema que ha motivado comentarios irónicos por parte de los analistas. Por ejemplo, Javier Okseniuk, de la consultora LCG, publicó un informe muy crítico sobre la política monetaria oficial y, alterando la frase de cabecera de Milei, escribió: «Para el Gobierno, la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno cambiario».
La variable de ajuste
Si no se puede resignar ni la desinflación, ni la estabilidad cambiaria, ni el recorte del gasto ni la recaudación tributaria, alguna variable de ajuste tiene que quedar para el caso de que ocurra un shock imprevisto o que el público se ponga a la defensiva por la típica incertidumbre pre-electoral.
Y esa variable han sido las tasas de interés, que subieron a niveles difícilmente justificables -una tasa efectiva de 47% anual en una economía que prevé una inflación de 20% para los próximos 12 meses-. Semejante diferencial es típico de los momentos en que se desploma la demanda de pesos por la expectativa de una devaluación.
Lo mismo se refleja en las tasas de los bonos CER -que ajustan como la inflación- que está en un llamativo nivel de 14% anual.
En el mercado se debate sobre si estos niveles de tasa serán apenas temporales -hasta que se disipe el temor generado por el «shock de liquidez» tras el desarme de las LEFI- o si será la tónica de los próximos meses.
En todo caso, la consecuencia de tasas muy altas y de menor liquidez bancaria es el de un empeoramiento en las condiciones para el crédito. En aras de llegar a las elecciones sin turbulencia financiera, el gobierno está dispuesto a sacrificar, como variable de ajuste, lo que consideraba uno de sus principales logros.
Para peor, esta situación se da en el marco de una serie de defaults privados, que hacen temer por una nueva ola de incumplimientos ante la imposibilidad que encuentran las empresas de «rollear» sus vencimientos a una tasa aceptable.
¿Un punto de inflexión?
Las cifras empiezan a dar cuenta de un cambio de humor en el mercado. En junio, los préstamos del sector bancario tuvieron un crecimiento mensual real de 2,6%, lo cual implica una ralentización respecto de los meses anteriores, cuando el crecimiento venía a una velocidad de 3,9%.
Son cifras que lucen pequeñas en comparación con las de hace un año, cuando el financiamiento a las empresas crecía de volumen a un ritmo de 17% real mensual, mientras que el consumo subía a una velocidad de 10% real. Claro que en aquel momento había razones de peso para que se viera semejante crecimiento: en primer lugar, que se estaba en recuperación de un escenario previo de muy bajo crédito; y en segundo lugar, que había una agresiva política oficial de baja de las tasas de interés.
Ahora, ya hay indicios de un punto de inflexión. Un informe de Julián Muntane para la consultora Di Stefano señala que, desde julio, los préstamos por tarjeta están cayendo a un ritmo de 7,1% mensual, mientras que también disminuyen los depósitos, aunque a un ritmo menor, de 1,4%.
«Por lo tanto, está comenzando un doloroso proceso de cancelación de deudas caras, que en su momento se tomaron a mansalva y sin conciencia. La primera mitad del 2025 puede decirse que no hubo emisión primaria, pero sí emisión secundaria, que es la que se da a través de la creación de dinero ‘de la nada’ a través de los bancos, prestando dinero proveniente de depósitos en cuenta corriente y cajas de ahorro», señala el reporte.
Y la percepción que predomina en el mercado es que esa tendencia se profundizará en los próximos meses. «Posiblemente el gobierno apunte a menores tasas reales hacia adelante, para impulsar crédito y actividad económica, pero que no querría ver, al menos hasta las elecciones, una baja muy significativa», observa un informe de la gestora de fondos SBS.
Medidas que restan liquidez
Por lo pronto, las últimas medidas de política económica refuerzan esa percepción de un freno al crédito. El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, justificó medidas que obligarán a los bancos a «un manejo más eficiente de su liquidez», una frase que implica que se fomentará la alocación de pesos en títulos de corto plazo, y que no habrá ayuda del BCRA en forma de colocaciones «overnight» -ni pases pasivos ni las LEFI que pagaban intereses diariamente-.
Y ahí aparece una de las críticas que en el mercado se le hace al gobierno. Tras el levantamiento del cepo, el Banco Central no sólo anunció la muerte de esos pases pasivos, sino que, además, se dejó de ofrecer los llamados «pases activos» -préstamos de efectivo a los bancos en caso de necesidad-. En teoría, esa medida se enmarcaba en la política deliberada de retirar liquidez de la plaza para controlar la inflación y, además, para inducir al uso de los «dólares del colchón».
Pero hubo efectos colaterales: al perder la asistencia de su «prestamista de última instancia», el gerente del banco no puede arriesgarse a tener poco efectivo en caja, porque si ocurre un imprevisto no puede responder ante sus clientes. Y eso lleva a que en el sistema se empezó a juntar liquidez «por las dudas».
Es decir, al revés de lo que argumentaba el gobierno, no toda la captación de depósitos estaba destinada a la expansión del crédito, sino a una previsión por retiros. En la medida en que se consolide un proceso de disminución de depósitos, esa necesidad de liquidez a la mano será más grande. Y en situaciones así sufre el crédito, porque más pesos van a colocaciones financieras de corto plazo.
¿Quién detiene al spread?
En esa misma línea se inscribe el aumento de los encajes para las billeteras electrónicas. Es cierto que, como dice Bausili, había un trato desigual a estas entidades y a los bancos, que permitía que las «fintech» tuvieran el atractivo de remunerar a sus usuarios con tasas promedio de 25% anual.
Ahora, al tener que alojar más liquidez obligatoriamente en encajes, esas financieras tendrán que retirar pesos de los fondos de money market. Estos fondos manejan un volumen de $39 billones, y se estima que más de un 10% de ese monto corresponde a los depósitos de las billeteras virtuales.
¿Cómo reaccionarán los pequeños ahorristas? Es difícil suponer que utilicen las alternativas más sofisticadas, como los bonos del Tesoro. Por lo que sólo hay dos opciones: o se resignan a un premio menor por sus depósitos, o directamente cancelan para refugiarse en dólares.
En todo caso, lo que se está previendo es una mayor distancia entre las tasas que los bancos les cobran a los tomadores de crédito y la que pagan a los ahorristas -el «spread de tasa», en la jerga financiera-.
Los créditos para el consumo pueden llegar a niveles de 160% de costo financiero total, mientras la remuneración de plazos fijos para los ahorristas llega, en los depósitos más largos, al 30% efectivo anual.
En el sector corporativo las tasas son menores, pero aun así muy por encima de la inflación prevista. El rubro agrícola, por ejemplo, que suele obtener mejores tasas por su condición de exportador, se puede obtener crédito al 50%, pero sigue siendo un monto que los productores ven como caro, dada la disminución de sus márgenes de rentabilidad.
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