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ECONOMIA

Pese a las críticas, Caputo pisa el acelerador de la «licuación» monetaria y baja las tasas de interés

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Se veía venir desde lejos: el propio Luis Toto Caputo había destacado, como uno de los mayores logros de su gestión, el haber recortado las tasas de interés, en contra de las advertencias que le habían hecho la mayoría de los economistas -incluyendo a los del Fondo Monetario Internacional-.

Para el ministro, era un error aplicar una política tradicional, como la de subir tasas en un contexto de alta inflación, porque el problema que tenían las finanzas argentinas era la creación de dinero por los intereses que todos los meses debía pagarle el Banco Central a los bancos, que no tenían otro lugar donde colocar los pesos que sus clientes depositaban en plazos fijos.

Y lo que terminó de convencer al gobierno de que su política de licuación de pasivos del Banco Central era correcta vino de la moderación en la inflación: más allá de las polémicas y chicanas sobre los bot truchos que seguían Caputo y el presidente Javier Milei, lo cierto es que las estadísticas están jugando a favor. Por caso, el relevamiento semanal que hace la consultora LCG sobre la inflación de alimentos marcó apenas un 0,2% para la segunda semana de abril -un nivel que se registraba desde mediados del año pasado- con lo cual el ritmo de inflación alimentaria mensual está ahora en un nivel de 6,2% y con tendencia a la baja.

Y, efectivamente, hay alimentos que están registrando caídas de precios. De hecho, si no fuera porque el rubro de lácteos sigue aumentando a un ritmo fuerte, la inflación para todo el rubro de alimentos estaría viajando a velocidad muy baja.

El gobierno ve en esos datos el permiso para profundizar su política de «licuadora» con el objetivo de limpiar el balance del Banco Central. Según estimó el propio comunicado de la entidad que preside Santiago Bausili, la base monetaria se viene reduciendo a un 10,5% cada mes. Y la base amplia -que incluye los encajes de los bancos- cae a un 5,8%. Gracias a esto, argumentan, se pudo retirar del mercado $800.000 millones.

Según estimó Caputo, si se hubiese seguido el consejo de quienes pedían una suba de tasas como remedio contra la inflación, el gobierno habría tenido que emitir el equivalente a una base monetaria por mes durante los meses de verano.

El ministro Caputo dio otro paso en su plan de licuación de pasivos monetarios, con un recorte adicional de las tasas de interés

El ministro Caputo dio otro paso en su plan de licuación de pasivos monetarios, con un recorte adicional de las tasas de interés

«Y ahora todo el mundo estaría hablando de la bola de pases. Pero, además, habríamos generado nuestra propia corrida. Porque pagando una tasa de 30% en diciembre, 25% en enero y 20% en febrero, habría dejado a los ahorristas una ganancia en dólares de más del 100%, entonces todo el mundo estaría esperando que liberara el cepo para facturar su propia ganancia, y todo el mundo estaría criticando el carry trade», argumentó Caputo en una reciente entrevista.

Vuelven a crecer los plazos fijos

Es cierto que no todos están de acuerdo con los números ni con el razonamiento del gobierno. Argumentan que, si se contabiliza el crecimiento de los pasivos -como el bono Bopreal para los importadores que tienen pendiente el cobro de deudas, que permitió retirar pesos por el equivalente a u$s8.000 millones-, entonces la situación del Banco Central no mejoró sustancialmente.

Pero lo cierto es que el mercado está reaccionando positivamente. Ante cada corte de tasas, el dólar paralelo apenas tuvo un leve repunte, que en todo caso le sirvió a Caputo para incentivar la liquidación de exportaciones, pero que no trajo incertidumbre a la plaza financiera.

De hecho, una de las principales señales en el sentido de que había margen para una caída de tasas vino del mercado de futuros del dólar: los contratos del Rofex venían en un sendero descendente, marcaban una menor expectativa devaluatoria. Y, además, dejaban entrever una tasa implícita inferior al 60% anual, lo que había llevado a los economistas a pronosticar una inminente medida del Banco Central.

Pero lo más importante es la estabilidad de los plazos fijos: en contra de las profecías sobre una corrida de los ahorristas hacia el dólar, se acaba de producir un punto de inflexión. En marzo, después de un recorte de tasas, no solo no se registró una fuga, sino que se constató la primera suba de depósitos tras una seguidilla de siete meses de caída.

Hablando en números, el volumen de pesos depositados en plazo fijo subió en marzo un 5,6% real contra febrero, aun cuando se había producido un recorte de tasas, que bajaron de un nivel de 9% a un nuevo escalón de 6%.

La apuesta a la calma del dólar

La explicación para la llamativa tranquilidad de los ahorristas está en el dólar: con un tipo de cambio planchado, toda tasa que se ofrezca en plazo fijo implica una ganancia en dólares. Es otra de las «batallas» de Caputo: ante las críticas por las tasas fuertemente negativas contra la inflación, él argumentaba que, en realidad, la comparación relevante para el ahorrista argentino es contra la devaluación prevista.

Ese razonamiento falló en enero -que tuvo volatilidad cambiaria- pero se probó válido en febrero, cuando la rentabilidad del plazo fijo fue de un inédito 27% mensual en dólares. Y nuevamente salió bien en marzo, cuando se ubicó en un 9,7%.

Los bancos ya comunicaron a los ahorristas de plazo fijo un recorte en la remuneración, que quedó fijada en un 5% mensual promedio

Los bancos ya comunicaron a los ahorristas de plazo fijo un recorte en la remuneración, que quedó fijada en un 5% mensual promedio

¿Qué pasará a partir de ahora? Los bancos, que ya daban por descontado el nuevo recorte de la tasa de política monetaria -es decir, la que el BCRA les paga a ellos, que cayó de 80% a 70% nominal anual- comunicaron de inmediato a sus clientes que ahora los plazos fijos rendían un 5% por mes.

Para quien compare esa tasa con el tipo de cambio oficial -que mantiene su crawling peg de 2% mensual-, el retorno sigue siendo positivo en dólares, a razón de 2,9% por un depósito a 30 días. Y, para quien compare con el blue, todo dependerá de cómo se mueva el mercado, pero la expectativa de corto plazo es de una razonable paz cambiaria, dado que se ingresa en la etapa del año en que ingresan las divisas de la exportación agrícola.

¿Se mueve el crédito?

Pero la baja de las tasas no sólo tiene por objeto la «licuación» de los pasivos del BCRA. El objetivo declarado del gobierno, además, es forzar a los bancos a que retiren los pesos que tienen colocados en los depósitos de 24 horas en el Central -los pases pasivos, en la jerga financiera- y los presten al sector privado.

Es una de las grandes asignaturas pendientes que tiene la economía argentina: el volumen de crédito está en mínimos históricos. Representa actualmente apenas un 4,4% del PBI, cuando hace una década había superado el 12%.

Hablando en plata, el volumen colocado en pases pasivos es de $34 billones, lo cual supera en más de tres veces la cantidad de pesos que circulan en la economía.

Es decir, con que sólo una fracción de ese dinero se vuelque al sector productivo, ya implicaría una drástica suba del crédito, y además el Banco Central disminuiría su expansión indeseada de dinero por la vía del pago de intereses.

Con el recorte de tasas, los bancos están comunicando a sus clientes nuevas facilidades crediticias. Los préstamos personales del Banco Nación para quienes tengan cuenta sueldo está en un nivel mensual de 6,3%. Es decir, una tasa negativa frente a la inflación.

De todas formas, el contexto social conspira contra la recuperación del crédito. Lo constató una reciente encuesta de la de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, que arrojó para marzo una disminución en las ventas por un 12,6% interanual.

Y el presidente de CAME, Alfredo González, confirmó que uno de los fenómenos que se está notando es la retracción de la gente en el uso de la tarjeta de crédito. En parte por el costo financiero -que, aun con tasas más bajas, todavía se percibe alto- y en parte también por la incertidumbre laboral, que hace que la gente dude sobre si tomar crédito porque no sabe si lo podrá pagar en los próximos meses.

Sin embargo, en el mercado también se registran voces optimistas. Un caso notorio fue el de Fabián Kon, gerente general del Banco Galicia, quien al justificar la compra de la filial argentina del HSBC por u$s550 millones dio el argumento de que Argentina va a vivir un boom de crédito en los próximos años, incluyendo la vuelta de los préstamos hipotecarios a nivel masivo.





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ECONOMIA

El mercado ve difícil que se mantenga el superávitl si baja el impuesto PAIS y aunque vuelva Ganancias

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A la hora de buscar explicaciones para la desconfianza que está expresando el mercado respecto del plan de Luis Caputo, hay datos en la recaudación tributaria de junio que aportan claridad. Una vez más se evidenció que el superávit fiscal, lejos de estar asegurado, depende de medidas transitorias cuyo efecto ya no se verá dentro de pocos meses.

El más notorio es el impuesto PAIS, el gran anabólico de las cuentas fiscales, que el mes pasado aportó nada menos que un 7% de la recaudación total. Es, precisamente, el impuesto que el gobierno se comprometió a reducir en el corto plazo, al aceptar que su aplicación resulta distorsiva para la economía.

Por lo que ha insinuado el gobierno, ya en agosto se debería reducir su alícuota, que del actual 17,5% volvería al 7%. Y en teoría, el año próximo no debería seguir vigente, dado que tendría que salir de escena junto con el cepo cambiario. Al menos, ese fue el argumento que el propio Javier Milei había planteado el verano pasado, cuando en medio del debate por la ley Bases se negó al pedido de los gobernadores provinciales para coparticipar el impuesto PAIS.

La recaudación de impuestos en junio es clara respecto del impacto que tendrá el paulatino recorte de este tributo. Si ya se estuviera aplicando la reducción de 10 puntos en la alícuota, entonces la recaudación total habría disminuido en $445.000 millones, un 4% del total.

Esa cifra supera, por ejemplo, el monto del superávit fiscal primario obtenido en abril pasado. Y también habría sido superior al superávit de mayo, si no fuera porque ese mes se produjo, excepcionalmente, un alto ingreso por un efecto contable post devaluación.

Un superávit que sigue dejando dudas

Es así que quienes tienen dudas sobre la sostenibilidad del superávit se replantean la preocupación por la dependencia que Caputo está demostrando respecto de un impuesto que, de cumplirse con lo prometido, dejará de hacer su aporte justo en un momento recesivo, en el que otros tributos más directamente ligados a la actividad comercial -como el IVA, por ejemplo, ven disminuida su capacidad contributiva-.

Pese a la insistencia de Toto Caputo y Santiago Bausili por transmitir solidez en el plano fiscal, el mercado sigue expresando dudas sobre la sostenibilidad del superávit

En otras palabras, regresan las sospechas de que durante el segundo semestre, que es cuando típicamente aumenta las erogaciones del gasto público, ya no resulte posible sostener el superávit de las cuentas, si al mismo tiempo no se cuenta con la ayuda del impuesto PAIS.

Serán meses en los que, al contrario de lo que ocurrió hasta ahora, el gasto jubilatorio -por lejos, el de mayor incidencia en el presupuesto- empezará a crecer en términos reales por efecto de la nueva fórmula indexatoria. Y hasta los rubros que en otros años salvaron la recaudación, como las retenciones a la exportación del agro, ahora muestran menos pujanza: en junio representaron apenas un 3,8% del total, cuando en otras épocas aportaban cerca del 10%.

Ahora, para complicar más la situación, los analistas creen que, a partir de las nuevas medidas monetarias -que transfieren al Tesoro la responsabilidad de pagar a los bancos por su excedente de liquidez- se hará todavía más difícil el panorama, porque eso requerirá un mayor nivel de superávit primario.

Así lo plantea Jorge Vasconcelos, economista jefe de la Fundación Mediterránea, después de analizar el desafiante calendario de pagos para las arcas fiscales.

«Debería explicitarse cómo la mayor carga de intereses que habrá de enfrentar el sector público no habrá de complicar el cumplimiento de las metas fiscales. No es un tema menor, dadas las dificultades para bajar el riesgo país y la conexión que existe entre la continuidad del cepo y la necesidad del Tesoro de asegurarse licitaciones exitosas ante cada vencimiento de deuda», apunta el economista.

¿Se puede prescindir del impuesto PAIS?

En el último mes, el ingreso tributario se vio potenciado por el hecho de que el impuesto PAIS se aplicó también a las empresas que compraron el bono Bopreal con el objetivo de girar al exterior dividendos o utilidades.

El impuesto PAIS volvió a salvar la recaudación de junio, con un aporte extraordinario por el gravamen a los bonos Bopreal

El impuesto PAIS volvió a salvar la recaudación de junio, con un aporte extraordinario por el gravamen a los bonos Bopreal

Al permitir esa remisión de fondos al exterior, que hacía más de cinco años que estaba vedada a las empresas, el gobierno se aseguró el éxito en la colocación de este bono, con un volumen equivalente a u$s1.743 millones. Traducido a pesos, significa que los inversores entregaron $1,54 billón. Y, como todo está gravado por este tributo, quedaron en la caja de la AFIP $269.000 millones.

Es lo que permitió que en la recaudación de junio el impuesto PAIS haya dado un salto de 38,5% respecto de lo conseguido en mayo.

¿Qué tan grave es actualmente la dependencia del impuesto PAIS? Hasta hace dos meses, lo suficiente como para afirmar que, si no existiera, habría regresado el déficit fiscal. En este momento se está verificando un «oxígeno» proveniente del impuesto a las Ganancias, pero aún así hay dudas sobre la duración de ese fenómeno.

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Aunque baje el impuesto PAIS, ¿la vuelta de Ganancias podrá mantener el superávit?

Ocurre que Ganancias está reflejando el impacto del vencimiento del primer anticipo de las sociedades con cierre diciembre, por el período fiscal 2024. Eso le permitió crecer al punto de que en junio su participación fue el 22% de la recaudación total, cerca de su promedio histórico -cuando durante todo el año había promediado un 14%-.

Pero claro, ese efecto es de corta duración y no se volverá a verificar en los próximos meses. Es por eso que ahora la apuesta es a que en la caja de la AFIP empiece a notarse el impacto de la recientemente aprobada ley Bases.

Con el regreso del aporte que realizarán unos 800.000 trabajadores por el impuesto a los Ingresos -como se rebautizó a la cuarta categoría de Ganancias-, se espera que haya un ingreso tributario lo suficientemente alto como para disimular la pérdida que se producirá por la contribución del impuesto PAIS.

La calculadora de Impuesto a las Ganancias

El gobierno apuesta a que tras la reforma legislativa, Ganancias pueda compensar la disminución del aporte del impuesto PAIS

El gobierno apuesta a que tras la reforma legislativa, Ganancias pueda compensar la disminución del aporte del impuesto PAIS

En los papeles, el regreso de Ganancias permitirá un incremento de 0,4% del PBI, lo cual, según los cálculos de Toto Caputo, disiparía las dudas respecto de la consecución del superávit fiscal. Claro que, a diferencia de lo que ocurre con el impuesto PAIS -cuya recaudación queda íntegramente para el Tesoro-, lo que ingrese por Ganancias se debe coparticipar con las provincias, que se quedan con 58% de la caja.

Pero el gobierno apuesta a que su jugada salga bien. La historia reciente demuestra que Ganancias es uno de esos impuestos que son relativamente inmunes a los momentos recesivos como el actual. A diferencia de tributos como el IVA, cuyo nivel de recaudación está directamente vinculado a la fase -expansiva o recesiva- del ciclo económico, Ganancias suele mantenerse, porque su ingreso depende del incremento nominal de los ingresos, que en una economía inflacionaria tiende a subir.

De todas formas, entre los analistas no hay consenso respecto de cuánto tiempo llevará para que la reforma legislativa sobre Ganancias deje ver plenamente su impacto en las cuentas fiscales. Y esas dudas se acrecentaron por la ralentización en la eliminación de subsidios estatales a la energía, en el marco de la preocupación oficial por acentuar la desinflación.

Tanto es así que todavía se escuchan dudas respecto de si, efectivamente, el impuesto PAIS desaparecerá el año que viene, aun cuando se avance en un desarme del cepo. Eso implicaría reducir la cuenta corriente -la del comercio de bienes- al tiempo que se abre la cuenta capital y financiera, algo que los economistas asocian a una mayor volatilidad del dólar y una economía más vulnerable a los shocks externos.

Mientras tanto, el dólar paralelo sigue batiendo récords a diario, indiferente a las declaraciones de los funcionarios sobre la solidez de la situación fiscal.



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