El presidente Milei será recibido el lunes 12 en audiencia por un argentino que ha ganado simbólicamente la medalla de oro de la paz. Es el Papa Francisco, que todo el día hace incansables llamados a la paz. Y no es optimista: “Estamos al borde del abismo y urge un alto el fuego global”.

Las guerras que proliferan por el mundo tiene uno de sus puntos críticos en la Tierra Santa, que involucra ya con decenas de miles de muertos a los palestinos de Hamas y a Israel.

De este conflicto ha brotado una variante casi autónoma. El conflicto ha producido un estallido en el mar Rojo, con centro en Yemen donde las tribus shiítas musulmanas Hutíes, armadas por Irán, han atacado naves que cargan el 10% del comercio marítimo mundial y enfrentan a los norteamericanos. EE.UU. sufrió las primeras tres bajas en el conflicto cuando drones atacaron una de las bases que Washington tiene en toda el área.

Los preparativos de respuesta tienen a todos en vilo porque se espera un ataque norteamericano contra Irán, que llevaría la crisis a un nivel grave. También EE.UU. podría conformarse con atacar masivamente a las bases de los Hutíes en territorio yemenita. En todo caso la guerra se expande y se prolonga.

Ante el agravamiento de las perspectivas de una guerra que ahora salió también de Tierra Santa para escalar a un conflicto regional, agudizado por la presencia de una potencia como Irán, que niega su participación y amenaza represalias si es atacado, el Papa reclama “detener inmediatamente las bombas y lo misiles, poner fin a las actitudes hostiles”.

Jorge Bergoglio urge rezar por la paz, el bien que más escasea en esta crisis.

Francisco teme una escalada militar pero cultiva cierta esperanza “porque se están celebrando reuniones confidenciales para llegar a un acuerdo”.

“Una tregua sería ya un buen resultado”, añade.

El pontífice argentino reflexiona: “Estaba el acuerdo de Oslo con la solución” del reconocimiento de dos Estados, uno judío el otro palestino”..

“Hasta que se aplique el acuerdo, la verdadera paz seguirá siendo lejana”, explicó.

En cuanto a Ucrania, el Papa recuerda la misión del cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italia. “La Santa Sede intenta mediar para el intercambio de prisioneros y el regreso de los civiles ucranianos. En particular estamos trabajando para la repatriación de los niños ucranianos llevados por la fuerza a Rusia. Algunos ya han regresado con su familia”.

Dentro de poco, el 24 de febrero, se cumplirán dos años del inicio de la invasión rusa a Ucrania y se advierte un florecimiento del pesimismo y una sensación de cansancio que se refleja en los sondeos de opinión. Dentro de dos meses habrá elecciones generales en Rusia y parece segura la reelección por un tercer mandato del presidente Vladimir Putin.

Dos años de guerra han causado, se estima, 70 mil muertos y alrededor de 100 mil heridos a la invadida Ucrania. Se cree que son superiores las pérdidas rusas.

Pero en este segundo año del conflicto Rusia ha asimilado las sanciones occidentales y según los observadores se ha íntegramente convertido a una economía de guerra.

El secretario del Consejo de Seguridad ruso, en práctica el jefe de todos los servicios secretos, Nikolay Patrushev, exhortó hablando en una universidad de San Petersburgo “a prepararse para una larga guerra con Occidente”.

“Los anglosajones están conduciendo una guerra por procura contra Rusia, que no se detendrá después del final de la fase caliente del conflicto en Ucrania”, dijo.

A su vez, Serguei Narishkin, jefe de los servicios secretos en el exterior, acusó a lo servicios occidentales de querer desencadenar una revolución en Rusia, “algo que no lograrán”.

El vicepresidente de la Comisión de Defensa de la Duma (el parlamento ruso) se dijo “desde hace tiempo favorable a abastecer de sistemas de lanzamiento (de misiles) a nuestros amigos de Cuba, Venezuela y Nicaragua”.

La agresividad de lo rusos repercutió naturalmente en la sede de la OTAN, la alianza militar occidental que reúne a 27 países europeos más Estados Unidos, Canada, Turquia y la mayoría de las naciones europeas.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afrontó la eventual reelección de Vladimir Putin en las cercanas elecciones generales rusas. Stoltenberg dijo que una victoria de Putin “supondrá una tragedia para Ucrania, pero también haría al mundo más inseguro para todos los miembros de la Alianza Atlántica”.

También dijo que la derrota de Kiev en la guerra “envalentonará a usar la fuerz a otros líderes autoritarios”, entre los que citó a los de Irán, Corea del Norte y China”.