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Eduardo Sacheri: “Me molesta cuando todos van para el mismo lado”

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Eduardo Sacheri presentó su novela sobre Malvinas en la Feria del Libro. (Penguin Random House)

“Durante casi tres meses no hablamos de otra cosa y después del 14 de junio de 1982 hablamos de todo menos eso”, va a decir Eduardo Sacheri, en la Feria del Libro, apenas empiece la charla con Jorge Fernández Díaz. “Eso” de lo que primero habló y después no habló es -la fecha lo dice- la Guerra de Malvinas. Y la entrevista arranca por ahí porque de eso se trata Demasiado lejos, la última novela de Sacheri. Pero también, como dijo Fernández Díaz, en la presentación, porque esa “es la guerra de mi generación”.

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Demasiado lejos

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Por Eduardo Sacheri

eBook

Sala grande, sillas llenas, público que asiente, aplaude, y se ve que conoce los libros de Sacheri. Conoce este, en el que el autor de La pregunta de sus ojos -luego, El secreto de sus ojos– hablará de ese tiempo pero no desde el frente de batalla, sino desde la vida cotidiana de quienes se quedaron en Buenos Aires -“demasiado lejos”- a merced de la propaganda, sumidos en la incertidumbre. O, como dirá el autor, “en un cumpleaños”, en otra cosa.

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Pronto sabremos, sin embargo, que esta es sólo la primera parte de esa novela, aunque el autor no lo planificó así. Iba a ser un solo libro, que transcurriera alternativamente en el continente y en la islas pero, mientras lo escribía, a Sacheri la estructura no le cerró y por eso decidió hacer uno que narra lo que pasó en Buenos Aires y el siguiente, que saldrá en noviembre, con la gesta en las islas. Qué quedará de nosotros, se titula.

Pero falta para que los dos escritores hablen de eso. Antes Fernández Díaz preguntará por qué tantas novelas de Sacheri -que también es profesor de Historia- tienen que ver con hechos históricos y Sacheri responderá con una simpleza demoledora: “Me interesa la realidad que me circunda”.

Eduardo Sacheri dialoga con Jorge
Eduardo Sacheri dialoga con Jorge Fernández Díaz. (Penguin Random House)

Pero hay más y hacia ahí va. Le interesa la realidad y, además, “cuando hay un silencio demasiado blindado, me molesta”. Porque -ahora lo dice- “me molesta cuando todos van para el mismo ”. Entonces: “me da la sensación de que escribir una novela es una manera de tocarle el hombro al lector y decirle ‘pensá un poco más en esto. Yo no sé para dónde tenés que pensar, pero pensalo un poco más’”. La realidad es compleja , nuestras vidas son complejas. Eso es lo que Sacheri sale a buscar.

¿Malvinas es un tema silenciado? “No hay un silencio sobre Malvinas como intención, pero la guerra es otra cosa”, dice. Dice que de la guerra hablamos poco. Que después de esos tres meses, callamos. “En ese silencio, me parece que hay una culpa, una vergüenza, una sensación de humillación, una sensación de que nos equivocamos feo y no lo vimos”. Entonces, aporta Fernández Díaz, “el segundo libro va a entrar en la épica que nadie quiere ver como épica”.

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Sacheri tenía 14 años aquel famoso 2 de abril, se acuerda bien de la guerra. Pero, le dice a Fernández Díaz, “la memoria no es la Historia”. Tuvo que leer, pensar todo de nuevo, estudiar.

-La causa era buena, los jefes eran malos los héroes eran invisibles- propone Fernández Díaz.

-A mí me interesa la gente común- responde Sacheri.

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La gente común, nosotros, a quienes quizás la guerra no nos tocó o quizás tuvimos un hermano que justo era del 62 y lo volvieron a llamar al regimiento aunque ya había terminado el Servicio Militar y fue a parar a las islas y entonces vivimos con el corazón en la boca y pendientes de las noticias.

“Personitas”, dice Sacheri, que le interesa contar lo que nos pasa a las personitas. “Los otros también son personitas pero como están dentro de personajes tan célebres y tan grandes, no la ves a la personita. En cambio, en la gente de a pie, si la ves.”

Lo que le interesaba de Malvinas, lo dice claro, “era la guerra”. Más específicamente: “una sociedad en guerra, no Galtieri en guerra. No Costa Méndez en guerra. No Margaret Thatcher en guerra, sino una chica que labura en Cancillería, que sabe de diplomacia y que sabe en la que se están metiendo pero es tercera secretaria. O sea, su poder de decisión es nulo”.

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Sacheri, que viene escribiendo también libros de Historia, dice esto desde una convicción teórica: “Para mí, la Historia también es la de los ciudadano de a pie. La Historia nos sucede a nosotros. Todos los que tenemos arriba de 55 años, sabemos dónde estábamos el 2 de abril de 1982, haciendo qué. Y cómo nos enteramos de que Argentina había desembarcado en las Malvinas.”

Le pasó algo a Sacheri con Demasiado lejos. Él que, lo cuenta, suele planificar las novelas como un arquitecto planifica una casa, aquí se quedó varado cuando los soldados tienen que ir a las islas.

“En el capítulo 31 están los cuatro tipos en el bar hablando de si la Thatcher manda o no manda la flota. En el capítulo siguiente están el Conejo y el Negro Antonio, que son dos de los colimbas, cavando el pozo de zorro en la ladera del monte Harriet. Y en el capítulo siguiente estamos de nuevo en Buenos Aires, con el mozo sirviéndole un café a Galtieri. Sentía que a mí me costaba meterlo en el mismo libro y que a vos te iba a costar leerlo en el mismo libro, porque eran dos mundos distintos, porque los que están en Buenos Aires están demasiado lejos. Entonces dije: ‘No, esperá‘. Y seguí escribiendo la de Buenos Aires. Terminé y volví al 10 de abril, cuando los pibes se subían en un avión en El Palomar y bajaban en las Malvinas. Y ahí escribí la otra.”

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"Demasiado lejos", Malvinas... y lo
«Demasiado lejos», Malvinas… y lo que pasaba en Buenos Aires.

Fernández Díaz, en entrevistador experimentado, quiso saber si escribir la novela le había hecho revisar “lugares comunes”. Claro que sí, claro que sí. Para empezar, que se rindieron “a los primeros dos tiros”.

Sacheri encontró diferencias: “En algunos lugares, los soldados se rinden y tiene toda la lógica del mundo. Y hay lugares donde no se rinden. Lugares donde pelean cuatro horas, cinco, seis horas. Y cuando empezás a indagar, son lugares donde los oficiales los trataban bien. Donde practicaron tiro durante esas semanas. Donde generaron un espíritu diferente entre ellos. Es una experiencia absolutamente humana. Yo no soy nadie para decir si estuvo bien o estuvo mal. Porque, ojo, así como le digo esto, les digo que donde pelearon más fue donde más muertos hubo”.

Eso, claro, plantea preguntas éticas. ¿Pelear y morir? “Es una pregunta interesantísima para formularse en cualquier situación”, dice Sacheri. “¿Para qué vivimos? ¿Para qué nos sacrificamos? ¿Por quién nos sacrificamos? Eso es un tema épico en el fondo, pero yo lo escribo desde la tranquilidad de 2024 y desde el calor de mi casita».

En el camino de contar una guerra, y una guerra dirigida por los mismos militares que sostenían una dictadura asesina, Sacheri encontró matices, contradicciones. “Nosotros podríamos escribir una literatura de buenos, buenos, buenos y malos, malos, malos, de puros, puros, puros e impuros, impuros e impuros, enormemente tranquilizadora. Y nos putearían bastante menos”, le dice a Fernández Díaz. “Pero no tiene sentido”.

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Queda mucho por hablar esta noche en la Feria del Libro de Buenos Aires. Fernández Díaz le preguntará por sus hábitos de escritura y este hombre que se define como aburrido y metódico dirá que sí o sí corta a las 8 de la noche porque su mujer termina de trabajar y que “si algo hice bien, cuando mis chicos eran chicos fue nunca quedarme escribiendo si los tenía que llevar a algún lado”. Porque “¿Lo iba a llevar a Fran a fútbol? Es la hora de fútbol, listo, me voy. ¿La voy a llevar a Clarita a inglés? Listo. Si está bueno lo que estoy haciendo, después me lo voy a acordar».

"El secreto de sus ojos",
«El secreto de sus ojos», sobre una novela de Eduardo Sacheri.

También contó que el mundo del cine -Sacheri es guionista- le impuso la humildad: es trabajo en equipo y a veces sus ideas no se imponen ni aunque se trate de una novela de él.

“Al día de hoy hay una escena de El secreto de sus ojos que a mí no me gusta. Y a la película le fue genial, ganamos un Oscar. Pero si estamos con mi mujer viéndola en la tele, en casa, llega esa escena y la cambio. Y hay una escena que realmente no me la banco y no me la banco. Y en esa escena, Soledad Villamil dice: ‘Pánfilo’. Se lo dice a Darín. Entonces, cada vez que discutimos con (Juan José) Campanella, 15 años después, le digo ‘Dale, vamos a hacer así, Pánfilo’“.

A esta altura, el público está entregado y la charla se relajó. podría seguir y seguir pero Fernández Díaz le pregunta por escritores y Sacheri nombra a Sabato y el autor de El puñal vuelve a preguntar: ¿lo defiende aunque hoy es “vilipendiado”. Sí, por favor. Sacheri no duda: “Me parece que vivimos en una sociedad enferma de literalidad, no de literatura. Y parte de esta literalidad es pretender de los creadores que sean santos”.

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Jesse Ball resignifica a Charly García con aquello de “la mustia sensación de que el tiempo se echó a perder”

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Jesse Ball, autor de «Toque de queda», una novela sobre un padre y su hija bajo una tiranía que prohibió el arte y la música

Con excelente traducción de Carlos Gandini, la editorial Sigilo acaba de publicar una nueva edición de Toque de queda de Jesse Ball y es una buena oportunidad para adentrarse en la obra de un autor original, diferente.

Toque de queda se desarrolla en una ciudad sin nombre gobernada por un régimen represivo donde la música y el arte están prohibidos, y el silencio se impone mediante el miedo. William Drysdale, que en su día fue un violinista de renombre, ahora trabaja escribiendo epitafios para aquellos que han desaparecido o esperan su ejecución. Su hija Molly, de ocho años, muda pero con una imaginación desbordante, se convierte en el corazón emocional de la novela. Cuando William rompe el estricto toque de queda de la ciudad para asistir a una reunión secreta de la resistencia, Molly se queda atrás y monta una oscura obra de títeres con un vecino: un relato alegórico de la historia de su familia y la opresión de la ciudad.

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Desde las primeras páginas, nos adentramos en un mundo fracturado construido a partir de fragmentos de memoria y silencio. Su narrativa toda se resiste a la linealidad y a las convenciones; distorsiona el tiempo, mezcla escenas y nos aleja de la comodidad de la simple ecuación “causa y efecto”. Lo que Ball consigue con esta forma fragmentada no es simplemente un juego estético, sino un espejo del caos interno de sus personajes. La vida en ese lugar imaginado no se desarrolla de forma ordenada, sino que avanza caótica, ensombrecida por el dolor y la incertidumbre. Los momentos llegan fuera de secuencia, no para confundirnos, sino para situarnos en el ritmo del trauma. Aquí, el tiempo es elástico. Los recuerdos se funden con el presente. El dolor se repite sin cesar. Cada fragmento forma parte de un mosaico más amplio, incompleto pero resonante, y el lector se convierte en un participante activo, que va armando con las piezas un rompecabezas a partir de los silencios y las sugerencias. Ball le pide mucho a sus lectores. Y eso se agradece.

"Toque de queda", de Jesse
«Toque de queda», de Jesse Ball, fue reeditada por editorial Sigilo, con traducción de Carlos Gandini

Así como en la mente, la novela se acomoda al funcionamiento real del pensamiento y la memoria. No hay pausas entre capítulos y perdemos un poco el norte narrativo. En su lugar, Ball nos ofrece una forma de sentir el tiempo como lo hacen sus personajes: fluido, inestable e inquietante. Capta profundamente la naturaleza subjetiva de la memoria: cómo, en momentos de profundo dolor o reflexión, nuestra mente no reproduce los acontecimientos en orden cronológico, sino que da vueltas, salta y se detiene en fragmentos, como en un sueño recurrente.

La urgencia emocional de la novela es por momentos surrealista. Incluso las escenas más banales vibran con tensión, con la certeza de que algo invisible siempre está presionando. Hay un temor silencioso que impregna Toque de queda, una sensación de que lo ordinario puede desmoronarse en cualquier momento y lo cotidiano se vuelve extravagante, demoledor, o simplemente extraño.

En su obra, Ball escribe sobre la soledad y muchas veces responde a la frase de la canción de Charly García “la mustia sensación de que el tiempo se echó a perder”: la conversación que no se tuvo, la mano que no se tomó, el momento que se perdió. No es melodramático. Es simplemente cierto. Esa verdad duele.

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"Toque de queda" sucede una
«Toque de queda» sucede una ciudad sin nombre gobernada por un régimen represivo (Foto: REUTERS/Blair Gable)

Los dos personajes principales de la novela están habitados por la soledad. La soledad de William, el padre de Molly, tiene varias capas: es el dolor de un viudo, el silencio de un hombre que antes estaba lleno de vida y la impotencia de un padre que intenta proteger a su hija de un mundo brutal. Aunque está profundamente dedicado a Molly, está emocionalmente aislado, resignado, y cauteloso. Su silenciosa rebelión al romper el toque de queda es tanto un acto de desesperación como de esperanza, un gesto solitario contra un sistema abrumador. La soledad de William no es ruidosa, es una quietud, un peso, una presencia constante en su vida interior. Y Molly, la hija de ocho años de William, es muda, pero su silencio es rico en expresiones. Muy inteligente y creativa, procesa el mundo a través del juego, los símbolos y la imaginación. Su soledad es diferente a la de su padre: está llena de nostalgia e inventiva. Extraña a su madre, siente el dolor de su padre y, sin embargo, encuentra formas de conectar a través de historias y títeres. Su soledad está llena de color y vida, pero sigue siendo una soledad nacida de la pérdida y el silencio.

Sin embargo, a pesar de su melancolía, Ball salpica su narrativa con momentos de bondad, encuentros que parecen pequeñas misericordias. Una mirada compartida. La palabra de un desconocido. Estas escenas nunca son exageradas, pero tienen el peso emocional de los discursos de una novela. En el mundo de Ball, una sola mirada puede redimir una vida. Y ese minimalismo es clave. No llena la página de adornos. En cambio, nos da espacio para sentir. Las frases son cortas, sí, pero se abren a un vasto territorio emocional. Donde otros escritores explican, Ball sugiere. Y no es solo una elección estilística, es una invitación. Obliga al lector a inclinarse y hurgar, a habitar los silencios, a reconstruir las emociones no expresadas.

Toque de queda es una exploración tranquila pero resonante de la vida bajo la tiranía, donde se impone el silencio y la soledad, y la imaginación se convierte tanto en refugio como en resistencia. A través de las vidas silenciosas de William y Molly, Ball examina cómo los individuos afrontan la pérdida, no solo de sus seres queridos, sino también de la libertad, la expresión y la verdad. Su relación se convierte en un santuario en un mundo despojado de sentido, y sus pequeños actos de creatividad se erigen como un silencioso desafío contra la maquinaria del control. Con su lenguaje sobrio y su atmósfera inquietante, Toque de queda nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, el espíritu humano busca conexión y que las historias, por frágiles que sean, constituyen el puente entre la memoria y el presente, entre la soledad y la compañía, entre la libertad interior y la opresión exterior.

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Trump signs rescissions package, closes out week with trip to Scotland

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

President Donald Trump arrived in Scotland late Friday for a working trip where he is expected to meet with British Prime Minister Keir Starmer amid ongoing trade negotiations between the U.S. and the U.K., as well as visit several of his properties there. 

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«We’re meeting with the prime minister tonight,» Trump told reporters Friday before departing for Scotland. «We’re going to be talking about the trade deal that we made, and maybe even improve it.»

«We want to talk about certain aspects, which is going to be good for both countries,» Trump said. «More fine-tuning. Also, we’re going to do a little celebrating together, because, you know, we got along very well. U.K.’s been trying to make a deal with us for like, 12 years, and haven’t been able to do it. We got it done, and he’s doing a very good job, this prime minister. Good guy.»

TRUMP HEADS TO SCOTLAND TO TALK GOLF, POLITICS AND TRADE

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President Donald Trump waves as he arrives at Glasgow Prestwick Airport on July 25, 2025, in Prestwick, Scotland. 

In May, the U.S. and the U.K. announced the two countries had agreed to a major trade deal, which marked the first historic trade negotiation signed following Liberation Day, when Trump announced widespread tariffs for multiple countries April 2 at a range of rates.

Trump, who is slated to remain in Scotland until Tuesday, is also scheduled to visit his golf courses in Turnberry and Aberdeen while abroad. 

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Here’s also what happened this week:

Federal Reserve visit 

Trump visited the Federal Reserve headquarters Thursday, as he has ramped up digs at Federal Reserve Chairman Jerome Powell. 

Trump accompanied other administration officials for a tour of the headquarters, following $2.5 billion in renovations to the building. The massive project has attracted scrutiny from lawmakers and members of the Trump administration, including the president, who suggested the huge renovation could amount to a fireable offense. 

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«I think he’s terrible … I didn’t see him as a guy that needed a palace to live in,» Trump said July 16. «But the one thing I would have never guessed is that he would be spending two and a half billion dollars to build a little extension onto the Fed.»

FOUR KEY TAKEAWAYS FROM TRUMP’S VISIT TO THE FEDERAL RESERVE WITH POWELL

President Donald Trump speaks with Federal Reserve chair Jerome Powell (right) as he visits the Federal Reserve in Washington, July 24, 2025. 

President Donald Trump speaks with Federal Reserve chair Jerome Powell (right) as he visits the Federal Reserve in Washington, July 24, 2025. 

On Thursday, the two briefly sparred over the cost of the renovation, but Trump told reporters afterward that the two had a «good meeting» and that there was «no tension.» Trump also shut down speculation he might oust Powell, claiming such a move would be unnecessary. 

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The Federal Reserve, the United States central bank, oversees the nation’s monetary policy and regulates financial institutions. 

Trump historically has railed against Powell, calling him names like «numskull» and «too late.» Likewise, Trump has expressed ire toward Powell for ignoring requests to lower interest rates. 

«Well, I’d love him to lower interest rates, but other than that, what can I tell you?» Trump said Thursday. 

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Rescissions package signing

Trump signed into law Thursday his roughly $9 billion rescissions package to claw back already approved federal funds for foreign aid and public broadcasting. 

The rescissions measure revoked nearly $8 billion in funding Congress already approved for the U.S. Agency for International Development (USAID), a formerly independent agency that provided impoverished countries aid and offered development assistance.

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The rescissions package also rescinds more than $1 billion from the Corporation for Public Broadcasting (CPB), which provides federal funding for NPR and PBS.

TRUMP SIGNS $9B RESCISSIONS PACKAGE INTO LAW, REVOKING FUNDING FOR FOREIGN AID, NPR

People participate in a rally to call on Congress to protect funding for public broadcasters outside the NPR headquarters in Washington, DC.

Liberals reacted strongly to Congress’ recent vote to strip federal funding from NPR and PBS. (Saul Loeb/AFP via Getty Images)

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Israel reanuda el lanzamiento de ayuda sobre Gaza en medio de una grave crisis humanitaria

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En medio de una creciente presión internacional para permitir el ingreso de asistencia humanitaria a la Franja de Gaza, Israel reanudó este sábado el lanzamiento aéreo de alimentos y suministros básicos. El Ejército informó que arrojó siete paquetes con harina, azúcar y comida enlatada, como parte del esfuerzo por «facilitar la entrada de ayuda» al territorio palestino.

La iniciativa también incluirá la participación del Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos, que anunciaron su disposición para sumarse de inmediato a los envíos.

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Sin embargo, la ONU y organizaciones humanitarias insisten en que esta modalidad no resuelve el problema de fondo. «El lanzamiento aéreo no pondrá fin al hambre. Es costoso, ineficaz y puede incluso matar a civiles hambrientos», escribió en la red X Philippe Lazzarini, director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).

Este sábado, la Defensa Civil de Gaza denunció la muerte de al menos 40 personas por bombardeos israelíes en distintos puntos del enclave, incluyendo Ciudad de Gaza, Jan Yunis y un campamento en el centro del territorio. Además, tres personas murieron por disparos del Ejército cuando esperaban recibir ayuda, una de ellas alcanzada al acercarse a un punto de distribución ubicado cerca de un puesto militar israelí.

Testigos aseguraron que miles de personas se habían congregado en ese lugar con la esperanza de conseguir alimentos. «El Ejército abrió fuego cuando la gente intentó acercarse», dijo Abou Samir Hamoudeh, de 42 años, a la agencia AFP.

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En paralelo, un barco con activistas propalestinos fue interceptado por fuerzas israelíes cuando se aproximaba a la costa de Gaza. Se trata del «Handala», una embarcación fletada por el movimiento internacional Flotilla por la Libertad, que había partido desde Sicilia con cargamento de medicamentos, alimentos y material médico. Israel confirmó que su marina impidió el ingreso del barco y que todos los pasajeros están a salvo.

Desde el inicio de la guerra, el 7 de octubre de 2023, Israel mantiene un bloqueo casi total sobre Gaza. A principios de marzo, ese cerco se endureció aún más, agravando la crisis por la falta de alimentos, medicamentos y otros bienes esenciales. Recién a fines de mayo se autorizaron algunas flexibilizaciones.

Este viernes, Francia, Alemania y Reino Unido reclamaron a Israel que levante de inmediato las restricciones a la entrada de ayuda humanitaria. En tanto, el Ejército israelí dijo que establecerá corredores humanitarios para permitir el paso seguro de los convoyes de alimentos y medicinas organizados por la ONU.

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La guerra fue desencadenada por el brutal ataque de Hamas contra territorio israelí, que dejó 1.219 muertos, en su mayoría civiles, según cifras oficiales. En represalia, Israel lanzó una ofensiva militar sobre Gaza que ya provocó al menos 59.733 muertes, también en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud de ese territorio, cuyas cifras son consideradas creíbles por la ONU.

Los médicos de Gaza atienden cada día chicos y adultos desnutridos. Los hospitales suman cada día muertos por esa causa o por enfermedades evitables y simples pero que no pueden ser tratadas por falta de medicamentos. El mundo alza la voz ante la creciente crisis humanitaria en el enclave palestino, luego de más de 20 meses de guerra. Pero la ayuda que los habitantes necesitan desesperadamente no llega a tiempo y los esfuerzos para hacerla entrar se enfrentan a numerosos obstáculos.

Las agencias de la ONU y las organizaciones humanitarias denuncian las restricciones impuestas por Israel, el problema acuciante de la seguridad en un territorio constantemente bombardeado, y la aplicación de un mecanismo auspiciado por Estados Unidos y el Estado hebreo que hace caso omiso del sistema humanitario tradicional.

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Israel acusa a las organizaciones internacionales de haber fracasado, y asegura que el anterior sistema coordinado por la ONU permitía al movimiento ultraislámico Hamas saquear los camiones de ayuda.

Sobre el terreno, más de 100 organizaciones humanitarias alertaron esta semana del riesgo de hambre masiva en el enclave palestino. Tanto la ONU como las ONGs se niegan a cooperar con la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) ya que consideran que fue concebida para servir principalmente los objetivos militares israelíes.

Israel,Franja de Gaza,Últimas Noticias

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