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INTERNACIONAL

El imperdonable silencio sobre Sudán

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Silencio. En septiembre pasado, cuando visité un hospital improvisado en Adré, Chad, donde jóvenes refugiados sudaneses recibían tratamiento por desnutrición aguda, eso fue todo lo que oí:

un silencio espeluznante.

Había intentado prepararme para los lamentos de los niños enfermos y desnutridos, pero estos pacientes estaban demasiado débiles incluso para llorar.

Aquel día vi a un bebé de 6 meses que tenía el tamaño de un recién nacido y a un niño con los tobillos hinchados y el cuerpo lleno de ampollas a causa de una grave desnutrición.

Era una experiencia horrible y al mismo tiempo trágicamente familiar.

Veinte años antes había visitado la misma ciudad y me había reunido con refugiados sudaneses que huían de la violencia en Darfur, donde los yanyauid, con el respaldo del brutal régimen autoritario de Omar al Bashir, llevaron a cabo una campaña genocida de asesinatos en masa, violaciones y saqueos.

Amani Abdullah, de 20 años, una mujer sudanesa que huyó del conflicto en Geneina, en la región sudanesa de Darfur, llora a su marido, quien, según ella, fue asesinado por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en su casa, mientras se reúne con el resto de la familia. familia, después de que fue trasladada de refugios improvisados a un campamento de refugiados en Ourang, en las afueras de Adre, Chad.. REUTERS/ Zohra BensemraAmani Abdullah, de 20 años, una mujer sudanesa que huyó del conflicto en Geneina, en la región sudanesa de Darfur, llora a su marido, quien, según ella, fue asesinado por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en su casa, mientras se reúne con el resto de la familia. familia, después de que fue trasladada de refugios improvisados a un campamento de refugiados en Ourang, en las afueras de Adre, Chad.. REUTERS/ Zohra Bensemra

Hoy, la guerra civil ha vuelto a convertir Sudán en un infierno.

Pero incluso después de que grupos de ayuda designaron la crisis humanitaria del país como una de las peores del mundo, se ha prestado poca atención o ayuda al pueblo sudanés.

Llevo casi un año presionando al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que haga un pronunciamiento.

El 8 de marzo, el consejo por fin pidió el cese inmediato de las hostilidades.

Es un paso positivo, pero no suficiente, y no cambia el hecho de que la comunidad internacional y los medios de comunicación hayan permanecido en silencio.

El silencio y la inacción del mundo deben terminar y deben terminar ya.

Acción

Lo primero que debemos hacer es aumentar la ayuda humanitaria para los sudaneses más vulnerables.

Dieciocho millones de sudaneses padecen hambre aguda y se avecina una hambruna.

Casi ocho millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares en lo que se ha convertido en la mayor crisis de desplazamiento interno del mundo.

Enfermedades prevenibles como el sarampión y el cólera se han extendido.

Desde el comienzo de este conflicto, los trabajadores humanitarios han estado sobre el terreno, a menudo arriesgando sus vidas para salvar otras, pero los combatientes de ambos bandos de la guerra socavan de manera deliberada su labor.

Las Fuerzas Armadas de Sudán han impedido el principal paso de ayuda humanitaria desde Chad a Darfur y miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido, sus rivales, saquean los almacenes humanitarios.

Los líderes regionales y mundiales deben exigir de manera inequívoca y pública que las partes en conflicto respeten el derecho internacional humanitario y faciliten el acceso de la ayuda humanitaria.

Si las partes no escuchan, el Consejo de Seguridad debe tomar medidas rápidas para garantizar la entrega y distribución de la ayuda que salva vidas.

El consejo debe considerar todas las herramientas a su disposición, incluida la autorización para que la ayuda pase de Chad y Sudán del Sur a Sudán, como han hecho las Naciones Unidas con los flujos transfronterizos de ayuda a Siria.

Estados Unidos está dispuesto a ayudar a liderar esta iniciativa.

Conducción

También creemos que las Naciones Unidas deberían nombrar a un alto funcionario humanitario fuera de Sudán para abogar por el acceso humanitario,ampliar las iniciativas de ayuda y movilizar a los donantes internacionales.

El Programa Mundial de Alimentos advirtió que, a menos que lleguen nuevos fondos, se verá obligado a suspender la ayuda alimentaria a cientos de miles de refugiados sudaneses en Chad a partir del mes próximo.

Solo una pequeña parte del llamado humanitario de la ONU para Sudán se ha cumplido hasta ahora.

Estados Unidos es el mayor donante individual a ambas iniciativas.

Ahora es necesario que otros países den un paso adelante.

La comunidad internacional también debe exigir la protección de civiles y la búsqueda de la justicia para las víctimas de crímenes de guerra.

En el Informe sobre la Ley Elie Wiesel de 2023, el gobierno de Biden advirtió acerca de los continuos reportes sobre abusos a gran escala de los derechos humanos en Sudán.

Y en diciembre, el secretario de Estado Antony Blinken determinó que combatientes de ambos bandos habían cometido crímenes de guerra y que miembros de las Fuerzas de Apoyo Rápido y grupos paramilitares aliados habían cometido crímenes contra la humanidad y limpieza étnica.

El mes pasado, fuando visité la frontera sudanesa, anuncié sanciones estadounidenses a los líderes de los grupos paramilitares que cometieron abusos contra civiles, incluida la violencia sexual relacionada con el conflicto y los asesinatos por motivos étnicos.

Desde entonces, hemos emitido varias rondas más de sanciones selectivas.

Debemos romper el ciclo de impunidad.

Debemos exigir que rindan cuentas los responsables de los horrores que se están produciendo ante nuestros ojos, horrores que están documentados, con espantoso detalle, en un informe de las Naciones Unidas que se dio a conocer hace poco.

Los investigadores descubrieron que mujeres y niñas, algunas de apenas 14 años, han sido violadas con brutalidad por integrantes de las Fuerzas de Apoyo Rápido, que los francotiradores del grupo han atacado de manera indiscriminada a civiles y que pueblos enteros han sido incendiados y sus habitantes masacrados, entre otras atrocidades.

A fines del año pasado, según el informe, más de 1000 masalit y otras minorías no árabes fueron masacrados en Ardamata, un pueblo de Darfur Occidental.

Todos debemos respaldar la investigación en curso de la Corte Penal Internacional sobre las denuncias de crímenes de guerra en la región, las iniciativas locales e internacionales de documentación y otras acciones de rendición de cuentas.

Intervención internacional

Por último, necesitamos hacer todo lo que esté en nuestro poder para detener los combates y devolver a Sudán a la senda de la democracia.

En este momento, un puñado de potencias regionales están enviando armas a Sudán.

Este apoyo exterior está prolongando el conflicto y facilitando las atrocidades que se están cometiendo en Darfur Occidental, incluidas masacres que recuerdan al genocidio de 2004.

El Consejo de Seguridad ha dejado claro que estas transferencias ilegales de armas, que violan el embargo de armas de la ONU, deben cesar.

Este conflicto no se resolverá en el campo de batalla.

Se resolverá en la mesa de negociaciones.

Quienes tienen influencia, en particular la Unión Africana y los líderes de África Oriental y el Golfo Pérsico, deben encaminar a las partes beligerantes hacia la paz.

El gobierno de Biden sigue apoyando estas labores diplomáticas.

Apenas el mes pasado, el secretario Blinken nombró a Tom Perriello, con gran experiencia en la región, enviado especial de Estados Unidos a Sudán.

Estados Unidos está trabajando para unir a los actores relevantes en torno al objetivo común de evitar la desintegración de Sudán, lo cual avivaría la inestabilidad en todo el Cuerno de África y la región del Mar Rojo.

También estamos trabajando con valientes líderes comunitarios para impulsar un futuro mejor, en el que el pueblo sudanés pueda materializar sus aspiraciones de un gobierno civil elegido democráticamente.

A través de los sonidos de los disparos y los bombardeos, el pueblo de Sudán ha oído nuestro silencio.

Preguntan por qué los hemos abandonado, por qué los hemos dejado en el olvido.

La comunidad internacional debe, por fin, alzar la voz y trabajar unida para poner fin a este conflicto sin sentido.

c.2024 The New York Times Company



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INTERNACIONAL

Ucrania pide poder atacar bases rusas con misiles occidentales para frenar el «terror» aéreo de Moscú

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A las habituales peticiones de más defensas aéreas, Ucrania ha sumado una solicitud más ambiciosa que podría estar sobre la mesa en la cumbre que la OTAN celebra la semana que viene en Washington: que sus aliados le proporcionen más misiles de largo alcance y le permitan utilizarlos contra bases aéreas situadas dentro de Rusia.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dio su último discurso a la nación después de que Rusia atacara a plena luz del día este miércoles la ciudad de Dnipró.

Seis personas murieron en el ataque y medio centenar resultaron heridas por los misiles. La aviación rusa también lanzó este miércoles bombas aéreas guiadas contra la ciudad de Khárkov, y sobre las posiciones ucranianas en la región homónima de la que la ciudad es capital.

«Sólo hay una forma en la que podemos parar esto: más sistemas de defensa aérea, más ataques a larga distancia a las bases de los terroristas rusos, a sus bases aéreas», dijo Zelenski en su alocución.

El presidente ucraniano agregó que está trabajando con sus socios en ambas cuestiones. Zelenski también mencionó los preparativos para la cumbre de la OTAN de la semana que viene en Washington.

Sin opciones de recibir una invitación en firme para unirse a la Alianza, Ucrania espera obtener de los países miembros otras concesiones que compensen este nuevo aplazamiento. El permiso para golpear bases rusas con sus misiles podría ser una de ellas.

Ucrania gana libertad de acción

Desde que los países de Europa y Norteamérica empezaran a enviar armamento a Ucrania después del comienzo de la invasión, las entregas de material militar llegaban hasta hace poco con una condición: que Kiev no lo usara contra territorio ruso.

Esta limitación impuesta por miedo a posibles represalias rusas provocaba frustración entre los ucranianos, que consideran injusta la prohibición de atacar las mismas instalaciones militares que el enemigo utiliza para golpear su territorio y la ven como un obstáculo que reduce sus posibilidades de ganar la guerra.

Las ruinas de su casa de baños destruida por los recientes bombardeos en Donetsk. Foto Reuters

Aprovechando que Ucrania no tenía permiso para golpear con su mejor armamento las lanzaderas de misiles, los aviones y las concentraciones en su lado de la frontera, Rusia lanzó a mediados de mayo una ofensiva sobre la región nororiental ucraniana de Járkov.

La apertura de este nuevo frente despertó la preocupación en las capitales occidentales.

Algunos de los principales socios de Ucrania, como Francia y Estados Unidos, se sumaron al Reino Unido y a otros países «Halcones» que ya habían dado luz verde a los ataques ucranianos con sus armas en suelo ruso y eliminaron ciertas restricciones.

Pese a limitarse a objetivos situados cerca de la frontera, el permiso de Washington ha reducido la presión sobre las tropas ucranianas que defienden el norte de Khárkov y ha mejorado la situación de seguridad en la capital regional, que ahora es atacada con mucha menos frecuencia.

Como ha venido ocurriendo desde el comienzo de la guerra, la insistencia ucraniana y el miedo a que Rusia consiguiera una ventaja decisiva llevaron a parte de la coalición internacional que apoya a Ucrania a rectificar y a dar un paso antes impensable.

Ucrania confía en que, una vez más, pase lo mismo con su petición de poder golpear con misiles de largo alcance bases aéreas en toda Rusia.

La amenaza de las bombas aéreas

Si los drones y misiles pueden ser destruidos con los sistemas antiaéreos occidentales que siguen llegando gradualmente a Ucrania, las bombas aéreas guiadas son prácticamente imposibles de interceptar una vez han sido lanzadas desde cazas rusos.

Las bombas aéreas son explosivos convencionales con gran capacidad de destrucción que están dotados de sistemas de navegación propios. Esto permite que puedan lanzarse desde decenas de kilómetros de distancia del objetivo, sin que los aviones desde los que se deslizan entren en la zona de alcance de las defensas aéreas enemigas.

Para poder derribar estos aviones, Ucrania debe desplegar sus sistemas aéreos de más alcance muy cerca de la línea del frente, lo que eleva el riesgo de que sean destruidos por el enemigo. Transferir estos sistemas occidentales cerca de la línea de contacto supone, además, dejar desprotegidas otras zonas en que se necesitan.

Kiev considera más práctico destruir los aviones y los aeródromos que utilizan, para lo que necesita los misiles de alta precisión y largo alcance que recibe de Occidente.

Además de matar civiles, las bombas aéreas son uno de los instrumentos clave en los avances lentos pero sostenidos que está logrando Rusia desde el pasado otoño.

Este tipo de armamento sirve para destruir las posiciones ucranianas y los edificios que las tropas de Kiev utilizan como parapeto para defender pueblos y ciudades en el frente. Una vez convertidas en paisaje lunar, las sucesivas oleadas de carne de cañón rusas utilizan su superioridad numérica para avanzar y conquistar más terreno.

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