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La ofensiva de Donald Trump contra los extranjeros en Harvard: qué pasará con los argentinos que están estudiando en la Universidad

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La Universidad de Harvard es el mayor referente global en educación y la meca de la mayoría de los estudiantes del mundo y para los argentinos no es una excepción. En esa casa de estudios hay en este momento 58 alumnos e investigadores del país que transitan los antiguos edificios de Boston y que podrían ser afectados por las nuevas políticas del gobierno de Donald Trump, al ser canceladas sus visas.

Buena parte de ellos cursan maestrías en la facultad de Negocios, en la Kennedy de políticas públicas, otros en la Escuela de Artes y Ciencias otros en la de Derecho. Y algunos pocos (4) en Harvard College, que es para alumnos que comienzan su carrera universitaria.

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Del total de 58 hay 34 alumnos de college y maestrías y 24 scholars, que son investigadores que residen por algún período en la universidad para hacer algún trabajo específico, según el sitio de Harvard.

Todos han tenido que superar duros obstáculos para llegar a esas aulas: más allá de haber sido muy destacados alumnos en la Argentina, han tenido que rendir exámenes específicos, de idioma y sortear un proceso de admisión muy exigente que incluye ensayos, cartas de recomendación y entrevistas en inglés.

El porcentaje de admisión de Harvard es el más bajo de todas las universidades de los Estados Unidos. Este año solo fue aceptado un 3,4% de los que se postularon.

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Los alumnos vienen de 140 países de todo el planeta. Muchos de ellos reciben ayuda financiera para poder cursar. La diversidad geográfica y cultural es uno de los valores que defiende la Universidad, pero ahora los estudiantes internacionales sufren un período de incertidumbre.

Un ejemplo es la santiagueña Nayeli Cardozo, una joven de 18 que fue becada y que pudo cumplir su sueño de estudiar en Harvard. Hija de una maestra y un remisero, estudió en la secundaria Manuel Belgrano de Santiago del Estero y luego de aplicar a 13 universidades en EE.UU. fue aceptada en la que más quería para estudiar Psicología y Economía.

Otro es Federico Repetto, de San Justo, Santa Fe, que se recibió en la Universidad Favaloro con medalla de oro y fue aceptado el año pasado como residente en la red de hospitales de Harvard.

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Se estima que son unos 700 los argentinos que han pasado por sus aulas, entre ellos el actual embajador en EE.UU. Alec Oxenford, que estudió un máster en administración de empresas, al igual que su antecesor Fernando Oris de Roa, que había cursado un master en políticas públicas.

También cursaron allí Horacio Rodríguez Larreta, Federico Sturzenegger, Juan Carlos De Pablo, Domingo Cavallo y su hija Sonia, entre otros. En Buenos Aires se fundó un Harvard Club of Argentina, que nuclea a buena parte de los egresados del país.

En algunos grupos de chat de ex alumnos estaban conmocionados con la medida anunciada este jueves. Si bien ellos no son los que sufrirán las consecuencias de la decisión del gobierno republicano, estaban conmocionados por el golpe que significaría para su “alma mater”.

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“Estamos en shock”, dijo a Clarín una argentina egresada de esa universidad. “Hay un enorme beneficio en tener una comunidad diversa e internacional y perder eso es demasiado”. Pero tenían esperanzas de que el tema pueda arreglarse. “Creo que Harvard tiene el músculo para responder y para llevar el tema a la justicia”, dijo.

Varios de los ex alumnos han firmado en contra de los ataques antisemitas en el campus donde ha estudiado y están en contra de la “militancia paga a favor de Gaza”. “Pero una cosa no quita la otra”, dice la egresada, y afirma que Trump usa ese argumento para intervenir las políticas de la universidad, que es privada.

En esos chats, un egresado europeo se lamentaba por el rumbo que había tomado el país y la pelea con la Universidad. “No estoy seguro de que el Gobierno sepa lo que significa esto. Harvard tiene una red formidable red de alumnos ex presidentes, primeros ministros, un ex secretario general de la ONU, ministros, políticos. Y también en el mundo de los negocios y de las leyes hay graduados”, señaló.

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Y advirtió que “mucha gente nos sentimos atacados, muy furiosos con lo que está haciendo el Gobierno y creo que mucha gente puede tomar revancha”.

Pese a las amenazas, la Universidad promete defender a sus alumnos. El sitio de Harvard informaba de las restricciones de visas y afirmaba que «Harvard se compromete a mantener nuestra capacidad de recibir a nuestros estudiantes y académicos internacionales, que provienen de más de 140 países y enriquecen a la Universidad y a esta nación».

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Tras la embestida de Trump contra Harvard, el miedo y la indignación se adueñan de los estudiantes extranjeros

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Los estudiantes extranjeros de Harvard están en shock. Su virtual expulsión, decidida el jueves por el gobierno de Donald Trump, provocó una ola de indignación y un fuerte temor en la comunidad universitaria estadounidense. La universidad no podrá anotar a más estudiantes extranjeros, pero además los que ya cursen deberán irse del país o a otra universidad.

El miedo se extendió a los alumnos de otras prestigiosas universidades de elite. “Prefiero no emitir opinión dada la sensibilidad del tema y como me podría afectar respecto a las autoridades de Estados Unidos”, dijo a TN un estudiante argentino de la Universidad de Columbia.

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Leé también: La fábrica de espías rusos de Brasil: cómo desmantelaron una red de agentes encubiertos de Putin

No fue el único en preservarse. El temor es que cualquier cosa que digan agrave su situación ante las autoridades tras la embestida de Trump.

Otros, como el activista y estudiante sueco Leo Gerden, dijeron que la medida “es extremadamente peligrosa”. “Una Harvard sin su diversidad internacional no será la misma. Trump nos está usando como fichas de póker», dijo al diario The New York Times.

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Por qué Trump le declaró la guerra a Harvard

El presidente estadounidense le retiró el jueves a la Universidad de Harvard el derecho a inscribir a estudiantes extranjeros tras la ola de protestas a favor de la causa palestina que sacudió a varias universidades el año pasado.

Pero eso no es todo. Los 6800 estudiantes extranjeros que ya están cursando deberán transferirse a otras universidades o abandonar el país.

A la prestigiosa universidad de Massachusetts se le achaca defender posiciones de ultraizquierda, fomentar el antisemitismo y someterse al Partido Comunista chino. Pero en el fondo, según denuncian docentes, activistas y alumnos, Harvard es solo el territorio de guerra de un gobierno que puso en la mira a las universidades de elite para influir en sus programas, sus políticas y la admisión de estudiantes.

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El congelamiento de fondos por 2200 millones de dólares, decidido este año, fue el primer golpe. Ahora, fue más allá.

El logotipo de la Universidad de Harvard (AP Foto/Charles Krupa)

“Harvard tuvo muchas oportunidades de hacer lo correcto. Se negó. Han perdido su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio como resultado de su incumplimiento de la ley. Que esto sirva de advertencia a todas las universidades e instituciones académicas del país”, escribió la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem en la red social X.

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¿Qué significa esto? Harvard ya no puede inscribir a estudiantes extranjeros y aquellos que estén cursando deben transferirse o perder su estatus legal. En resumen, si no consiguen otra escuela, deberán abandonar el país.

¿Qué puede pasar ahora?

Trump le dio un ultimátum de 72 horas a la universidad de Harvard para que entregue información sobre actividades “violentas” y protestas de las que hayan tomado parte sus alumnos si quiere recuperar su programa de matriculación de extranjeros.

Pero la lucha recién empieza. El juez federal Jeffrey White, de California, le ordenó al gobierno frenar la revocación de visas a estudiantes internacionales. La orden está dirigida al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).

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Puertas adentro, Harvard rechazó la medida de Trump y la calificó de ilegal. “Esta decisión amenaza con causar un grave daño a la comunidad de Harvard y a nuestro país”, dijo Jason Newton, director de relaciones con los medios de la universidad.

El cuerpo docente respaldó a la casa de estudios. Jason Furman, profesor de economía de Harvard y exfuncionario del gobierno de Barack Obama, dijo que la medida es “horrenda en todos los sentidos”.

“Es imposible imaginar Harvard sin nuestros increíbles estudiantes internacionales. Son un gran beneficio para todos aquí, para la innovación y para Estados Unidos en general”, afirmó, citado por la prensa estadounidense.

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El temor, según la CNN, es que muchos laboratorios de Harvard se vacíen sin la presencia de estudiantes extranjeros.

Trump está decidido a alinear a Harvard. Para eso, utiliza el mismo método de “disciplinamiento” que usó con socios y enemigos internacionales a través de la aplicación de aranceles. Grita, amenaza y actúa para negociar, recular y volver a intimidar para obtener ganancias. Es su plan de negocios llevado a la política.

Las universidades de elite, tan progresistas en el activismo estudiantil como conservadoras en los claustros, están hoy en la mira.

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Harvard, Donald Trump

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GOP holdouts sound alarm on $36T debt crisis as Trump’s ‘big, beautiful bill’ passes House vote

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House Republicans passed President Donald Trump’s «one big, beautiful bill» on Thursday morning, working through overnight committee meetings, last-minute huddles in the speaker’s office and even a last-minute assist from the president. 

But while House GOP leadership preached party unity as they passed The One Big Beautiful Bill Act by just one vote, two House Republican holdouts were unwavering in their concerns about the $36 trillion national debt crisis and ultimately voted «no.» 

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Reps. Thomas Massie, R-Ky., and Warren Davidson, R-Ohio, took their concerns to social media on Thursday, telling their constituents exactly why they bucked the Republican Party on Trump’s key legislative agenda. 

«While I love many things in the bill, promising someone else will cut spending in the future does not cut spending. Deficits do matter and this bill grows them now. The only Congress we can control is the one we’re in. Consequently, I cannot support this big deficit plan. NO,» Davidson said early Thursday morning before the vote was final. 

MIKE JOHNSON, DONALD TRUMP GET ‘BIG, ‘BEAUTIFUL’ WIN AS BUDGET PASSES HOUSE

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President Donald Trump, left, and Rep. Thomas Massie, R-Ky. (Getty Images)

Massie responded soon after, telling Davidson he agreed and «if we were serious, we’d be cutting spending now, instead of promising to cut spending years from now.»

HOUSE GOP LEADERSHIP TAKES VICTORY LAP AFTER PASSING TRUMP’S ‘ONE BIG, BEAUTIFUL BILL’

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«I’d love to stand here and tell the American people, ‘We can cut your taxes and increase spending and everything is going to be just fine.’ But I can’t do that because I’m here to deliver a dose of reality. This bill dramatically increases deficits in the near-term, but promises our government will be fiscally responsible five years from now. Where have we heard that before?» Massie said on the House floor. 

Trump with Mike Johnson

President Donald Trump, left, and Speaker of the House Mike Johnson, R-La., talk with reporters after a House Republican Conference meeting on the budget reconciliation bill in the U.S. Capitol in Washington, D.C., on Tuesday.  (Tom Williams/CQ-Roll Call, Inc via Getty Images)

The Kentucky congressman, who regularly sports a national debt clock pin, presented a bleak reality for Trump’s «big, beautiful bill» on Thursday as most Republican holdouts rallied behind the final manager’s amendment. «This bill is a debt bomb ticking,» Massie said. 

When White House press secretary Karoline Leavitt was asked about Massie and Davidson voting against the bill, she said the president believes they should be primaried. 

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«I don’t think he likes to see grandstanders in Congress. What’s the alternative? I would ask those members of Congress. Did they want to see a tax hike? Did they want to see our country go bankrupt? That’s the alternative by them trying to vote ‘no.’ The president believes the Republican Party needs to be unified,» Leavitt said. 

GOP HOLDOUTS UNMOVED BY TRUMP’S ‘BIG, BEAUTIFUL’ TRIP TO CAPITOL HILL

Massie, who has been campaigning on Trump calling him a grandstander, even fundraised on Leavitt’s comments, writing on X, «The big beautiful bill has issues. I chose to vote against it because it’s going to blow up our debt. For voting on principle, I now have the President AND his press Secretary campaigning against me from the White House podium. Can you help me by donating?»

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Former Rep. Bob Good, R-Va., who served as Chair of the House Freedom Caucus, has spoken out against the country’s debt crisis amid House negotiations, piled on the national debt criticism on Thursday, writing, «The Big Ugly Truth is that the Big Ugly Bill will push the Big Ugly Debt over $60 trillion.»

Speaker Johnson at lectern reading One Beautiful Bill Act

House Speaker Mike Johnson and House Republicans celebrated passing Trump’s «big, beautiful bill» on Thursday. (Getty Images)

Good found himself out of the job when he lost the Republican primary to now-Rep. John McGuire of Virginia last year. 

He was one of just a handful of House Republicans who endorsed Florida Gov. Ron DeSantis in the 2024 GOP presidential primaries, and then Trump threw his political might behind McGuire.

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The One Big Beautiful Bill Act is a multitrillion-dollar piece of legislation that advances Trump’s agenda on taxes, immigration, energy, defense and the national debt. 

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While the bill seeks to make a dent in the national debt crisis by cutting roughly $1.5 trillion in government spending, the U.S. still has over $36 trillion in debt and has spent $1.05 trillion more than it has collected in fiscal year 2025, according to the Treasury Department.

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«I think the most essential truth in American politics is that nobody actually really cares about the national debt or deficit. It’s too abstract to saturate public sentiment,» Fox News Digital columnist David Marcus said after the bill passed. 

Fox News Digital’s Elizabeth Elkind contributed to this report. 

Politics,House Of Representatives,Republicans,Donald Trump

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La reconstrucción del tiroteo frente al museo judío en Washington: cómo fueron asesinados los dos diplomáticos israelíes

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La reconstrucción del tiroteo frente al museo judío en Washington: cómo fueron asesinados los dos diplomáticos israelíes (Embajada de Israel en Estados Unidos vía AP)

Elias Rodriguez fue acusado este jueves de dos cargos de asesinato en primer grado por el homicidio de Yaron Lischinsky y Sarah Lynn Milgrim, empleados de la embajada de Israel en Estados Unidos. El ataque, ocurrido frente al Museo Judío de la Capital, ha generado conmoción internacional y es investigado como un crimen de odio y un acto de terrorismo, según confirmaron las autoridades federales en Washington D.C.

El incidente comenzó el martes, cuando Rodriguez, residente de Chicago, viajó en avión a Washington con un arma de fuego que había adquirido legalmente en Illinois en 2020. Según el expediente judicial, transportó la pistola semiautomática de 9 mm en su equipaje documentado. Su viaje, en principio, tenía como objetivo asistir a una conferencia de trabajo.

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La noche del miércoles, el Comité Judío Americano organizó un evento llamado Young Diplomats Reception (Recepción de jóvenes diplomáticos), orientado a conectar jóvenes profesionales judíos con miembros del cuerpo diplomático acreditado en la capital estadounidense. El evento se extendió hasta las 9:00 p.m., hora local.

Agentes de policía trabajan en
Agentes de policía trabajan en el lugar donde dos miembros del personal de la embajada israelí fueron asesinados a tiros cerca del Capital Jewish Museum en Washington (REUTERS/Jonathan Ernst)

Minutos después de finalizado el acto, a las 9:08 p.m., la policía metropolitana de Washington recibió llamadas reportando disparos frente al museo, ubicado a tan solo 1.6 kilómetros de la Casa Blanca. Los agentes llegaron y encontraron gravemente heridos a Lischinsky y Milgrim.

Imágenes de cámaras de seguridad revelaron que un hombre, vestido con prendas similares a las que llevaba Rodriguez, se acercó caminando a las víctimas, que estaban paradas en la acera preparándose para cruzar la calle. El sospechoso pasó junto a ellos, se detuvo, se giró y abrió fuego por la espalda. La denuncia penal indica que “una vez que los cuerpos cayeron al suelo, Rodriguez se acercó, se inclinó sobre ellos y disparó varias veces más”.

Según el análisis forense, se efectuaron 21 disparos. Rodriguez recargó el arma antes de disparar nuevamente. Luego fue captado corriendo hacia la entrada del museo.

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Un testigo indicó a la policía que vio a Rodriguez arrojar un objeto. Los agentes recuperaron un arma de fuego del lugar. Al ser detenido, el acusado declaró: “Lo hice por Palestina, lo hice por Gaza. Estoy desarmado”. Mientras era trasladado por la policía, gritó “¡Palestina libre!”, según consta en la denuncia penal.

Yaron Lischinsky fue declarado muerto en el lugar a las 9:14 p.m. Sarah Lynn Milgrim fue trasladada de urgencia, pero murió a las 9:35 p.m. como consecuencia de múltiples heridas de bala.

Durante un interrogatorio posterior, Rodriguez expresó admiración por Aaron Bushnell, un ex militar estadounidense que se prendió fuego frente a la embajada israelí en Washington en febrero de 2024. Calificó a Bushnell como un “mártir”.

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El jueves por la tarde, Rodriguez compareció ante una corte de Washington, donde fue formalmente acusado por dos homicidios y el asesinato de funcionarios extranjeros. La fiscal federal interina del Distrito de Columbia, Jeanine Pirro, aseguró que “se está investigando el tiroteo como un acto de terrorismo y como un crimen de odio”. Además, indicó que podrían añadirse más cargos conforme avance la investigación. La próxima audiencia fue fijada para el 18 de junio.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel confirmó la identidad de las víctimas y señaló que Lischinsky y Milgrim eran pareja y estaban comprometidos para casarse.

Gideon Saar, el ministro de
Gideon Saar, el ministro de Relaciones Exteriores de Israel (REUTERS/Louisa Gouliamaki)

El ataque provocó reacciones inmediatas. Gideon Saar, ministro de Relaciones Exteriores de Israel, afirmó: “Existe una línea directa que conecta la incitación antisemita y antiisraelí con este asesinato”. Saar acusó a líderes y funcionarios de diversos países, especialmente europeos, de promover esa incitación. Las declaraciones fueron rechazadas por Francia. Christophe Lemoine, vocero del Ministerio de Exteriores francés, las calificó de “escandalosas” e “injustificadas”.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también se refirió al crimen. “Pagamos un terrible precio por el antisemitismo”, afirmó, denunciando “la incitación salvaje contra el Estado de Israel”.

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Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escribió en redes sociales que “este fue claramente un ataque antisemita”.

El ataque se produjo pocos días después de que el Museo Judío de la Capital recibiera una subvención para reforzar su seguridad. El crimen ocurre en un contexto internacional de alta tensión por la guerra en Gaza, que ha causado al menos 53.762 muertos según cifras del Ministerio de Salud controlado por el grupo terrorista Hamas.

El primer ministro israelí, Benjamin
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, también se refirió al crimen. “Pagamos un terrible precio por el antisemitismo”, afirmó, denunciando “la incitación salvaje contra el Estado de Israel” (REUTERS/Ronen Zvulun)

El conflicto comenzó tras el ataque de Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, que dejó 1.218 muertos y más de 250 secuestrados, según cifras israelíes.

El caso ha reavivado el debate sobre el antisemitismo en Estados Unidos y el aumento de los discursos de odio vinculados a conflictos internacionales.

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(Con información de AFP y EFE)



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