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¿Quién es el salvadoreño Kilmar Ábrego, el deportado «por error» que puso en problemas a Donald Trump?

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Kilmar Ábrego emigró a Estados Unidos con apenas 16 años para huir de las pandillas de El Salvador. Pero ahora, a los 29, terminó preso en la temida megacárcel de pandilleros de su país, donde llegó encadenado con otros 260 deportados por el gobierno de Donald Trump.

Ábrego fue detenido frente a su hijo de cinco años cuando salía de una tienda en Maryland, en el noreste de Estados Unidos, donde vivía con su esposa estadounidense y otros dos hijos de ella.

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Setenta y dos horas después, el 16 de marzo, aterrizaba en San Salvador en medio de un impresionante despliegue de seguridad, junto a 238 venezolanos y otros 22 salvadoreños acusados de integrar las bandas Tren de Aragua y Mara Salvatrucha (MS-13).


El gobierno de Trump lo acusa de ser parte de la MS-13, sin dar pruebas. Pero un juez de inmigración le dio en 2019 una protección legal para que no fuera deportado por estimar que corría peligro en su país.

Supuestos integrantes de la banda criminal Tren de Aragua llegan a una cárcel de máxima seguridad de El Salvador, deportados desde Estados Unidos, en marzo. Foto: REUTERS

Aunque el gobierno estadounidense admitió que su deportación fue un «error administrativo», se niega a hacerlo volver, como le pide la justicia, y asegura que ahora está en las manos de El Salvador.

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Sentado al lado de Trump, en la Casa Blanca, el popular presidente salvadoreño, Nayib Bukele, su aliado más fiel en América Latina, aseguró el lunes que era «absurdo» devolver a un «terrorista» en Estados Unidos.

Ábrego es hoy símbolo de la política antiinmigración que ejecuta Trump con el apoyo de Bukele, quien asegura haber hecho de El Salvador «el país más seguro del hemisferio occidental» con su polémica guerra antipandillas. Y está en el centro de una batalla legal que pone al gobierno republicano en aprietos, aunque el jefe de la Casa Blanca está decidido a defender su política.

Huida de las pandillas

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Ábrego nació en San Salvador en 1995. Su padre fue oficial de policía y su madre Cecilia tenía un negocio de «pupusas», un plato típico a base de tortilla de maíz, según documentos presentados al juez de inmigración en 2019.


Junto a un hermano y dos hermanas, ayudaba a mantener el negocio familiar, la pupusería «Cecilia».

El país estaba entonces controlado por la Barrio 18 y la MS-13, pandillas rivales que hicieron de Honduras, Guatemala y El Salvador, el norte de Centroamérica, una de las regiones más violentas del mundo.

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Con amenazas de muerte, la Barrio 18 comenzó a extorsionar a la familia.


Con temor de que Ábrego y su hermano fueran reclutados por la pandilla, sus padres los enviaron a Estados Unidos. Según medios de prensa salvadoreños, la mayor parte de la familia vive en ese país.

Kilmar llegó en 2011 al estado de Maryland, donde empezó a trabajar en la construcción y también en la maquila.

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El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, fue recibido por Donald Trump en la Casa Blanca este lunes. Foto. BLOOMBERGEl presidente de El Salvador, Nayib Bukele, fue recibido por Donald Trump en la Casa Blanca este lunes. Foto. BLOOMBERG

Familia separada

Siete años después entabló una relación con Jennifer Vásquez, con quien tuvo un hijo que tiene un diagnóstico de autismo. Ella también es madre de otros dos niños de una relación anterior.

Vásquez aseguró a CASA, una ONG de Maryland que da atención a migrantes, que Ábrego es un «padre excelente» y que los tres niños lo extrañan. «Desde que nuestra familia se separó, estoy destrozada y confundida», lamentó.

En 2019, mientras estaba buscando trabajo en un Home Depot, Ábrego fue detenido por la policía y un juez alegó que un informante anónimo lo acusó de pertenecer a la MS-13 en Nueva York.

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Según su abogado Simón Sandoval-Moshenberg, Ábrego jamás vivió en esa ciudad. «Nunca ha sido condenado por ningún delito, relacionado con bandas o de otro tipo», sostiene.

Le negaron una solicitud de asilo, pero un juez le dio la protección legal para evitar que fuera deportado. Además, se le dio permiso de trabajo.

Su vida dio un vuelco total hace un mes. A 75 km de San Salvador, en Tecoluca, en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), está incomunicado entre barrotes y paredes de cemento, como otros 15.000 reclusos acusados de pandilleros.

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«No dejaré de luchar hasta ver a mi marido con vida. Kilmar, si puedes oírme, mantente fuerte. Dios no se ha olvidado de ti. Nuestros hijos preguntan: ¿Cuándo volverás a casa?», dijo Vásquez hace unos días, en una protesta en Maryland que pedía su liberación y retorno.

Estados Unidos,Donald Trump,Inmigración en EE.UU

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La cruda y poco glamurosa verdad sobre los antihéroes del Salvaje Oeste

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El libro del día: «El pistolero: cómo Texas hizo salvaje el Oeste», de Bryan Burrough

He estado obsesionado durante mucho tiempo con el hecho de que, en 1869, incluso mientras se erigía el Puente de Brooklyn, podías subirte a un tren en la Ciudad de Nueva York y, días después, desembarcar en un universo paralelo donde los guerreros comanches a caballo aún reinaban invictos sobre las Grandes Llanuras. Los dos mundos coincidieron durante un brevísimo momento, una época en la que, bajo los cielos inmensos de esa frontera indómita, también surgió ese icono tan estadounidense: el vaquero, y su alter ego aún más heroico, el pistolero del Viejo Oeste. Crecí con ellos; todos lo hicimos, sin importar el año en que nacimos. Incluso en el ocaso de la carrera de Clint Eastwood, puedes ver una película western moderna de una u otra forma cualquier noche, entre ellas una de las mejores series televisivas jamás escritas: el drama shakespeariano “Deadwood” de David Milch.

El pistolero: cómo Texas hizo salvaje el Oeste, de Bryan Burrough, una historia de esa época (idealmente combinada con el fantástico libro Empire of the Summer Moon de S.C. Gwynne, sobre los comanches durante el mismo período), es una gran desmitificación, advierte Burrough. No pretende probar que esas figuras legendarias de la frontera fueran puramente mitológicas, pero sí pone su atención en cómo fueron mitologizadas.

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El actor estadounidense Clint Eastwood
El actor estadounidense Clint Eastwood en el rodaje de «El bueno, el feo y el malo», escrita y dirigida por el italiano Sergio Leone (United Artists/Sunset Boulevard

Olvida los duelos en las calles de Dodge City y Tombstone, las puertas de los salones oscilando al ritmo de la música de Ennio Morricone mientras el tiempo se ralentizaba y los hombres alcanzaban sus armas. Más a menudo, se trataba simplemente de asesinato: una violencia repentina y explosiva, a menudo con un componente racial contra personas negras, latinas y nativas americanas, especialmente durante los primeros años en Texas. La gente era disparada en el ojo. En la espalda. En las manos. No se necesitaba ningún truco de disparo. Se les disparaba a través de puertas, a través de paredes. Se les disparaba con pistolas, con rifles, y se les disparaba atrincherados en hoteles, burdeles, ranchos, trenes y bancos, o a la intemperie en las calles, en cualquier lugar.

Sobre el legendario John Wesley Hardin, inmortalizado por Rock Hudson en una película de 1953, por Johnny Cash en dos canciones y por Bob Dylan en todo un álbum, Burrough escribe: “Hardin recorrió las zonas rurales de Texas disparando a hombres en la cara. … Mataba a cualquiera que le irritara de alguna forma, desde hombres negros que le parecían irrespetuosos hasta hombres blancos que lo vencían en el póker o lo empujaban en una multitud; más famoso aún, probablemente mató a un hombre por roncar. Puede que haya sido el primer ‘gran’ pistolero, pero también está claro que era un maniático.”

John Wesley Hardin (Dominio público)
John Wesley Hardin (Dominio público)

La historia —y la muerte— de Wild Bill Hickok, uno de los más famosos de todos, es típica. Su leyenda inicial fue fantásticamente exagerada y su desenlace (momento en el que ya era un alcohólico y jugador artrítico de menos de 40 años) ocurrió mientras jugaba al póker en un salón (en Deadwood, por supuesto). Cuando “un borracho llamado Jack McCall estaba perdiendo mucho dinero,” Hickok le animó a tomarse un descanso y McCall abandonó la mesa, solo para regresar al día siguiente por la tarde. Se acercó por detrás de Hickok y “puso un Colt .45 al lado de su sien, y con las palabras ‘¡Maldito seas! ¡Toma esto!’ apretó el gatillo. Hickok murió instantáneamente.” No hubo ningún duelo, algo que la serie “Deadwood” parece haber retratado con precisión.

Este no es un libro pesado o soporífero de historia, sino un viaje rápido a través de los años 1869 hasta 1901, cuando se alinearon un conjunto específico de condiciones: el fin de la Guerra Civil, la expansión de los ferrocarriles y la ganadería extensiva en tierras abiertas, lo que llevó a un gran número de sureños, particularmente texanos, a conducir manadas hacia el oeste y el norte en territorios con poco gobierno o fuerzas del orden.

El libro no pretende probar
El libro no pretende probar que esas figuras legendarias de la frontera fueran puramente mitológicas, pero sí pone su atención en cómo fueron mitologizadas (Imagen Ilustrativa Infobae)

“Si piensas en la masculinidad de Texas en la posguerra como un caldero burbujeante,” escribe Burrough, “su base era el código de honor sureño, pero otros ingredientes también fueron cruciales: la convulsión de la guerra, el riesgo persistente y continuo de saqueadores mexicanos e indígenas, el rigor y la soledad de la vida en la frontera, el odioso resentimiento hacia la dominancia del norte. … De este mezcla explosiva emergió una forma marcadamente marcial de experimentar el mundo: tribal, fuertemente armada, hipermasculina, hiperviolenta y extremadamente sensible a cualquier ofensa.” Oxidando esta explosión latente se encontraba la introducción del revólver Colt, la primera pistola producida en masa, fácil de llevar, y capaz de disparar rápidamente.

En este paisaje sin ley de frágiles egos masculinos aferrándose a nociones distorsionadas y con frecuencia alimentadas por el alcohol acerca del honor, las balas vuelan, los cuerpos se acumulan, las páginas se pasan rápido y con facilidad, y vienen a la mente otros lugares e ideas: cómo estos glorificados iconos americanos no son tan diferentes de otros hombres en otras culturas y épocas mucho más fácilmente vilipendiadas, como los jóvenes que hoy en día llenan nuestras prisiones. O las culturas del honor en todas partes, como los pastunes de las regiones tribales de Pakistán y Afganistán, por ejemplo, que nunca han sido celebrados en el cine, la televisión o la música popular.

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Kirk Douglas y Burt Lancaster
Kirk Douglas y Burt Lancaster en «Duelo de titanes» (Imdb)

De hecho, Burrough deja claro que no había mucho que celebrar en estos hombres y sus historias, y en el momento en que sucedió, “el pistolero no era realmente ‘algo.’” “Aunque lucharon en el siglo XIX, la fama de hombres como Earp y Hickok creció durante el siglo XX, gracias a los medios de comunicación modernos, especialmente las películas de Hollywood.”

Es un recordatorio de que somos selectivos con nuestros héroes. Y que la historia de Estados Unidos no fue hecha solo por los Padres Fundadores, sino también por los pícaros, los jugadores, los mentirosos y los asesinos que han llenado durante mucho tiempo sus capítulos más sórdidos. Resulta que nuestra nación siempre ha sido moldeada también por estos últimos, y leer sobre ellos años después de los hechos, aunque fuesen antihéroes, sigue siendo una experiencia tremendamente entretenida.

Fuente: The Washington Post



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El atentado al candidato presidencial: multitudinaria «Marcha del silencio» contra la violencia en Colombia

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Con un silencio retumbante, miles de colombianos tomaron hoy las calles del país para decirle «no» a la violencia en una manifestación pacífica en la que expresaron su apoyo al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, gravemente herido hace una semana en un atentado.

En Bogotá, una multitud llenó la Plaza de Bolívar, en el centro de la ciudad, donde culminó la «Marcha del silencio», una caminata que partió del Parque Nacional donde un río de gente vestida de blanco o con camisetas de la selección de fútbol se concentró para iniciar la movilización.

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Con pancartas en las que leían consignas como «Estamos contigo. ¡Fuerza, Miguel! Nosotros también somos pueblo», «En silencio levantamos nuestras voces. La vida es sagrada» o «Elevamos la voz por la vida, por ti, Miguel. El odio no detendrá tu caminar por un mejor país», los asistentes expresaron su solidaridad con el político de 39 años, senador del partido uribista Centro Democrático y le desearon recuperación.

«En esta marcha estamos porque conozco a Miguel (…) Nos han unido muchas cosas: sus valores, sus principios, sus creencias, su trabajo, y tenemos un mismo fin, sacar a Colombia adelante», manifestó Consuelo Serna, quien sostenía en sus manos una foto del político, que permanece en estado crítico en la Fundación Santa Fe de Bogotá.

Por la paz y la unidad nacional

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La manifestación fue convocada por políticos de diferentes partidos para dar una voz a la sociedad y reclamar al Gobierno del presidente colombiano, Gustavo Petro, moderación en el lenguaje para que la violencia no sea protagonista de la campaña para las elecciones legislativas y presidenciales de 2026.

Una vista de dron muestra a personas participando en una marcha tras un ataque al senador colombiano Miguel Uribe Turbay, del partido opositor Centro Democrático, en Bogotá. Foto Reuters

«La situación es grave, el Gobierno de Petro va mal, el Congreso no trabaja y tienen sueldos muy altos en comparación con los trabajadores del pueblo, la inseguridad no deja vivir a nadie tranquilo, no hay Gobierno, hay desgobierno», dijo a EFE Hilda García, una maestra jubilada que en una mano empuñaba un bastón y en la otra un cartel que decía: «¡Fuerza Miguel!».

Después de rezar el «Credo» de la iglesia católica y cantar el himno nacional, la multitud caminó de manera pacífica por la Carrera Séptima de Bogotá en medio de pancartas de «Más seguridad para todos» o «¡No más violencia!».

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De esa forma rechazaron, además del atentado al político, los recientes ataques terroristas que dejaron ocho muertos y decenas de heridos en el suroeste del país y que fueron atribuidos por las autoridades a las disidencias de las FARC.

Críticas al presidente

Algunos de los manifestantes desahogaron sus sentimientos con carteles como «¡Fuera, Petro!» en momentos de crispación política en el país por el decreto del presidente que la semana pasada convocó para el 7 de agosto una consulta popular sobre su reforma laboral, ya rechazada por el Senado, con el argumento de que el pueblo así lo quiere.

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La senadora María Fernanda Cabal (c) sale del congreso a reunirse con seguidores durante la "Marcha del silencio". Foto EFELa senadora María Fernanda Cabal (c) sale del congreso a reunirse con seguidores durante la «Marcha del silencio». Foto EFE

Académicos, juristas y otras voces vivas del país han advertido que esa iniciativa es inconstitucional y amenaza el orden institucional y la democracia.

«Hoy lo que está llegando aquí es el pueblo, nosotros somos el pueblo», dijo el mayor general de la reserva de la Policía Nacional Eliécer Camacho Jiménez, quien aseguró que el atentado contra Uribe Turbay es consecuencia de «esos discursos de odio» del Gobierno que llevan a «que nos asesinen a las personas que tienen nuestras ideas, a nuestros candidatos».

Entre los participantes en la movilización en Bogotá estuvieron el alcalde de la ciudad, Carlos Fernando Galán, el excandidato presidencial Sergio Fajardo, la ex canciller colombiana María Ángela Holguín, y los exsenadores Juan Manuel Galán y Jorge Enrique Robledo, así como varios exministros de diferentes gobiernos.

La «Marcha del silencio» se repitió en más de 20 ciudades colombianas y tuvo especial acogida en Cali, capital del departamento del Valle del Cauca (suroeste), donde el pasado martes dos personas murieron y 42 fueron heridas en tres atentados terroristas.

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«Hoy, Cali vivió una marcha multitudinaria y pacífica. El silencio fue el lenguaje de una ciudadanía que exige respeto. Como alcalde, celebro que en nuestra ciudad las libertades se ejerzan con garantías. La democracia se honra cuidando todas las voces», expresó el gobernante de esa ciudad, Alejandro Eder.

De la misma forma, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, dijo estar «conmovido» con la asistencia masiva a la manifestación en ciudades de ese departamento como Medellín, La Ceja y Rionegro, y manifestó: «Somos un pueblo cívico y libre».

Colombia,Gustavo Petro

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Tourist caught-on-camera smashing crystal-studded ‘Van Gogh’ chair at art museum

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

A tourist was caught-on-camera crushing a Swarovski crystal-encrusted chair inside a museum in Italy – then taking off.

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The Palazzo Maffei in Verona took to social media to expose the tourist’s actions as he was caught sitting on the chair, causing it to collapse and fall to the ground.  

«The nightmare of every museum has become a reality, even at Palazzo Maffei,» the museum wrote in a post on their Facebook page, with the surveillance video attached.  

«What you just saw would be ridiculous if it hadn’t, unfortunately, actually happened,» a museum employee says during the video.

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MELANIA TRUMP STATUE SAWED OFF AT THE ANKLES AND STOLEN IN SLOVENIA

Security camera video of a man breaking a crystal-encrusted chair at Palazzo Maffei Verona in Italy.  (Palazzo Maffei Verona via Facebook)

The museum pointed out that the tourists conveniently waited for security to leave before making their move and capturing the photo.

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The chair was described as being «extremely fragile.» 

«An irresponsible gesture caused serious damage to Nicola Bolla’s ‘Van Gogh’ chair, a very delicate work, entirely covered in hundreds of Swarovski crystals,» the museum said. 

ANCIENT RELIGIOUS RELICS RECOVERED AFTER CHURCH ROBBERIES NOW ON DISPLAY IN NEW EXHIBIT

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Tourists flee scene of museum crime

Two tourists look on in horror after destroying priceless artwork at Italy museum.  (Palazzo Maffei Verona via Facebook)

The museum said they were unsure for several days if they would be able to restore the chair.

«We were truly worried it might not be possible to restore it,» the museum said. 

BRITISH MAN CONVICTED IN $6 MILLION GOLD TOILET HEIST

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Restored artwork

The museum said they were able to restore the precious artwork a few days after a tourist destroyed the exhibit.  (Palazzo Maffei Verona via Facebook)

However, thanks to efforts by numerous individuals, the museum shared that they were able to successfully save the work of art.

«Heartfelt thanks go to the police, our security department and the restorers, whose valuable work allowed the recovery of the work,» the museum shared.

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«We share this episode not only for the record, but to start a real awareness campaign on the value of art and the respect it is due.» 

It’s unclear how much it cost to fix the art display. It is also unclear if the culprits were ever identified or if they would face any consequences.

Stepheny Price is a writer for Fox News Digital and Fox Business. She covers topics including missing persons, homicides, national crime cases, illegal immigration, and more. Story tips and ideas can be sent to stepheny.price@fox.com

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