Un día antes que el presidente Volodimir Zelenski presente en la Unión Europea su “plan de victoria” frente la invasión rusa, seis soldados rusos recibieron visados ​​franceses temporales, tras desertar las filas del ejército ruso. Es el primer caso de desertores aceptados en la Unión Europea.

Los soldados pedirán asilo político en Francia y llegaron en diferentes aviones.

Las organizaciones que ayudan a los desertores rusos esperan que la decisión de Francia haga que más soldados huyan y que otros países europeos adopten la misma actitud.

Los hombres llegaron a París en vuelos separados, durante los últimos meses, después de huir inicialmente de Rusia a Kazajstán en 2022 y 2023, según una organización que ayuda a los soldados a huir y los relatos de los desertores.

«Cuando aterricé en Francia, fue la primera vez que pude respirar profundamente. Sentí una sensación de calma y libertad. Lo peor había quedado atrás», dijo al diario británico The Guardian, en una entrevista, Alexander, un exsoldado ruso contratado, que fue enviado a Ucrania y desertó durante el verano de 2023.

Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, decenas de miles de soldados rusos han desertado o se han negado a obedecer órdenes de luchar, según activistas de derechos humanos y grupos que ayudan a los soldados a huir.

Pero Occidente lleva mucho tiempo debatiendo la decisión de aceptar o no a los soldados rusos que han desertado. Persisten dudas sobre si tratarlos como héroes, potenciales riesgos para la seguridad o criminales de guerra.

Aunque la UE y sus estados miembros han debatido públicamente la posibilidad de ofrecer asilo a los desertores rusos, no se ha llegado a ninguna decisión y ha resultado difícil para los desertores obtener asilo.

“Esta es la primera vez que un país de la UE deja entrar a un grupo de desertores, que no tienen documentos de viaje ni pasaportes extranjeros”, dijo Ivan Chuviliaev, portavoz de Go By The Forest, un grupo que ayuda a los soldados rusos a desertar y que trabajó en el caso de los seis soldados.

Incapaces de viajar a Europa y ante la perspectiva de una prisión de larga duración en su país, la mayoría de los desertores huyeron a países limítrofes con Rusia, como Armenia y Kazajstán, donde podían entrar sin pasaporte, pero permanecían atrapados sin la opción de seguir viajando.

Moscú ha hecho todo lo posible para localizarlos. Cada vez son más los casos de desertores que se esconden en países postsoviéticos, cercanos al Kremlin, que han sido secuestrados o deportados a Rusia. Su precaria situación ha provocado que los activistas contra la guerra pidan con más fuerza que se proporcione a los soldados un refugio seguro, permitiéndoles buscar refugio en Occidente.

“En Kazajstán, nunca te podés sentir seguro. Sólo tenés que mantener la cabeza gacha”, dijo Alexander, que describió cómo vivía sin una tarjeta SIM o una cuenta bancaria, para evitar ser rastreado por Rusia. Desde Kazajstán, Alexander comenzó a gestionar un canal anónimo en YouTube, en el que pedía a otros soldados que desertaran.

Los defensores de la lucha contra la guerra como Chuviliaev creen ahora que la disposición de Francia a admitir desertores podría sentar un precedente y enviar una fuerte señal a otras naciones occidentales, acelerando potencialmente el proceso.

“La decisión de Francia es el resultado de una amplia colaboración entre las autoridades francesas y un grupo de organizaciones de derechos humanos”, dijo Chuviliaev, cuya organización ha ayudado a más de 2.000 soldados a huir al extranjero.

“Esperamos que esto marque el comienzo de que más desertores sean admitidos en Europa”, añadió.

Chuviliaev dijo que cada uno de los desertores fue examinado meticulosamente, durante meses, para comprobar su “postura firme y consistente contra la guerra”, antes de ser admitido en Francia.

“Entendemos que hay temores en Occidente de que algunos no sean quienes dicen ser”, dijo.

Entre los que recibieron visas temporales había hombres que lucharon en la guerra contra Ucrania, así como reclutas y oficiales que lograron evitar ser enviados al frente.

Chuviliaev creía que su llegada a Francia podría servir como incentivo para que otros rusos desertaran del ejército.

“Para alguien que esté pensando en desertar, es crucial imaginar un futuro en un país libre, en lugar de enfrentarse a la cárcel o a una existencia precaria en una nación fronteriza con Rusia, viviendo con el miedo constante de ser deportado”, dijo a The Guardian.

El Kremlin ha intensificado recientemente sus esfuerzos para reprimir la deserción, persiguiendo y encarcelando a soldados en el país y en el extranjero, mientras busca satisfacer su constante necesidad de mano de obra en Ucrania. Para disuadir la deserción, Putin ha firmado una serie de leyes, que endurecen los castigos, incluidas penas de prisión de hasta 15 años y la confiscación de la propiedad de los soldados que huyen.

También ha habido informes generalizados en los medios de comunicación y relatos personales sobre los llamados «agujeros y fosos», sótanos donde oficiales y soldados regulares son retenidos durante días, contra su voluntad, por negarse a luchar.

El medio de comunicación independiente Mediazone ha informado que las autoridades han iniciado al menos 7.400 casos en los últimos dos años contra soldados rusos, acusados ​​de abandonar sus unidades sin permiso. Es probable que las cifras reales sean mayores, dados los intentos sistemáticos del Kremlin de ocultar información sobre el ejército.

Rusia también ha perseguido a los desertores que se esconden en el extranjero, presionando a los países de su órbita geopolítica, para que entreguen a los desertores rusos. En diciembre de 2022, Kazajstán deportó a un oficial de inteligencia ruso, Mikhail Zhilin, que había desertado. En marzo de 2023, un tribunal ruso condenó a Zhilin a seis años y medio de prisión.

Algunos desertores sufrieron peores consecuencias. En febrero, Maksim Kuzminov, un piloto ruso que había desertado en la guerra de Ucrania fue abatido a tiros frente a su departamento, en la ciudad costera de Alicante, en España, donde residía, en una operación que se atribuyó a los servicios de inteligencia rusos.

Consciente de hasta dónde está dispuesta a llegar Rusia para castigar a los desertores, Alexander expresó su esperanza de ayudar a más exsoldados a trasladarse a Occidente. «Sé por lo que están pasando esta gente. No podemos defraudarlos», pidió.