INTERNACIONAL
Chicas desaparecidas, una búsqueda incansable y un trágico final: el misterioso caso del asesino serial de Long Island

En la madrugada del 1 de mayo de 2010, Shannan Gilbert llamó al 911 y aseguró que estaban a punto de matarla. Esa noche, se iba a encontrar con un cliente, pero no se supo más nada de ella, más que esa llamada desesperada.
Tras su desaparición, la madre de la joven, Mari Gilbert, acudió a los medios de comunicación para dar a conocer el caso de su hija, ya que afirmaba que la policía de Long Island, en Nueva York, no hacía lo suficiente para acelerar la investigación.
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Poco después, la familia de Shannan recibió la peor noticia: la policía había encontrado los restos de una mujer en una playa llamada Gilgo Beach. Sin embargo, en cuanto fueron a reconocer el cuerpo, se dieron cuenta de que no era ella.
Dos días más tarde, los investigadores regresaron a la zona en busca de más pruebas y fue ahí cuando se encontraron con el horror. En esa misma costa, hallaron otros tres cadáveres de mujeres, pero ninguna de ellas era Gilbert.
Fue así cómo se inició una búsqueda incansable para dar con el paradero del “asesino serial de Long Island”.
Chicas desaparecidas
Maureen Brainard-Barnes tenía 25 años, trabajaba como trabajadora sexual en Nueva York y era madre de una nena menor de edad cuando desapareció el 9 de julio de 2007. Días antes de que se la viera por última vez, había recibido una orden de desalojo, por lo cual tenía que conseguir una gran suma de dinero en cuestión de pocos días.
Sin embargo, Maureen dejó de contactarse con sus familiares y sus amigos, por lo que su ausencia comenzó a generar preocupación.
Sus allegados iniciaron una búsqueda en la ciudad neoyorkina y recibieron muchas pistas falsas, por lo que durante mucho tiempo, todas las preguntas no tuvieron respuesta. Maureen Brainard-Barnes. (Foto: New York Post)
Melissa Barthelemy era una joven que había crecido en la ciudad de Búfalo. Se recibió como cosmetóloga y su sueño era trabajar en un salón de belleza, por lo que decidió mudarse a Nueva York en busca de más oportunidades.
Sin embargo, al no conseguir trabajo tan rápido como lo esperaba, comenzó a prostituirse. En la noche del 10 de julio de 2009, Melissa esperó a un cliente en la puerta de su casa por unos minutos, y esa fue la última vez que se la vio.
Días más tarde, Amanda, hermana de la joven desaparecida, recibió un llamado desde su celular, pero del otro lado escuchó la voz de un hombre. A pesar de que le preguntó sobre el paradero de la chica, no recibió respuesta. Esto se repitió varias veces más. Melissa Barthelemy. (Foto: Netflix)
Megan Waterman tenía 22 años cuando desapareció el 6 de junio de 2010. Un día antes, le había avisado a su novio que iba a salir y que lo iba a llamar más tarde. Poco después de ello, se reunió con un cliente y nunca más se supo de ella.

Megan Waterman. (Foto: CBS News)
Amber Lynn Costello también trabajaba como acompañante sexual y ofrecía sus servicios en Internet. El 2 de septiembre de 2010, compartió un posteo y un hombre la llamó para contratarla.
Sus amigos declararon que, a pesar de que solía trabajar en su casa, esa noche accedió a que su cliente la pasara a buscar. No se llevó su cartera ni su teléfono, ya que al parecer era una regla que le habían impuesto a cambio de una gran suma de dinero. Ese día fue la última vez que la vieron con vida. Amber Lynn Costello. (Foto: Netflix)
El asesino serial de Long Island
El 24 de marzo de 2011, se confirmó la identidad de los cuerpos que fueron hallados en la costa: Maureen Brainard-Barnes, Melissa Barthelemy, Megan Waterman y Amber Lynn Costello. Pero los investigadores no podían afirmar que el caso de Shannan Gilbert estuviera relacionado.
Entre las primeras medidas que se tomaron, fue el análisis de los registros telefónicos de las cuatro mujeres. De esta manera, se detectó que todas habían sido vistas por última vez en Long Island. Fue en este punto cuando la policía comenzó a buscar a un asesino serial.
Las primeras pistas permitieron reconstruir que el sospechoso se trataba de una persona que trabajaba en Manhattan, pero que vivía en el centro de Long Island. Se creía que luego de asesinar a sus víctimas, las ataba, las descuartizaba y luego las trasladaba a Gilgo Beach.
Once meses después, la policía encontró los restos de cuatro personas más en la misma zona donde se encontraron los anteriores cuerpos. En un lapso de dos meses, la suma había escalado a ocho víctimas, lo cual solo hizo crecer el temor en la sociedad estadounidense.

Un mapa que señala los puntos en donde la policía encontró los cuerpos. (Foto: Policía de Suffolk)
Para abril de 2011, ya había diez homicidios sin resolver, ya que la Policía de Suffolk encontró más cuerpos en ese mismo lugar.
Al mes siguiente, las autoridades confirmaron la identidad de otra de las víctimas, Jessica Taylor, una trabajadora sexual de 20 años que había desaparecido en julio de 2003.
Finalmente, el 13 de diciembre del 2011, la incertidumbre de la familia Shannan Gilbert llegó a su fin, debido a que los investigadores hallaron su cadáver en un pantano, a solo 800 metros de donde se la vio por última vez.

Mari Gilbert luchó por la investigación del paradero de su hija Shannan y fue así como destapó los crímenes de un asesino serial. (Foto: Evening Standard)
En un principio, los fiscales indicaron que su muerte podría haberse tratado de un accidente y descartaron que estuviese vinculada a los crímenes anteriores.
La autopsia indicó que la causa de muerte de Shannan era “indeterminada”, pero pocos fueron los que creyeron esa versión y los familiares de la joven asesinada acusaron a las autoridades de corrupción. Posteriormente, un informe realizado con un forense de parte indicó que la chica pudo haber muerto por estrangulamiento.
En mayo de 2020, bajo la investigación de una nueva fiscal -Geraldine Hart-, se dio a conocer que la víctima que hasta ese momento era conocida como “Jane Doe No. 6″, fue identificada como Valerie Mack, de 24 años, quien había desaparecido en el verano del 2000.
El principal sospechoso
Con el correr de los años, hubo varios sospechosos que estuvieron bajo la lupa de los investigadores. Sin embargo, no fue hasta el 13 de julio de 2023 que se dio a conocer la detención del posible asesino serial de Long Island.
Se trata de Rex Heuermann, un arquitecto que vivía en Messapequa Park, un barrio de esa ciudad, y que fue acusado luego de varias pruebas que apuntaron contra él.
Entre las principales pistas, se localizó una camioneta que llevó a un nuevo grupo de investigadores a vincular los hechos con Heuermann. El vehículo había estado cerca de la casa de una de las víctimas y fue identificado por los amigos de Amber Costello.
Por otra parte, también se rastreó su celular, que siempre estuvo dentro del mismo radio donde se hallaron a las víctimas. Finalmente, sus características físicas coincidieron con las que habían dado los testigos que declararon en la causa. Rex Heuermann, el principal sospechoso de ser el asesino serial de Long Island. (Foto: REUTERS)
Tras una serie de tareas de inteligencia por parte de la policía, se hallaron más pruebas que lo involucraban: usaba un teléfono descartable y tenía un correo electrónico secreto con el que se contactaba con trabajadoras sexuales.
Los investigadores siguieron a Heuermann durante meses, hasta que lograron extraer una muestra de ADN de una caja de pizza que él había tirado en un contenedor basura. Con este elemento, realizaron un análisis con unos pelos que se habían encontrado en la escena de uno de los crímenes. El resultado coincidió casi al 100%.
Tras la detención del principal sospechoso, se lo imputó por los homicidios de Melissa Barthelemy, Megan Waterman y Amber Costello. Sin embargo, no recibió ningún cargo por el resto de los asesinatos, ya que los fiscales afirmaron no tener pruebas suficientes para acusarlo en los otros casos.
En cada interrogatorio, Heuermann afirmó ser inocente.
En el documental de Netflix “Chicas desaparecidas: El asesino en serie de Long Island”, familiares y allegados al acusado dieron detalles de su comportamiento violento desde temprana edad, lo cual no hace más que elevar las sospechas en su contra.

Por el momento, Rex Heuermann solo fue imputado por los homicidios de Melissa Barthelemy, Megan Waterman y Amber Costello. (Foto: AFP)
El 16 de enero del año pasado, la Justicia imputó a Heuermann por el asesinato de la muerte de Maureen Brainard Barnes, ya que se encontró su ADN en el cinturón que se usó para atar a la víctima.
El 6 de mayo, la fiscalía sumó más cargos por los homicidios de Sandra Costilla en 1993 -una joven cuyo cuerpo fue hallado en la localidad de Manorville- y el de Jessica Taylor en 2003.
Poco después, los policías dieron a conocer un dato escalofriante: Heuermann había eliminado de su computadora un archivo -creado en el año 2000-, donde detallaba su plan para llevar a cabo los asesinatos.
“Tenía listas del equipo que debía usar. Indicaciones para hacerlo mejor la próxima vez. Cosas como: ‘Trata de golpear mejor. Trata de descansar mejor para tener más tiempo de torturar’. Era algo espantoso”, detalló uno de los investigadores en el mismo documental, dirigido por la cineasta Liz Garbus.
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En diciembre de 2024, Heuermann fue imputado por un séptimo homicidio, el de Valerie Mack. La fecha del juicio aún no fue fijada, ya que actualmente, la investigación sobre los crímenes continúa.
El trágico final para la madre de Shannan Gilbert
Hasta la fecha, los investigadores no lograron comprobar que Rex Heuermann haya sido el autor del asesinato de Shannan Gilbert, por lo cual su caso aún continúa sin resolver.
Sin embargo, un trágico episodio golpeó a la familia en julio de 2016 cuando Mari Gilbert, la madre de la joven, fue asesinada de 200 puñaladas por una de sus hijas de 27 años.
Al año siguiente, la defensa de Sarra Gilbert alegó que ella llevó a cabo el crimen porque sufría una enfermedad y porque “escuchaba voces”. Sin embargo, el juez rechazó este argumento y la declaró culpable, por lo cual le otorgó una condena de 25 años de prisión.
Estados Unidos, femicidios, asesino serial
INTERNACIONAL
El antecedente de la rebeldía de Colapinto: el recuerdo del polémico triunfo de Lole Reutemann en Brasil en 1981

Hay momentos en los que un deportista puede llegar a decir basta. Romper los límites. Ir más allá a pesar de las consecuencias. El 29 de marzo de 1981, Carlos Alberto Reutemann protagonizó un quiebre en su carrera, que fue desobedecer la orden del equipo Williams para que le cediera la victoria en el Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 a su compañero de equipo, Alan Jones. Fue algo similar a lo ocurrido este domingo con Franco Colapinto quien ignoró la orden de mantener posiciones con el otro piloto de Alpine, Pierre Gasly.
Aunque a diferencia del pilarense de 22 años que está comenzado su camino en la Máxima, en aquel entonces Lole dijo “no” porque supo que aquella era una de sus últimas chances de ser campeón en la F1. También fue consciente de que su decisión declaró la guerra interna en la escudería inglesa y que eso iba a ser clave en la búsqueda del título en el resto de la temporada…
Cerca de cumplir 39 años (nació el 12/04/1942) y en su décimo ejercicio en la Máxima, para ese campeonato Reutemann dio el ciento diez por ciento. En la previa se preparó como nunca e hizo un fuerte entrenamiento físico. Se lo veía estilizado y en excelente forma. “Hice un esfuerzo excepcional en ese aspecto, con un régimen muy estricto, como un boxeador”, contó años después, en sus épocas de senador por Santa Fe. Esto sumado a su gran profesionalismo que lo llevó a involucrarse como pocos pilotos en la preparación del auto. Por algo fue uno de los mejores de su época a la hora de poner a punto un coche.
Aunque la historia de aquel fin de semana en el extinto Autódromo de Jacarepaguá, en Río de Janeiro (fue demolido y se reemplazó por instalaciones para los Juegos Olímpicos de 2016), empezó a escribirse mucho tiempo antes. En 1979, sir Frank Williams dijo que quería en su equipo a uno de los tres mejores corredores de la categoría y no dudó en buscar a Reutemann, que tuvo una frustrante temporada en Lotus. El santafesino vio en el coche de Williams, el FW 07, un auto para ser campeón mundial. De hecho Jones lo logró en 1980.

Sin embargo, al llegar al equipo de Grove, Carlos supo que el piloto número 1 era Jones, quien había estado en la escudería británica desde 1978. Entonces hubo una cláusula en el contrato que indicaba que, si en una carrera Reutemann estaba adelante y Jones detrás, a una diferencia menor a siete segundos, debía dejarlo pasar al australiano.
En la primera fecha de 1981, Reutemann venía ganando en el callejero de Long Beach, en la costa oeste de los Estados Unidos. Aunque por la cláusula de los “siete segundos”, se fue afuera en una chicana y fue superado por Jones. Fue elocuente lo ocurrido, Lole no era de cometer esas fallas que eran propias de un novato. Pero esa fue la última vez que cedió…
Dos semanas más tarde, ya en Brasil, estuvo delante de su compañero en las dos clasificaciones del viernes y sábado por más de medio segundo (1m35s390/1m36s337 y 1m36s000/1m36s690). El domingo amaneció con una fuerte lluvia y el ganador de la pole positions (mejor lugar de largada), el local Nelson Piquet, la pifió con la elección de neumáticos y apostó a que iba a dejar de precipitar y que la pista se secaría. Nada de eso ocurrió y cuando arrancó la competencia la lluvia fue más fuerte, patinó con su Brabham y Lole lo superó.
Reutemann quedó puntero y se alejó adelante. Luego de que Jones dio cuenta de Riccardo Patrese (Arrows) y llegó a estar a cuatro segundos de Carlos, pero nunca estuvo pegado al santafesino, cuyo ritmo en la punta fue demoledor en una pista muy complicada por la constante caída de agua.

El australiano solo estuvo cerca de Lole cuando éste se complicó con Keke Rosberg (Fittipaldi), que era rezagado. Una vez que le sacó una vuelta al finlandés, se alejó otra vez. “Se hizo muy largo, porque Rosberg no dejaba lugar, no sé si no me veía, y no quería arriesgarme a un toque peligroso entre los dos”, contó Reutemann.
Cuando faltaban nueve vueltas para el final apareció la tan temida orden de Williams. Charles Crichton Stuart era un ex piloto inglés que luego fue vendedor de autos y logró el acuerdo del equipo inglés con Saudia Airlines, que fue el puntapié para tener el patrocinio de la familia de Osama Bin Laden. Tomó el cartel sin saber que iba a convertirse en uno de los más recordados en la historia de la F1: “Jones-Reut”. Se lo mostraron durante cinco giros, pero Lole hizo caso omiso. La diferencia con Jones era de cuatro segundos.
Se cumplió con el tiempo máximo estipulado para la carrera y a las dos horas le bajaron la bandera de cuadros a Carlos, que terminó 4,4 segundos por delante de Jones. “Un poco me confundí al final porque creí que faltaba una vuelta más. Seguí como si aún faltara una vuelta más por si acaso”, reconoció Lole. Fue al podio donde solo lo acompañó el tercero, Patrese, ya que Jones se enojó y no fue a descorchar el champán…
Sobre el famoso cartel, Reutemann dijo que “nunca vi ningún cartel. Nunca pude verlo e incluso no lo vi a Alan Jones detrás mío porque la nube de spray no deja ver nada. Ni siquiera sabía que su auto (el de Jones) me seguía. Desde el momento que largué, no vi tampoco a Piquet que estaba a mi lado, doblé adelante y seguí así hasta el final”.
“La carrera fue muy difícil porque llovía todo el tiempo y había que concentrarse en el auto para no cometer el más mínimo error. Las condiciones de pista eran muy complicadas y tenía que hacer todo lo posible para mantener el auto en pista”, agregó. Y reveló que tras la carrera “Jones vino a saludarme, me dio la mano y eso fue todo…”
Sin profundizar en el tema y a los pocos minutos de terminada la carrera Lole supo que la guerra estaba declarada. Pero no solo con Jones, sino también con Williams, que rápido se alineó con el australiano.
“Se puso la orden para que Carlos lo dejara pasar a Alan porque eso era lo establecido en un caso como éste, y porque ambos pilotos estaban comprometidos con lo que firmaron”, esgrimió Sir Frank.
“Una vez que aparece la orden, en la siguiente vuelta el piloto debe dejar el paso”, aclaró.
“¿Y si Reutemann no lo vio?”, le preguntaron. Según la cobertura del recordado Germán Sopeña para la revista CORSA, “Williams respondió con un gesto escéptico…”
Jones no se quedó atrás. Ante la primera requisitoria reparó en querer declarar: “Más vale que hable dentro de un rato, cuando piense lo que voy a decir…” Se tomó un tiempo, aunque disparó con munición gruesa. “Creo que Carlos tomó una decisión de muy corto alcance con tal de ganar la carrera. Yo esperaba la decisión del equipo y por eso no ataqué en ningún momento su posición. Ahora sé que, de esta carrera en adelante, Reutemann es para mí lo mismo que correr contra Nelson Piquet, Gilles Villeneuve o Jacques Laffite. Es un enemigo más”, sentenció.
Carlos entendió que tuvo el derecho de apropiarse de ese triunfo en Brasil. Desde la largada se erigió como el ganador. Resultó una victoria implacable que se ubicó entre las mejores de un total de 12 que logró en la Máxima. Fue su cuarto éxito en el vecino país y el tercero por puntos. Ya había vencido con un Brabham en 1972 (no válida por el campeonato), y con Ferrari en 1977 (Interlagos) y 1978 (Jacarepaguá).
En ese momento Lole igualó en la punta del campeonato a Jones y en la siguiente fecha, en Buenos Aires, protagonizó un episodio donde primero fue gracioso, pero no hizo más que echarle leña al fuego. El público argentino bancó a su ídolo en el Autódromo y algunos llevaron carteles, pero con los nombres invertidos “Reut-Jones”. Hasta hubo quienes los vendieron… Jones recogió el guante y le mostró a la hinchada albiceleste el cartel con el orden original “Jones-Reut” y con un Frank Williams a carcajadas. El abucheo no tardó en llegar y fue Reutemann el que entró en escena y le mostró a su gente el “Reut-Jones” y las tribunas se vinieron abajo. Mucha risa y efervescencia, aunque la anécdota costó caro…

En la Argentina, Reutemann fue segundo detrás de Piquet y quedó en soledad a la cima de la tabla donde estuvo hasta la última fecha. Durante el año volvió a ganar y en Bélgica logró su última victoria en la Máxima. Pero luego su equipo no lo acompañó en la lucha por la corona y fue una de las razones por las se le escapó el cetro por apenas un punto ante el mismo brasileño. En la competencia que definió el campeonato, Jones venció, su escuadra lo festejó como si el australiano hubiese sido campeón a pesar de que su otro piloto perdió el título.
A fin de año, Reutemann hizo un repaso de la temporada en un programa en ATC (hoy TV Pública) y sobre la competencia en Brasil indicó: “Fue lo que sentí en el momento, no hubo forma de levantar el pie del acelerador y si levantaba, dejaba el auto parado en cualquier curva, me venía caminando a los boxes, agarraba el bolso y me iba. Esa fue la primera reacción que tuve arriba del coche. La segunda, es que yo nunca tuve marcada la diferencia, porque si me la hubiesen marcado, hubiese hecho más de 7 segundos”.
Aquel Williams FW 07C se guardó en el museo en Grove, tal cual como corrió en las primeras carreras de 1981 ya que luego el alerón delantero fue reemplazado por dos alas externas. También hay una gigantografía del auto de Lole en acción. Si bien el equipo inglés fue vendido a un grupo inversor en 2020, su historia permanece en ese lugar. En 2016 se vendió el chasis 17 con el que Lole corrió en Holanda, Italia, Canadá y Estados Unidos. Esos monopostos suelen ser comprados por multimillonarios de bajo perfil. Pero el auto que ganó en Brasil y que aún conserva hasta el mismo tipo de llantas, se guardó como un trofeo de guerra.

Hoy no debe sorprender lo de piloto número uno y dos. Esta historia viene desde el inicio mismo de la categoría hace 75 años. El tema es cuándo y cómo se debe aplicar una orden de equipo. ¿Era necesario en una segunda fecha y luego del mérito que hizo Reutemann en ese fin de semana? Otro caso más resonante fue el de Ferrari hacia Rubens Barrichello en Austria 2002, cuando el brasileño dominó la carrera, recibió el mandato de dejar pasar a Michael Schumacher (era cómodo líder del torneo), pero levantó antes de cruzar la meta y fue un papelón ¿Alguien dudó que el Kaiser iba a volver a ser campeón ese año?
El espíritu deportivo a veces está por encima de la rúbrica de un contrato. Ese fin de semana Reutemann fue superior en pista a Jones. Sintió que ese triunfo era suyo y fue consciente de que era una declaración de guerra contra su compañero de equipo y el propio Williams. Aunque el hambre de victoria pudo más y Lole supo que en 1981 jugó su última carta para ser campeón mundial. Hace 44 años dijo basta y dejó en claro que la gloria no tiene precio.

INTERNACIONAL
Trump celebrates White House demolition as new ballroom rises: ‘Music to my ears’

NEWYou can now listen to Fox News articles!
President Donald Trump’s privately funded $200 million White House ballroom is the latest «bold, necessary addition» to the executive residence, officials said, describing the East Wing construction as a continuation of presidential upgrades dating back more than a century.
Photos of the East Wing façade being demolished went viral Monday, prompting criticism online and a swift rebuttal from the White House, which wrote that «unhinged leftists and their Fake News allies are clutching their pearls over President Donald J. Trump’s visionary addition of a grand, privately funded ballroom … a bold, necessary addition that echoes the storied history of improvements and additions from commanders-in-chief to keep the executive residence a beacon of American excellence.»
White House press secretary Karoline Leavitt echoed the president’s message Tuesday on «Jesse Watters Primetime,» saying, «I believe there’s a lot of fake outrage right now.
HILLARY CLINTON FIRES UP VOTERS AGAINST TRUMP’S WHITE HOUSE BALLROOM CONSTRUCTION: ‘NOT HIS HOUSE»
«Nearly every single president who’s lived in this beautiful White House behind me has made modernizations and renovations of their own,» Leavitt added. «In fact, presidents for decades — in modern times — have joked about how they wished they had a larger event space here at the White House, something that could hold hundreds more people than the current East Room and State Dining Room.
«President Obama even complained that, during his tenure, he had to hold a state dinner on the South Lawn and rent a very expensive tent.»
Work continues on the demolition of a part of the East Wing of the White House Tuesday before construction of a new ballroom. (AP Photo/Jacquelyn Martin)
In an article shared Tuesday, the administration listed more than a dozen examples of leaders «renovating, expanding and modernizing» the property to «meet the needs of the present day,» from Theodore Roosevelt’s West Wing in 1902 to Barack Obama’s Kitchen Garden in 2009.
Trump first confirmed the ballroom project Monday on Truth Social, writing, «I am pleased to announce that ground has been broken … to build the new, big, beautiful White House Ballroom. Completely separate from the White House itself, the East Wing is being fully modernized … and will be more beautiful than ever when it is complete!»
«For more than 150 years, every President has dreamt about having a Ballroom … I am honored to be the first President to finally get this much-needed project underway — with zero cost to the American Taxpayer!» he continued, crediting «many generous Patriots, Great American Companies, and yours truly» for funding the build. «This Ballroom will be happily used for Generations to come!»
The White House’s Rapid Response 47 account also shared a detailed thread on X Tuesday showing how past presidents «have been renovating, expanding, and modernizing the White House to meet the needs of the current day.»
TRUMP BREAKS GROUND ON MASSIVE WHITE HOUSE BALLROOM PROJECT WITH PRIVATE FUNDING FROM ‘PATRIOTS’

This photo provided by the U.S. Library of Congress shows a crowd outside the White House on the wedding day of Jessie Woodrow Wilson, daughter of President Wilson, who married Francis Bowes Sayre in a White House ceremony in Washington Nov. 25, 1913. (U.S. Library of Congress via AP)
Trump elaborated Tuesday, calling the federal government «this big for nothing.»
«We’re building a world-class ballroom,» he said. «You probably hear the beautiful sound of construction to the back here. That’s music to my ears. People don’t like it. I love it. When I hear that sound, it reminds me of money. In this case, a lack of money, because I’m paying for it.»
Trump also noted that the East Room, currently the largest indoor event space, is little more than «a cocktail area» that holds about 88 people.
During a Diwali event at the White House Tuesday night, Trump again referenced the project and his decision not to accept a salary, quipping that «they probably owe me a lot of money» for everything he’s put into the building.

President Donald Trump speaks during a lunch with Republican senators in the Rose Garden of the White House Tuesday. (AP Photo/Manuel Balce Ceneta)
«If I get money from our country, I’ll do something nice with it. Like give it to charity or give it to the White House,» he said. «We restore the White House, and we’re doing a great job. The ballroom is under construction. They’ve been trying to get it for 150 years.»
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The ballroom project is the latest in Trump’s improvements to the property, which include an overhaul of the Rose Garden and the Palm Room.
The White House did not immediately respond to Fox News Digital’s request for comment.
Fox News Digital’s Greg Wehner contributed to this report.
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