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Revelan que Donald Trump analiza atacar a los carteles de la droga dentro del territorio de Venezuela

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El presidente Donald Trump considera opciones para llevar a cabo operaciones militares contra los carteles de la droga que operan en Venezuela, incluyendo el posible ataque a objetivos dentro del país como parte de una estrategia más amplia destinada a debilitar al autócrata Nicolás Maduro, indicó un informe de la cadena CNN que citó múltiples fuentes al tanto de los planes del gobierno republicano.

El ataque mortal del martes contra un supuesto barco con drogas que salía de Venezuela en el que murieron sus once tripulantes, fue un reflejo directo de esas opciones, según las fuentes, y marcó una escalada significativa en la ofensiva que la Casa Blanca define contra los cárteles de la droga, muchos de los cuales ha designado como grupos terroristas.

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Varias fuentes informaron a CNN que el ataque del martes fue solo el comienzo de un esfuerzo mayor y potencialmente derrocar a Maduro. Luego del episodio con la lancha dos jets de guerra del chavismo sobre volaron un destructor de la marina norteamericana desplegado en el mar Caribe y Trump amenazó el viernes con derribar esos aviones, en una escalada de destino imprevisible.

Este sábado el vicepresidente norteamericano J.D. Vance justificó el ataque a la lancha afirmando que el empleo directo de las fuerzas armadas para combatir a los carteles de la droga constituye, en su criterio, “el mejor uso posible” de las capacidades militares del país.

La declaración sale al cruce de una polémica sobre la legalidad del ataque al pequeño navío, que no es claro si se le dio la voz de alto o por qué no fueron capturados sus ocupantes por la Prefectura.

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En un mensaje publicado en las redes Vance sostuvo que “matar a miembros de cárteles que envenenan a nuestros ciudadanos es el mayor y mejor uso de nuestras fuerzas armadas”.

Sus palabras ratificaron la estrategia de línea dura que Trump ha adoptado, en particular, frente a organizaciones señaladas de operar en Venezuela y el Caribe.

Cuando un periodista le preguntó a Trump si pretende un cambio de régimen en Venezuela, respondió: “No estamos hablando de eso”. Pero luego indicó que “estamos hablando del hecho de que (Venezuela) tuvo unas elecciones, que fueron muy extrañas, por decirlo suavemente”.

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Aludía al fraude en los comicios de julio del año pasado que habría ganado ampliamente la oposición que exhibió las cédulas de votación mesa por mesa, cosa que no hizo el régimen.

En una clara señal a Maduro, EE.UU. ha desplegado una importante fuerza en el mar Caribe. Son buques armados con misiles Tomahawk, un submarino de ataque de propulsión nuclear, una flota de aviones de reconocimiento y ataque y más de 4.000 efectivos.

Asimismo, luego del sobre vuelo de los jets venezolanos, se agregó una sofisticada cuadrilla de 10 aviones F-35 avanzados que se estacionaron en Puerto Rico (ver infografía), donde una unidad de infantería de marina realiza ejercicios de entrenamiento de desembarco anfibio.

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La Casa Blanca ha acusado al líder chavista de encabezar una mafia narco que describe como la que más droga envía a EE.UU. Se trata del llamado Cartel de los Soles del cual la DEA, agencia antidrogas de EE.UU., tiene conocimiento desde hace años. También se elevó a 50 millones de dólares la recompensa sobre el paradero de Maduro.

A principios de este año, Trump autorizó al ejército a realizar operaciones letales contra los cárteles que designó como grupos terroristas, es decir, combatientes enemigos.

Al preguntársele el martes si EE.UU. consideraría atacar en territorio venezolano, el canciller Marco Rubio no descartó la posibilidad. “Esta es una operación antidrogas. Vamos a enfrentar a los cárteles de la droga dondequiera que estén, dondequiera que operen contra los intereses de Estados Unidos”, afirmó. Sobre el bombardeo a la lancha afirmó que “en lugar de interceptarla, por orden del presidente, la hicimos estallar. Y volverá a suceder. Quizás esté sucediendo ahora mismo”.

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Las fuente citadas por la cadena norteamericana indicaron que ese ataque y otros en el futuro podrían presionar a personas del entorno chavista a que consideren maneras de derrocar al líder venezolano. “Lo ideal es que Maduro se vaya por su cuenta, que lea las señales de la situación”, declaró a CNN una fuente del gobierno. “El mensajes es: ¿Lo quieren fácil o lo quieren difícil?”, sostuvo.

La Casa Blanca está siendo intencionadamente ambigua, añadió el informante, advirtiendo que, hasta el momento, no hay indicios de que se haya decidido proceder con misiones militares dentro de Venezuela.

Sin embargo, dos funcionarios dejaron abierta la posibilidad de esos ataques en el futuro. Uno de ellos reveló que Trump les ha dicho a los funcionarios de seguridad nacional y defensa que “si existe la oportunidad de matar terroristas, les dará luz verde de inmediato”. Por el momento es clara la preocupación en distintos círculos de Washington sobre la justificación legal por el bombardeo a la lancha y lo que puede suceder en adelante.

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Nuevo gobierno en Bolivia: un giro en la economía boliviana, forzado por una crisis estructural

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Bolivia se encamina a un nuevo ciclo económico tras 20 años de estatismo en el poder, un cambio reflejado en el actual proceso electoral e impulsado por la necesidad de resolver la crisis en el país, que a septiembre acumula una inflación de 18,33 % y cuya deuda externa hasta agosto llega a 13.741,7 millones de dólares, un 23% del PBI.

El cambio del modelo económico defendido por los Gobiernos del hoy oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) es inminente, pues así lo requiere la urgencia del día a día, algo que fue propuesto -aunque con distintos matices- por ambos candidatos en la contienda electoral que concluyó ayer. El giro implica no solo reducir el Estado sino además acudir a financiadores como el FMI, evitado históricamente por el MAS.

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El Gobierno de Luis Arce, que entregará la Presidencia el próximo 8 de noviembre, tuvo desde 2020, cuando llegó al poder de la mano de Evo Morales, un fuerte protagonismo estatal, que continuó hasta los comicios actuales pese a que sus detractores afirman que está agotado. Arce aseguró recientemente que dejará una “economía estable”, con control inflacionario y sostenibilidad fiscal, pese a un contexto externo adverso y a lo que las actuales autoridades nacionales denuncian como un “sabotaje político” desde el Legislativo.

Los críticos del Gobierno no coinciden con esto y mencionan, por ejemplo, el déficit comercial de 579,8 millones de dólares acumulado entre enero y agosto, o la inflación de 18,33 % en los primeros nueve meses del año que supera el 7,5 % proyectado para todo 2025. El saldo de la deuda externa hasta agosto es de 13.741,7 millones de dólares, el 23,1 % del PIB del país, y las reservas internacionales netas (RIN) llegaron a 3.275 millones hasta septiembre.

El reporte del descenso de las reservas a principios de 2023 coincidió con la persistente falta de dólares en la economía boliviana, a lo que se suman los recurrentes problemas de abastecimiento de combustibles por los que en los últimos días nuevamente se formaron largas filas de vehículos que buscan gasolina o diésel.

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Aunque el gobierno saliente proyectó para este año un crecimiento económico de 3,51 %, pero organismos como el Banco Mundial (BM) auguran a Bolivia un decrecimiento de 0,50 %.

El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, recordó que en 2006 “se proclamó el fin” de la llamada “época neoliberal” que en su momento permitió “sacar a Bolivia” de la “hiperinflación y la recesión” experimentadas a principios de la década de los años 1980.

“La necesidad de resolver la crisis que vive hoy el país abre la posibilidad de cambiar el modelo del Estado plurinacional, luego de 20 años de experimentar un ‘proceso de cambio’ que funcionó mientras el país se benefició del auge económico mundial, por los altos precios para las materias primas que exportaba”, dijo Rodríguez a EFE. Uno de esos productos fue el gas natural, pero la declinación de su producción en los últimos años “convirtió a Bolivia en un importador nato de diésel y gasolina, con la complicación de que, al exportar cada vez menos” gas, importar más líquidos y “reducirse las reservas netas al mínimo, no tenía ya los suficientes dólares para hacerlo, trastocándolo todo”, indicó.

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Rodríguez consideró que el ganador del balotaje recibe un país “con alta inflación y recesión económica”, es decir, con “estanflación”, por lo que consideró que uno de los temas prioritarios para el próximo Gobierno será “normalizar la provisión de combustibles”. Lo siguiente debe ser “conseguir dólares para cumplir con el servicio de la deuda y las necesidades de importación, controlar la inflación para evitar una eclosión social e incentivar la creación de empleos de emergencia”, agregó.

A su juicio, también será importante “un cambio de visión y actitud en la población”, pues “mucha gente se ha acostumbrado a vivir del Estado por casi 20 años”, o a esperar que el gobierno solucione sus necesidades. “Este cambio tendría que ver con que el Estado dé las condiciones necesarias para que los ciudadanos sean los verdaderos actores del desarrollo y un cambio que tenga que ver con el funcionamiento del mercado, y no del Estado, como ocurrió por 20 años”.

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Tabernero y verdugo por herencia familiar: la historia de Albert Pierrepoint, el hombre que colgó a los nazis

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Un oficio tan necesario como ingrato

Era de un barrio obrero de Clayton, Lancashire, donde el trabajo duro y la rutina marcaban el pulso de la vida. Apenas tuvo uso de razón, Albert Pierrepoint se enteró que su familia guardaba un secreto singular: la horca. Su padre, Henry, había sido verdugo oficial. También su tío, Thomas.

En la casa, el tema se trataba a media voz, con esa mezcla de vergüenza y orgullo que acompaña a los oficios oscuros. Para Albert, la figura del padre era la de un hombre severo, respetado por algunos y odiado por otros, que desaparecía de casa durante unos días y volvía con el silencio de quien carga un oficio que no se cuenta.

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Leé también: La terrible historia de la pareja que violaba, prostituía y mataba a sus hijas en la Casa del Horror inglesa

El pequeño Albert creció con la idea de que la ejecución de un preso condenado a muerte no era un acto extraordinario, sino un trabajo. Un oficio tan necesario como ingrato. Mientras otros chicos soñaban con ser futbolistas o soldados, él escuchaba historias de medidas de soga, de la obligación de ser rápido y preciso.

Años más tarde, escribiría que desde los once años ya sabía lo que quería ser: el verdugo de Inglaterra. No por morbo ni sadismo, sino porque creía que era el oficio que le daba continuidad a su sangre. En su lógica, la horca era un deber familiar, casi una herencia. En la mesa familiar, entre cucharadas de sopa y pan duro, Albert aprendió que la muerte también podía ser un empleo.

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Pierrepoint con sus instrumentos de trabajo.

En 1932, Albert Pierrepoint se presentó ante las autoridades del Home Office para ser verdugo. No había oposición: el apellido abría la puerta. Era la tercera generación de Pierrepoints para la horca.

El oficio no se aprendía en libros

Había que pasar por un curso práctico en la prisión de Pentonville: cálculos de caída, uso de la soga, manejo del condenado. Todo debía ser exacto. Un error podía significar un espectáculo sangriento, algo inadmisible para el sistema británico, que buscaba mostrar la horca como un acto casi quirúrgico.

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Albert demostró destreza. Tenía la obsesión de la precisión: medía la altura, el peso, calculaba la longitud de la cuerda para que la muerte llegara en segundos, sin mutilaciones ni escenas grotescas. Su lema era claro: “Rápido, limpio, sin espectáculo”.

Al mismo tiempo, llevaba una vida normal. De día trabajaba como empleado, más tarde abriría un pub en Lancashire, donde charlaba con vecinos y clientes, servía cerveza y era visto como un hombre cordial. Nadie, salvo los más cercanos, sabía que de tanto en tanto desaparecía un par de días para cumplir con un encargo que no admitía preguntas.

Así comenzó su doble vida

Tabernero afable de lunes a viernes, y, de vez en cuando, ejecutor del Estado británico. Un hombre que podía conversar sobre fútbol en la barra del pub y, horas después, calcular con calma la caída de un condenado.

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Albert Pierrepoint no se veía a sí mismo como un verdugo sanguinario, sino como un profesional de la precisión. La técnica era todo: se trataba de calcular la caída justa para romper el cuello de un solo tirón. Muy corta, el condenado se asfixiaba lentamente; demasiado larga, y la cabeza podía separarse del cuerpo. Pierrepoint no toleraba fallos. Medía peso, altura, complexión, y con esas variables determinaba la longitud exacta de la soga. Llevaba un cuaderno meticuloso donde anotaba cada caso, como un contador de la muerte.

Pierrepoint en su taberna.

Pierrepoint en su taberna.

Era rápido. Abría la trampilla en cuestión de segundos desde que entraba al patíbulo. Se jactaba de poder completar una ejecución en siete segundos: desde que tocaba el brazo del condenado hasta que el cuerpo colgaba sin vida. El secreto, decía, era no prolongar nada. Ni palabras, ni gestos. Solo el acto técnico.

Su estilo lo convirtió en el verdugo de referencia del Reino Unido. Cuando había una ejecución complicada o un caso de alto perfil, llamaban a Pierrepoint. En la posguerra, llegaría a sumar más de 400 ejecuciones en su haber. Mientras tanto, seguía siendo el dueño simpático del pub, el vecino que escuchaba historias y servía tragos.

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Pierrepoint, el arma silenciosa del Estado británico

Con la guerra, Pierrepoint pasó de ejecutar criminales comunes a convertirse en arma silenciosa del Estado. Entre 1940 y 1945 fue llamado una y otra vez, había espías alemanes capturados en suelo británico, acusados de infiltración o sabotaje. Cada uno terminaba en la horca con Pierrepoint.

En 1945, lo enviaron a Alemania, a la prisión de Hamelin, donde estaban recluidos decenas de criminales de guerra nazis. Fue allí donde su método se puso a prueba al máximo. En cuestión de semanas, ajustició a más de 200 personas: oficiales de las SS, guardias de campos de concentración, médicos que habían experimentado con prisioneros.

Pierrepoint, tras su retiro.

Pierrepoint, tras su retiro.

La rutina era macabra: uno tras otro, en fila, cada condenado subía las escaleras, recibía la cuerda al cuello, y en segundos quedaba colgando. Pierrepoint se movía con la misma frialdad que en su pub al servir una cerveza.

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Entre los más célebres ajusticiados estuvieron Josef Kramer, el “carnicero de Belsen”, e Irma Grese, la guardiana de Ravensbrück y Auschwitz, apodada “la bella bestia”. Para el verdugo inglés, no había diferencias: hombre o mujer, soldado o criminal civil, todos recibían el mismo trato técnico.

En esos días, Pierrepoint dejó de ser un ejecutor británico más y se convirtió en una figura internacional. Los periódicos hablaban del “hombre que colgó a los nazis”. Pero él nunca buscó gloria. Lo veía como un trabajo.

Un caso que conmocionó a la opinión pública británica

En 1950, Albert Pierrepoint recibió una orden como tantas otras: ejecutar a un joven galés de 25 años llamado Timothy Evans, acusado de haber asesinado a su esposa y a su hijita en Londres. El caso había conmocionado a la opinión pública. Evans era un hombre con pocas luces, de carácter débil, fácil de manipular. Había confesado el crimen bajo presión policial y después se desdijo, acusando a su vecino, un tal John Christie. La justicia no le creyó. El jurado lo encontró culpable y la sentencia fue la horca. El 9 de marzo de 1950, en la prisión de Pentonville, Pierrepoint cumplió la orden. Pero tres años después, el caso estalló de nuevo. John Christie, el vecino al que Evans había señalado, fue descubierto como asesino serial. Había estrangulado a varias mujeres en la misma casa de Notting Hill. El horror confirmaba lo que Evans había dicho: el verdadero culpable no era él.

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El escándalo fue mayúsculo. En Gran Bretaña se discutía si la pena de muerte era infalible. El caso Evans demostraba lo contrario: un inocente colgado por error judicial. Y en el centro, sin quererlo, estaba Pierrepoint: el hombre que hizo cumplir una sentencia que nunca debió cumplirse. Ese episodio empezó a cambiar la percepción pública del verdugo. Ya no era solo el hombre rápido y eficaz que había colgado a nazis y criminales. Ahora era también el símbolo de un sistema capaz de matar a un inocente.

La horca para un amigo

Los clientes del pub de Albert le tenían aprecio. Entre los más habituales parroquianos estaba James Henry “Tish” Corbitt, un hombre de carácter bohemio, que pasaba noches enteras en el bar cantando canciones populares. Se hicieron amigos: compartían tragos, chistes y confidencias.

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En aquél mismo año de 1950, la amistad se quebró. Corbitt mató a su amante en un ataque de celos, después de una borrachera. Fue arrestado, juzgado y condenado a muerte. Y el verdugo asignado no era otro que Pierrepoint. El 28 de noviembre de 1950, en la prisión de Strangeways (Manchester), se produjo el encuentro imposible. Pierrepoint entró en la celda del condenado. Corbitt lo miró y dijo: “Hello, Alf”. Así lo llamaba en el pub, con confianza. Y Pierrepoint respondió: “Hello, Tish”. Saludo de amigos. El verdugo ajustó la soga al cuello de su amigo y abrió la trampilla. En segundos, Corbitt estaba muerto.

Para Pierrepoint, esa ejecución fue distinta a todas. En sus memorias escribió que ese día comprendió que la pena capital no tenía sentido. Para él, su amigo había matado en un arrebato, en una noche de borrachera, sin premeditación, sin plan. Consideraba que no era un monstruo, ni un criminal de carrera. Era un hombre común que había perdido el control. Y él mismo, Albert, había tenido que colgarlo.

En 1974, Albert Pierrepoint rompió el silencio con un libro: “Executioner: Pierrepoint”.

En 1974, Albert Pierrepoint rompió el silencio con un libro: “Executioner: Pierrepoint”.

Ese episodio le dejó claro que la horca no disuadía nada, no corregía nada. Solo sumaba más dolor. Era la rutina convertida en tragedia personal. El verdugo se había convertido, sin quererlo, en testigo de la inutilidad de su propio oficio.

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En 1956, Albert Pierrepoint dejó su oficio

No fue un gesto dramático, ni un acto de rebeldía: fue una renuncia silenciosa, cargada de desgaste. Llevaba sobre los hombros el peso de un oficio que exigía frialdad, pero dejaba cicatrices invisibles.

El motivo inmediato de su salida fue más prosaico: una pelea con el Estado británico por los honorarios. El gobierno lo trataba como a un empleado menor, cuando él se consideraba un profesional especializado. Le pagaban mal, tarde, y sin reconocimiento. Pierrepoint se cansó.

Pero detrás de ese pretexto administrativo estaba la verdad: el verdugo ya no creía en la horca. Los casos de Timothy Evans y de Tish Corbitt lo habían marcado para siempre.

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En 1965, el Reino Unido abolió la pena capital para delitos comunes. Para entonces, Pierrepoint era visto como el último gran verdugo inglés, el hombre que había cerrado una era. Dejó el oficio y volvió a su pub en Lancashire. Para los parroquianos, seguía siendo “Alf”, el tabernero amable. Pocos sabían que esas mismas manos habían accionado la trampilla cientos de veces.

En 1974, Albert Pierrepoint rompió el silencio con un libro: “Executioner: Pierrepoint”. Lo escribió sin adornos: la pena de muerte no servía. No disuadía, no corregía, no impedía que los crímenes se repitieran. Después del libro volvió a su rutina. Se retiró del pub, se mudó a un hogar de ancianos en Southport. Vivió discretamente, con pocas entrevistas y sin protagonismos. Murió en 1992, a los 87 años.

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‘Brazen’ Louvre thieves made targeted heist, treasures could be melted down: expert

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NEWYou can now listen to Fox News articles!

The gang of thieves who robbed the Louvre Museum on Sunday and made off with some of France’s most famous crown jewels might end up melting their loot down, an ex-FBI art crime expert said.

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Tim Carpenter also suggested the team of robbers behind the «shocking» operation were focused on treasures of immense cultural and historical value.

«This was a targeted heist,» Carpenter told Fox News Digital.

«They knew precisely what they were going for, and they understood the value and the cultural significance of these pieces,» he continued. «They also understood that this was extraordinarily important to the people of France.»

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MUSEUM’S ANCIENT BRACELET THEFT JOINS LIST OF OTHER PRICELESS ARTIFACTS STOLEN AND DESTROYED WORLDWIDE

Forensic police officers arrive at the Louvre Museum after reports of a robbery, in Paris, France, October 19, 2025. (Gonzalo Fuentes/Reuters)

Also «shocking,» Carpenter noted, «is that it was a daytime robbery while the museum was open.»

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The Louvre was forced to close its doors following the daring morning theft, which happened in under seven minutes and left police racing to recover the jewels.

The raid, at around 9:30 a.m. local time, targeted the museum’s Apollo Gallery, home to historic treasures linked to Napoleon and Empress Eugénie.

The crew reportedly stole a crown believed to have belonged to Empress Eugénie, Le Parisien reported. 

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According to The Associated Press, eight objects were taken, including a sapphire diadem, necklace and single earring from a matching set linked to 19th-century French queens Marie-Amélie and Hortense.

An emerald necklace and earrings from the matching set of Empress Marie-Louise were also reportedly snatched alongside a reliquary brooch, Empress Eugénie’s diadem and her large corsage-bow brooch.

«They could be melted down or pieced out,» Carpenter explained. «They’ll punch stones out of the crowns, and they’ll cut the stones, and they’ll market them individually.»

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EGYPTIAN OFFICIALS SCRAMBLE TO RECOVER ANCIENT PAINTING STOLEN FROM ‘CURSED’ TOMB AMID RECENT THEFTS

Outside of the Louvre.

Thieves executed a daytime heist at the Louvre Museum, stealing French crown jewels. (Thibault Camus/AP)

According to French daily Le Parisien, the thieves, two of whom were disguised as construction workers, entered the museum after parking next to it. They extended a lift to a first-floor window and smashed it open with an angle grinder.

The time «is when the museum is kind of its most chaotic. People are getting settled,» added Carpenter.

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«They breached through a window and made this really brazen. These guys are fast and moving quickly with a purpose, and they breach, and they get in there really quickly,» he added.

After the heist, Interior Minister Laurent Nuñez spoke to radio station France Inter and said the thieves «entered from the outside using a basket lift» and «a disc cutter» to slice through glass panes containing precious jewels.

«The investigation has begun, and a detailed list of the stolen items is being compiled,» the ministry also said in a statement. «Beyond their market value, these items have inestimable heritage and historical value.»

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THOUSANDS OF PROTESTORS PROMPT WORLD-FAMOUS LANDMARK TO CLOSE ITS DOORS ON TOURISTS

People walking around the outside of the Louvre.

The Louvre is the world’s largest and likely most crowded museum.  (iStock)

«Because it’s a historic building, there are just natural vulnerabilities that occur, and these guys just found one of those and found a way to exploit it,» Carpenter said.

«That is definitely a risk,» he continued. «When you look at a building like the Louvre… there always has to be a balance.»

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«I think the local authorities there have a very strong chance of doing a really effective criminal investigation, identifying these perpetrators and hopefully recovering these pieces before they’re lost to us,» concluded Carpenter.

Fox News Digital reached out to the Louvre Museum for comment.

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