INTERNACIONAL
Winners, losers and grab-bags from House GOP’s narrow passage of ‘Big, Beautiful Bill’

With the narrow 215-214 passage of House Republicans’ «Big, Beautiful Bill,» (BBB) there were noted winners and losers, and some entities who felt mixed results from the midnight-oil-burning negotiations and vote.
The House Freedom Caucus (HFC) within the GOP conference appeared to be a key player in BBB talks, as Chairman Andy Harris of Maryland voted «present» while two other HFC members – Reps. Warren Davidson of Ohio and Thomas Massie of Kentucky voted «nay.»
The HFC was initially very concerned about the bill’s spending levels and how quickly – or not – some of the reduction measures would be implemented.
Ultimately, the HFC won out in terms of shifting Medicaid Work Requirements in the bill to take effect by 2027 rather than the originally-proposed 2029 deadline.
MIKE JOHNSON, DONALD TRUMP GET BIG BEAUTIFUL WIN AS BUDGET BILL PASSES HOUSE
On the other GOP flank, moderates and lawmakers from blue states had expressed concern over the State and Local Tax Deduction (SALT) – which helps Democrat-run state residents lessen their tax burden.
Originally, SALT was capped at $10,000, but the budget bill raised it to $30,000 for individuals earning up to $400,000.
Rep. Michael Lawler, R-N.Y., and other blue-state Republicans clashed with President Donald Trump on the matter – with the president retorting that he knew Lawler’s Rockland County district better than he did.
Lawler was seen as a winner in the budget bill’s passage, as his work – along with Long Island Republicans like Rep. Nick LaLota, secured the deduction for their constituents.
Another blue state Republican, Rep. Andrew Garbarino of New York, was one of two nonvoting members – the other being Rep. David Schweikert, R-Ariz., according to the official roll.
Residents of such high-tax states as New York, New Jersey, Illinois, Maryland and California won out in that respect, ensuring that they would be able to continue to utilize SALT.
Outright winners in the bill were Trump and House Speaker Mike Johnson, R-La., — who saw some version of their original effort come to pass.
Trump also saw his sweeping middle- and upper-class tax cuts preserved from expiration, which in turn rendered debt-and-deficit hawks proverbial losers.
ADAM SCHIFF TELLS EPA’S LEE ZELDIN HE’LL CAUSE CANCER AFTER SHOUTFEST
Passage of the bill in the House comes as the national debt currently sits at $36,214,475,432,210.84, according to Fox Business’ National Debt Tracker. The federal deficit will grow by about $2 trillion over 10 years, according to reports, while the tax cuts’ preservation will reduce gross federal revenue.
But Medicaid and SNAP work requirements funding cuts are expected to lessen that blow.
Other winners included illegal immigration hawks, with the bill allocating billions for the Pentagon and for homeland security, including at the U.S.-Mexico border.
Energy interests also won out in the bill’s passage.
The American Petroleum Institute applauded the House for taking another step to «restore American energy dominance.»
«By preserving competitive tax policies, beginning to reverse the ‘methane fee,’ opening lease sales and advancing important progress on permitting, this historic legislation is a win for our nation’s energy future,» the group said in a statement.
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Johnson, left, Trump, right (Getty)
Losers included Democratic leadership, as House Minority Leader Hakeem Jeffries, D-N.Y., saw his caucus vote as a bloc, but with just shy of the partisan force necessary to block the bill.
One particularly upset «loser» in the bill’s passage was House Homeland Security Committee ranking member Bennie Thompson of Mississippi.
«You can’t shovel s—t and call it sugar,» Thompson fumed in a Thursday statement.
«This horrific bill is one of the most shameful grifts I have ever seen played on the American public,» he added.
Abortion providers also lost out via the bill, as it reportedly bans Medicaid disbursements to Planned Parenthood for one year, which could lead to decreased revenue for such organizations.
Opponents of SALT, including members of the HFC also essentially lost out, given the fact the deduction remained intact and was somewhat bolstered.
The bill’s slashing of green energy tax credits also renders that particular corporate sector – including wind, solar and EV concerns – another potential loser in the BBB.
House Budget,Republicans,Donald Trump,Mike Johnson,New York
INTERNACIONAL
Nuevo gobierno en Bolivia: un giro en la economía boliviana, forzado por una crisis estructural

Bolivia se encamina a un nuevo ciclo económico tras 20 años de estatismo en el poder, un cambio reflejado en el actual proceso electoral e impulsado por la necesidad de resolver la crisis en el país, que a septiembre acumula una inflación de 18,33 % y cuya deuda externa hasta agosto llega a 13.741,7 millones de dólares, un 23% del PBI.
El cambio del modelo económico defendido por los Gobiernos del hoy oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) es inminente, pues así lo requiere la urgencia del día a día, algo que fue propuesto -aunque con distintos matices- por ambos candidatos en la contienda electoral que concluyó ayer. El giro implica no solo reducir el Estado sino además acudir a financiadores como el FMI, evitado históricamente por el MAS.
El Gobierno de Luis Arce, que entregará la Presidencia el próximo 8 de noviembre, tuvo desde 2020, cuando llegó al poder de la mano de Evo Morales, un fuerte protagonismo estatal, que continuó hasta los comicios actuales pese a que sus detractores afirman que está agotado. Arce aseguró recientemente que dejará una “economía estable”, con control inflacionario y sostenibilidad fiscal, pese a un contexto externo adverso y a lo que las actuales autoridades nacionales denuncian como un “sabotaje político” desde el Legislativo.
Los críticos del Gobierno no coinciden con esto y mencionan, por ejemplo, el déficit comercial de 579,8 millones de dólares acumulado entre enero y agosto, o la inflación de 18,33 % en los primeros nueve meses del año que supera el 7,5 % proyectado para todo 2025. El saldo de la deuda externa hasta agosto es de 13.741,7 millones de dólares, el 23,1 % del PIB del país, y las reservas internacionales netas (RIN) llegaron a 3.275 millones hasta septiembre.
El reporte del descenso de las reservas a principios de 2023 coincidió con la persistente falta de dólares en la economía boliviana, a lo que se suman los recurrentes problemas de abastecimiento de combustibles por los que en los últimos días nuevamente se formaron largas filas de vehículos que buscan gasolina o diésel.
Aunque el gobierno saliente proyectó para este año un crecimiento económico de 3,51 %, pero organismos como el Banco Mundial (BM) auguran a Bolivia un decrecimiento de 0,50 %.
El gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, Gary Rodríguez, recordó que en 2006 “se proclamó el fin” de la llamada “época neoliberal” que en su momento permitió “sacar a Bolivia” de la “hiperinflación y la recesión” experimentadas a principios de la década de los años 1980.
“La necesidad de resolver la crisis que vive hoy el país abre la posibilidad de cambiar el modelo del Estado plurinacional, luego de 20 años de experimentar un ‘proceso de cambio’ que funcionó mientras el país se benefició del auge económico mundial, por los altos precios para las materias primas que exportaba”, dijo Rodríguez a EFE. Uno de esos productos fue el gas natural, pero la declinación de su producción en los últimos años “convirtió a Bolivia en un importador nato de diésel y gasolina, con la complicación de que, al exportar cada vez menos” gas, importar más líquidos y “reducirse las reservas netas al mínimo, no tenía ya los suficientes dólares para hacerlo, trastocándolo todo”, indicó.
Rodríguez consideró que el ganador del balotaje recibe un país “con alta inflación y recesión económica”, es decir, con “estanflación”, por lo que consideró que uno de los temas prioritarios para el próximo Gobierno será “normalizar la provisión de combustibles”. Lo siguiente debe ser “conseguir dólares para cumplir con el servicio de la deuda y las necesidades de importación, controlar la inflación para evitar una eclosión social e incentivar la creación de empleos de emergencia”, agregó.
A su juicio, también será importante “un cambio de visión y actitud en la población”, pues “mucha gente se ha acostumbrado a vivir del Estado por casi 20 años”, o a esperar que el gobierno solucione sus necesidades. “Este cambio tendría que ver con que el Estado dé las condiciones necesarias para que los ciudadanos sean los verdaderos actores del desarrollo y un cambio que tenga que ver con el funcionamiento del mercado, y no del Estado, como ocurrió por 20 años”.
INTERNACIONAL
Tabernero y verdugo por herencia familiar: la historia de Albert Pierrepoint, el hombre que colgó a los nazis

Un oficio tan necesario como ingrato
Era de un barrio obrero de Clayton, Lancashire, donde el trabajo duro y la rutina marcaban el pulso de la vida. Apenas tuvo uso de razón, Albert Pierrepoint se enteró que su familia guardaba un secreto singular: la horca. Su padre, Henry, había sido verdugo oficial. También su tío, Thomas.
En la casa, el tema se trataba a media voz, con esa mezcla de vergüenza y orgullo que acompaña a los oficios oscuros. Para Albert, la figura del padre era la de un hombre severo, respetado por algunos y odiado por otros, que desaparecía de casa durante unos días y volvía con el silencio de quien carga un oficio que no se cuenta.
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El pequeño Albert creció con la idea de que la ejecución de un preso condenado a muerte no era un acto extraordinario, sino un trabajo. Un oficio tan necesario como ingrato. Mientras otros chicos soñaban con ser futbolistas o soldados, él escuchaba historias de medidas de soga, de la obligación de ser rápido y preciso.
Años más tarde, escribiría que desde los once años ya sabía lo que quería ser: el verdugo de Inglaterra. No por morbo ni sadismo, sino porque creía que era el oficio que le daba continuidad a su sangre. En su lógica, la horca era un deber familiar, casi una herencia. En la mesa familiar, entre cucharadas de sopa y pan duro, Albert aprendió que la muerte también podía ser un empleo.
Pierrepoint con sus instrumentos de trabajo.
En 1932, Albert Pierrepoint se presentó ante las autoridades del Home Office para ser verdugo. No había oposición: el apellido abría la puerta. Era la tercera generación de Pierrepoints para la horca.
El oficio no se aprendía en libros
Había que pasar por un curso práctico en la prisión de Pentonville: cálculos de caída, uso de la soga, manejo del condenado. Todo debía ser exacto. Un error podía significar un espectáculo sangriento, algo inadmisible para el sistema británico, que buscaba mostrar la horca como un acto casi quirúrgico.
Albert demostró destreza. Tenía la obsesión de la precisión: medía la altura, el peso, calculaba la longitud de la cuerda para que la muerte llegara en segundos, sin mutilaciones ni escenas grotescas. Su lema era claro: “Rápido, limpio, sin espectáculo”.
Al mismo tiempo, llevaba una vida normal. De día trabajaba como empleado, más tarde abriría un pub en Lancashire, donde charlaba con vecinos y clientes, servía cerveza y era visto como un hombre cordial. Nadie, salvo los más cercanos, sabía que de tanto en tanto desaparecía un par de días para cumplir con un encargo que no admitía preguntas.
Así comenzó su doble vida
Tabernero afable de lunes a viernes, y, de vez en cuando, ejecutor del Estado británico. Un hombre que podía conversar sobre fútbol en la barra del pub y, horas después, calcular con calma la caída de un condenado.
Albert Pierrepoint no se veía a sí mismo como un verdugo sanguinario, sino como un profesional de la precisión. La técnica era todo: se trataba de calcular la caída justa para romper el cuello de un solo tirón. Muy corta, el condenado se asfixiaba lentamente; demasiado larga, y la cabeza podía separarse del cuerpo. Pierrepoint no toleraba fallos. Medía peso, altura, complexión, y con esas variables determinaba la longitud exacta de la soga. Llevaba un cuaderno meticuloso donde anotaba cada caso, como un contador de la muerte. Pierrepoint en su taberna.
Era rápido. Abría la trampilla en cuestión de segundos desde que entraba al patíbulo. Se jactaba de poder completar una ejecución en siete segundos: desde que tocaba el brazo del condenado hasta que el cuerpo colgaba sin vida. El secreto, decía, era no prolongar nada. Ni palabras, ni gestos. Solo el acto técnico.
Su estilo lo convirtió en el verdugo de referencia del Reino Unido. Cuando había una ejecución complicada o un caso de alto perfil, llamaban a Pierrepoint. En la posguerra, llegaría a sumar más de 400 ejecuciones en su haber. Mientras tanto, seguía siendo el dueño simpático del pub, el vecino que escuchaba historias y servía tragos.
Pierrepoint, el arma silenciosa del Estado británico
Con la guerra, Pierrepoint pasó de ejecutar criminales comunes a convertirse en arma silenciosa del Estado. Entre 1940 y 1945 fue llamado una y otra vez, había espías alemanes capturados en suelo británico, acusados de infiltración o sabotaje. Cada uno terminaba en la horca con Pierrepoint.
En 1945, lo enviaron a Alemania, a la prisión de Hamelin, donde estaban recluidos decenas de criminales de guerra nazis. Fue allí donde su método se puso a prueba al máximo. En cuestión de semanas, ajustició a más de 200 personas: oficiales de las SS, guardias de campos de concentración, médicos que habían experimentado con prisioneros. Pierrepoint, tras su retiro.
La rutina era macabra: uno tras otro, en fila, cada condenado subía las escaleras, recibía la cuerda al cuello, y en segundos quedaba colgando. Pierrepoint se movía con la misma frialdad que en su pub al servir una cerveza.
Entre los más célebres ajusticiados estuvieron Josef Kramer, el “carnicero de Belsen”, e Irma Grese, la guardiana de Ravensbrück y Auschwitz, apodada “la bella bestia”. Para el verdugo inglés, no había diferencias: hombre o mujer, soldado o criminal civil, todos recibían el mismo trato técnico.
En esos días, Pierrepoint dejó de ser un ejecutor británico más y se convirtió en una figura internacional. Los periódicos hablaban del “hombre que colgó a los nazis”. Pero él nunca buscó gloria. Lo veía como un trabajo.
Un caso que conmocionó a la opinión pública británica
En 1950, Albert Pierrepoint recibió una orden como tantas otras: ejecutar a un joven galés de 25 años llamado Timothy Evans, acusado de haber asesinado a su esposa y a su hijita en Londres. El caso había conmocionado a la opinión pública. Evans era un hombre con pocas luces, de carácter débil, fácil de manipular. Había confesado el crimen bajo presión policial y después se desdijo, acusando a su vecino, un tal John Christie. La justicia no le creyó. El jurado lo encontró culpable y la sentencia fue la horca. El 9 de marzo de 1950, en la prisión de Pentonville, Pierrepoint cumplió la orden. Pero tres años después, el caso estalló de nuevo. John Christie, el vecino al que Evans había señalado, fue descubierto como asesino serial. Había estrangulado a varias mujeres en la misma casa de Notting Hill. El horror confirmaba lo que Evans había dicho: el verdadero culpable no era él.
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El escándalo fue mayúsculo. En Gran Bretaña se discutía si la pena de muerte era infalible. El caso Evans demostraba lo contrario: un inocente colgado por error judicial. Y en el centro, sin quererlo, estaba Pierrepoint: el hombre que hizo cumplir una sentencia que nunca debió cumplirse. Ese episodio empezó a cambiar la percepción pública del verdugo. Ya no era solo el hombre rápido y eficaz que había colgado a nazis y criminales. Ahora era también el símbolo de un sistema capaz de matar a un inocente.
La horca para un amigo
Los clientes del pub de Albert le tenían aprecio. Entre los más habituales parroquianos estaba James Henry “Tish” Corbitt, un hombre de carácter bohemio, que pasaba noches enteras en el bar cantando canciones populares. Se hicieron amigos: compartían tragos, chistes y confidencias.
En aquél mismo año de 1950, la amistad se quebró. Corbitt mató a su amante en un ataque de celos, después de una borrachera. Fue arrestado, juzgado y condenado a muerte. Y el verdugo asignado no era otro que Pierrepoint. El 28 de noviembre de 1950, en la prisión de Strangeways (Manchester), se produjo el encuentro imposible. Pierrepoint entró en la celda del condenado. Corbitt lo miró y dijo: “Hello, Alf”. Así lo llamaba en el pub, con confianza. Y Pierrepoint respondió: “Hello, Tish”. Saludo de amigos. El verdugo ajustó la soga al cuello de su amigo y abrió la trampilla. En segundos, Corbitt estaba muerto.
Para Pierrepoint, esa ejecución fue distinta a todas. En sus memorias escribió que ese día comprendió que la pena capital no tenía sentido. Para él, su amigo había matado en un arrebato, en una noche de borrachera, sin premeditación, sin plan. Consideraba que no era un monstruo, ni un criminal de carrera. Era un hombre común que había perdido el control. Y él mismo, Albert, había tenido que colgarlo. En 1974, Albert Pierrepoint rompió el silencio con un libro: “Executioner: Pierrepoint”.
Ese episodio le dejó claro que la horca no disuadía nada, no corregía nada. Solo sumaba más dolor. Era la rutina convertida en tragedia personal. El verdugo se había convertido, sin quererlo, en testigo de la inutilidad de su propio oficio.
En 1956, Albert Pierrepoint dejó su oficio
No fue un gesto dramático, ni un acto de rebeldía: fue una renuncia silenciosa, cargada de desgaste. Llevaba sobre los hombros el peso de un oficio que exigía frialdad, pero dejaba cicatrices invisibles.
El motivo inmediato de su salida fue más prosaico: una pelea con el Estado británico por los honorarios. El gobierno lo trataba como a un empleado menor, cuando él se consideraba un profesional especializado. Le pagaban mal, tarde, y sin reconocimiento. Pierrepoint se cansó.
Pero detrás de ese pretexto administrativo estaba la verdad: el verdugo ya no creía en la horca. Los casos de Timothy Evans y de Tish Corbitt lo habían marcado para siempre.
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En 1965, el Reino Unido abolió la pena capital para delitos comunes. Para entonces, Pierrepoint era visto como el último gran verdugo inglés, el hombre que había cerrado una era. Dejó el oficio y volvió a su pub en Lancashire. Para los parroquianos, seguía siendo “Alf”, el tabernero amable. Pocos sabían que esas mismas manos habían accionado la trampilla cientos de veces.
En 1974, Albert Pierrepoint rompió el silencio con un libro: “Executioner: Pierrepoint”. Lo escribió sin adornos: la pena de muerte no servía. No disuadía, no corregía, no impedía que los crímenes se repitieran. Después del libro volvió a su rutina. Se retiró del pub, se mudó a un hogar de ancianos en Southport. Vivió discretamente, con pocas entrevistas y sin protagonismos. Murió en 1992, a los 87 años.
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‘Brazen’ Louvre thieves made targeted heist, treasures could be melted down: expert

NEWYou can now listen to Fox News articles!
The gang of thieves who robbed the Louvre Museum on Sunday and made off with some of France’s most famous crown jewels might end up melting their loot down, an ex-FBI art crime expert said.
Tim Carpenter also suggested the team of robbers behind the «shocking» operation were focused on treasures of immense cultural and historical value.
«This was a targeted heist,» Carpenter told Fox News Digital.
«They knew precisely what they were going for, and they understood the value and the cultural significance of these pieces,» he continued. «They also understood that this was extraordinarily important to the people of France.»
MUSEUM’S ANCIENT BRACELET THEFT JOINS LIST OF OTHER PRICELESS ARTIFACTS STOLEN AND DESTROYED WORLDWIDE
Forensic police officers arrive at the Louvre Museum after reports of a robbery, in Paris, France, October 19, 2025. (Gonzalo Fuentes/Reuters)
Also «shocking,» Carpenter noted, «is that it was a daytime robbery while the museum was open.»
The Louvre was forced to close its doors following the daring morning theft, which happened in under seven minutes and left police racing to recover the jewels.
The raid, at around 9:30 a.m. local time, targeted the museum’s Apollo Gallery, home to historic treasures linked to Napoleon and Empress Eugénie.
The crew reportedly stole a crown believed to have belonged to Empress Eugénie, Le Parisien reported.
According to The Associated Press, eight objects were taken, including a sapphire diadem, necklace and single earring from a matching set linked to 19th-century French queens Marie-Amélie and Hortense.
An emerald necklace and earrings from the matching set of Empress Marie-Louise were also reportedly snatched alongside a reliquary brooch, Empress Eugénie’s diadem and her large corsage-bow brooch.
«They could be melted down or pieced out,» Carpenter explained. «They’ll punch stones out of the crowns, and they’ll cut the stones, and they’ll market them individually.»
EGYPTIAN OFFICIALS SCRAMBLE TO RECOVER ANCIENT PAINTING STOLEN FROM ‘CURSED’ TOMB AMID RECENT THEFTS

Thieves executed a daytime heist at the Louvre Museum, stealing French crown jewels. (Thibault Camus/AP)
According to French daily Le Parisien, the thieves, two of whom were disguised as construction workers, entered the museum after parking next to it. They extended a lift to a first-floor window and smashed it open with an angle grinder.
The time «is when the museum is kind of its most chaotic. People are getting settled,» added Carpenter.
«They breached through a window and made this really brazen. These guys are fast and moving quickly with a purpose, and they breach, and they get in there really quickly,» he added.
After the heist, Interior Minister Laurent Nuñez spoke to radio station France Inter and said the thieves «entered from the outside using a basket lift» and «a disc cutter» to slice through glass panes containing precious jewels.
«The investigation has begun, and a detailed list of the stolen items is being compiled,» the ministry also said in a statement. «Beyond their market value, these items have inestimable heritage and historical value.»
THOUSANDS OF PROTESTORS PROMPT WORLD-FAMOUS LANDMARK TO CLOSE ITS DOORS ON TOURISTS

The Louvre is the world’s largest and likely most crowded museum. (iStock)
«Because it’s a historic building, there are just natural vulnerabilities that occur, and these guys just found one of those and found a way to exploit it,» Carpenter said.
«That is definitely a risk,» he continued. «When you look at a building like the Louvre… there always has to be a balance.»
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«I think the local authorities there have a very strong chance of doing a really effective criminal investigation, identifying these perpetrators and hopefully recovering these pieces before they’re lost to us,» concluded Carpenter.
Fox News Digital reached out to the Louvre Museum for comment.
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