SOCIEDAD
El misterio de las nubes y su influencia en el clima de la Tierra: lo que nos cuentan 30 años de imágenes

Las nubes son uno de los misterios del clima de la Tierra, una naturaleza etérea que contiene cientos y hasta miles de toneladas de agua en forma de gotitas suspendidas, flotando en la atmósfera como podrían flotar en un sueño. Desempeñan un papel doble: por una parte, reflejan la energía del Sol de vuelta al espacio glacial, lo que enfría la atmósfera (las nubes bajas), pero también atrapan la energía del suelo, (las altas), lo que la calienta. A nivel local, que gane un efecto u otro depende de su naturaleza volátil: el tamaño, ubicación, la cantidad de agua que contengan…, es fácil que una tormenta, por ejemplo, oculte un millón de toneladas de agua enfurecida.
De momento, y considerando todas las nubes del planeta, la evidencia científica dice que gana el enfriamiento y la superficie de la Tierra es más fría con nubes de lo que sería sin ellas, pero su efecto sobre el clima es complejísimo e introduce mucha incertidumbre en los modelos climáticos y de predicción. Además, igual que las nubes afectan al clima, los cambios en el clima afectan a las nubes, y no se tiene nada claro cómo evolucionará esta relación en una Tierra cada vez más caliente.
En un estudio reciente, publicado en la revista Climate Dynamics, investigadores del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA y de la Universidad de Estocolmo han analizado más de 30 años de imágenes de nubes tomadas por satélites meteorológicos de la NASA (Terra, Aqua, CALIPSO, entre otros). En él, afirman haber detectado un estrechamiento de una de las franjas nubosas más consistentes de la Tierra: una capa blanca que rodea el Ecuador como un abrazo. Según los climatólogos, esta desaparición —que cifran en un 1,5% por década—, estaría permitiendo la entrada de más luz solar, al reflejar menos, lo que calentaría más la atmósfera, potenciando la espiral del calentamiento global. También detectaron otros cambios en los patrones de nubes, como desplazamiento desde latitudes medias hacia los polos.
La desaparición de las nubes podría tener más consecuencias, además de hacer del cielo una tristeza para los pintores y los poetas. Los instrumentos de las agencias espaciales llevan décadas detectando otro misterio: el desequilibrio entre la energía solar que recibe la Tierra y la que emite. Porque el balance parece claro: entra más de la que sale.
Buena parte se atribuye a la mano humana, las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de enormes masas de hielo reflectante, como en el Ártico, que hacen esté llegando más energía a la superficie terrestre, pero el resto no está claro. Los investigadores se plantean si la desaparición de las nubes es el factor que falta para explicarlo, lo que coincidiría con otros estudios, como este publicado en Surveys in Geophysics hace unos meses por climatólogos del Centro de Investigación Langley de la NASA.
Nubes y aerosoles
En los cielos hay más que gotas de agua. Los aerosoles son partículas que flotan en la atmósfera: polvo que mueven los vientos desde los desiertos, cenizas resplandecientes de fuegos como los están devorando California, emisión de volcanes, polenes, emisión de transporte y agricultura…
“Los aerosoles permiten la formación de nubes, pero también reflejan y atrapan la energía, de forma que ambos se afectan mutuamente”, explica Carmen Córdoba Jabonero, investigadora del área Investigación e Instrumentación Atmosférica del INTA. Para estudiar la turbulenta complejidad del trío nubes-aerosoles-radiación para influir en el clima, la Agencia Europea del Espacio (ESA) y la japonesa JACSA, lanzaron en mayo el satélite EarthCARE, que en estos momentos orbita a 400 km sobre la superficie terrestre.
EarthCARE viene de las siglas en inglés de Earth Cloud Aerosol and Radiation Explorer (Explorador de Nubes, Aerosoles y Radiación Terrestres). Cuenta con cuatro instrumentos a bordo: un lidar atmosférico, que mide la posición en altura de las nubes y los aerosoles; un radar de perfil de nubes para verlas por dentro; cámaras para tomar imágenes multiespectrales, muy detalladas y en diferentes longitudes de onda de luz, y un radiómetro de banda ancha, que mide la radiación solar del espacio y la radiación infrarroja procedente de la Tierra. Córdoba Jabonero es una de las responsables de la fase de validación y calibración en tierra de estos instrumentos en la que se encuentra actualmente la misión.
La científica dirige también el proyecto CLAVEL que acaba de ser aproado por la Agencia Estatal de Investigación. CLAVEL se basa en la medida de nubes y su interacción con dos tipos de aerosoles: polvo desértico y aerosol marino. Participan investigadores de la Universidad de Évora, en Portugal, que están en contacto con las islas Azores, y también científicos de la Isla de la Reunión. “El Arenosillo, en Huelva, que es la estación del INTA para investigaciones atmosféricas, y Évora son zonas influenciadas por el transporte de polvo saharianao, mientras que las Azores y la isla de la Reunión son entornos marítimos. CLAVEL se basa en el estudio de estos dos entornos en diferentes localizaciones”, explica la investigadora, que añade que, “todos estos estudios, tanto de aerosoles como en nubes, lo hemos aplicado a otros proyectos planetarios, por ejemplo, instrumentación que hay en Marte también dedicada al polvo, o a nubes de hielo. Nuestros resultados terrestres son extrapolables a otros entornos. Siempre estamos faltos de financiación, pero hacemos lo que más o menos podemos con los recursos dados”.
Nubes y drones
José Luis Sánchez, investigador de Física Atmosférica en la Universidad de León, ha participado desde 1997 en varias campañas de vuelos en tormentas y analizado más de 180.000 piedras de granizo. Cuenta que se interesó por las nubes cuando, de niño, vivía en Segovia. “Me fascinaba cómo podían ser que, en verano, con el calor que hacía algunos días, del cielo acabará cayendo hielo. Y, además, pudiera dar un ruido tan tremendo que son los truenos”.
Sánchez está a la espera de que encuentre financiación un proyecto con el INTA para probar un sistema antihielo en drones al que aportaría modelos climáticos de observación y predicción. “Hay un tipo de gotas en las nubes que están en fase líquida, aunque estén a temperaturas muy bajas. Cuando esas gotas impactan contra un avión o un dron, pueden congelar y producir una carga de hielo enorme: pueden formar un centímetro de hielo en un minuto. Esto es muy peligroso porque son nubes invernales, nubes muy habituales que se dan cuando entran los frentes fríos de invierno”, explica. Estas gotas aparecen en una especie de bolsas muy pequeñas y efímeras, de pocos kilómetros de diámetro, que aparecen y desaparecen rápido. “Si no tienes una predicción razonable”, explica Sánchez, “te pueden dar algún problema”.
La carga de hielo es uno de los riesgos meteorológicos más importantes en aviación. Los aviones comerciales cuentan con sistemas calefactores, pero no los drones que tienen el problema de la poca autonomía energética. “Si metes un sistema calefactor, el tiempo de vuelo se reduce una barbaridad. Además, los drones nacieron como idea militar, por tanto, en escenarios de guerra, pues otra cosa más que cae del cielo. Pero cuando estamos pensando en usos civiles, eso no puede ser”, añade.
También trabajan en otro proyecto para detectar mediante satélite zonas de formación de granizo. “Este muy variable: puede caer en una zona de la ciudad, en otra no, es decir, tiene una diversidad geográfica muy alta y una incidencia muy variable”. Con los registros de datos de sus sensores de granizo, algunos de ellos desde hace más de 25 años, como en Lérida, han visto que cuando existe calentamiento global, como el actual, hay más energía para que las tormentas sean más grandes, pero eso necesariamente cae más granizo.
“Como la altura a la que está la temperatura de cero grados, por el calentamiento, cada vez está más alta —no sé si la gente es consciente que un grado es un montón de metros más arriba—, esto hace, por una parte, hace que la tormenta sea más grande, pero, por otra, el granizo puede descongelarse. ¿Cómo acaba esta pela? En las zonas de montaña, no tiene tiempo para descongelarse y hemos visto que el número de impactos de granizo está aumentando. En las zonas cercanas a baja cota, a 100 o 200 metros de altura, sí le ha dado tiempo a descongelar. Aquí vemos claramente que cada vez hay menos días de granizo, pero más de granizo grande: el que no solía aparecer casi nunca, ahora aparece ya de vez en cuando, y grande te hablo a partir de centímetro y medio, dos centímetros de diámetro, que ya empieza a hacer bastante daño”, concluye. Sánchez y su equipo han encontrado granizos de hasta 10 centímetros de diámetro. En Europa Central también han detectado un aumento en la formación de tormentas de granizo.
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SOCIEDAD
Un psicólogo lo tiene claro: qué significa no ser romántico en una pareja

El amor romántico en una pareja se reproduce y enaltece en películas, novelas e incluso videos virales de redes sociales. Por eso, cuando a una persona no le nace ser romántico en su relación, puede ser considerado como alguien frío, con falta de conexión. Sin embargo, la psicología reconoce que esta manera de afrontar los vínculos no está mal ni se trata de falta de amor, sino que corresponde a una orientación llamada arromanticismo.
Qué implica no sentir atracción romántica en la pareja
No ser romántico no hace referencia a la ausencia de emociones ni de deseo de compañía. Por el contrario, se trata de una orientación afectiva en la que la persona no experimenta, o lo hace pero en niveles muy bajos, atracción romántica hacia otros. Este fenómeno es conocido como arromanticismo y no debe confundirse con apatía emocional ni con asexualidad, que son cosas completamente diferentes.
En este sentido, una persona arromántica puede tener vínculos muy profundos, comprometerse afectivamente, convivir o formar familias. La diferencia es que su manera de conectar con su pareja no pasa por los gestos y expectativas que se asocian usualmente con al amor romántico.
Qué dice la psicología sobre el arromanticismo
En el mundo de la psicología, el arromanticismo empezó a tener visibilizar a comienzos del siglo XXI, especialmente en foros como AVEN (Asexual Visibility and Education Network). Desde entonces, muchos profesionales empezaron a reconocer que las orientaciones románticas también pueden tener matices.
En específico, el término arromántico incluye a personas que nunca sintieron atracción romántica, pero también a quienes la sienten rara vez o bajo condiciones específicas. Entre las categorías más mencionadas se encuentran:
- Gris-romántico: quienes sienten atracción romántica en ocasiones muy raras o bajo circunstancias excepcionales.
- Demiromántico: quienes solo experimentan atracción romántica luego de establecer un vínculo emocional fuerte.
Relaciones sin romance: ¿son posibles?
Es un error pensar que sin romance no puede haber amor. Por el contrario, existen muchísimas maneras diferentes de construir vínculos fuertes, íntimos y duraderos que no responden al estereotipo de una relación romántica.
Leé también: Los cinco mitos del amor que afectan el vínculo con la pareja
Una mujer que mantuvo su identidad anónima publicó en internet una “Carta abierta de una persona arromántica a la comunidad sexual y romántica”, en la que se sinceró: “No siento atracción romántica hacia las personas. No me enamoro, nunca lo he hecho, y la verdad es que tampoco me interesa”.
No necesariamente son asexuales: Aunque algunas personas del espectro arromántico son también asexuales, no todas responden a estas dos características. Pueden sentir deseo y atracción sexual hacia otros, disfrutar de tener relaciones e incluso implicarse en intercambios como besos, abrazos y caricias y considerarlos placenteros. No obstante, esos gestos no son expresión de emociones románticas.
“Tenemos sentimientos, como cualquier persona, porque somos personas. Ser arromántico no significa que seas frío o que no tengas corazón. No significa que no seas una persona apasionada. Simplemente no tengo ningún deseo exclusivamente romántico hacia alguien”, aclaró.
Al ser consultada al respecto, Lilian Zúñiga, psicóloga y académica de la Universidad Andrés Bello, consideró que el arromanticismo es una orientación “de vida, de vincularse con un otro sin la necesidad que exista todo el romanticismo que la mayoría de las personas buscan en una relación de pareja”. En esa misma línea, aclaró: “Acá la cercanía con el otro es más bien de amistad o cercanía de intereses“.
“Los arromanticos no se preparan mentalmente ni psicológicamente ni menos se auto convencen que no quieren romance en su vida, sino que para ellos es algo innato no sentir atracción amorosa ni sexual por el otro. No sienten la necesidad de conquistar a un hombre o una mujer, ni menos están en busca del príncipe azul o la mujer de sus sueños y mantienen un contacto más bien distante a las caricias, besos, abrazos, entre otros, ya que no está intrínsecamente en ellos el generar una relación romántica», agregó.
Leé también: Dónde y cómo sentimos diferentes tipos de amor
Zúñiga también señaló que, aunque no hay una causa específica que explique por qué alguien es arromántico, en algunos casos pueden influir variables como el contexto familiar, las experiencias previas o el entorno emocional durante la infancia. Sin embargo, aclaró que esto no significa que se trate de una patología ni de una consecuencia de traumas.
Amor, Psicología, Parejas, Externo
SOCIEDAD
Sakurai reacciona a las visualizaciones del Kirby Air Riders Direct – Nintenderos

¡Nos llegan más declaraciones de Kirby Air Riders! Son novedades para los fans de este nuevo juego donde está participando Masahiro Sakurai.
Tras conocer que este era el proyecto secreto de Sakurai y su desarrolladora, ahora os traemos los detalles compartidos tras el último Direct. En el directo ya conocimos detalles del modo lento, multijugador, personajes jugables y más, así como su primer gameplay, también supomos que lo tendremos disponible el 20 de noviembre de 2025 en Nintendo Switch 2.
Ahora, tras conocer el resumen y el diferido de su Nintendo Direct, así como su enorme tamaño de descarga y sus precios actualizados, traemos las reacciones de Sakurai al Direct del juego. Ha compartido este mensaje en X:
Ha pasado poco menos de una semana desde el directo de Kirby Air Ride Direct. ¡Ya alcanzó los 4 millones de visualizaciones! Personalmente, estoy impresionado. ¡Sobre todo porque fue muy largo! ¡Muchas gracias!
Recordad que también hemos repasado todos los personajes jugables y todas las habilidades de copia aquí. ¿Qué os parece, fans de Masahiro Sakurai y Kirby Air Riders? Os leemos en los comentarios.
Kirby Air Riders
SOCIEDAD
Endurecen el protocolo para los niños que viven en la calle: la Ciudad interviene y la Justicia puede separarlos de sus padres

Es domingo por la noche y la temperatura marca 10 grados. Claudia está abrigada solamente con una campera de plush color beige, zapatillas de lona y un pantalón jogging gris. Está sentada en la entrada de un supermercado en el barrio de Villa Urquiza con su hija de cuatro años al lado, su beba de ocho meses en brazos, un cochecito roto y un bolso con algo de ropa. Hace varios días que se quedó sin el trabajo que le permitía pagar la pieza de la pensión en donde dormía y ahora la avenida Triunvirato se convirtió en el lugar en el que espera una solución y trata de encontrar algunos minutos de paz antes de que el dueño de algún comercio la eche de la vereda. Ir a los refugios que ofrece el gobierno porteño no es una opción para ella. “Tengo miedo de que me roben las cosas y no sé qué le puede pasar a ellas tampoco”, dice mientras señala a las niñas.
La historia de Claudia se repite en todo el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En los bancos de las plazas. En la entrada de los edificios. En la rampa de acceso a los bancos. En las paradas de colectivos. En las estaciones de tren. En los asientos del subte. En la mayoría de las cuadras -sobre todo en las zonas más concurridas- hay un adulto con uno o más niños que duermen en sus brazos. Juegan sentados a su lado y estiran la mano cuando pasa alguien por la vereda.
Ante estas situaciones, la administración de Jorge Macri dice tener una determinación: llegar hasta la última instancia para que los niños no estén en la calle, aunque esto implique actuar para que la Justicia los separe de los adultos y les quite la custodia. Durante el último semestre de 2024 se dictaron 15 medidas excepcionales en esta línea.
Bajo esta premisa, en febrero del año pasado, el gobierno porteño creó el protocolo “Cero niños en calle”, que endureció el manejo de niños en condiciones de vulnerabilidad. Si bien la situación de calle ya era considerada un factor de riesgo en las gestiones anteriores, con la nueva normativa pasó a tener la misma jerarquía que otros casos graves de vulneración de derechos, como el maltrato o el abuso sexual infantil. Además, hace hincapié en la necesidad de actuar con inmediatez y de aplicar medidas de protección directas para niños, niñas y adolescentes en situación de calle.
Así, advierten, se busca “garantizar una respuesta institucional efectiva que proteja los derechos de niños y niñas en situación de extrema vulnerabilidad y riesgo”. “Con el protocolo pudimos afinar el mecanismo y articular todo para dar una mejor intervención”, indican a LA NACION desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad. Esto implica llegar a extremos, como avanzar para remover la tutela de los menores.
Si bien el gobierno porteño despliega recorridas callejeras en momentos particulares del año -como ocurre con el Operativo Frío, que asiste a personas en situación de calle durante la temporada de bajas temperaturas-, en estos casos, la asistencia se realiza a demanda: los vecinos se comunican telefónicamente con la línea 108 de Atención Social Inmediata para denunciar y ahí se da inicio al protocolo.
En la sede de la Red de Atención, ubicada en el barrio porteño de San Cristóbal, los teléfonos suenan las 24 horas, los siete días de la semana. Pese a eso, en la sala en donde casi una decena de operadores responden a los llamados y derivan las denuncias a los equipos de profesionales del Ministerio solo se escuchan murmullos leves. Vestidos con la campera amarillo chillón que también lucen las camionetas que salen a hacer los recorridos, miran fijo las pantallas de las computadoras en donde no paran de aparecer nuevos casos y nuevas personas que necesitan ayuda.
En teoría, el protocolo funciona de la siguiente forma: cuando se denuncia la presencia de un menor en la calle, los especialistas realizan lo que se denomina un “abordaje de familias de riesgo”. Esto consiste en invitar a las familias a que, de forma completamente voluntaria, se acerquen a alguno de los 47 Centros de Inclusión Familiar (CIS). La decisión depende exclusivamente de cada adulto y el personal de la Red de Atención no puede obligarlos.
Según datos aportados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en los últimos años se redujo casi un 100% la cantidad de casos de niños que viven de forma crónica en la calle, lo que contrasta con el cuadro cotidiano que se puede ver día y noche en el AMBA. Un relevamiento publicado en 2024 por Unicef arrojó que el número de menores en “situación crónica” de calle en la Argentina aumentó al 14,3% en el primer semestre de 2023, lo que equivale a aproximadamente 1,8 millones de niños y niñas sin hogar.
“El tema de la calle es cada vez más complejo. No es lo mismo hoy que hace 5 o 10 años atrás, se profundizó la situación con el tema del consumo de alcohol, drogas u otras sustancias. Los chicos en la calle no pueden estar ni un solo día porque quedan expuestos a situaciones de violencia o de consumo”, indican desde el Gobierno porteño.
El ministro de la cartera porteña, Gabriel Mraida, detalla a este medio: “Los convocamos a los Centros de Inclusión Familiar y ahí hacemos casi todo: les damos apoyo habitacional; los ayudamos a tramitar el DNI en caso de que no lo tengan o lo hayan perdido; los acompañamos por si no saben cómo hacerlo; les conseguimos vacantes en las escuelas y jardines que estén ubicados cerca de los centros. Todo eso hasta que el adulto acomode su vida”.
En algunos casos puede ocurrir que, por distintas cuestiones, los adultos rechacen las políticas públicas ofrecidas por las autoridades y sostengan su presencia en la calle. Ante estos escenarios, la orden del gobierno porteño es taxativa: “Los chicos en la calle no”. Esto implica, en las situaciones más extremas, que por decisión de un juez -y a través del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (CDNN) se les quite temporalmente o de forma definitiva la custodia de los menores a sus adultos responsables. “Los trabajadores sociales son los que evalúan la situación. Ellos ven una, dos, tres veces si les dan una chance más, si los adultos realmente están tratando de solucionar los problemas”, explican desde el Gobierno de la Ciudad.
La intervención de la Justicia
Cuando la Justicia determina la quita temporal de la guardia, se interviene y dictamina una medida de amparo cautelar que envía al menor a algún hogar hasta que los asistentes sociales consideren que los adultos “regularizaron su situación de vida”. “El Estado media como garante cuando hay vulneración de los derechos”, explica al respecto Carolina Videtta, abogada especializada en Derecho de Familia.
Una vez adoptada la medida de separación familiar dictada por el CDNNyA, el menor ingresa al sistema de cuidados alternativos a través de una familia de acogimiento o de un hogar de menores (en los que, en la Ciudad, actualmente viven 404 niños). Al presentar la cautelar, la Justicia también interviene para verificar que la situación amerite la decisión, ya que solo debe darse en casos que se consideren excepcionales por los actores del proceso judicial. “Si el Estado demuestra que se ofrecieron todas las políticas públicas existentes para evitar el desmembramiento familiar y eso no alcanzó para revertir la situación, ahí se habilita la adopción de estas medidas”, indica la letrada.
Este proceso sigue un hilo conductor como base, pero no funciona de forma lineal en todos los casos, ya que depende de la decisión que tome cada magistrado al tener en cuenta la historia de cada individuo. A su vez, este estado de protección es una resolución temporal, que según la ley no puede extenderse durante más de 180 días. Durante ese período, el Gobierno trabaja con los niños para que regresen con sus padres: el objetivo del plan de restitución siempre es que las familias puedan volver a unirse.
“Se trabaja con los progenitores, con los niños y con las redes de la familia”, dice Videtta y añade: “Hay un impacto psicoemocional en los niños. También hay una deficiencia: hay pocos lugares a donde pueden ir juntos si son grupos de hermanos de distintas edades y sexos. Entonces se produce el desmembramiento del adulto responsable y también la separación de los hermanos”.
En caso de que, tras el plazo establecido por la Justicia, la situación parental no se pueda resolver, entran en juego las figuras de adopción, guarda judicial o tutela. “Tiene que darse por cuestiones personales como adicciones o situaciones de abuso o violencia, no por falta de políticas públicas, porque eso sería responsabilidad del Estado”, advierte Videtta.
Y suma: “Ahí aparece el Código Civil y Comercial: si los niños no pueden estar con los padres, se trata que estén con un adulto de referencia, alguien con quien tengan un vínculo afectivo o parte de la familia ampliada. Si no cuentan con estas opciones, se pasa a la adopción tradicional: el organismo administrativo dictamina y le dice al juez que el niño está declarado para ser de situación de adoptabilidad. La Justicia evalúa por última vez las condiciones y, si determina el proceso como correcto, extingue el vínculo jurídico con los progenitores y entra en el sistema de adopción”.
Las fallas en el sistema
Los procesos que llegan a determinar si un niño puede ser devuelto con sus familias o bien debe continuar con el proceso de adopción llevan mucho más tiempo del determinado por la ley. “Es una falencia del sistema. Debería durar 180 días, pero, en la realidad, eso no sucede”, lamenta la abogada y discrepa con lo planteado por el gobierno porteño: “Todo esto va de la mano de políticas públicas. Al trabajar con un grupo familiar, si le querés dar un turno no te lo dan ni para hoy ni para mañana, te lo dan con un mínimo de seis meses para adelante. Es difícil si tengo seis meses para trabajar y el sistema público no me ofrece los recursos necesarios”.
Y cierra: “La gran falla de todo esto tiene que ver con la falta de políticas públicas. Los niños están en una franja de absoluta vulnerabilidad social: si tuviésemos políticas fuertes y que dieran respuesta a una problemática, no tendríamos la cantidad de gente en situación de calle que tenemos”.
Desde la administración porteña apuntan directamente contra el gobierno bonaerense, ya que aseguran que muchas de las personas que se ven en las calles de la Ciudad durante el día provienen de diferentes distritos del conurbano bonaerense. “Siempre tratamos de que la provincia se haga cargo y haga algo, pero no hacen mucho. Nunca hubo de parte del gobierno de la provincia de Buenos Aires una iniciativa o algo de diálogo para intentar solucionarlo”, remarcan.
Al ser consultados por este medio al respecto de estas declaraciones, desde el gobierno bonaerense afirman que su única respuesta es “el trabajo que se viene haciendo”. “Tenemos en marcha la Campaña Invierno y la red de Centros de Integración Social, más los dispositivos móviles y articulación con los municipios”, dicen fuentes del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, comandado por Andrés “Cuervo” Larroque.
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