SOCIEDAD
Marie Kondo, experta en orden: “Esto es lo primero que hago en mi rutina mañanera”

Minimalismo, serenidad y propósito. Tres palabras que resumen la filosofía de Marie Kondo, la reconocida experta japonesa en orden que revolucionó la manera de organizar los hogares con su célebre Método KonMari. Pero su enfoque va más allá de doblar ropa o limpiar estantes: se trata de crear armonía entre el entorno y el bienestar interior.
¿Cuál es el primer paso de su rutina?
El primer paso de su rutina no tiene que ver con limpieza ni organización: es un gesto sencillo, pero cargado de significado. «Lo primero que hago cuando me levanto es subir las cortinas. Dejar que la luz entre en casa cambia por completo la energía“, explica Kondo.
Luego abre todas las ventanas para que el aire fresco circule libremente. Este acto simboliza la renovación de la energía del hogar, una forma de despedirse del día anterior y dar la bienvenida a uno nuevo con claridad y ligereza.
Pequeños hábitos que marcan la diferencia según Marie Kondo:
- Ventilar la casa: abrir todas las ventanas para que circule aire fresco y renovar la energía del hogar.
- Disfrutar de una sopa de miso casera: un momento de nutrición, calma y gratitud.
- Encender incienso suave: su aroma crea una atmósfera tranquila y enfocada.
- Dedicar tiempo a la lectura: mantener la mente inspirada es un hábito esencial.
- Revisar los planes del día: asegurarse de que cada acción esté alineada con lo que realmente aporta bienestar.
Leé también: Cómo es el método 21 para tener éxito al ordenar tu casa
Principios detrás de la rutina:
- Cada paso tiene un propósito, nada es casual.
- Actos cotidianos como abrir ventanas, encender incienso o disfrutar de un plato caliente son rituales de conexión y gratitud.
- La filosofía de Kondo recuerda que el bienestar empieza en casa y que el orden exterior refleja nuestro orden interior.
- Su célebre pregunta: «¿Esto me inspira alegría?» no solo aplica a los objetos, sino también a rutinas, espacios y emociones que elegimos permitir en nuestra vida.
Marie Kondo, orden
SOCIEDAD
Cuándo empiezan las clases en CABA en 2026

Los estudiantes y docentes que planifican sus actividades durante el receso de verano y los primeros meses del año próximo deben saber cuándo empiezan las clases en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) en 2026, para contar con la referencia de la vuelta a los establecimientos escolares, en sus distintos niveles.
Cuándo empiezan las clases en CABA en 2026
De acuerdo lo informado desde el gobierno porteño a LA NACION, las clases en 2026 comienzan el 25 de febrero, que coincide con un miércoles, tanto para nivel inicial como para nivel primario.
En tanto, la escuela secundaria iniciará sus actividades unos días más tarde: el lunes 2 de marzo de 2026.
Cabe destacar que en todos los casos coincide la fecha de finalización de clases, ya que el ciclo lectivo de 2026 concluye el viernes 18 de diciembre para los tres niveles de enseñanza oficial.
Cuándo caen las vacaciones de invierno en 2026
De acuerdo al cronograma que maneja el Ministerio de Educación porteño, el receso invernal de 2026 se llevará a cabo en las dos semanas que van del 20 al 31 de julio.

En tanto, el Ministerio de Capital Humano, a través de la Secretaría de Educación informó que en la asamblea Nº 147 del Consejo Federal de Educación (CFE) se reafirmó la planificación de calendarios escolares con 190 días de clase para el próximo ciclo lectivo y el cumplimiento de las 760 horas reloj en el nivel primario y 900 horas reloj en secundaria.
El criterio del gobierno nacional para los días de clases en todo el país se basa en el cumplimiento efectivo de la resolución 484/24, que establece que será considerado como día de clase efectivo en los niveles primario y secundario, aquel en el que se haya completado un piso mínimo de 4 horas reloj de actividades pedagógicas con estudiantes.
Cuál es la cantidad mínima de horas de clases para cada nivel
La Secretaría de Educación explica que en caso de no cumplir con la carga horaria de 190 días de clase efectivos (760 horas reloj), en el nivel primario, deberán articularse distintas medidas de recuperación para garantizar el piso. Para el nivel secundario, se contempla un piso mínimo de 900 horas reloj; y para nivel inicial, un mínimo de 570 horas reloj.

Cuándo finaliza le ciclo lectivo 2025 en cada provincia
Este año, los territorios que cerrarán sus aulas primero son Catamarca, Jujuy, y Santa Fe. En estos casos, el ciclo lectivo se dará por finalizado el viernes 12 de diciembre. En tanto, los estudiantes de otros distritos deben esperar al 19 y 22 de diciembre, fecha en que se terminan de cerrar las escuelas para dar paso a las vacaciones de verano en todo el país.
A continuación, las fechas en que terminan las clases en cada distrito de la Argentina en 2025, según detalla el calendario escolar de la secretaría de Educación:
- Buenos Aires: 22/12/25
- Ciudad Autónoma de Buenos Aires: 19/12/25
- Catamarca: 12/12/25
- Chaco: 19/12/25
- Chubut: 19/12/25
- Córdoba: 19/12/25
- Corrientes: 19/12/25
- Entre Ríos: 19/12/25
- Formosa: 19/12/25
- Jujuy: 12/12/25
- La Pampa: 26/12/25
- La Rioja: 19/12/25
- Mendoza: 19/12/25
- Misiones: 22/12/25
- Neuquén: 19/12/25
- Río Negro: 19/12/25
- Salta: 22/12/25
- San Juan: 19/12/25
- San Luis: 19/12/25
- Santa Cruz: 18/12/25
- Santa Fe: 12/12/25
- Santiago del Estero: 19/12/25
- Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur: 19/12/25
Feriado
SOCIEDAD
Le he pedido a ChatGPT que me organice el menú de Navidad. Dudo que mi familia vuelva el año que viene

Me encanta la Navidad. Mientras a otros les repele la idea de empezar a ver luces y árboles adornados, yo me siento como un niño chico. Ya era así desde pequeño, pero reconozco que el tener críos ha conseguido que me guste aún más todo lo que rodea a estas fechas. Eso no quita que, igual que ocurre en verano, ser pobre como una rata le quite algo de gracia al asunto.
Siempre digo que soy del team frío porque el ser del team verano es para los ricos que pueden permitirse estar en un barco en la playa y tener el aire acondicionado en modo criadero de pingüinos todo el día, pero la verdad es que el invierno y la Navidad no se escapan tampoco de esa dicotomía. Hacer equilibrios entre los sobornos a Papa Noel y los Reyes Magos para que traigan los mejores regalos posibles y preparar una comilonas de escándalo es, con los precios de ahora, cada vez más difícil. Y con esa idea en mente, me asomé a ChatGPT para descubrir si me podía echar un cable con el menú de Navidad de este año.
Bueno, bonito y barato
Lo de ser animales de costumbres nos ha llevado a tener una pequeña tradición para la comida de Navidad en mi casa. Tras descubrir la sopa de almejas servida en bollo de pan, un plato típico de San Francisco que desde que lo probé la primera vez se ha convertido en una de las cosas favoritas de mi estómago, prepararlo para estas fiestas se ha convertido en una suerte de marca de nuestra casa.
El problema es que prepararlo suele ser un suplicio antológico, y hacerlo para 20 personas elevara aún más el entusiasmo. Además, encontrar los dichosos bollos, que sean lo suficientemente grandes para hacer un bol de sopa, pero lo suficientemente pequeños para que no parezca una ensaladera, es tan difícil como caro.

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Mientras hablaba con mi mujer del menú de Navidad de este año, no pude evitar recordar el suplicio que supone el tema cada año en la cocina y en el bolsillo y pensé: «pues igual le pueden ir dando por el culo a la tradición». Igual había que tirar de algo más barato, más fácil de preparar y más resultón, así que con la idea de encontrar inspiración acudí a ChatGPT con esa misma pregunta.
«Organízame la comida de Navidad para 20 personas, gastándome lo mínimo posible, sin que cueste mucho de hacer y que quede todo genial». Fácil, sencillo y para toda la familia, ¿no? Pues menudo mustio agarrado ha resultado ser ChatGPT. Tras el mensaje inicial de «qué buena idea», llegó el menú de Navidad más desastroso que he visto jamás.
El menú de Navidad más triste
Dice que me va a ofrecer un menú completo para 20 personas con entrantes, plato principal y postre. Ojo a la selección. ¿Entrantes al centro baratos y lucidos? «Hummus, tortilla de patatas y empanada de atún». Espérate, que no acaba ahí la cosa. ¿De plato principal? «Muslos de pollo al horno con patatas». ¿Y de postre? «Fruta fresca bonita». Por si te pica la curiosidad, por «fruta fresca bonita» entiende colocar mandarinas en una fuente. Me vais a perdonar las formas, pero no pude evitar responderle: «Valiente mierda de comida de Navidad, ChatGPT».
Como entiendo que igual ha confundido la Navidad con una fiesta de cumpleaños del niño del vecino, intento indagar más en qué parte de mi mensaje le ha llevado a ser el cocinero más cutre y vago de la historia. Igual lo de ahorrar al máximo era el problema y, por aquello de que la comida de Navidad es sólo una vez al año, debería eliminar esa parte: «Qué me habrías contestado si te hubiese preguntado: organízame la comida de Navidad para 20 personas sin que cueste mucho de hacer y que quede todo genial».

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Su respuesta se resume en una tabla de embutidos, canapés de paté (con rodajita de pepinillo, eso sí), lomos de cerdo con patatas, y de postre una bandeja de turrones y polvorones acompañados de, evidentemente, unas ricas mandarinas en una fuente. Llegados a este punto empiezo a pensar que igual me estoy perdiendo algo, que igual en Villa Robot la vida es más triste que en el cuento de La vendedora de cerillas y por eso me está dando esas respuestas. Digo, vamos a hacer una cosa, vamos a dejar la pregunta sólo en que quede todo genial.
«Jamón ibérico en pan de cristal, croquetas variadas, crema suave elegante de calabaza y cordero lechal con patatas» ¿De postre? «Tronco de Navidad, sorbete y bandeja de dulces». Reconozco que llegados a este punto habría deseado que hablase de un sorbete de mandarina, pero no, es de limón. En cualquier caso, si lo máximo a lo que puede llegar sin tener limitaciones de por medio es a servirle unas croquetas a 20 personas durante la comida de Navidad, pues igual me quedo con mi sopa. «Oye, ChatGPT, por casualidad tú no sabrás dónde encontrar bollos baratos, ¿verdad?»…
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La noticia
Le he pedido a ChatGPT que me organice el menú de Navidad. Dudo que mi familia vuelva el año que viene
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Rubén Márquez
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SOCIEDAD
Escándalo inmobiliario en CABA: comprar un departamento ya cuesta lo mismo que en Estados Unidos

El mercado inmobiliario porteño acaba de tocar un nivel que para muchos resulta directamente inentendible. En medio de una economía frágil, salarios estancados y un sistema de crédito hipotecario prácticamente inaccesible, los precios para comprar o incluso alquilar una vivienda en Capital Federal se dispararon al punto de volverse un problema estructural que afecta a todo el país.
Y acá aparece el dato más insólito, casi absurdo, que desnuda el problema de fondo: el metro cuadrado en Buenos Aires cuesta prácticamente lo mismo —e incluso más barato en algunos casos— que en ciudades de países del primer mundo como Estados Unidos y España.
¿Cómo se explica que en un país con inflación crónica, salarios bajos, ciclos de devaluación permanente y ausencia de crédito accesible, los departamentos se comercialicen a valores similares a los de dos potencias económicas? ¿Cómo puede sostenerse esto sin que sea una burbuja o una distorsión extrema del mercado?
En Madrid, una capital europea con estabilidad, poder adquisitivo y créditos accesibles, el precio promedio del metro cuadrado ronda los €2.093.
En Estados Unidos, el valor promedio está cerca de los US$ 2.000/m², según portales especializados.
Mientras tanto, en Buenos Aires, un departamento estándar promedia entre US$ 2.300 y US$ 2.400/m², y en barrios premium la cifra escala a US$ 3.000 a US$ 6.000/m², valores que compiten directamente con ciudades donde los salarios son cinco o seis veces más altos.
La pregunta que cualquier argentino debería hacerse es obvia —y preocupante—:
¿Qué lógica tiene pagar precios de “primer mundo” con ingresos de país empobrecido?
Créditos hipotecarios: una ilusión que se vuelve inaccesible
Para quienes sueñan con dejar de alquilar, los créditos hipotecarios tampoco ofrecen una salida realista. Las tasas de interés y las condiciones de acceso se volvieron un escollo insalvable para la mayoría de los hogares:
El Banco Nación elevó su tasa para créditos UVA del 4,5% al 6% TNA, incluso para clientes que cobran sus haberes allí.
Algunos bancos privados ofrecen tasas de entre 7% y 9,5%, lo que convierte las cuotas iniciales en montos difíciles de afrontar.
Los requisitos de ingreso son prohibitivos: para cubrir cuotas superiores a $200.000 mensuales, se exigen ingresos familiares cercanos a $800.000–900.000, un monto lejísimo del salario promedio.
A ello se suma el ajuste por UVA, que hace que la cuota aumente con la inflación, generando inseguridad financiera.
En resumen: los créditos existen, pero no son para la clase media, sino para un grupo reducido con ingresos muy por encima del promedio.
Alquileres por las nubes: mudanzas forzadas y un mercado asfixiante
Si comprar es imposible, alquilar tampoco es una alternativa saludable.
Los alquileres aumentaron tanto que, según relevamientos recientes:
Casi un 30% de los inquilinos tuvo que mudarse porque no podía sostener los aumentos.
Entre el 30% y el 50% de los ingresos familiares se destinan exclusivamente al alquiler; un 14% destina más del 60%.
En CABA, el informe del CESO marca que el costo del alquiler se volvió la primera barrera de ingreso para jóvenes y familias.
A los alquileres se suman depósitos, seguros de caución, comisiones, mudanzas y gastos iniciales que pueden superar fácilmente el millón de pesos, obligando a muchos a pedir préstamos sólo para poder mudarse.
Esto genera un fenómeno creciente: la rotación compulsiva de inquilinos, que no se mudan por elección sino por obligación, atrapados en un ciclo de aumentos y nuevos gastos.
Un círculo vicioso que golpea a la clase media
El cuadro general es claro y preocupante:
- Comprar cuesta lo mismo que en el primer mundo, pero sin salarios ni créditos del primer mundo.
- Los créditos hipotecarios no acercan a la vivienda: alejan.
- Alquilar agota financieramente a millones de personas, que destinan la mitad de sus ingresos al techo.
- Mudarse implica nuevos gastos millonarios, que empujan a la clase media a endeudarse.
Reflexión final: una crisis habitacional que pide acción urgente
Lo que está pasando en Buenos Aires no es una anécdota ni una tendencia pasajera: es una crisis habitacional estructural.
Los precios no acompañan el contexto, no reflejan los salarios y no se corresponden con la realidad económica argentina. Parecen desconectados, como si el mercado inmobiliario funcionara en un país paralelo.
La vivienda —un derecho básico— se está transformando en un privilegio.
El Estado, la sociedad y los actores del sector deberían preguntarse si este modelo es sostenible y hacia dónde conduce:
un país donde una generación entera no puede alquilar dignamente ni comprar jamás.
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