POLITICA
A través de la fotografía, un arquitecto transformó la vida de personas sin hogar y editó tres libros con sus imágenes
buenos aires inédita
Jorge Mazzinghi retratado por Esteban González Iglesias. Abajo, un gato en la ventana de un edificio (2019, Henry Alvarado), un perro se asoma en la vereda (2002, autor anónimo) y un retrato velado (2003, María Lía Fernández)
El Club de Pescadores en Costanera Norte, fotografiado en 2004 por Alberto Luis, de 53 años. Un gato negro en primer plano, en la plaza Barrientos, Recoleta. El cambio de guardia de los granaderos, que marchan detrás de un hombre de camisa y corbata.
En cada postal se descubre un momento de la Ciudad de Buenos Aires retratada como nunca, justamente a través de los ojos de personas en situación de calle. Escenas quizás ignoradas por los transeúntes, con sus costumbres, gestos y lugares que se reflejan en Calle, el proyecto fotográfico que comenzó hace 17 años, como una idea azarosa del arquitecto Jorge Mazzinghi.
Él hizo visible lo que muchas veces es invisible, personas que viven en la calle y que, en algunos casos, necesitan una oportunidad, aunque no logren pedirla. Comenzó entregándoles cámaras fotográficas descartables a aquellos a los se cruzaba más seguido, y les propuso registrar las vivencias de su vida íntima de la ciudad.
Y de crear su propio lado B, el de un arquitecto de casas y edificios importantes que colabora en proyectos sociales y que, con 49 años (y desde hace 17 y en voz baja), impulsó Calle, que cambió la vida de muchos. “Mi objetivo no es erradicar el hambre del mundo, sino simplemente lograr un proyecto a microescala para una comunidad que está en la delgada línea para reinsertarse, que tengan autoestima y un propósito. Hay una activación”.
“Primero, lo vi desde el lado urbano y de la arquitectura, observando cómo generaban sus viviendas, sus casas en la calle con cartones, con nylon, con ingenio. Empecé a trabajar con la gente que vivía enfrente de casa, en una plaza, para que fotografiaran sus “propias casas”. Después fue mutando a algo más fotográfico, se entusiasmaron y empezaron a registrar situaciones cotidianas. Ahí el trabajo se hizo más artístico, de una manera más poética”.
A los 15 días las devolvían. Mazzinghi revelaba las películas y hacía copias de las fotos. Al principio algunas no regresaron, pero las que sí lo hicieron le mostraron imágenes que lo sorprendieron. Desde entonces se entregaron 366 cámaras descartables y se revelaron 4656 fotos.
Una calesita que gira en Boedo, fotografiada en 2022 por Adrián Brarda. La escalera al cielo de la escuela Bernasconi. El tiempo que no pasa para un Peugeot 404, en una calle de Parque Patricios. Un lustrabotas en la peatonal Florida.
Imágenes que se compartían en las reuniones en plazas, iglesias y en cualquier espacio público cambiaron la dinámica. En esa instancia, el arquitecto les entregaba una copia de las fotos, conversaban y compartían experiencias entre ellos, los que vivían una misma forma de vulnerabilidad. “A veces era difícil y tedioso el vínculo, porque no todos están en la misma situación. Hasta que se solidificó una suerte de interrelación. Al principio me quedaba con los negativos, sin saber qué hacer con todo eso”.
El proyecto tomó otra forma cuando se involucró con comedores públicos y hogares, que le permitió formar un “staff” más estable de fotógrafos callejeros. Aumentaba el interés, se sumaron talleres y exposiciones. En 2023 estuvieron en BAphoto, y este año contarán con un espacio propio.
Mientras Calle crecía, también crecía la carrera de Mazzinghi, que abrió un estudio boutique con su socio Joaquín Sánchez, mientras que, paralelamente, se involucraba en proyectos sociales: fue por dos años director de mejoramiento de la Villa 31, donde también hizo un proyecto con Clorindo Testa, ademas del plan de una escuela de boxeo para una fundación.
“Se fue acoplando más gente y hacíamos pequeñas muestras en lugares públicos o en un hall –dice–. Eran fotos únicas de personas en una situación muy particular, vulnerables, sin trabajo y con problemas familiares. Se suele pensar que la gente de la calle está en el último eslabón de la cadena social, pero me encontré con muchos con capacidades intelectuales activas. En los hogares la población es diferente, porque tienen contención, comida y una cama para dormir”.
En un hogar de Parque Patricios se vinculó con 10 entusiasmados fotógrafos de las calles. Ahora ellos se organizan, eligen las imágenes y hasta gestionan su página de Instagram @proyectocalleba. Reemplazaron las cámaras descartables por sus propios celulares que, aunque no cuentan con una tecnología óptima, alcanza para su objetivo. Con ese impulso, Mazzinghi ahora proyecta llevar la experiencia a Montevideo y los Estados Unidos.
Durante la pandemia el arquitecto se había encontrado frente a todo el material en su casa. “Tengo que hacer algo con esto”, se dijo y, mientras ponía orden, imaginó convertirlo en un libro. Así nacieron los tres tomos diseñados por Alejandro Ros que conservan la esencia del proyecto con tapas duras de cartón corrugado y que, en lugar de páginas, contiene 40 postales. Se consiguen en Malba, en la Fundacion Proa y en algunas librerías.
Imágenes únicas de la Ciudad desde los ojos de fotógrafos que viven sus calles. Para mirar y mirarse.
POLITICA
IOMA: Un gigante con presupuesto millonario que no logra cumplir con sus afiliados
El Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA), la mayor obra social de la provincia de Buenos Aires, enfrenta un colapso operativo y financiero que afecta a más de 2,3 millones de afiliados. A pesar de contar con un presupuesto histórico de $1,75 billones proyectado para 2025, las denuncias por la falta de cobertura, recortes en medicamentos y conflictos con los prestadores de salud no cesan.
Millones de pesos, pero pocos resultados
El presupuesto asignado a IOMA supera ampliamente al de otras áreas esenciales como Educación y Seguridad. Sin embargo, estas cifras no se traducen en mejoras significativas para sus afiliados. En muchos municipios bonaerenses, el acceso a la salud a través de la obra social es limitado. Los cortes de convenios con clínicas privadas y la falta de especialistas obligan a los afiliados a recurrir a consultas particulares, generando un impacto económico insostenible para muchas familias.
El organismo, presidido por Homero Giles, tampoco ha transparentado sus gastos desde 2023. Aunque se informan incrementos en cirugías y distribución de medicamentos, estos datos no explican las crecientes dificultades para acceder a prestaciones básicas.
Municipios en crisis: protestas y amparos colectivos
En distritos como Navarro, Olavarría y Mar del Plata, las manifestaciones han cobrado fuerza. En Navarro, un reciente acuerdo que limita la atención médica al hospital local provocó el rechazo de cientos de vecinos, quienes exigen la restitución de convenios con clínicas privadas.
Ocupate de IOMA que es un desastre en lugar de criticar a los demás, retardado, la Provincia es un asco, no se puede vivir más de la inseguridad, no veo la hora que se vayan, inútiles inservibles.
— Daniel (@Daany_ER) November 21, 2024
Mientras tanto, en Mar del Plata, la ruptura de contratos con las principales clínicas dejó a miles de afiliados sin acceso adecuado a la salud. En Azul, junto a otros distritos, se avanza en la presentación de un amparo colectivo ante la Defensoría del Pueblo para revertir la situación.
Propuestas legislativas y resistencia política
La oposición en la Legislatura bonaerense intenta promover medidas para enfrentar la crisis. Entre las propuestas destacan la creación de un Comité de Crisis y la declaración de la emergencia sanitaria y financiera en IOMA. Sin embargo, estas iniciativas enfrentan trabas por parte del oficialismo, que ya bloqueó la interpelación al presidente del organismo.
IOMA aumenta la cobertura de medicamentos al 70% con una inversión récord.
La obra social destina $4.500 millones mensuales adicionales para garantizar el acceso a tratamientos esenciales para patologías crónicas y agudas. https://t.co/T3Tu2WdVjt— Las Heras Noticias (@lhn_noticias) November 21, 2024
Desde algunos sectores se plantea incluso la reforma estructural de la obra social, proponiendo que sus autoridades sean elegidas por los afiliados y que se transforme en un ente autónomo que garantice mayor transparencia en el uso de los recursos.
La incertidumbre de los afiliados
Mientras se debaten posibles soluciones, los afiliados de IOMA siguen enfrentando problemas cotidianos: cirugías canceladas, falta de especialistas, retrasos en turnos y dificultades para obtener medicamentos esenciales.
La pregunta que se plantea ahora es si el presupuesto récord anunciado para el próximo año será suficiente para revertir una crisis que no solo es operativa, sino también de confianza en la gestión. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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