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Todo por un cargo: El silencio complaciente de Maximiliano Abad
El senador nacional y aún titular del comité provincia de la Unión Cívica Radical, Maximiliano Abad no derrocha muchas energías en criticar al gobierno nacional y eso ya no es ninguna novedad. Eso ya no conmueve los ánimos de sus correligionarios, aunque llega un momento en que la agenda o el tema que dispara un debate roza en extremo la sensibilidad, el respeto a los derechos humanos, a la diversidad.
Esto pareció ocurrir desde hace unos días con el dirigente oriundo de Mar del Plata.
No hubo prácticamente, ningún documento, expresión institucional de contundencia con respecto a las polémicas declaraciones del presidente Javier Milei respecto de una preocupante vinculación del colectivo LGTB con la pedofilia.
Luego vino una marcha multitudinaria en la Plaza de los Dos Congresos, en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de dimensiones sólo superadas por las dos movilizaciones en reclamo de mayor presupuesto para la educación pública.
En la manifestación del fin de semana último, el radicalismo careció casi por completo de presencia y brilló por su ausencia el comité provincia que Maimiliano Abad aún conduce. Sólo la UCR porteña y algunos militantes universitarios seguidores del partido de Alem salvaron las ropas.
El silencio de Abad y la ausencia de sus tropas despiertan un interrogante: ¿Se avalaron implícitamente los dichos de Javier Milei?. Es muy aventurado afirmarlo, pero sí le dio la impresión a más de un militante, sobre todo de sectores internos opositores, que el tema de la discriminación no ocupa lugares prioritarios de la agenda del legislador nacional.
El discurso presente de Abad difiere y mucho del de hace unos años. Por caso, el observado en oportunidad de algún encuentro provincial de la militancia realizado hace unos años en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
En tal ocasión, Abad había manifestado en distintas comisiones que todo futuro análisis político, estudio y documento sobre distintas realidades iba a tener obligatoriamente una “perspectiva de género”. Si bien la temática de la igualdad de género no abarca a un estudio total sobre diversidad, al menos se indicaba un rumbo. Hoy, el silencio de Abad omite o hacen pasar a un segundo plano, sus demostraciones de “amplitud por la diversidad”.
En los últimos tiempos ha sido una constante la omisión y el silencio del senador nacional y su último gran aporte a una postura simpática con los libertarios fue la de votar a favor de la permanencia en su banca del entonces senador nacional Edgardo Kueider.
Cabe recordar que a Kueider se lo atrapó “in fraganti” con más de 200 mil dólares en Paraguay, con fuertes sospechas de contrabando y de lavado de activos. Aparentemente eso no conmovió a Abad, quien votó en minoría acompañando a los libertarios.
Tal vez consciente de tamaña adulación a la Casa Rosada, Abad quiso distraer esa actitud con algún posteo reciente en el cual hace algún comentario de llamado de atención al gobierno nacional sobre las consecuencias de abandonar la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, tal crítica no se equipara con alguna crítica furtiva que podría hacer un partido que se precie de opositor o, al menos, esa fue la sensación en muchos pasillos legislativos y del centenario partido.
Con la mentalidad fría de un delantero de fútbol que quiere definir un penal, Abad ya centró todas sus miradas hacia la capital bonaerense y, precisamente, hacia la Casa de Gobierno, donde advierte la debilidad en ascenso del gobernador Axel Kicillof, a quien tratará de pedirle cargos para sus afectos y simpatizantes en poderosos organismos de control.
Crece su optimismo, en lo personal, cuando escucha que se desdoblarán las elecciones en la provincia y eso le permitirá apuntar, en exclusiva, contra el kirchnerismo, y allí podrá hablar a sus anchas sobre inseguridad, salud y educación, atacando exclusivamente al mandatario. En tal caso, lo hará olvidándose de hacer alguna referencia incómoda hacia Milei ni mucho menos a su socia, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien le debe su actual cargo de senador.
Abad entiende que estos tiempos le sonrien, pero no sonríen muchos de sus correligionarios quienes lo denostan por actitudes de pasividad frente a acciones del gobierno nacional que deberían ser fuertemente criticadas. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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