Luego de contraatacar en la Justicia contra su expareja, Alberto Fernández apuntó este domingo a la salud mental de Fabiola Yañez -a quien en la justicia trató de bipolar, psiquiátrica, extorsionadora y alcohólica- y, mientras volvió a negar que haya ejercido violencia contra la ex primera dama, sostuvo que por su denuncia de golpes quedó «descalificado» y el expresidente llegó a sentir que «no tenía futuro».
Al mismo tiempo, elogió a Tamara Pettinato como «una de las personas más divertidas» que conoció y circunscribió el video con ella bebiendo cerveza en la Casa Rosada a «un juego privado entre dos personas«.
«Realmente tenía un agobio anímico enorme porque me acusan por el tema de los seguros, y tengo la tranquilidad espiritual de saber lo que hice y saber como defenderme, como actuar», sostuvo Fernández sobre la causa de corrupción iniciada por una investigación de Clarín en la que se lo acusa de haber beneficiado a brokers, en especial, al esposo de su secretaria y amigo personal Héctor Martínez Sosa. «¿Pero cómo me defiendo de semejante mentira?», se preguntó, en cambio, ante la acusación de su exmujer, que mostró fotos de golpes que le mandó a su asistente María Cantero. «Porque además es un hecho estigmatizante en la sociedad moderna, un hombre golpeador es un hombre que queda descalificado».
Por esa denuncia impactante que surgió en los chats de su secretaria, el expresidente dijo haber tenido «un momento insoportable«, aunque negó que le haya dicho «me voy a pegar un tiro» a Yañez. «He sentido una impotencia enorme y seguramente mis palabras fueron muy angustiantes y seguramente ella percibió eso y seguramente yo sentí en ese momento que no tenía futuro”, aclaró.
Fernández intentó ser menos gráfico que en su presentación judicial «Fabiola tiene un problema de salud que yo creo que es determinante en todo esto que estamos viviendo», introdujo para luego hablar directamente de su salud mental. El expresidente mención «un momento de mucha depresión» de su ex, que la llevó a realizarse un aborto. «Fue una decisión de ella y siempre ha tenido un problema para asumir la idea de la maternidad. No fue conmigo, antes de conocerme, tenía ya un problema para resolver el tema de la maternidad, me parece que el tema la asustó», agregó sobre el punto.
Luego retomó el tema de la salud mental de la madre de su hijo Francisco, en el marco de la estrategia para rebatir las acusaciones de haber ejercido violencia física sobre ella. Le adjudicó «un nuevo proceso depresivo«, en 2017, cuando Yañez volvió de Londres y retomaron su relación.
Advertisement
Y luego pasó a las adicciones que le adjudica. “Ella tiene un problema de alcoholismo que tiene como diferentes etapas, y en una de sus etapas se pone muy violenta, insulta, dice cosas gravísimas y después se pone violenta físicamente. Y lo que yo hacía era esquivar eso, pero no era que yo la estaba agarrando. De verdad, lo que trataba era de agarrarle las muñecas para que no revoleara los brazos, y después generalmente se desmoronaba y entraba en un proceso de angustia muy profunda. De estas cosas me cuesta hablar insisto, porque son cuestiones que hacen mucho a la intimidad de ella. Y la verdad es que no tengo ninguna vocación de exponerla en este sentido”, sostuvo Fernández.
Las declaraciones de Fernández son parte de un extenso reportaje que le dio al diario Perfil y que se publicó este domingo. En ese contexto, negó haber pateado a Yáñez cuando estaba embarazada.
«En mi vida hice algo parecido a eso, quien me conoce sabe. No sé cómo pasó. Son esas cosas que ocurren casi mágicamente por imperio de lo mediático, pero yo pasé de ser un tibio a un agresor. No tengo la menor idea como ocurrió. La verdad es que no tiene nada que ver con mi conducta eso. ¿Cómo voy a patearla en el piso? Yo estuve 18 años casado con la mamá de Tani, y estuve 11, 12 años con Vilma (Ibarra, su ex secretaria de Legal y Técnica). Hasta el día de hoy tengo un vínculo espléndido con las dos y me siguen llamando y me siguen saludando para Navidad, para fin de año, y están preocupadas y me preguntan, ¿qué pasó, me volví loco un día?», sostuvo el expresidente.
La justicia sostuvo que el Polo Obrero dio origen a una “organización criminal”, de carácter “estable y permanente”, montada en base a una división de roles y con alcance nacional, la que fue sostenida al menos desde junio de 2020 hasta marzo de 2024. En ese lapso hubo un desvío de más de 300 millones de pesos que correspondían al plan Potenciar Trabajo. En su pedido de elevación a juicio de varios referentes de la agrupación por extorsiones, coacción y fraude al Estado, el fiscal Gerardo Pollicita explicó cómo los dirigentes sociales usaron para beneficio personal el dinero público.
“Esta organización tenía como finalidad cometer múltiples delitos en perjuicio de las personas en situación de alta vulnerabilidad socioeconómica y del Estado Nacional, con el fin de obtener un lucro indebido y el poder intrínseco derivado del manejo de miles de individuos”, escribió en un extenso dictamen el fiscal Pollicita.
A la cabeza de dicha estructura criminal se encuentra Eduardo Belliboni, como organizador junto a referentes nacionales como Jeremías Cantero, Gianna Puppo y Elizabeth del Carmen Palma. Después, como miembros en el ámbito territorial de esta ciudad, se acusó a los referentes María Isolda Dotti, Iván Ezequiel Candotti y Gustavo Vásquez.
Esta organización implementó un esquema de “extorsiones y amenazas coactivas con el fin de controlar y manejar —en lo que públicamente se ha denominado “gerenciamiento”— a miles de personas a lo largo y ancho del país”.
La maniobra garantizaba, remarcó Pollicita, “el poder de dirigirlas a su voluntad y sustraerles una parte del dinero que aquellos recibían del Estado como ayuda social, para lo cual corrompieron las facultades que le habían sido asignadas por el ex Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en el marco del Plan Potenciar Trabajo”.
Las planillas que para la fiscalía, exponen el lucro indebido del Polo Obrero.
Se trata de una nómina de 83.530 personas y los documentos incorporados al expediente,“revelaron que a todos ellos les sustraían parte del plan, lo que les permitió obtener importantes sumas de dinero”.
Advertisement
La recaudación esperada solamente entre agosto de 2023 y febrero de 2024 era mayor a 313 millones de pesos.
¿Qué sucedía con esos fondos?
La investigación a cargo del juzgado de Sebastián Casanello y el fiscal Pollicita, expuso un esquema de sustracción de fondos a través de lo que el Polo Obrero llamaba las “cápitas”. Es uno de los eslabones del fraude ocasionado al Estado Nacional “mediante la facturación apócrifa”.
En simultáneo, el Ministerio Público Fiscal describió, un mecanismo mediante el cual “obligaron a miles de personas en todo el país a movilizarse en las actividades a las que convocaban, lo que se erigió como la principal fuente de poder para los acusados”.
El Polo Obrero -sostiene el dictamen- firmó tres acuerdos en junio de 2020, 2021 y 2022 y los subsidios se concretaron en cuatro pagos a través de transferencias bancarias. La primera fue de 75 millones de pesos, la segunda de 37,5 millones de pesos, le siguió otra -ya en 2022- de 36,2 millones y en enero de 2023, un último pago de 37,5 millones de pesos.
La Cooperativa de Trabajo El Resplandor firmó dos acuerdos en junio de 2021 y diciembre de 2022. Fueron tres los desembolsos que se hicieron a favor de dicha organización: dos de 37,5 millones de pesos y el último en enero de 2023, por 99.900.000 pesos.
Hay más números. Cuando procesó a Belliboni y los demás acusados, el juzgado señaló que entre junio de 2020 y diciembre de 2022 el Polo Obrero y la Cooperativa El Resplandor manejaron 361 millones de pesos en concepto de subsidio institucional.
Advertisement
El juez federal determinó que el dinero que no respondía a los gastos volcados en las facturas “truchas”, se habría utilizado para sostener y financiar la actividad partidaria del Polo Obrero.
Lucro indebido
La fiscalía de Pollicita sostuvo que se empleaban facturas truchas y se simulaban gastos no concretados –al menos a través de las firmas Ediciones e Impresiones Rumbos SRL y Coxtex SA-, «para disfrazar el verdadero uso de una parte importante de los fondos”.
Se determinó que Cotex no tenía sede comercial y ni actividad real. La AFIP la definió como una “usina de facturas apócrifas”. En el marco del expediente que tramita en el juzgado de Casanello, se detectaron dos facturas por 5,1 millones de pesos.
Las planillas que para la fiscalía, exponen el lucro indebido del Polo Obrero.
En cuanto a la imprenta Rumbos, sin sede comercial, se detectaron 179 facturas por 31 millones de pesos.
La ruta de esos fondos no acababa allí. “El fin por el cual actuaron los imputados fue destinar el lucro indebido obtenido a través de las fuentes ilícitas al beneficio particular, tanto en provecho propio de los integrantes de la organización como en el financiamiento de su actividad político-partidaria”, explicó la fiscalía en su dictamen.
Los registros secuestrados en la sede del Polo Obrero y otros elementos de prueba recabados permitieron a los investigadores acreditar que los acusados “utilizaban los fondos ilícitos obtenidos para solventar gastos personales, cobrarse una suma fija de dinero mensual (que era registrado como “sueldo” o “renta”), percibir ingresos extraordinarios (bajo el concepto de “bono” y/o “aguinaldo”).
Junto a todo ello, la fiscalía también determinó que en algunos casos, los dirigentes sociales, “se apropiaron de alimentos o fondos de la asamblea”.
Advertisement
El circuito para quedarse con el dinero
Con esas pruebas, Pollicita concluyó que Eduardo Belliboni “utilizaba el dinero ilícito para su propio beneficio”.
A modo de ejemplo, se mostraron documentos que dan cuenta de una contabilidad paralela, “de las que se desprenden gastos como “nafta Chiquito”, “VISA Chiquito”, “estacionamiento y peaje Chiquito”, “viáticos Chiquito”, “farmacia Chiquito”; entre otros. «Chiquito» es el apodo de Belliboni.
El fiscal también estableció que el dirigente «disponía de un automóvil del Polo Obrero para su uso personal”.
Las planillas que para la fiscalía, exponen el lucro indebido del Polo Obrero.
A su vez, “la organización instauró una especie de ‘salario’ o ‘contraprestación’ para beneficio de los propios imputados, que se nutría tanto de las “cápitas” extraídas extorsivamente a las víctimas como de fondos del Estado Nacional y hasta del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
Entre los elementos de prueba citados que dan sustento a dicha acusación, se citó un mensaje del celular de Gianna Puppo enviado por ella el 26 de diciembre de 2023, titulado “liquidación de sueldos CABA septiembre” que muestra que varios de los acusados cobraban fondos mensuales de Potenciar Trabajo: —“Nexo doble”—, de “Veredas” —en clara alusión al programa Veredas Limpias— y de “Caja CABA” —lo que, como hemos visto, obedece a la recaudación de cápitas de la “regional CABA”—.
Para justificar esos desvíos también se usaban las «usinas de facturas truchas» como Ediciones e Impresiones Rumbos. En los allanamientos se dio con un listado de nombres, un número de CBU, el monto “a cobrar” por cada uno de ellos y, al final de todo, una columna que reza “a pagar por Rumbos”.
Estas sumas de dinero se asignaban los integrantes del Polo Obrero, de carácter mensual, y que según la documentación a veces, eran calificados como “renta” y, en el caso de Eduardo Belliboni “era de 522.500 pesos en marzo de 2024 —equivalentes a USD 585, a la cotización oficial de entonces (892)”, se detalló.
Advertisement
El sistema también preveía la asignación de pagos extraordinarios, como “bonos” y “aguinaldos” «a Belliboni, Cantero y Palma”, reveló la fiscalía.
Algo similar ocurría con parte del dinero del Programa Veredas Limpias porteño, que el Polo Obrero cobraba a través de la Cooperativa de Trabajo El Resplandor. Ese dato explica, a criterio del Ministerio Público Fiscal, la “inclusión del concepto de ‘veredas’ dentro de las diversas fuentes de ingreso de cada uno de los acusados, en la “liquidación de sueldos”.