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Ariel Lijo a la Corte Suprema, ¡Aguante la Confederación!

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El listado de objeciones e impugnaciones a los candidatos de la gestión Milei a la Corte Suprema de Justicia de la Nación constituye un récord histórico. Las mismas se acumulan por cientos, y refieren a la falta de idoneidad jurídica y ética de Ariel Lijo, lo cual, por evidente, no requiere mayores explicaciones. De Manuel García-Mansilla se señala el riesgo de conflictos de intereses, un currículo relevante pero endogámico, y un perfil extremadamente conservador, quizás reaccionario. A modo de trasfondo de ambas candidaturas, la pretensión del gobierno de constituir una Corte exclusivamente masculina, de lo cual emana un inocultable olor a naftalina.

El candidato Ariel Lijo expresa la negociación con un sector de la casta política judicial, la cual ha hecho de los negocios espurios el objeto de su actuación. Ese sector de la “casta” (en lo cual se entrecruzan políticos, empresarios, sindicalistas, jueces) necesita asegurar la impunidad y Lijo expresa esa justicia centrada en Comodoro Py que hace de la negociación con el poder el modo de existir. Para ser justos, ni es todo Comodoro Py, tampoco es sólo Comodoro Py, pues honestos hay en todos lados y corruptos también. Basta ver el comportamiento de algunos jueces federales de provincia cuya consonancia con el poder local es pornográfico.

Este candidato debería ser invotable para los senadores que creen que la decencia y la honestidad son un valor no negociable. Sin embargo, contra todo pronóstico razonable dicen los operadores que “el número está”. ¿Cómo es esto posible? La respuesta, a nuestro entender, está en la Confederación.

Cuando el senador Francisco Paoltroni le preguntó en la audiencia pública qué opinaba sobre la reelección indefinida del gobernador Insfrán (tema a decisión de la Corte Suprema), el candidato Lijo ni siquiera intentó eludir una respuesta alegando el eventual riesgo de prejuzgamiento.

“¿Qué opina usted de la reelección indefinida?, preguntó el senador recientemente expulsado del bloque libertario. “En el marco del federalismo las provincias pueden establecer distintos sistemas de elección del Gobernador”, respondió Lijo, adelantando que fallará a favor de Insfrán, pues entiende que el “federalismo” no permite a la Corte Suprema control sobre las instituciones de derecho público.

Lijo deja claro que no aplicará los criterios recientes de la Corte en el caso de San Juan (CSJ 561/2023 Evolución Liberal y otro c/ San Juan, Provincia de s/ amparo”) cuando la Corte dijo: “Que el equilibrio entre los valores del federalismo y aquellos que sustentan el sistema republicano explican que esta Corte intente ejercer su atribución de revisión judicial de las normas o actos provinciales con prudencia, limitando las declaraciones de inconstitucionalidad a los más excepcionales supuestos, pero sin soslayar la gravedad institucional que podría suponer convalidar comicios con ofertas electorales inconstitucionales” (Fallos: 336:2148, considerando 10) y en igual sentido el caso Tucumán (CSJ 687/2023 Partido por la Justicia Social c/ Tucumán, Provincia de s/ amparo).

Tampoco se siente obligado por la Opinión Consultiva OC-28/21 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual estableció que “la prohibición de la reelección presidencial indefinida busca evitar que una persona se perpetúe en el poder y, de este modo, asegurar el pluralismo político, la alternancia en el poder, así como proteger el sistema de frenos y contrapesos que garantizan la separación de poderes“, y concluyera, en jurisprudencia obligatoria, que Lijo debería conocer, que “la habilitación de la reelección presidencial indefinida es contraria a los principios de una democracia representativa y, por ende, a las obligaciones establecidas en la Convención Americana y Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”.

Sin duda el gran avance registrado en la función de control de la Corte Suprema en los últimos años fue haber abandonado el criterio que establecía que “las cuestiones de derechos público local” no eran revisables por la Corte, y aceptar revisar esas cuestiones, cuando se había violado el sistema republicano de gobierno, por aplicación el artículo 5 de la Constitución.

Ese cambio de criterio, desarrollado ampliamente en “Sotelo” (Fallos 335 II. SAIJ: FA12000226) posibilitó que la Corte recorriera el saludable camino de controlar los regímenes federales para impedir que la “autonomía” sea el pretexto para entronizar feudos antidemocráticos, como sucede en Formosa, y como amenazaba a Tucumán y San Juan. Sin embargo, para Lijo el “federalismo” legitima todo.

Queda así expuesto el punto de consenso que puede explicar la eventual designación de Lijo, que no es la impunidad de Cristina Kirchner, difícil ya de justificar la suma de voluntades, sino el aseguramiento de todos gobernadores de una Corte que les garantice la impunidad y la no intervención del gobierno federal en los cada vez más cerrados feudos provinciales. Y lamentablemente, al observar algunos posicionamientos y silencios parece que tal objetivo es transversal a los partidos políticos.

Lijo aparece, así, como garante de la “Liga de Gobernadores” que, ante la virtual pulverización de los partidos políticos, parecen pretender ocupar la totalidad del escenario político. La “Federación” de estados autónomos, limitados en sus malas prácticas por una Corte Federal dispuesta a poner algunos límites y modelar sistemas republicanos un poco más decorosos, llegará a su fin. Una nueva mayoría, conformada por advenedizos y retrógrados, estará llamado a legitimar, so pretexto de la autonomía provincial, toda forma de caudillismo y negocios espurios en los estados provinciales.

Volveremos a ser la “confederación” previa a la Constitución, en la cual cada caudillo manejará las cosas a su antojo y los poderes concentrados negociarán con ellos y distribuirán ganancias ante una sociedad dominada y empobrecida. El “modelo formoseño” reproducido en todo el país. Los senadores de Gildo Insfrán ya tienes sus votos listos para asegurar la continuidad del eterno caudillo formoseño y su reelección eterna. Resta ver si quedan reservas éticas en otros sectores o partidos para poner freno a este proyecto de retroceso al siglo XIX, o el mismo se concretará. Si así fuera tendremos que despedirnos de la República y observar el regreso al pasado, y asumir los costos de vivir con una Constitución que no se aplicará fuera de los estrechos márgenes de la Avenida General Paz.

  • El autor es diputado nacional por la Unión Cívica Radical (Formosa) y ex juez federal.
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Una nueva encuesta midió la credibilidad de Milei y lo mostraron con la nariz de Pinocho

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Desde que Javier Milei asumió la presidencia, Zuban Córdoba es la consultora que muestra los números más críticos del oficialismo, incluso por encima de firmas vinculadas al kirchnerismo puro como Analogías.

En su último sondeo, esta encuestadora que dirigen los analistas Paola Zuban (especializada en el consumo y el mundo de los negocios) y Gustavo Córdoba (conocido analista político) midió un tema sensible: la credibilidad del Presidente.

Y la carátula del informe viene con una ilustración muy polémica, que muestra a Milei con la nariz de Pinocho. ¿Lo tratan de mentiroso?

«Primero pensamos en poner la cara de un Milei sonriente y uno enojado, como variante de ‘le cree’ y ‘no le cree’. Pero vimos que era un recurso muy utilizado. Y como las respuestas sobre credibilidad le dieron relativamente mal, elegimos la nariz de Pinoche. Es un recurso que también tenemos nosotros para llamar la atención«, explicaron en la consultora.

La portada de la encuesta de Zuban Córdoba, con Milei con la nariz de Pinocho.

El relevamiento incluyó 2.300 casos entrevistados en todo el país entre el 6 y el 9 de septiembre, con +/- 2,04% de margen de error. De arranque hay un análisis sobre la credibilidad, con esta pregunta como disparador: «¿Cuál es el valor de la palabra en la política argentina?».

«La palabra supo ser el gran ordenador de nuestra vida cívica. Los discursos de nuestros representantes estuvieron marcados a fuego en la historia. Pero esa jerarquía parece haberse perdido. La palabra de nuestros dirigentes vale cada vez menos y eso erosiona también la calidad de nuestras instituciones».

«En este informe decidimos profundizar sobre el estudio de la palabra presidencial e indagamos la opinión ciudadana desde dos ópticas: credibilidad, con la valoración que la sociedad le da a distintas frases pronunciadas por el presidente Milei en el reportaje concedido al periodista Luis Majul y evaluamos también la confianza en el presidente y las instituciones».

«Hay un fenómeno llamativo: la gente cree que muchas de las frases dichas por el presidente recientemente son mentiras. A modo de ejemplo: el 70,6 % cree que es mentira que ‘el poder adquisitivo de jubilados voló’ y un porcentaje aún mayor (76,2%) opina que es mentira que ‘las tarifas de agua, luz y gas están regaladas'».

No le cree más del 60%

El cuadro que analizó las frases de Milei en aquel reportaje es muy duro. Se pregunta por 10 definiciones del Presidente. En todas, la opción «mentira» supera el 60% de las respuestas.

La frase más creíble fue: «Estamos arrasando con la inseguridad». Pero apenas sumó 27,6% de «verdad» como contestación.

En el otro polo, la menos creíble resultó: «El poder adquisitivo en dólares de los jubilados voló». Sólo para el 13,2% es «verdad».

«El uso de la mentira en política no es nuevo, pero no por ello deja de ser preocupante. En esta línea, de un estudio real preocupante. En esta línea, de un estudio realizado por Laura Zommer y Mario Riorda para Chequeado, se desprende que entre 2010 y 2018 el 49,86% de los discursos políticos analizados fueron considerados ‘totalmente falsos’, ‘insostenibles’, ‘engañosos’ o ‘apresurados’«, agrega el informe en sus conclusiones.

Aprobación de gestión y expectativas, también en baja

Más allá de la polémica por la credibilidad y la ilustración de Milei con la nariz de Pinocho, en la parte más tradicional del informe, los datos de coyuntura también le dan a la baja al Presidente.

En esto, coincide con otros sondeos que empiezan a mostrar un desgaste en los números del oficialismo en las encuestas, al calor (o al frío en realidad) de la recesión.

Como consuelo para los libertarios, y tal como viene contando Clarín, esta merma no se traslada a otros espacios/dirigentes. E incluso los pronósticos electorales de cara a la estratégica elección legislativa 2025, le suelen dar bien al Gobierno.

Aprobación de la gestión y dirección del país




Fuente: Zuban Córdoba
Infografía: Clarín

Volviendo a los datos de la encuesta de Zuban Córdoba, dos variables clave terminan con similar balance negativo: la aprobación de la gestión y el rumbo del país. En el primer caso, 42,3% aprueba y 57,3% desaprueba; en el segundo, el 39,5% cree que el camino es el correcto y el 55,1%, el incorrecto.

Pero más allá de la foto se septiembre, lo más preocupante -siempre según los números de esta consultora- es que las dos variables vienen en caída.

Expectativas económicas




Fuente: Zuban Córdoba
Infografía: Clarín

Eso sobre el presente. Y en cuanto al futuro, las expectativas sobre la situación del país (un insumo clave para cualquier gobernante, porque la ilusión de la gente se relaciona con la paciencia que puede tener a la espera de mejoras) también quedan en rojo: el 30,5% es optimista de acá a un año y el 42,7%, pesimista.

En la consultora creen que la caída del rating que mostró la última cadena nacional respecto a la del 1 de marzo, sobre todo en los canales de aire, se condice con la baja en los números que anticipaba la encuesta.

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