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POLITICA

Casa Histórica de Tucumán: porqué se le dice “casita”, cuantas veces la demolieron y ¿quedó algo original?

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“Le debemos la reconstrucción a dos fotos fundamentales de Ángel Paganelli, que datan de 1869″, señala Juan Pablo Bulacio, guía del Museo Casa Histórica de la Independencia. “En una de las fotos se ve a Amalia y Gertrudis Zavalía, las bisnietas de Francisca Bazán de Laguna, dueña de la casa cuando se firmó la Independencia. Más tarde, en 1874, a ellas el Estado les pagó 25.000 pesos para comprarla, tras la expropiación que había sido unos años antes”, señala Bulacio mientras caminamos por la casa convertida en museo.

“En 1876, con Avellaneda, la Casa Histórica fue convertida en Oficina de Correo, le derribaron el frente barroco con columnas torsas y levantaron una fachada neoclásica. El Salón de la Jura permanecía cerrado y algo abandonado, pero cada tanto un empleado abría el candado para que la gente lo pudiera ver”, agrega mientras en la primera sala del museo vemos las imágenes de entonces.

Junto al Salón de la Jura, Amalia y Gertrudis Zavalía, las bisnietas de Francisca Bazán de Laguna.El Salón de la Jura permanece original.El frente de la casa a fines del siglo XIX.

Además, en un sector de la sala hay fotos de un grupo de estudiantes que hacían “peregrinaciones patrias” para manifestarse en pos de que la casa vuelva a su aspecto colonial original. Bulacio cuenta que, con Julio Argentino Roca como presidente, en 1904, el edificio volvió a cambiar. “Levantaron un gran templete afrancesado, que protegía y exponía el salón, con un balcón para verlo desde arriba. Algunos piensan que por eso se le empezó a decir ‘casita de Tucumán’, aunque la mayoría se refería al salón como el ‘rancho primitivo’”, cuenta el guía. Recién en 1943 se le encargó a Mario Buschiazzo, famoso arquitecto de la época, que derribara el templete y reconstruyera la Casa Histórica con su fachada original de 1816.

Fachada del templete que cubría y exponía el Salón de la Jura.

¿Los colores? Buschiazzo la pintó de amarillo claro porque así era en el imaginario popular. El artista Genaro Pérez la había pintado de amarillo y verde en 1895 y así se había reproducido en revistas y libros escolares. Recién varios años más tarde la pintaron de azul y blanco, como era originalmente. “Los documentos históricos dan cuenta de que tenía las paredes blanqueadas a la cal con marcos y ventanas en azul de Prusia. En la colonia todo se registraba en detalle”, explica el guía mientras avanzamos por las salas dedicadas a la previa de la Declaración de la Independencia.

Un largo camino

Entre mapas, maquetas e infografías sobre las circunstancias previas al 9 de Julio de 1816, Bulacio relata cómo se fue dando el proceso. “En 1810 los criollos habían empezado su lucha contra la corona española. Hacía poco se había dado la Revolución francesa, que cuestionaba a la monarquía y sostenía la idea de soberanía popular. Con el surgimiento de Napoleón Bonaparte y su invasión a España en 1808, se había desatado la crisis de la monarquía al tomar prisionero al rey Fernando VII”, señala el guía.

Pintura de la casa Buschiazzo.

Luego avanza unos años para repasar otro hecho clave: el Éxodo Jujeño. “El 23 de agosto de 1812 Belgrano se retiró de Jujuy con toda su gente y mando a quemar los campos para que los realistas no puedan conseguir nada. El Ejército del Norte venía retirándose desde el Alto Perú, tras el desastre de Huaqui liderado por Castelli. Al llegar a Jujuy, los realistas encontraron la tierra arrasada. Belgrano asumió el mando y llegó a Tucumán con el plan de seguir en retirada porque sentía que no se podía enfrentar a los realistas. Sin embargo, el pueblo tucumano le brindó su apoyo con caballadas, recursos y hombres. Así fue como el 24 de septiembre de 1812 libró la Batalla de Tucumán, una de las más importantes de la Independencia y la ganó con los gauchos, que no eran soldados, sino jinetes avezados y valientes”, cuenta Bulacio y acota que la victoria se replicó en Salta.

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“Sin embargo, hacía 1815 los patriotas no lograban terminar organizarse y prevalecía el caos y la anarquía. A esa altura, Fernando VII había vuelto al trono de España y estaba decidido a aplastar los focos revolucionaros de América. Lo había logrado en México, Colombia, Venezuela y Chile. Sólo le restaba el Río de la Plata. En ese contexto, la última carta que les quedaba era volver a convocar un congreso y reunirse”, apunta Bulacio.

Retratos de los congresales.En la biblioteca de la Casa Museo conservan un libro que se llama Homenaje al Augusto Congreso de Tucumán. Lo hizo un grupo de maestras para el centenario de la Declaración de la Independencia.

“La idea era el que Congreso no fuera en Buenos Aires y para Tucumán resultaba un buen premio tras la Batalla”, señala sobre la elección de la ciudad sede. Agrega que la casa de Francisca Bazán de Laguna de Laguna –que había alojado las tropas y había sido almacén de guerra– fue propuesta por Bernabé Aráoz en tratativas con Juan Venancio Laguna, uno de los hijos de la familia propietaria. Y repasa que el Congreso de Tucumán estaba integrado por Buenos Aires, Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Santiago, Tucumán, Salta, Jujuy y Charcas, Chichas y Mizque (del Alto Perú). Funcionó desde marzo de 1816 hasta febrero de 1817, cuando se mudó a Buenos Aires.

Muros que son testigo

Una vez dentro del Salón de la Jura el patriotismo se respira. La sencillez y la solemnidad de la sala resume los valores de otro tiempo. Bulacio remarca que la sala es lo único que siempre permaneció original de la casa, con sus pisos, muros y carpintería. “La mesa de la jura, prestada por Bernabé Araoz, es original. En cambio, las sillas son reproducciones”, detalla. Y agrega que durante el Congreso había sesiones todos los días. Las autoridades –que cambiaban todos los meses y en julio estaba Laprida– se sentaban adelante; los congresales –muchos eran sacerdotes–, de frente, en una especie de semicírculo; y el pueblo estaba en galerías y patios, porque la sesión era pública. Había edecanes, porteros y sirvientes que mantenían el lugar en orden.

El Salón de la Jura dentro del templete de 1904.

“Desde mediados de mayo se debatía la declaración de la Independencia. Era complicado porque España había recuperado su rey y se había puesto intransigente. La clave fue la reunión –a puertas cerradas– del 6 de Julio, entre Belgrano y los congresales. Belgrano había estado en Europa, en Londres, y había vuelto convencido de que los realistas querían la sumisión. ‘Si antes la costumbre era republicarlo todo, ahora la idea es monarquizarlo todo’, les aseguró a los congresales. Por eso tres días después declararon la Independencia con la convicción de que era la única alternativa”, detalla Bulacio y agrega que la sesión empezó a las 9 de la mañana y terminó a las 17. Se cree que el Acta de la Independencia se firmó a las 14 horas.

Una réplica del acta, en el Salón de la Jura.Jardines internos de la Casa Histórica de Tucumán.

Sobre el aquel papel fundamental de nuestra historia, señala: “Es muy parecida al Acta de la Independencia de Estados Unidos, de 1776, que había circulado de contrabando por los puertos porque estaba prohibido leerla. El corazón (lo más fuerte) de nuestra acta dice: ‘Es voluntad unánime é indubitable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban á los reyes de España, recuperar los derechos, de que fueron despojados, é investirse del alto carácter de nación libre é independiente del rey Fernando 7, sus sucesores y metrópoli’. Fue escrita por Mariano Serrano, representante de Charcas. Mientras que Juan José Paso, que era secretario del Congreso, la leyó en voz alta para el pueblo. Les preguntó: ‘¿Quieren formar una nación libre e independiente de los reyes de España?’. Todos aclamaron que sí”.

Las salas están muy bien puestas y son didácticas.El arte de Lola Mora en la Casa Histórica.

Y sigue: “La Declaración de la Independencia fue todo un símbolo. Se terminaba la ambigüedad. Ahora podrían tomar decisiones, armar ejércitos y era fundamental para que San Martín pudiera cruzar los Andes para liberar Chile como jefe de un ejército libre y soberano. Lo hizo al año siguiente. Sin embargo, la verdadera independencia ocurrió en 1824, con la Batalla de Ayacucho, en Perú. Fue la batalla decisiva de los ejércitos americanos en el último reducto de los realistas. España fue derrotada y aceptó que había perdido América. Aunque recién el 21 de septiembre de 1863 reconoció la Independencia de nuestro país”.

Datos útiles

Museo Casa Histórica de la Independencia. Dirigido por el Dr. José María Posse, es fundamental para entender nuestra historia. Propone un recorrido cronológico por salas que repasan los cambios estructurales de la casa y el contexto histórico de la Declaración de la Independencia. Entrar al Salón de la Jura –que permanece original– es toda una experiencia. Lunes, de 16 a 20; martes a viernes de 9 a 13 y 15 a 19; fin de semana, de 9 a 20 hs. Visitas guiadas a las 10, 11, 16 y 17.30 horas. Gratis. Hay un espectáculo Luces y Sonidos de la Independencia, que se proyecta sobre la fachada de la Casa Histórica, de jueves a domingos y feriados, a las 20.30 hs. Entrada $ 4.500. Congreso de Tucumán 141. T: +54 (381) 431-0826

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POLITICA

Kicillof avanza con un plan para quedarse con Aerolíneas: “Abrimos contactos con Nación”

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El gobierno de la provincia de Buenos Aires, liderado por Axel Kicillof, ratificó su interés en participar en la gestión de Aerolíneas Argentinas si la Nación decide avanzar con su privatización. Según Carlos Bianco, ministro de Gobierno bonaerense, ya se han iniciado contactos formales con la Casa Rosada para explorar acuerdos y garantizar la continuidad de la aerolínea.

“Por instrucción del gobernador Kicillof, nos comunicamos con autoridades nacionales para establecer una mesa de trabajo. Queremos garantizar la conectividad y evitar que la provincia sea perjudicada en un eventual proceso de privatización.”

Desde la Nación, sin embargo, funcionarios de la Secretaría de Transporte aseguraron que hasta el momento no han recibido comunicaciones formales al respecto.

Francos criticó a Kicillof por querer quedarse con Aerolíneas: “Las cuentas de la provincia no las arregla nadie”

El equipo de Kicillof diseñó cuatro alternativas para asumir un rol activo en la gestión de la aerolínea de bandera, cada una con diferentes niveles de intervención:

Apoyo técnico a trabajadores: En caso de que los empleados se conviertan en accionistas mayoritarios a través del Programa de Propiedad Participada, la provincia brindaría asistencia técnica y logística, sin comprometer recursos financieros propios.

Participación parcial: Buenos Aires podría adquirir un porcentaje del paquete accionario, compartiendo la gestión con los empleados o con otras provincias interesadas.

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Adquisición total: la provincia no descarta comprar la totalidad de las acciones de Aerolíneas, de manera individual o en conjunto con otras jurisdicciones, si el Estado nacional decide transferir el control.

Acción judicial: como última opción, Kicillof considera llevar el caso a la Corte Suprema para frenar la privatización, argumentando los impactos negativos que esto tendría sobre la conectividad y la economía provincial.

Los libertarios salieron al cruce de Kicillof por Aerolíneas: “Tiene la cara de amianto”

Aerolíneas, una pieza clave

Para el gobierno bonaerense, Aerolíneas Argentinas no solo representa un medio de transporte, sino también un instrumento estratégico para el desarrollo económico y la integración territorial. Según fuentes cercanas a Kicillof, perder el control de la aerolínea podría derivar en una reducción de rutas clave que afectan principalmente a sectores alejados de los grandes centros urbanos.

Desde la administración provincial aseguran que su interés no es solo económico, sino también social y político, ya que la conectividad aérea es esencial para mantener el dinamismo económico en regiones más vulnerables.

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