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Causa Vialidad: rechazaron el pedido de Cristina Kirchner de suspender las audiencias y apartar al fiscal

Cristina Fernández de Kirchner recusó al fiscal que lleva la causa Vialidad. Foto: Télam.La expresidenta pidió recusar al fiscal que pidió agravar la condena en su contra. (Foto: Télam)

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La Cámara de Casación rechazó el pedido de Cristina Fernández de Kirchner, quien este miércoles solicitó suspender las audiencias que se llevan adelante para revisar su condena de seis años de prisión en la causa Vialidad. Además, la exvicepresidenta había pedido apartar al fiscal Mario Villar, que había reclamado duplicar su pena, y al juez Diego Barroetaveña.

En respuesta a su solicitud, la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal resolvió rechazar in limine, es decir, sin más trámite, “los planteos de recusación formulados por la defensa particular de Cristina Fernández de Kirchner respecto del señor juez Diego G. Barroetaveña y del señor Fiscal General, Mario A. Villar; con costas (arts. 530 y 531 CPPN)”.

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Según el escrito presentado por la defensa de Cristina Kirchner, existen “circunstancias objetivas” que ponen en crisis la objetividad del fiscal. También pidieron recusar al juez Diego Barroetaveña, al que cuestionaron su imparcialidad en el caso.

“A fin de evitar posibles nulidades, respetuosamente solicitamos que se suspendan las audiencias fijadas en autos en los términos previstos en el art. 465 in fine del CPPN, hasta tanto el presente planteo sea resuelto por sentencia firme”, sostenía la presentación judicial.

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Fernández se convirtió en la primera vicepresidenta en ejercicio del poder con una condena por corrupción. El lunes, Villar había pedido agravar la pena contra la expresidenta y que se la condene a 12 años de prisión. Mientras tanto, la Cámara Federal de Casación Penal ya comenzó a revisar su condena a seis años de prisión.

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La expresidenta pidió recusar al fiscal que pidió agravar la condena en su contra. (Foto: Télam)
La expresidenta pidió recusar al fiscal que pidió agravar la condena en su contra. (Foto: Télam)

El cuestionamiento del abogado Carlos Berardi se sustentaba en las posiciones encontradas en las acusaciones respecto de las presuntas asociaciones ilícitas que integró la expresidenta. “Lejos de obrar en forma objetiva, el fiscal Mario Villar ha sostenido posiciones antagónicas en las causas a su conocimiento, dirigidas a mantener pretensiones punitivas a todo trance en contra de la expresidenta de la Nación”, remarcaba.

Y agregó: “Así, por un lado, en el marco de las causas “Hotesur” y “Los Sauces”, el fiscal Villar postuló la existencia de dos supuestas asociaciones ilícitas diferenciadas y perfectamente escindibles, mientras ahora en este expediente, para obtener la condena de nuestra asistida, el nombrado afirma que se trata de una única banda criminal”.

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Por el lado del magistrado Barroetaveña, se lo apuntaba por el fallo de Casación que revocó el sobreseimiento en las causas Hotesur y Los Sauces. “Más allá de la línea argumental desarrollada por los magistrados, lo cierto es que al haber revocado aquel sobreseimiento, dejando subsistente la imputación por el delito de lavado de activos, los jueces habilitaron a que la fiscalía, como teoría del caso, pueda seguir sosteniendo que la asociación ilícita atribuida a Cristina Fernández de Kirchner también tuvo como propósito llevar a cabo maniobras de blanqueo de capitales”, aseguraron.

Sin embargo, horas después de haber realizado este planteo, el tribunal se reunió y rechazó las recusaciones de Cristina Fernández de Kirchner “por improcedentes”.

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El gobierno dio la señal de largada este lunes, cuando utilizó la nueva señal oficial, La Nación +, para que sus ministros y publicistas atacaran sin piedad a Axel Kicillof. Hasta ahora, el gobernador provincial había sido desplazado a un segundo plano, como consecuencia de un entendimiento mutuo entre el oficialismo y Cristina Fernández de Kirchner para elegirse como antagonistas. Era una decisión favorable para ambos: para Javier Milei, porque Cristina podría imponerse, no sin esfuerzo, dentro del panperonismo, pero nunca ganar una elección, sobre todo si se tratara de un balotaje presidencial. ¿Por qué hacer referencia a una eventual elección presidencial en un año de intermedias legislativas? La respuesta es sencilla: este año, más que la composición del Congreso Nacional, lo que está en juego es la instalación de candidaturas para las presidenciales de 2027. ¿Qué ganaba Cristina con una grieta con Milei? La posibilidad de mantener algo de su antiguo liderazgo, aunque fuese a costa de condenar al panperonismo a la derrota.

Para desazón de la expresidenta y del actual presidente, el gobierno recibió dos novedades muy negativas en los últimos días. La primera, impensada para el estratega oficial Santiago Caputo, quien redactó el discurso de Davos, fue la reacción mayoritaria de la sociedad argentina de rechazo a la descalificación y amenazas de las minorías sexuales. En esa negativa se incluyó, necesariamente, una negativa rotunda al discurso neofascista y autoritario pronunciado por un presidente que, tal vez por primera vez, debió salir a aclarar lo que supuestamente había querido decir, aunque confirmando cada uno de los ítems de esa alocución. En las redes sociales, ese discurso lo costó caer de casi un 70 por ciento de posteos favorables a un 37 por ciento, pronunciándose las críticas en un terreno que siempre había sido fértil para LLA.

Esa señal negativa se tradujo en actos autoconvocados en defensa de la diversidad, con la asistencia de más de 1 millón de personas que desafiaron el tórrido verano, las vacaciones y el feriado. Lo peor para el gobierno no fue que algún espacio partidario pudiera apropiarse de la representación de ese descontento, sino que, una vez más –como ya sucedió con las marchas universitarias- que la sociedad demostró que es capaz de tomar la iniciativa, ante la orfandad en que la dejaron las fuerzas políticas tradicionales. De manera concomitante, muchos de los participantes fueron votantes de Milei descontentos con los conceptos vertidos en ese discurso, y quién sabe con cuantos aspectos más de las políticas implementadas. En un año electoral, equivale a jugar con fuego.

La segunda mala noticia para el gobierno fueron las encuestas que señalan que, si bien Cristina podría imponerse en una interna, en caso de que el candidato fuera Axel Kicillof, podría triunfar en un eventual balotaje, ya que no es objeto de odio de parte del gorilismo cultural inserto en las clases medias argentinas. Estos datos confirmaron que resulta absurdo confrontar contra Cristina, cuando el sujeto de cuidado es el gobernador bonaerense. Por esta razón, la pantalla de La Nación + destinó su programación de inauguración del mes de febrero a bombardearlo, a través de la intervención de los publicistas rentados y de las principales figuras de la gestión. El tema elegido fue la inseguridad, denunciándose la pretendida ola de asesinatos que afrontaría la provincia de Buenos Aires, y hasta uno de los operadores periodísticos sugirió la alternativa de la intervención federal. Una vez más, el discurso oficial se tiñó de imprecisiones y falacias. Los asesinatos en la PBA vienen bajando con cada gestión desde los años duros de Carlos Ruckauf, y los números de Kicillof son inferiores en un 50 por ciento a los que presenta la mismísima Montevideo. Miente, miente, que algo quedará.

Frente a su desplazamiento del eje central de la escena, Cristina salió a reclamar su perdido protagonismo, y en sus redes sociales trató de “cachivache” a Milei y le recomendó “que vaya al psiquiatra”. Un gesto de impotencia, sin duda, condicionado por el temor ante lo inevitable: Kicillof ya decidió disociar las elecciones, y este sábado, en Mar del Plata, organizará el primero de los actos destinados a instalar a sus candidatos y respaldarlos en el territorio. Si el panperonismo irá con una o dos listas dependerá del tino de la expresidenta. Pero, con el inicio de febrero, quedó en claro que la nueva grieta tiene como términos a Javier Milei y Axel Kicillof. La renovación de la política, tanto tiempo dilatada, parece comenzar a concretarse, con una brutalidad y velocidad sorprendente. O no tanto, ya que los “tiempos fuertes” de la política y de la historia nunca son pausados. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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