Camila Lomonaco explicó que comenzó a trabajar en el Banco Ciudad en 2001, donde luego, en 2008, pasó a asistir directamente a Federico Sturzenegger. Desde su puesto, observó una serie de irregularidades en los procesos de licitación y apertura de cuentas, prácticas que señaló como sospechosas. “Me pedían que abriera cuentas sin los documentos correspondientes; era algo completamente irregular”, comentó.

Camila fue testigo de situaciones donde se le exigía abrir cuentas a nombre de empresas que no cumplían los requisitos legales. La presión aumentaba a medida que ella intentaba reportar estas prácticas internamente: “Vengo de una familia que siempre me inculcó que la corrupción mata, y denuncié estas prácticas a Recursos Humanos y a otras áreas de control”.

“Me citaron en una oficina y empezó el calvario”

Lomonaco relató cómo en una ocasión fue citada por tres funcionarios del banco, a quienes identificó como Saffirio Claudio, Gustavo Mastracchio y Carlos Ivaldi, quienes la sometieron a un acto de violencia sexual. “Eran aproximadamente las 18.00 o 19.00, yo cerraba la sucursal cuando ellos me llamaron a una oficina. Al entrar, ya estaban tomando whisky. No esperaba lo que sucedió después”.

Según Camila, en un acto de brutalidad, los tres hombres la agredieron físicamente. “Me tiraron sobre la mesa, me violentaron y se turnaron para abusar de mí mientras intentaba resistirme. Fue un momento de terror, pensé que me mataban”, expresó conmovida.

Además, la denunciante narró cómo intentaron manipularla para que dejara de denunciar las irregularidades. “Antes me ofrecieron dinero y un cargo. Rechacé todo, no iba a dejarme corromper, pero luego recurrieron a la violencia”.

«Me tuve que operar en el hospital Alemán. Tuve que sufrir una mutilación. Tuve que firmar un consentimiento para que me automutilen como mujer, porque me tuvieron que sacar grándulas de la vagina del grado de deterioro que la tenía por el estado en el que estaba», reveló.

“La Justicia no me quiso escuchar”

La exsecretaria declaró que su caso fue inicialmente recibido en la Fiscalía N° 39, pero, según ella, la fiscal no quiso aceptar la denuncia contra Sturzenegger. “Me dijeron que no podía denunciar a un funcionario de alto nivel, que lo que decía sería eliminado de mi testimonio”, explicó Lomonaco, quien insistió en que su denuncia fue desestimada injustamente durante la pandemia, cuando se le otorgó falta de mérito a los acusados.

Un pedido de justicia

Camila, quien ha luchado por años para visibilizar este caso, aún busca justicia. Frente a la falta de respuestas, recurrió a las redes sociales para compartir su historia y concientizar sobre el abuso de poder en el ámbito laboral. “Espero que al contar mi historia, otras mujeres que hayan sufrido situaciones similares encuentren el valor para hablar y exigir justicia”, concluyó.

«Me tiraron una bomba, destruyeron mi vida», afirmó al describir la gravedad de las consecuencias que sufrió desde que hizo la denuncia. Según relató, su situación personal y familiar se ha deteriorado notablemente: “A mi papá le dieron una paliza; ahora tiene desprendimiento de retina, Parkinson, hipertensión y diabetes. No hay derecho para lo que estamos viviendo”, denunció con evidente angustia.

A lo largo de la entrevista, Lomonaco describió el calvario que ha atravesado y la presión constante que ha sentido desde que decidió hablar. “Yo denuncié esto desde el momento en que pasó, en todas las instancias y fueros posibles, y siempre me archivaron las causas. Ellos dicen ser los buenos, la ‘fuerza del cielo’, pero son la fuerza del infierno, vienen a destruir”, acusó.

El sufrimiento de su familia fue otro de los temas en los que profundizó: «Mi hermana se tuvo que mudar a Alemania porque no soportaba más el acoso y las amenazas. Mi hijo tampoco tiene garantías de seguridad; está amenazado y ya no puede ir a su escuela técnica. La fiscalía decidió que tenga clases en casa, pero yo no quiero que arruinen la vida de mi hijo como arruinaron la mía», lamentó.

Lomonaco también destacó que ha intentado buscar ayuda de figuras políticas de alto perfil. “Pedí audiencia con Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, pero no obtuve respuestas. A Bullrich incluso la cité como testigo con pruebas de WhatsApp, pero se rió en mi cara y la causa fue archivada nuevamente”, afirmó indignada.

Con una voz quebrada, Lomonaco expresó el desgaste emocional que le ha producido esta situación y su desesperación por una vida normal. “Solo quiero abrir la puerta de mi casa y ver a la gente sonreír, como antes. Pero estoy segura de que me van a matar”, expresó, aunque intentó calmar su propia angustia y entre llantos.

Finalmente, hizo un llamado a que la sociedad tome conciencia y actúe para que nadie más sufra lo que ella ha vivido: “Todos los días de mi vida le pido a Dios una oportunidad, la oportunidad de darnos cuenta de que las cosas tienen que cambiar. No podemos seguir destruyéndonos entre nosotros”, concluyó-(www.REALPOLITIK.com.ar)

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