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Deuda por coparticipación: cuánta plata le reclamará Jorge Macri a Luis Caputo en la cumbre de este jueves

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La relación entre el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y la Casa Rosada es probablemente la más sólida que construyó Javier Milei en casi cuatro meses de gestión. Trabajo coordinado en cuestiones de seguridad frente a los piquetes y, sobre todo, buena predisposición entre ambas partes destacan en un vínculo que es preexistente: desde antes de ser jefe de Gobierno, Jorge Macri resaltaba su buena sintonía con el entonces candidato presidencial, que también lo valoraba públicamente.

Pero hay un foco de conflicto que trasciende a Macri y a Milei, y que en la actualidad, y hacia adelante, los pone en veredas opuestas a la hora de negociar. Se trata de la millonaria deuda por coparticipación a la Ciudad que el libertario heredó de la presidencia de Alberto Fernández, que se inició en septiembre de 2020, en plena pandemia, y que todavía sigue sin saldar.

Casualidad, o no, el entonces intendente de Vicente López estuvo presente en la Quinta de Olivos ese 9 de septiembre de 2020, cuando Fernández les anunció a todos los intendentes bonaerenses que asistieron a la cita, incluidos los de Juntos por el Cambio, que en pos de resolver el conflicto salarial de las fuerzas de seguridad bonaerenses, había tomado la decisión de crear el Fondo de Fortalecimiento Fiscal, que le quitaba inicialmente 1,18 punto de coparticipación a los porteños para dárselo al gobierno de Axel Kicillof.

Eran tiempos en lo que Fernández y Kicillof cultivaban un diálogo amable y constructivo con el entonces jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta debido al trabajo conjunto frente al coronavirus. Hasta ese día, cuando Larreta se enteró por un mensaje de WhatsApp que lo iban a desfinanciar. Lo que vino fue historia conocida: un reclamo en la Justicia vía cautelar y también ante la Corte Suprema por el fondo, que tardaría años en resolverse. O, en realidad, sigue sin una solución final.

Jorge Macri, con Javier Milei y Victoria Villarruel. Foto: Marcelo Carroll.Jorge Macri, con Javier Milei y Victoria Villarruel. Foto: Marcelo Carroll.

¿Cuánto dinero le reclama Ciudad a Nación?

Este jueves, en simultáneo con la reunión que en la Rosada tendrán representantes del Gobierno con los gobernadores de Juntos por el Cambio, Jorge Macri se verá con el ministro de Economía Luis Caputo por segunda vez en el año, en busca de llegar a un acuerdo por la coparticipación porteña.

«Yo voy a estar con Caputo porque me parece una reunión más urgente. Desde el punto de vista práctico seguimos igual que antes: hay un fallo, el gobierno anterior no lo cumplió, éste todavía tampoco», señaló en una entrevista radial el alcalde porteño, aclarando que a la cumbre en Rosada irá la vicejefa de Gobierno, Clara Muzzio.

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Aunque no se diga públicamente, la paciencia con el mileísmo, a 90 días de la primera cita entre Macri y Caputo, se está acabando. Aquel 4 de enero, el Gobierno porteño destacó la buena voluntad de parte de la Nación y remarcó que se comprende que la actual gestión no fue parte de la discusión previa del reclamo así como la situación económica del país.

Se coincidió también en que se trató de una buena primera reunión, en la que el Gobierno Nacional no desconoció la situación legal de la Ciudad. Además, el Ministerio de Economía se comprometió a interiorizarse en los detalles técnicos. De esa cumbre, además de Macri y el jefe de Gabinete Néstor Grindetti, fue Gustavo Arengo, el ministro de Finanzas porteño. Por el lado del gobierno estuvieron Caputo y varios de sus asesores del equipo económico.

Luis Caputo se reunió con el Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y con asesores de ambos equipos.Luis Caputo se reunió con el Jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, y con asesores de ambos equipos.

Desde poco después de la poda decidida por Alberto Fernández, la Ciudad viene recibiendo el 1,4% de la coparticipación, a partir del incumplimiento de la Rosada. El goteo de fondos que reclama la Ciudad, y que se debe transferir vía Banco Nación, es de 2,95%. La Corte Suprema de Justicia avaló en diciembre de 2022 la cautelar para que el Ejecutivo le pague a la administración porteña esos fondos, pero Alberto Fernández incumplió el fallo en una causa que todavía no tiene sentencia de fondo del máximo tribunal.

El crecimiento de la deuda de Nación con los porteños en estos años fue exponencial. Desde que falló la Corte, hace 15 meses, se calcula en $ 522.114 millones la deuda por coparticipación a la Ciudad. Sólo en la última semana de 2022 se le debieron $ 9.095 millones, a los que se agregaron $ 348.651 millones en 2023 y otros $ 168.358 millones en el primer trimestre de este año, de acuerdo a los cálculos en Uspallata.

Esa cuenta no contempla intereses ni tampoco inflación, por lo que la suma adeudada asciende a unos $ 1,2 billones en términos reales. Eso es lo que viene reclamando Ciudad, es lo que va a volver a plantear Macri y es la letra chica que el Gobierno, más allá de reconocer la legalidad del reclamo, intentará negociar de manera favorable.

La expectativa en el fallo de la Corte Suprema

Mientras en la Corte Suprema las principales intrigas pasan por saber qué sucederá con la designación, o no, de los dos candidatos que nominó el Ejecutivo para sumarse, la decisión de fondo que debe tomar el máximo tribunal en torno a los fondos porteños es esperada por la administración de Jorge Macri.

En un momento de buen feedback institucional con el Gobierno, parece difícil que el Máximo Tribunal se exprese sobre la cuestión en un período corto de tiempo. Lo que la Corte espera, siempre en estos casos, es que primero resuelva la política, es decir, que se llegue a un acuerdo entre Nación y Ciudad, escenario más viable en relación a otros años, cuando gobernaba el kirchnerismo. El tira y afloje, no obstante, existe.

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En la Ciudad esperan poder resolver un tema que viene de mucho tiempo y que obligó a ajustar su presupuesto en los siguientes tres años de gestión de Rodríguez Larreta. Esa deuda original surgida desde Nación por la quita de recursos porteños, se terminó compensando con la reducción de un 10% del gasto corriente, un freno a las obras y renegociando contratos, aunque especialmente con el impuesto a las tarjetas de crédito -ya eliminado-, más la aplicación de Ingresos Brutos a las Leliq, todavía vigente y que se eliminará una vez que se le pague la coparticipación correspondiente definida por la Corte Suprema.



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Qué implica un acuerdo de reciprocidad de aranceles con Estados Unidos y la diferencia con uno de libre comercio

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Si hasta hace días Javier Milei afirmaba que su prioridad externa era la firma de un Acuerdo de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, este sábado, viró su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) y dijo: «Argentina quiere ser el primer país del mundo en sumarse a este acuerdo de reciprocidad que pide la administración Trump en materia comercial». Añadió: “Si no estuviéramos restringidos por el Mercosur, Argentina ya estaría trabajando en un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos que sea mutuamente beneficioso”.

Una y otra son cosas distintas. Para empezar a entender el giro del mandatario argentino hay que remitirse a la nueva y disruptiva política comercial, proteccionista, de esta nueva presidencia de Donald Trump, que empezó el 20 de enero.

A mediados de este mes, el republicano anunció que impondrá aranceles recíprocos y prácticas comerciales a los países que comercien con Estados Unidos. Además, en lo que es considerado por sus propios socios como una nueva “guerra comercial”, le impuso el 10% de aranceles a China; el 25% a sus vecinos y socios, Canadá y México, y el 25% a todo el acero y al aluminio que entra a su país, en lo que sí afecta a empresas de Argentina como Techint y Aluar.

Un acuerdo de libre comercio como el que el Mercosur venía negociando con la Unión Europea es un pacto entre dos o más países para eliminar barreras comerciales y promover el intercambio de bienes y servicios, que pueden llegar incluso a tener aranceles cero. El bloque que integran de manera fundante Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay -Venezuela está suspendida y Bolivia estaba en camino de entrar- no le permite a ningún país firmar un TLC si no es con todos los miembros, por lo que Milei ha lanzado algunas amenazas con irse del Mercosur si una negociación con Estados Unidos lo tentara más.

Sin embargo, la misma política proteccionista no lo llega a poner en ese dilema por ahora. A partir de la reciprocidad que impone Trump, el Departamento de Comercio debería empezar a examinar los aranceles que los otros países aplican a Estados Unidos para luego ellos aplicar esos mismos.

Expertos consultados por Clarín afirman que detrás de ese planteo existe una primera duda y es la de cómo Estados Unidos va armar las posiciones arancelarias con cada uno de los más de 190 países del mundo. Sólo por mencionarlo, su Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) abarca unas 3.500 posiciones arancelarias con la eliminación de aranceles.

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Es probable, afirman otras fuentes consultadas, que en el gobierno argentino le hayan dicho a Milei que técnicamente es imposible firmar un TLC clásico con Estados Unidos, contrariamente a lo que dijeron, inesperadamente, en las últimas horas, dirigentes de la American Chamber de Argentina. Y por eso, el mandatario habla ahora en la misma sintonía de Trump, con quien se comparó varias veces este sábado, y comenzó a hablar de reciprocidad en los aranceles con los que Trump busca revertir el déficit comercial de su país.

Entre los otros problemas que se presentan, surge uno central: los mercados de Argentina y Estados Unidos no son complementarios, son competitivos. Sobre una balanza comercial de U$S 16.300 millones en 2024, la Argentina tienen un déficit de U$S 2.200 millones.

Argentina produce básicamente productos primarios. Estados Unidos también. Estados Unidos, además de bienes primarios, produce muchos bienes (industrializados y primarios) que la Argentina no produce. Entonces, un acuerdo con los Estados Unidos es complejo para la Argentina, cuyo fuerte es la agricultura, aunque ahora también crezca el negocio de la minería y la energía. Pero las de Estados Unidos también.

Durante la gestión en Cancillería de Diana Mondino y su ex secretario de Comercio Internacional, Marcelo Cima, se firmó un importante acuerdo para el comercio de minerales críticos, como litio y acero, que pedían la Rosada y Economía. Se desconoce si la cancillería Gerardo Werthein lo continúa. La secretaria de la General, Karina Milei, le había pedido al embajador Luis María Kreckler -en reemplazo temporal de Cima- un plan para llegar a un TLC con EE.UU. a pedido del Presidente. El Gobierno debería explicar ahora cómo se trabajará en un plan basado en la Reciprocidad.

El sistema comercial actual global se basa en el principio de la «nación más favorecida» (MFN), donde los aranceles reducidos para un miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se aplican a todos los demás. Las naciones pueden reducir los aranceles por debajo del nivel de MFN para socios específicos cuando entran en un acuerdo de libre comercio. Es la llamada tarifa aplicada.

No está claro lo que va a hacer el gobierno de Trump con este esquema del que es critico desde el primer gobierno del republicano y hay hasta filosofía económica al respecto como la de su ex jefe de Comercio, Robert Lighthizer. Se estima que su propuesta de reciprocidad es una idea de negociación de Trump. Una más.

Lo que varios analistas consideraron que podría ocurrir y eso sí es positivo para la Argentina es que Estados Unidos empiece a pensar en el hecho de que como muchos -y sobre todo para el trumpismo- proponga avanzar en un acuerdo plurilateral donde estén sus aliados. Y eso sería volver a un GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), que fue previo a la OMC y por el que no existía la cláusula de nación más favorecida.

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¿Qué significa el principio de NMF? Que si un país le da un beneficio comercial a otro, se lo tiene que dar a todos. Estados Unidos no quiere eso. Estados Unidos lo que quiere es reciprocidad. Entonces quiere volver al GATT: le da un beneficio a un país y ese otro país le da el beneficio a EE.UU. En una especie de acuerdo plurilateral. La pregunta es si alguien en la actual administración argentina entiende ello.

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