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El adiós a un guerrero: quién era Juan Izquierdo, el “agradecido a la vida” que le cumplió la promesa a su abuelo

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Es imposible no empezar este artículo recordando lo que le decía Juan Izquierdo hace un año, cuando fue el héroe del Liverpool campeón del Torneo Intermedio: “Aprendí mucho a valorar cuando tengo salud, que parece normal”.

Es imposible no hacer énfasis en que a los pocos días de haber sido padre por primera vez, a comienzos de 2022, sufrió una dura fractura y dejó de jugar al fútbol por seis meses, pero al final de esa temporada dijo: “El año que viene la voy a romper en donde sea”.

Es imposible no recordar su amistoso —y último— saludo en el Parque Saroldi hace dos domingos, después de un 3-3 amargo para Nacional contra River, en una noche en la que tuvo varios dolores de cabeza y todos sus compañeros se retiraron cabizbajos.

Pero aún así, lo imposible siempre fue posible para Juan, que antes de que su abuelo muriera le prometió que saldría campeón uruguayo con Liverpool y lo terminó cumpliendo, a fines de 2023. “No compro con nada la felicidad y toda la paz que siento. Hace unos meses se me fue mi abuelo y antes de que partiera se lo prometí y lo pude cumplir. El diario de campeón lo quiero para un futuro, para poner en mi barbacoa”, nos dijo en su momento.

Lo imposible siempre fue posible para Juan, que a los 16 pensó en dejar el fútbol y pasó varias mañanas revistiendo baños y colaborando en limpieza pegado a Nelson, su padre e ídolo. Que durante la pandemia era un soldador aficionado y se ganaba la vida peleando por un lugar en el primer equipo de Wanderers. Que festejaba siempre sus goles pensando en Selena, su señora, y su hija de dos años y medio. Que hace 10 días fue padre por segunda vez y hoy la vida quiso que hasta aquí llegara su historia.

“Había días en los que llegaba a casa re triste, pero, por suerte, tengo a una mujer que vale oro y que me hacía ver el lado positivo de las cosas. El apoyo de ella fue fundamental”, decía un año atrás un noble Juan Izquierdo, que falleció este martes 27 de agosto agosto a sus 27 años luego de una batalla interminable en el Hospital Albert Einstein.

Se fue a lo grande: defendiendo la camiseta de Nacional y trabajando de lo que más le gustaba. Respaldado por compañeros que le comentaban las fotos y le decían desde “negrón”, “pariente” hasta “hermano” y que en el Estadio Morumbí corrieron desesperados a él, sin pensarlo, cuando le vino una arritmia cardíaca.

Juan Izquierdo celebra en la victoria de Liverpool sobre Defensor por la final del Torneo Intermedio 2023.Foto: Darwin Borrelli

Perfil bajo, Izquierdo era un jugador muy distinto a todos. Los que tuvimos el gusto de conocerlo sabemos que no pensaba en lujos, casi no presumía sus redes y era el soldado número uno de sus entrenadores así no jugara. El aval lo puede dar el Memo Diego López, que aunque prácticamente no lo utilizó, fue el técnico que más lo marcó en su carrera.

Era de esos que hasta te pedían disculpas cuando no podía contestar: “Disculpame, me quedan mensaje para atrás y no estoy con el celular por estar con la gorda. Ya tiene dos años y aquella está por parir en agosto. Pero estoy ATR. Vos sabés que contás conmigo”.

Un pibe con una infancia sana, alejada de los lujos, pero muy cerca de los amigos del corazón que eran su competencia en los picados de fútbol en la calle. Un hombre que cumplió su sueño, que nunca cambió y se tomó mejor que nadie la llegada de Sebastián Coates, pese a que en el fondo, sabía, significaba que dejaría de ser titular: “No pasa nada. Tocará aprender. Es un monstruo”.

Así era Juan, un muchacho que pasó toda su niñez jugando a la pelota, sin los últimos championes o el mejor celular, pero con la familia siempre unida. Que alguna vez se enojó cuando en Twitter una radio sacó de contexto sus declaraciones y que, tal vez sin quererlo, también trasladó ese temperamento de guerrero hasta adentro de una cancha. Aunque eso sí: no había maldad alguna en esos 1,84 metros de alto.

Juan Izquierdo junto a sus compañeros en Nacional

Hoy todos conocen el lado trágico y seguramente se queden con la imagen triste de lo que pasó en São Paulo. Sin embargo, es más oportuno pensar en que a Juan Manuel Izquierdo el fútbol le devolvió la sonrisa. Y que después de volverse muchas veces con los ojos llenos de lágrimas, terminó colgándose la medalla de campeón en Liverpool y tuvo su revancha en Nacional.

Él, ya sea como zaguero, padre o hijo, estará por siempre en los corazones de Sandra, Nelson, Selena y su hermana Sofía. Y recuerden: “Todo aunque parezca fácil, cuesta”.

Su legado quedará abrazado a la bandera de la humildad y el respeto a sus seres queridos. “Mi padre no me dejaba trabajar, pero si yo quería ir me hacía levantar de mañana y trataba de inculcarme que las cosas cuestan. Era más que nada para hacerle compañía y hablar de la vida. Esos pequeños gestos me dejaron una enseñanza que le quiero inculcar el día de mañana a mi hija. Todo aunque parezca fácil, cuesta”.

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Otro capítulo de la interna del Gobierno: Villarruel esquiva las fotos de las derrotas en el Senado

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Victoria Villarruel juega su propio partido, arma su agenda con actividades en el interior del país tratando de fortalecer su imagen pública y busca de mantener una base de votos. Eso puede explicar la ausencia de la vicepresidenta en cada foto del recinto del Senado en la que el Gobierno cayó derrotado, ya sea por iniciativa del kirchnerismo o del radicalismo.

Esto se repitió este jueves cuando el oficialismo tuvo un doble tropiezo en el Congreso cuando la oposición en su conjunto convirtió en ley el proyecto de financiamiento de las universidades, una propuesta que Javier Milei ya anunció que vetará por su impacto en el equilibrio fiscal. Obviamente el presidente está confiado en que podrá repetir lo ocurrido con el veto de la ley de movilidad jubilatoria que Diputados ratificó al asegurarse un poco más de un cuarto de la Cámara.

En la oposición ya hacen una lectura de la situación y entienden que el oficialismo tiene los votos para ratificar el futuro veto, incluso con mayor facilidad que emitido para frenar el aumento a los jubilados.

El otro revés que sufrió el Gobierno y que sin duda tendrá un impacto político más importante tiene que ver con el rechazo al DNU 656 que otorgó fondos millonarios a la SIDE para gastos reservados. Hay que reconocer que la vicepresidenta hizo lo posible para evitar que el kirchnerismo concrete su objetivo, pero no pudo evitar que Milei se convierta en el primer presidente de la historia al que le revotan un DNU.

En rigor, antes del inicio de la sesión sabía tanto ella como el secretario parlamentario Agustín Giustinian que la oposición terminaría colando el controvertido decreto que otorgó más de $100 mil millones para gastos en inteligencia. Aún así no tuvo más salida que mantener la sesión para aprobar el proyecto de Boleta Única de Papel (BUP), una iniciativa que la propia vice venía fogoneando desde que asumió la presidencia del Senado y que no tuvo en los primeros meses el apoyo de la Casa Rosada.

Victoria Villarruel en uno de los momentos en que participó en la sesión del Senado. Foto: Federico López Claro.

Justamente, la propuesta que reforma el sistema de votación, aprobada con 39 a favor y 30 en contra (todos del peronismo), fue la única votación que contó con la presencia de la vicepresidenta. Villarruel abrió el debate y comandó la consagración de la BUP que venían reclamando desde la Presidencia para ponerla en práctica a partir de las elecciones legislativas del próximo año.

Villarruel no estuvo para la aprobación de financiamiento universitario y la caída del DNU

Sin embargo, cuando arrancó el debate de la ley de financiamiento universitario, Villarruel cedió el sillón de la presidencia a Bartolomé Abdala, el senador caído en desgracia después de revelar, casi en forma infantil, que tenia 15 asesores y la mayoría estaba en San Luis porque su objetivo es ser candidato a gobernador de su provincia.

Revisando los antecedentes de las sesiones, hay un dato que marca la decisión de Villarruel de evitar ser el rostro de la derrota del Gobierno. Desde el inicio del período ordinario de sesiones, la vicepresidenta sólo estuvo en una de las sesiones en las que el oficialismo fue derrotado. Ocurrió en marzo, cuando la oposición se unificó para voltear el mega DNU 70/23, que impulsaba una amplía apertura de la economía y modifica unas 300 leyes. El tema quedó cajoneado en Diputados, donde el oficialismo lo mantiene blindado, a la espera de que se resuelva su judicialización.

La vice también participó activamente en la sesión de abril en la que se aprobaron pliegos de los embajadores. Hubo algunos cuestionamiento al actual embajador en Israel el rabino Axel Wahnish, quien busca llevar la sede diplomática a Jerusalén, en sintonía con lo resuelto en su momento por el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Bartolomé Abdala durante el debate por el financiamiento de las universidades. Foto: Federico López ClaroBartolomé Abdala durante el debate por el financiamiento de las universidades. Foto: Federico López Claro

En aquella sesión también se aprobaron los pliegos de los embajadores Guillermo Nielsen (Paraguay), Gerardo Werthein (Estados Unidos), Mariano Caucino (India) Ian Sielecki (Francia) y Sonia Cavallo (OEA), hija del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo.

El momento en que Villarruel tuvo una participación estelar fue el 13 de junio y estuvo presente a la hora de la votación de la Ley Bases cuando dio un fuerte discurso de barricada destacando que «los argentinos habían votado un cambio». La votación terminó empatada en 36 y la vicepresidenta tuvo que desempatar dejando una frase con sello personal: «Para esos argentinos que merecen recuperar el orgullo de ser argentino, mi voto es afirmativo». Aquel momento le sirvió como para aliviar la presión interna del Gobierno.

Pero días después, el 4 de julio, cuando el kirchnerismo intentó colar en una sesión el proyecto de movilidad jubilatoria tampoco estuvo presente Villarruel, quien volvió a ser reemplazada por Abdala en el estrado de la presidencia. Aquella jornada, el radicalismo le tiró un salvavidas y el Gobierno celebró como un triunfo haber postergado unos días lo que se concretó el 22 de agosto con la aprobación de la nueva fórmula de actualización de las jubilaciones que Milei terminó vetando.

El juez federal Ariel Lijo durante la audiencia pública en el Senado.FOTO DANIEL VIDES NAEl juez federal Ariel Lijo durante la audiencia pública en el Senado.FOTO DANIEL VIDES NA

Está claro que la vicepresidenta retacea su apoyo al Gobierno en aquellos temas que le puede tener un costo político grave. No militó por el pliego de Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia e incluso se puso de la vereda de Javier Milei al apuntar que el juez federal «no tiene los pergaminos» para integrar el máximo tribunal. Una sentencia que terminó por congelar no sólo esa nominación sino también la de Manuel García-Mansilla, el otro postulante del Presidente.

Se viene el Presupuesto 2025 y la vice ya recibió la invitación para el domingo, cuando Milei presentará la propuesta en el recinto de Diputados. Ahora habrá que esperar que margen de maniobra le dará el Gobierno en la negociación para buscar un triunfo.

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